
Por Pepe Escobar *
Luang Prabang, Laos.– Los pequeños botes de madera avanzan lentamente por las aguas marrones del Mekong al atardecer. Meditación que fluye –disfrutando simplemente del silencio, observando cómo fluye el río. Entonces, de repente, en la distancia, una aparición –una fila de Ts de cemento.
Como una divinidad de alta tecnología, el Siglo XXI irrumpe en el inmemorial Mekong, que en Laos se llama apropiadamente Mae Nam Khong o la Madre de las Aguas.
Bienvenido al Corredor Económico de la Península de China e Indochina, uno de los puntos clave de las Nuevas Rutas de la Seda, o Iniciativa Belt and Road (BRI). (Sí allí en donde hace 60 años el Imperio Excepcional desató un infernal huracán de bombas napalm.)
La aparición en el Mekong es un puente en construcción, que forma parte del tren de alta velocidad de 420 km y 6000 millones de dólares, que conecta Kunming, en la provincia de Yunnan, a la capital de Laos, Vientiane, y luego, más adelante en el camino, se desvía para unir el sudeste asiático continental hasta Singapur.
Comienzos espirituales
Es tentador considerar el puente como un naga posmoderno. En el inestimable The Enduring Sacred Landscape of the Naga, publicado por Mekong Press, los eruditos Lao Mayoury y Pheuiphanh Ngaosrivathana rastrean el mundo literalmente fantástico de los seres animados en la cuenca del Mekong: reptiles totemizados como la serpiente, o ngu, el cocodrilo de agua salada (ngeuak) y seres sobrenaturales como la naga.
Estos espíritus tutelares, controladores del agua y la lluvia, propietarios locales del suelo y guardianes de su fertilidad, riqueza y bienestar, son los espíritus autóctonos domesticados por el budismo y colectivamente conocidos como naga. La adoración de los naga –en rituales, festivales, vida cotidiana– ha moldeado la vida y los ciclos de vida de las poblaciones del Mekong durante milenios.
El nuevo naga tomará la forma de trenes de alta velocidad Made in China –para los pasajeros, por supuesto, pero principalmente para la carga– cruzando el Mekong de un lado a otro y, de manera crucial, evitando la Ruta de la Seda Marítima a lo largo del Mar de China Meridional.
Los números del Ministerio de Transporte y Obras Públicas de Laos son impresionantes: el tren de alta velocidad Kunming-Vientiane, que comenzó en el 2016 y se completará en el 2021, cuenta con 72 túneles, 170 puentes y tendrá trenes que avanzan a una velocidad de hasta 160 km por hora.
El Corredor Económico de la Península de China e Indochina es uno de los seis corredores principales del BRI identificados en marzo del 2015. Estas son las arterias terrestres del BRI: la columna vertebral de una tierra continental integrada e intrincada con múltiples capas de transporte, telecomunicaciones, infraestructura energética, finanzas, comercio, acuerdos y proyectos políticos y económicos.
El mini-boom de Laos
El norte de Laos, un laberinto de montañas, selvas y algunos ríos, que durante mucho tiempo estuvo virtualmente aislado hasta que la apertura de las fronteras con Vietnam y China, condujo a inmensas transformaciones económicas y demográficas –con la agricultura tradicional basada en el arroz dando paso a la agricultura comercial especulativa.
Laos está sin salida al mar entre los poderosos vecinos de China y Tailandia.
Un corredor económico Norte-Sur ha sido la estrategia favorita tanto de China como de Tailandia, para desarrollar el comercio, el turismo y las inversiones en Laos. Las poblaciones minoritarias de las montañas vinculadas a la cultura china, como Chin Haw, Akha, Yao y Hmong, que hablan lao y conocen la cultura Lao, fueron elegidas como los intermediarios y socios perfectos.
Especialmente en la era del BRI, las conexiones con China, tanto en la economía formal como en la informal, están superando ahora a las conexiones con Tailandia. Vientiane –en referencia al gobierno de Laos, que no es exactamente transparente– ha alentado inversiones chinas de valor extremadamente dudoso en hoteles de lujo, centros comerciales y casinos en Zonas Económicas Especiales (ZEE) a lo largo de la frontera china.
