Toma fuerza la perspectiva del Nuevo Sistema Mundo para explicar el presente. El connotado periodista y analista geopolítico brasileño Pepe Escobar, en su ponencia ante el foro ‘Interrogantes del Siglo XXI’, reafirmó la posición de los creadores de este portal: “Estamos en el inicio del fin del Sistema Mundo en el cual vivimos”. Y tal como lo vislumbramos en 2017, el también autor brasileño señala que en el horizonte emerge la Gran Eurasia que —desde nuestra perspectiva histórica hacia el futuro— será el Core del Nuevo Sistema Mundo.
Por Alexandr Mondragón y Wilder Buleje
“Lo que la oruga llama el fin, el resto del mundo le llama mariposa”.
Lao Tse
“El caos es un orden aún por descifrar”.
José Saramago
Durante una presentación a través de una videoconferencia, el periodista y analista geopolítico Pepe Escobar reforzó la tesis de este portal que publicamos en marzo pasado, “El Nuevo Sistema Mundo comenzó a girar”, al profundizar sobre el conflicto en Ucrania y decir que la mayor consecuencia será el desfallecimiento del Sistema Mundo Occidental (SMO), lo que abre un espacio para el naciente Nuevo Sistema Mundo Euroasiático (NSME). Lo hizo a través del foro virtual “Interrogantes del Siglo XXI”, organizado por la Academia de Pensamiento Crítico.
Sin titubeos Escobar —columnista de prestigiosos portales informativos como Asia Times, The Saker, The Cradle, Strategic Culture Foundation, entre otros— afirmó: “Estamos en pleno choque de sistemas. Este es el principio del fin del Sistema Mundo en el cual vivimos”. Y él mismo precisó que lo pensaba en los mismos términos del desaparecido sociólogo estadunidense Immanuel Wallerstein.
Tal como recuerdan nuestros lectores, esa es la misma línea teórica —prevista por Wallerstein a través de diversos libros y ensayos, desde finales de los 1990’s y verificada por los hechos recientes— que manifestamos por primera vez a finales de 2017 en el diario La Tribuna Hispana USA de Nueva York, como se puede leer aquí y aquí, y que luego —integrando a otros autores como Nikolai Kondratieff, al geógrafo inglés John Halford Mackinder, y al oficial de inteligencia estadunidense Leroy Fletcher Prouty— fuimos refinando una herramienta de análisis geopolítico para comprender lo que estaba sucediendo a finales de la década pasada. Todo esto se consolidó con la creación de este portal denominado precisamente “El Nuevo Sistema Mundo”.
Recibimos con entusiasmo que un intelectual de la talla de Pepe Escobar, a quien respetamos por su labor periodística y su amplio conocimiento de la realidad asiática y mundial, incorpore en sus reflexiones más profundas esta perspectiva histórica que, sin lugar a duda, permite avizorar la reconfiguración del mundo que vivimos no solo en el presente Siglo XXI, sino también —si llegamos a comprender el pensamiento chino— en una era que se extenderá hacia el próximo siglo y quizá más allá.
Coincidencia histórica
Otro de los puntos de convergencia de Escobar con nuestro portal es el surgimiento de un poder dual que está empujado el nacimiento del NSME: la alianza entre China y Rusia. Ambas naciones tuvieron recientemente la audacia de declarar la independencia de la Gran Eurasia, como el punto de partida de lo que ahora estamos presenciando.
“La historia de los últimos treinta años es la historia de la construcción de la China moderna y la reconstrucción de Rusia desde las cenizas. Son dos procesos paralelos en las décadas de 1990 y 2000”, precisó el analista brasileño.
En este contexto, para remarcar y expandir lo señalado por Escobar, podemos recomendar la lectura de dos artículos publicados en nuestro portal que explican en gran medida estos procesos que, incluso, se extienden por más de un siglo. “El largo recorrido de China” aquí y de la ahora desaparecida Unión Soviética y ahora Rusia en “Nord Stream 2: La Gran Jugada Geopolítica de Rusia en el NSME y la reacción de EE.UU. y sus vasallos”. Ambas lecturas permitirán comprender ese prolongado derrotero histórico mediante el cual la Gran Eurasia ha estado construyendo su propio Capitalismo Histórico para dar el gran salto a su propia Independencia como Sistema-Mundo.
