Por Alexandr Mondragón
Lo que nadie puede discutir de Trump es que él sabe muy bien cómo vender su nombre y obtener publicidad totalmente gratis por miles de millones de dólares —si cuantificamos todos los titulares de la prensa a escala mundial. Así que observándolo desde esta perspectiva, en primera instancia, la noticia de que él y su esposa están contagiados con el virus, más de seis meses después de comenzar el contagio a escala global, debe tomarse con pinzas y, en cambio, podemos discernir de que se trata de una magnifica estrategia de campaña electoral —y de negocios, para su beneficio— a un mes exacto de las elecciones presidenciales.
En este escenario, la gran pregunta es cui bono (A quién beneficiará) el proceso de “cura” de Trump y todo lo que ello implica. Después de todo, el último reporte de los CDC ha indicado que las chances de sobrevivir de una persona contagiada de la edad de Trump es del 94.6%. Es decir, el riesgo es mínimo y como decía Maquiavelo: “El fin justifica los medios” —al margen de que nunca se sabrá con certeza ineludible si está contagiado “realmente” o no. En las alturas del poder el secretismo es la Gran Muralla.
Tres preguntas claves
Y entonces aquí hay más preguntas ¿Cómo será tratado Trump para librarse del virus? ¿Esto tiene que ver con alguna vacuna “milagrosa”, desde que el propio mandatario dijo que las vacunas estarían listas antes de las elecciones? ¿Y qué hay de lo que él mismo dijo sobre unos medicamentos para el tratamiento del virus, sin necesidad de una vacuna?
Bueno, intentaremos responder a estas preguntas con dos escenarios que podrían ocurrir de aquí al 3 de noviembre.
El primer escenario A es que, como lo han declarado decenas de médicos, con miles de evidencias en la mano, Trump y su esposa podrían ser tratados con medicamentos como la Hidroxicloroquina (HCQ), siempre y cuando estén en las primeras etapas del contagio, y en poco más de una semana estar nuevamente listos para sus actividades diarias. Sin embargo —aunque el presidente pueda usar este método en secreto, si realmente está contagiado— esto presenta un serio problema para la multibillonaria industria farmacéutica, a la cual el propio Trump le ha hecho propaganda. Y es que una cura con unas pastillas que apenas valen unos cuantos dólares, haría que la vacuna pierda su valor —particularmente en sus acciones cotizadas en las bolsas de valores— y el negocio de Bill Gates, Fauci y otro propagandistas de la Big Pharma se caería en picada. Así que, en esta trama, lo más plausible es que los tiburones no van a dejar que el negocio se hunda. El “farma-dólar” —el trillonario negocio de las vacunas, para sostener el valor del dólar en el mundo— ¡no se puede perder!
Entonces ¿cuál es la otra salida?
El escenario B es que —para ser el niño en el bautismo, la novia en la boda o la vedette en la película— Trump se ofrezca como un “voluntario” para una vacuna experimental y, voilá, justo un par de días antes de las elecciones, el 3 de noviembre, el Ministerio de la Propaganda —también conocido como los medios presstituos de comunicación— anuncien que Trump se curó gracias a la misma. De hecho, como un magnate que sabe cómo moverse en truculento mundo de los negocios, Trump no hará nada de esto gratis. Por un lado es muy factible que, a través de terceros, negocie miles, decenas de miles o cientos de miles de acciones de la vacuna elegida, a cambio de la publicidad gratis. Mientras que, del lado puramente político y electoral, él se presente como el cumplidor de su promesa al decir que ya hay una vacuna lista antes del 3 de noviembre. Esa publicidad tendrá un precio inconmensurable y el efecto en los votantes —particularmente en su base en los estados indecisos y claves que deciden las elecciones en el Colegio Electoral— podría ser determinante.
“El Aprendiz de las Vacunas”
Otro detalle muy importante, al saberse que está contagiado, Trump podrá omitir olímpicamente los debates presidenciales y, de esta manera, evitar el papelón de matón que hizo en el primer debate, por el cual fue muy criticado, incluso, por sus propios partidarios. Así que en su rol de víctima del coronavirus, él tiene mucho más que ganar que arriesgarse a participar en los debates —donde tiene mucho que perder y muy poco que ganar.
Así que, una vez más, prepárense para un nuevo show de “El Aprendiz de las Vacunas”. Oiremos hablar de Trump y del virus hasta la saciedad, será algo así como una serie de Netflix, aunque aquí ya adelantamos cual serán los posibles finales. Así que manténgase sintonizado porque, de hecho, los Demócratas y el Estado Profundo tampoco se quedarán con las manos cruzadas.
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