La xenofobia junto con la paranoia engendra imbéciles que son capaces de realizar acciones estúpidas y mezquinas. El Senador de EE.UU. Chuck Schumer, que representa a Nueva York, es el caso más reciente.
Por George Koo
La CRRC Corporation Limited de China ofreció aportar $50 millones para ayudar a la Ciudad de Nueva York a desarrollar y diseñar nuevos vagones de trenes de última generación, para reemplazar el material rodante en mal estado en el sistema de trenes subterráneos más grande de Estados Unidos, que tiene más de un siglo.
¿Cuál fue la reacción de Schumer? Exigir inmediatamente que el gobierno federal de EE.UU. examinara completamente esta propuesta, basándose en el temor de que China pudiera usar los vagones para espiar a Estados Unidos.
¡Te lo puedes creer! Imagine a millones de personas empleadas en Beijing para escuchar las conversaciones diarias en las líneas IRT (Interborough Rapid Transit) e IND (Independent Subway System). “Hola Joe, ¿cómo está la familia? ¿Piensas que los Yankees ganarán el banderín este año?”. Blah, blah, blah. ¡Como sí los Five Eyes (Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos) ya no espiaran a sus propios ciudadanos! Pero la paranoía no acaba allí.
Espionaje “granos de arena”
¡Lo siguiente que sabemos es que, al juntar trocitos de información, los chinos habrían robado el diseño ultra secreto de un misil de múltiples cabezas! ¿Ridículo? Sí, pero hay precedentes para esta línea de presunciones ilógicas.
Hace veinte años, durante el auge de la histeria alrededor del científico de Los Alamos, el Dr. Wen Ho Lee, un experto interno del FBI sobre China afirmó públicamente que Pekín realizó el espionaje de manera diferente, bajo un enfoque llamado “granos de arena”.
En ese momento, Paul Moore, ex jefe de contrainteligencia, afirmó que Beijing se basaba en fragmentos aleatorios de información recopilada por los chinos nativos que viven en los EE.UU. —cada uno de ellos un granito de arena— que cuando se juntaban en Pekín, se convertían en los diseños de armas más secretas de Estados Unidos.
La paranoía racial contra los chinos
Cuando Schumer le pidió al Departamento de Comercio que revisara la propuesta del CRRC, él pudo haber estado influenciado por la idea de Moore sobre la forma china de espiar. Sin embargo, es posible que el senador no supiera que Moore, mientras estaba en el FBI, solía estar sentado al lado Robert Hanssen, el agente doble soviético más letal dentro del FBI. Y Moore tampoco lo sabía.
Moore podía sospechar de tres chinos conversar en una fiesta como si estuvieran pasando secretos a China, pero nunca vio a su amigo, Hanssen, como un espía de la Unión Soviética. Pero su sesgo racial contra los chinos no era el de un individuo aislado, sino que reflejaba un sesgo institucional del FBI como organización.
El año pasado, el director del FBI, Christopher Wray, testificó en el Congreso que los espías chinos estaban en todas partes, que China utiliza coleccionistas de inteligencia no tradicionales y representa una amenaza para toda la sociedad. Palabras que difieren ligeramente de las de Moore, pero que están enraizadas en el mismo prejuicio racial sin cambios durante al menos dos décadas.
Tecnología china de avanzada
Ahora bien, en caso de que usted se lo pregunte, la CRRC es el mayor fabricante mundial de vagones de ferrocarril. Como una medida de la tecnología avanzada que posee, CRRC anunció recientemente que había desarrollado un tren de levitación magnética (Maglev) que irá tan rápido como a 600 km / h.
En los EE.UU., la CRRC ya ha ganado contratos para construir trenes subterráneos de reemplazo para las grandes ciudades de Boston, Chicago, Los Ángeles y Filadelfia. El acuerdo comercial es básicamente similar para las cuatro ciudades. La CRRC enviaría las carcasas exteriores de los autos a los Estados Unidos para su ensamblaje, en Springfield, Massachusetts, para Boston y fuera de Chicago para las otras tres ciudades.
Trabajo para los estadounidenses
Todos los componentes que van dentro de los armazones serían fabricados o adquiridos desde los EE.UU. Así, el contenido local superaría el 60%. Cada una de las dos plantas de ensamblaje emplearía 150 o más trabajadores.
El resultado tangible de los dos acuerdos es que las cuatro ciudades obtendrán vagones de metro de última generación que son más livianos, silenciosos, seguros y al menos un 20% más barato que las ofertas de la competencia. Los ahorros para cada una de las ciudades valdrían más de $100 millones cuando se terminen los pedidos.
EE.UU. no tiene fabricantes
Desde que Pullman cerró sus operaciones hace décadas, los EE.UU. no han tenido ningún fabricante capaz de fabricar vagones para pasajeros. Ahora, con la cooperación del CRRC, los EE.UU. tendrán dos operaciones en diferentes partes de los EE.UU.
Los acuerdos del CRRC en EE.UU. implican la transferencia de tecnología de China a los Estados Unidos, ninguno robado de EE.UU., ya que EE.UU. no tenía ninguna. Aun así, quedan locos que se oponen a la presencia china en el sistema ferroviario estadounidense.
Uno de ellos es la Rail Security Alliance, que se describe a sí misma como una coalición de fabricantes de vagones de carga. Aparentemente, esta organización teme por la seguridad y protección de los pasajeros que viajan en trenes fabricados por la CRRC. Su verdadera agenda, sin embargo, es el temor de que la CRRC se mueva a su próximo terreno y se haga cargo también de la fabricación de vagones de carga.
Las alternativas mucho más caro
No se puede culpar a los fabricantes de vehículos de carga por querer proteger sus medios de vida, ¿pero qué pasa con Nueva York, Washington y otros sistemas de tránsito metropolitanos que tienen déficits anuales? Si no pueden comprar a CRRC, los siguientes fabricantes de material rodante más grandes del mundo son Siemens y Alstom. Desafortunadamente, las ciudades estadounidenses no pueden pagar los precios que cobran estas compañías “caucásicas”.
Para los políticos de Washington, es fácil decir que no compren a China, pero ¿dónde están los fondos suplementarios para las autoridades de tránsito, a fin de que puedan comprar vagones de metro “blancos”?
Chuck Schumer, como líder de la minoría en el Senado de los Estados Unidos, es una parte muy importante del establishment disfuncional en Washington. Este grupo de personas sabe cómo atacar, discutir e incluso mentir según lo requiera la ocasión, pero no saben cómo hacer que las cosas funcionen.
Schumer y sus cohortes entienden que reparar y reconstruir la infraestructura de Estados Unidos es la más alta prioridad nacional. Pero no tienen ni idea de cómo empezar; solo saben que no quieren que las empresas chinas como la CRRC echen una mano.
¿Qué tan idiota es eso?
El Dr. George Koo se retiró recientemente de una firma global de servicios de asesoría sobre estrategias y operaciones comerciales en China. Educado en el MIT, el Instituto Stevens y la Universidad de Santa Clara, es el fundador y ex director general de International Strategic Alliances. Actualmente es miembro de la junta de Freschfield’s, una novedosa plataforma de construcción ecológica.
Fuente: https://www.asiatimes.com/2019/05/opinion/help-the-american-imbeciles-are-coming/
Traducción: A. Mondragón
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