Y para agregar un aporte al porqué de esta unión sino-rusa, podemos citar al gran novelista Fedor Dostoievski quien, como futurista, escribió en 1881: “Los rusos son tanto asiáticos como europeos. El error de nuestra política durante los últimos dos siglos ha sido hacer creer a la gente de Europa que somos verdaderos europeos. Hemos servido demasiado bien a Europa, hemos tomado un papel demasiado importante en sus peleas domésticas (…) Nos hemos inclinado como esclavos ante los europeos y sólo hemos ganado su odio y desprecio. Es hora de alejarnos de la ingrata Europa. Nuestro futuro está en Asia”.
“El fin de la unipolaridad”
Escobar recordó que Vladimir Putin, en la Conferencia de Seguridad de Múnich 2007, “adelantó el fin de la unipolaridad”. Fue justo cuando estaba por iniciarse la Gran Recesión Mundial del 2008, el preludio de la decadencia del viejo SMO. Cinco años después, en 2013, China bajo la presidencia de Xi Jinping lanzó una de las bases de la estructura del NSM al anunciar Las Nuevas Rutas de la Seda, como un nuevo salto del capitalismo industrial chino del Siglo XXI.
En este contexto, Escobar recordó que la apertura de China hacia Occidente, con el convenio de 1972 con Estados Unidos, sacudió Asia y despertó a los tigres asiáticos que tuvieron su “momentum” de explosión económica en la década de los 1980’s —ofreciéndole al capitalismo estadounidense centros de producción de mano de obra barata, como un medio para lograr el desarrollo industrial y tecnológico, un proceso que China observó muy meticulosamente para implementarlo en su propio desarrollo.
Bajo esa perspectiva, “Den Xiao Pin visitó Singapur en 1978 y quiso crear 100 Singapur en China. Solo pudo hacer seis. Pero después trasladó esa base productiva al interior del país”, evocó Escobar. En las décadas posteriores esa dinámica ha convertido a China no solo en la Fábrica-Mundo —desarrollándose en otros campos para impulsar una nueva Revolución Industrial— sino también en una Superpotencia a la par de EE.UU. Inclusive lo ha superado en varios campos y ahora apunta a crear lo que nosotros hemos denominado la Ruta Cuántica.
En la misma dirección, los rusos también han emprendido su propio desarrollo capitalista para lo cual, señaló Escobar, ellos crearon la Gran Sociedad Euroasiática, que complementa las Rutas de la Seda. “Putin y Xi Jinping hablan por lo menos una vez al mes y discuten los avances de las Rutas de la Seda”, precisó el periodista sudamericano ahora afincado en Turquía.
Y agregó que, en ese sentido, otras entidades que está moldeando la nueva realidad macroeconómica euroasiática son la Organización de Cooperación de Shanghái, “el más grande proceso de integración euroasiática, además de los BRICS”; así como la Unión Económica Euroasiática, un “mecanismo ruso de integración económica y ahora con esta noción de la Greater Eurasian Partnership (La Gran Sociedad Euroasiática), que es una sociedad que integra a todos, incluido Turquía. Es una puerta abierta a Europa. Un mercado desde Lisboa a Vladivostock. Al final, Europa Occidental es la península de Eurasia”, dijo Escobar.
Mackinder una de las claves
En su disertación, Escobar también menciona al historiador y geógrafo inglés John Halford Mackinder como uno de los autores que es necesario tener como una herramienta fundamental del análisis geopolítico, para comprender lo que estaba sucediendo desde una perspectiva histórica.
Escobar puntualizó que en la década de 1940 Estados Unidos aprovechó a Mackinder en su propio beneficio. “Llegaron a dos conclusiones: Tenemos que controlar Eurasia e impedir la creación de un polo anti anglo-americano (una propuesta después afinada en los 1980’s por Zbigniew Brzezinski, un politólogo estadounidense de origen polaco y consejero de Seguridad Nacional), (porque) si no lo controlamos directamente, (al menos) controlamos los polos”.
