Por Pepe Escobar
Comencemos con la historia de una cumbre que desaparece súbitamente.
Cada agosto, el liderazgo del Partido Comunista Chino (PCCh) converge en la ciudad de Beidaihe, un balneario a unas dos horas de Beijing, para discutir las políticas de alto nivel que luego se fusionan con las estrategias de planificación clave, que se aprobarán en la sesión plenaria del Comité Central del PCCh en octubre.
El ritual de Beidaihe fue establecido nada menos que por el gran timonel Mao, quien amaba la ciudad donde, no por accidente, el emperador Qin, el unificador de China en el Siglo III a.C., tenía un palacio.
Pero en el 2020, el notorio Año de Vivir Peligrosamente, hasta ahora, no es de extrañar que el cónclave de Beidaihe no estuviera a la vista. Sin embargo, la invisibilidad de Beidaihe no significa que no sucedió.
Las evidencias de que sucedió
La primera evidencia fue el hecho de que el Primer Ministro, Li Keqiang, simplemente desapareció de la vista del público durante casi dos semanas, después de que el presidente Xi presidiera una reunión crucial del Politburó a fines de julio, donde lo que se presentó fue nada menos que la estrategia de desarrollo de China durante los próximos 15 años.
Entonces, Li Keqiang resurgió presidiendo una sesión especial del todopoderoso Consejo de Estado, justo cuando el principal ideólogo del PCCh, Wang Huning –quien resulta ser el número 5 en el Politburó– apareció como invitado especial en una reunión de la Federación de la Juventud de Toda China.
Lo que aún es más intrigante es que, al lado de Wang, uno encontrara a Ding Xuexiang, nada menos que el jefe de gabinete del presidente Xi, así como otros tres miembros del Politburó.
En esta variación de “ahora los ves, ahora no los ves”, el hecho de que todos aparecieran al unísono, después de una ausencia de casi dos semanas, llevó a los agudos observadores chinos a concluir que Beidaihe, de hecho, tuvo lugar. Incluso si no se hubieran detectado signos visibles de acción política junto al mar. Los informes semioficiales es que no se produjo ninguna reunión en Beidaihe, debido al Covid-19.
Sin embargo, la segunda evidencia es la que puede cerrar el círculo totalmente. La ya famosa reunión del Politburó a finales de julio, presidida por Xi, que será sellada por la sesión plenaria del Comité Central en octubre. Traducción: los contornos de la hoja de ruta estratégica que tenemos por delante ya habían sido aprobados por consenso. No hubo necesidad de ir a Beidaihe para continuar las discusiones.
¿Globos de ensayo o política oficial?
La trama se complica cuando se tiene en cuenta una serie de globos de ensayo, que comenzaron a flotar hace unos días en determinados medios chinos. Éstos son algunos de los puntos clave.
1. En el frente de la guerra comercial, Beijing no cerrará las empresas estadounidenses que ya operan en China. Pero las empresas que quieran ingresar al mercado de las finanzas, la tecnología de la información, la atención médica y los servicios educativos, no serán aprobadas.
2. Beijing no se desprenderá de su masiva tenencia de Bonos del Tesoro de Estados Unidos, pero –como ya sucede– la desinversión se acelerará. El año pasado, eso ascendió a $100 mil millones. Hasta fines del 2020, eso podría alcanzar los $300 mil millones.
3. La internacionalización del yuan, también como era de esperarse, se acelerará. Eso incluirá la configuración de los parámetros finales para la liquidación de los dólares estadounidenses a través del sistema chino CHIPS, previendo la posibilidad incandescente de que Pekín sea desconectado del SWIFT por el régimen de Trump, o quien esté en el poder en la Casa Blanca después de enero del 2021.
4. En lo que en toda China se interpreta como el frente de la “guerra de espectro total”, en su mayoría una Guerra Híbrida lanzada por EE.UU., el EPL ha sido puesto en alerta de Etapa 3, y todos los permisos de descanso militar se cancelarán durante el resto de 2020. Habrá un impulso concertado para aumentar el gasto integral en defensa al 4% del PIB y acelerar el desarrollo de armas nucleares. Los detalles seguramente surgirán durante la reunión del Comité Central en octubre.
5. El énfasis general está en un espíritu muy chino de la autosuficiencia y en la construcción de lo que puede definirse como un sistema económico nacional de “circulación dual”: la consolidación del proyecto de integración Euroasiática, que se ejecuta en paralelo a un mecanismo global de establecimiento del yuan.
Una mentalidad-movilización de guerra
Dentro de este impulso está lo que se ha descrito como – la mentalidad– “para abandonar firmemente todas las ilusiones sobre Estados Unidos y llevar a cabo una movilización de guerra con nuestro pueblo. Promoveremos vigorosamente la guerra para resistir la agresión de Estados Unidos (…) Usaremos una mentalidad de guerra para dirigir la economía nacional (…) Prepárese para la interrupción total de las relaciones con Estados Unidos”.
No está claro, tal como está, si estos son solo globos de ensayo difundidos entre la opinión pública china o decisiones tomadas en la Beidaihe “invisible”. Así que todas las miradas estarán puestas en qué tipo de lenguaje se empaquetará esta alarmante configuración, cuando el Comité Central presente su planificación estratégica en octubre. Y es significativo tener en cuenta que eso sucederá a unas semanas antes de las elecciones estadounidenses.
Todo es sobre la continuidad
Todo lo anterior refleja, en cierta medida, un reciente debate en Amsterdam, sobre lo que constituye la “amenaza” china para Occidente. Aquí están los puntos principales.
1. China refuerza constantemente su modelo económico híbrido, que es una rareza absoluta a nivel mundial: no es de propiedad totalmente pública, ni es una economía de mercado.
2. El nivel de patriotismo es asombroso: Cuando los chinos se enfrentan a un enemigo extranjero, 1,400 millones de personas actúan como uno solo. [Nota del Traductor: Con una mentalidad Xin Ren, “Confiamos el uno al otro, en todos los sentidos, todo el tiempo”.]
3. Los mecanismos nacionales tienen una fuerza tremenda: Una vez que se establece una política, nada bloquea el uso pleno de los recursos financieros, materiales y de mano de obra de China.
4. China ha establecido el sistema industrial consecutivo más completo del planeta, sin interferencia extranjera si es necesario (bueno, siempre queda por resolver el asunto de los semiconductores para Huawei).
¿La Nueva Era China del Siglo XXI y después?
China planea no solo en años, sino en décadas [Nota del Traductor: También piensa en siglos o eras]. Los planes de cinco años se complementan con planes de diez años y, como mostró la reunión presidida por Xi, planes de 15 años. La Iniciativa Belt and Road (BRI) es de hecho un plan de casi 40 años, diseñado en el 2013 para completarse en el 2049.
Y la continuidad es el nombre del juego –cuando uno piensa que los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica, desarrollados por primera vez en 1949 y luego expandidos por Zhou Enlai en la conferencia de Bandung en 1955, están grabados en piedra como las directrices de la política exterior de China.
El Colectivo Qiao, un grupo independiente que promueve el qiao (“puente” o los lazos) con la estratégicamente importante huaqiao (“la diáspora china en ultramar”), está en lo cierto cuando ellos señalan que Beijing nunca proclamó un modelo chino como una solución a los problemas globales. Lo que ensalzan son las soluciones chinas a las condiciones chinas específicas.
El núcleo de la política exterior del PCCh
También hacen un comentario contundente de que el materialismo histórico es incompatible con la democracia liberal capitalista, que impone la austeridad y el cambio de régimen en los sistemas nacionales, moldeándolos hacia modelos preconcebidos.
Eso siempre nos remite al núcleo de la política exterior del PCCh: cada nación debe trazar un rumbo que se ajuste a sus condiciones nacionales.
Y eso revela los contornos totales de lo que puede describirse, razonablemente, como una meritocracia centralizada con características confucianas y socialistas: un paradigma de civilización diferente, que la “nación indispensable” todavía se niega a aceptar y, ciertamente, intentará abolir practicando la Guerra Híbrida. [Nota del Traductor: Abolir, imposible. Tal vez sólo frenar, porque ¿Qué más puede hacer el régimen de Washington con el Imperio en caída libre dentro y fuera de casa?]
Pepe Escobar es un analista geopolítico independiente, escritor y periodista. Escribe para The Roving Eye, Asia Times Online, y trabaja como analista para RT, Sputnik News y Press TV. Anteriormente trabajó para Al Jazeera.
El artículo fue publicado originalmente en https://asiatimes.com/2020/08/everything-going-according-to-plan-in-china/ y republicado en https://thesaker.is/china-everything-proceeding-according-to-plan/ de donde se hizo la traducción al español.
Traducción: A. Mondragón
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