Debido a esa visión, concluye Escobar, se dio origen a la I y II Guerra Mundial: “En un extremo (en el oeste tenían a) Alemania en Europa y en el otro polo (al este) a Japón en Asia. Los objetivos: controlar (el Rimland, o la periferia de Eurasia, a través de) el Canal de Suez, el Mediterráneo (a través del puerto de Sicilia), todo el Pacífico (Okinawa y la cadena de islas en el Pacífico) para contener a China. Con esto pudieron gestar y administrar la Guerra Fría”.
Pero la contención solo ha durado alrededor de siete décadas. Como decía Lao Tse: “Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde”. Occidente, obnubilado por la arrogancia intelectual de Eurocentrismo y el poder desnudo de sus fuerzas militares, nunca aprendió la lección.
Rusia es el blanco
Escobar también explica la actual escalada histórica contra Rusia en estos términos: “Desde Catalina La Grande (la Emperatriz de Rusia en el siglo XVIII) los británicos tienen una obsesión total con relación al dominio de los rusos, a quienes consideran como no dignos de controlar las riquezas naturales en su espacio geográfico, que es prácticamente toda Eurasia”. A lo que Escobar concluye: “Esto llevó al Imperio Británico a todo tipo de formulaciones paranoicas o semi realistas de cómo dominar la Rusia. La más conocida entre nosotros es la de Mackinder (El pívot geográfico de la historia de 1904)”, que textualmente dice: “Quien gobierne en Europa del Este (Rusia) dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundo (el continente Euroasiático compuesto por Rusia, China, el resto de Asia y el Oriente Medio hasta Turquía); quien gobierne la Isla-Mundo controlará el mundo”.
Esta última exposición de Escobar, confirma lo que publicamos en nuestro portal hace más de dos años, “La Isla Mundo: El ganador lo toma todo”, escrito incluso antes de que comenzara la pandemia del Covid-19 y que fue el preludio de lo que ahora también escriben otros analistas.
El conflicto ruso-ucraniano
Sobre la actual guerra que se está desarrollando en Ucrania, desmontando lo que el Ministerio de la Propaganda difunde en Occidente, Escobar dice que “hay tres elementos que forzaron (a los rusos) ir a la guerra”.
El primero es que la “inteligencia rusa descubrió que (en el territorio ucraniano) había rampas para lanzar misiles hacia Moscú”, que solo pudo ser posible luego de que en el 2014 EE.UU. impulsara el cambio de un régimen pro-ruso, e impusieran un gobierno títere de Washington y la OTAN, por lo que “decidieron una operación policial militar”, decididos a eliminar a los neonazis que “han infectado las fuerzas militares de Ucrania”.
El segundo elemento, agrega Escobar, fue que el presidente de Ucrania, Volidimir Zelenski, dijo en la conferencia de Múnich, febrero 2022, que “Ucrania estaba retomando la producción de armas nucleares”.
En tercer lugar, las sospechas de la “producción de armas químicas y biológicas”, en gabinetes implementados por Washington en Ucrania, sobre lo cual no habían evidencias concretas, pero que “se comprobó después, con la gente que trabajaba en esos laboratorios”, dijo Escobar, quien en un artículo escribió que “los resultados provisionales de la recopilación de pruebas sobre el trabajo de las armas biológicas estadounidenses en Ucrania son simplemente asombrosos”.
Recreando las fronteras de Ucrania
Y el análisis geopolítico de Escobar respecto a Ucrania no se detiene allí. Él señala que la intervención rusa recreará las fronteras de Ucrania: “Las áreas (históricamente) rusas serán reintegradas. Primero serán liberadas de la nazificación. Después que elijan su sistema de gobierno”, dijo. Pero lo más importante, remarcó, es que “el mar de Azov ya es parte de Rusia… de ahí seguirá Odessa y desde (allí) avanzarán a Trasnistria”, la región que se encuentra en la frontera de Ucrania con Moldavia, completando así el acceso total de Rusia al Mar Negro desde Ucrania.
En este contexto, es importante destacar lo que hace unos pocos días expresó el casi centenario Henry Kissinger —el “mensajero” de los Amos del Universo, según Escobar— en la conferencia del globalista Foro Económico Mundial de Davos al decir que “Occidente debe dejar de intentar infligir una derrota aplastante (sic) al ejército ruso en Ucrania”, ya que “tendría consecuencias desastrosas en la estabilidad a largo plazo de Europa” y aconseja a Ucrania “ceder parte de su territorio a Rusia”, porque “continuar la guerra más allá de ese punto no se trataría de la libertad de Ucrania, sino de una nueva guerra contra la propia Rusia”… “y tampoco (Occidente) debe arriesgarse a empujar a Rusia a una alianza permanente con China”. En un post en Telegram, Escobar calificó esas declaraciones como un “resumen del fracaso masivo del Divide y Gobernarás de los Amos del Universo”.
La Ucranización de Europa
Pero más allá del territorio ucraniano, las preocupaciones del periodista brasileño se dirigen a lo que él denomina “la ucranización de Europa y la normalización del nazismo en toda la Unión Europea”, reflejado en la ayuda militar incondicional de la OTAN al régimen de Ucrania, infectado por el nazismo, y una rusofobia feroz, desatada a través del Ministerio de la Propaganda occidental. “Esto es de una gravedad inmensa. No hay discusión seria en los círculos de Otanistán (OTAN)”, subrayó.
Según otros analistas, esos factores pueden devenir en la pauperización de Europa Occidental (EO) que, en el escenario geopolítico, es en verdad la nueva periferia, con “Alemania perdiendo su opción de mantenerse como la mayor potencia europea, porque sin la energía rusa eso no es posible”. En la actual disputa entre el SMO en declive y el surgimiento del NSME, EO depende de ambos lados. Tanto en el aspecto militar, como energético, industrial y financiero, así como de los mercados dentro de un sistema-mundo globalizado.
Balcanización a la vista
Desde nuestro punto de vista, la ucranización de EO o su balcanización, implicaría su empobrecimiento (el economista estadounidense Michael Hudson lo explica aquí) para luego ser capturado como el rehén de un Nuevo Plan Marshall, cuando finalice esta 3ra Guerra Mundial Híbrida —es decir tal y como sucedió al final de la II Guerra Mundial. Esto, además, puede conllevar la reconfiguración del mapa geopolítico con una nueva Cortina de hierro desde los Balcanes al Mar Negro, según Escobar. Asimismo, Turquía estaría en un juego de equilibrio entre Occidente y Asia, mientras que Irán y otras naciones del Oriente Medio están alineadas con Rusia y China, en tanto India y Asia Central están más cerca de Rusia. Todo esto dentro de la Nuevas Rutas de la Seda, uno de los ejes del NSME y, como tal, un objetivo de destrucción por parte del Imperio de Washington D.C.
La posibilidad de una guerra nuclear
En este escenario, donde la guerra en Ucrania es, en verdad, un conflicto a escala global —porque los efectos económicos-energéticos-alimenticios-financieros se están sintiendo en todos los rincones del planeta— Escobar apunta que: “Desde el eje pandémico (el Covid-19) pasamos al eje geopolítico y ahora estamos al borde de una confrontación nuclear. Esta (no) es (solo) una guerra Intereslava: Rusia vs Ucrania. También es una guerra de terceros (proxy war) entre Rusia y la OTAN” —que puede interpretarse, según como se vea, como la provocación de Washington en su intento de desestabilizar a Rusia (como lo hizo en los 1980’s en Afganistán) y eventualmente a China. Otra vertiente en el análisis geopolítico, es que la guerra en Ucrania es el ataque de core euroasiático hacia la periferia de EO como lo mencionamos aquí. Lo que puede conllevar a una guerra total.
“Estados Unidos no quiere un diálogo entre Rusia y Ucrania, quiere una guerra total. Piensan que así debilitarán a Rusia en el conflicto con Ucrania para después atacar a China”. Un plan concebido en el Beltway de Washington, D.C., donde está concentrado el Estado Profundo del MICIMATT estadounidense (complejo militar-industrial-congresional-inteligencia-medios-academia-grupo de expertos), como lo nombró indeleblemente Ray McGovern, dijo Escobar.
Los “renegados” del Secret Team
Y para remarcar el gran riesgo de una confrontación nuclear, podemos citar los “documentos recientemente revelados, que han arrojado luz sobre los planes secretos del ejecutivo estadunidense para escenarios apocalípticos —como las secuelas de un ataque nuclear— cuando el presidente puede activar poderes de guerra para emergencias de seguridad nacional”, como lo reportó The New York Times el viernes 26 de mayo.
¿Ahora bien, qué tan ciertas pueden ser estas “revelaciones”? Sinceramente no lo sabemos, teniendo en cuenta lo que escribió el Tnte. Coronel Leroy F. Poutry en el prefacio de su libro “Secret Team”, en 1972: “Los (verdaderos) líderes del gobierno y de los grandes centros de poder filtran regularmente información de todo tipo a columnistas, comentaristas de radio y televisión y a otros amos de los medios, con la esperanza de que el material salga a la luz y así influya al Presidente, el Secretario de Estado, el Congreso y el público”.
En este contexto, lo que si podemos entrever es que la reciente “filtración” del NYT, puede ser, como dice Poutry, un mensaje de los “renegados del ‘Equipo Secreto’ que operan en las sombras, sin dirección presidencial, sin la aprobación del Consejo de Seguridad Nacional… y, en general, sin el conocimiento del Congreso… incluso hoy”, como una respuesta al mensaje de los Amos del Universo, a través del Dr. K, para negociar la paz antes de llegar a un conflicto nuclear —donde la extinción de la humanidad sea el resultado final como ya lo advirtieron los científicos de Alliance for Science en marzo del 2022 como puede leerlo aquí.
Inicio de un Nuevo Sistema Mundo
En este escenario, entre las consecuencias de este conflicto, o la III Guerra Mundial Híbrida” o Guerra Total, Escobar identifica varios —como la revalorización del rublo con la energía, como un arma, como ya fue comprendido en EO y Eurasia, así como ligar el oro con las “materias primas” esenciales en un mundo globalizado y la creación de un sistema alternativo al dólar— pero señala que la más importante de todas es el “inicio del fin sistema mundo… en un cambio absolutamente radical que no podíamos prever hace dos o tres años”.
Entonces si ahora estamos en el fin del sistema-mundo occidental, en el cual vivimos, la pregunta natural es: ¿Qué es lo que viene? Esa es la pregunta que se hacía constantemente el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein desde principios de siglo, tras predecir el fin del Sistema Mundo Occidental, pero sin dar ninguna respuesta clara —hasta su fallecimiento el 1 de septiembre del 2019— de lo que podía venir.
“El Nuevo Mundo ya Nació”
En este punto, preliminarmente podemos mostrar que —basados en los trabajos de Wallerstein, Mackinder, Nikolai Kondratieff y Poutry— elaboramos una herramienta de análisis para explicar lo que ha estado sucediendo y prever lo que nos puede deparar el futuro.
Gracias a ese nuevo enfoque, a través de nuestra página, previmos este momento en diciembre del 2019 —dos meses antes que comenzara la III Guerra Mundial Híbrida con la aparición del Covid-19— cuando publicamos “Un Viejo Mundo se Va y El Nuevo Mundo ya Nació”.
Fue un extenso análisis geopolítico que lo ilustramos alegóricamente con una foto del ex Secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger y el presidente chino Xi Jinping, en un foro económico en Beijing que tuvo lugar en noviembre de ese año. Fue un mensaje subliminal de los chinos, que son unos maestros en ese arte.
Como escribimos a finales del 2019: “Nuestro análisis nos llevó a la afirmación de que China, en una poderosa alianza con Rusia”, como lo había advertido Mackinder ¡en 1904!, “estaban cimentando las base de su propio Sistema Mundo —un concepto que ellos ya habían puesto en práctica en sus propias civilizaciones, a través de una Economía-Mundo o Imperio-Mundo, como lo ha detallado Fernand Braudel… a escala global y de carácter Euroasiático”.
“¿Y cuándo llegará a su fin el SMO?”, preguntamos, y escribimos: “Tal vez muy pronto, como lo anunció Vladimir Putin, el presidente ruso. Y ¿cómo? Básicamente en la conquista de dos frentes vitales: La independencia Económica y el Control de la Tecnología Suprema”, así como “El fin de la tiranía del Petrodólar”.
El “Control de la Tecnología Suprema”
Bueno, dos años y medio después —cuando nos encontramos en la “axis geopolítica del más alto nivel”, según Escobar, como consecuencia de la III Guerra Mundial Híbrida— China y Rusia —que en febrero anunciaron sus Declaración de la Independencia Euroasiática, algo que Occidente aún no parece haber comprendido— están ganando en los frentes vitales sobre la base de, primero y más importante, la construcción del Capitalismo-Histórico chino a los largo de un siglo, como lo explicamos aquí, el control ruso de la producción y distribución de la energía y otras materias primas y alimentos claves para gran parte del mundo, así como su guerra frontal contra el dólar como lo ha explicado James Rickards aquí y el economista estadounidense Michael Hudson aquí, a lo cual se debe sumar el poderío militar-tecnológico de China y Rusia a través de armas hipersónicas.
Y si a esto sumamos el “Control de la Tecnología Suprema” o el dominio de la 4ta Revolución Industrial —de la Inteligencia Artificial, la Computación Cuántica y las redes de comunicación 6G— donde China ha tomado una ventaja crítica, como puede verse aquí, pues Estados Unidos está a la zaga, según lo admiten ellos mismos, entonces, es posible decir que China y Rusia tienen la ventaja e iniciativa en el gran tablero geopolítico global, porque como ha sucedido en los últimos 200 años los Imperios que logran el dominio de las Revoluciones Industriales, son las que controlan el eje del Sistema-Mundo y por ende ostentan la posición hegemónica.
En síntesis, como lo escribimos a finales del 2021, el tiempo de la llegada del NSME ya está aquí, como implícitamente lo admitió la propia revista The Economist, como lo analizamos aquí.
Y ¿cómo será el Nuevo Sistema Mundo?
En el 2004 Wallerstein escribió: “El análisis del sistema-mundo sostiene que, hasta ahora, sólo hubo dos variedades de sistemas-mundo: las economías mundiales y los imperios mundiales. Un imperio-mundo (ejemplos, el Imperio Romano, la China Han) son grandes estructuras burocráticas con un solo centro político y una división axial del trabajo, pero con múltiples culturas. Una economía-mundo es una gran división axial del trabajo con múltiples centros políticos y múltiples culturas”.
En los albores de la 4ta Revolución Industrial, China está demostrando —a través de sus ciudades e industrias inteligentes— que el concepto y la realización del trabajo tendrá un cambio radical desde que, con el uso de la Inteligencia Artificial, una gran parte del trabajo industrial, profesional y manual será robotizado. Entonces ¿qué le depara a la humanidad?
Tingyang Zhao, un filósofo al que se atribuye la modernización del antiguo concepto chino del Tianxia (Todo bajo el cielo, que cuidado NO TIENE NADA QUE VER con ningún concepto religioso occidental), puede darnos una idea de lo que quizá aún debemos enfrentar:
“Mi conclusión es que el problema político más importante hoy en día… es el mundo fallido, un mundo desordenado y caótico. Por eso sostengo que nuestro mundo aún no es un mundo, sino que sigue siendo un no-mundo. Y hay tantos problemas mundiales demasiado grandes para ser resueltos por una nación, una región o por cualquier contrato internacional. La teoría internacional en el marco de la internacionalidad encuentra su limitación al tratar los problemas mundiales, los problemas comunes o compartidos del mundo. La mundialidad no puede reducirse a la internacionalidad, porque se trata de la totalidad o mundialidad más que de la intermediación. Nuestro globo necesita una teoría mundial, más que una teoría internacional, para hablar por el mundo. Y la teoría de Todo bajo el cielo como una teoría mundial podría proporcionar una mejor visión de la filosofía política y la ciencia política”.
Mientras tanto, el reloj de la historia sigue su curso.
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