Al mismo tiempo, las empresas chinas han invertido miles de millones de dólares en el desarrollo productivo de estas ZEE, así como en presas, minas y plantaciones de caucho.
Ferrocarril en camino
Ahora hay una especie de mini-boom en las tres provincias del norte de Laos: Luang Namtha, Oudomxay y Luang Prabang. Más de 7,000 personas de Laos están trabajando en el ferrocarril Kunming-Vientiane, la mayoría de ellos residentes que viven cerca.
Pero eso aún palidece en comparación con los más de 40,000 chinos que trabajan para seis contratistas chinos, en seis segmentos diferentes, debidamente supervisados por Huang Difu, presidente del Laos-China Railway Company y gerente general del China Railway International.
El ferrocarril será financiado en un 70% por Beijing, el 30% restante por Vientiane –aproximadamente $840 millones– se financiará con un préstamo chino a bajo interés de $500 millones. Una mina de bauxita de Laos y tres minas de potasa aseguran el préstamo chino. El
Kunming-Vientiane es un claro ejemplo de cómo los proyectos BRI enfrentan generalmente un laberinto de obstáculos políticos y financieros. El diseño original, a partir del 2011, es anterior al BRI, que se lanzó en el 2013. Gran parte de los problemas tienen que ver con la ecuación de la tierra tóxica para el desarrollo –una situación que no es muy diferente en Camboya y Myanmar.
En Luang Prabang, me hablaron de innumerables casos de aldeanos obligados a abandonar sus hogares y que todavía esperan una justa compensación de parte de Vientiane. En Laos hay 242 categorías diferentes de compensaciones, que abarcan desde árboles de mango de cinco años de edad o más, hasta árboles de madera dura y de teca de menos de un año, por no mencionar tierras cruciales en los principales centros de transporte.
De hecho, la antigua capital real, una joya frágil que debe conservarse a toda costa de las hordas de turismo de masas, recibe más atención de la UE y la ASEAN, por no hablar de la Unesco, que de los burócratas de Vientiane.
Todas estas preocupaciones, al menos, desaparecen todas las mañanas en el binthabat, o ritual de recolección de arroz, cuando mujeres arrodilladas en fila ofrecen arroz a los monjes budistas que llevan sus cuencos de barro.
El camino (la jungla) de la Seda
En términos del Sur Global, Laos está en auge. En el sudeste asiático continental, la estrategia china se centra principalmente en Laos y Tailandia. Beijing espera que el atractivo de esas ZEE transfronterizas, sea capaz de convencer a los escépticos de Vietnam y Myanmar de la “flexibilidad” china.
Mucho más que las tasas de interés de los préstamos chinos, que en realidad son pequeñas, la alerta roja sobre los proyectos relacionados con el BRI en Laos se relaciona con el impacto ambiental, y al hecho de que Laos es una nación pobre y sin salida al mar pueda estar pagando en el futuro un costo social y ambiental desproporcionado para proyectos que benefician principalmente a la economía china.
El Ock Pop Tok ofrece un fuerte contraste, o donde el Este se Encuentra con el Oeste en Lao, un modelo indígena de comercio justo, negocios sostenibles, empresas socialmente conscientes, fundada por una lao y una inglesa en el 2000, dirigida por mujeres y en beneficio de la mujer Lao.
El Ock Pop Tok comenzó con cinco tejedores y ahora se enlaza con más de 500 en aldeas de Laos. La producción textil en Laos tiene un valor cultural inmensamente significativo. El conocimiento técnico y esotérico se ha transmitido de generación en generación en cada aldea específica de un subgrupo, un poderoso signo de fuerte identidad cultural.
La seda se cultiva en Laos desde hace más de 1,000 años. El Ock Pop Tok logró reunir a los maestros tejedores utilizando técnicas practicadas por el grupo étnico Tai Kadai desde el 800 AC, cuando abandonaron Yunnan.
Todo, por supuesto, son tintes bio-naturales, hechos a mano. No pude resistir una bandera de oración de seda absolutamente impresionante tejida por Meng. El apoyo a este conocimiento artesanal de valor agregado se traduce en que las poblaciones rurales se quedan en sus comunidades en lugar de apostar a un éxodo urbano generalmente problemático.
El Ock Pop Tok también promueve a los artesanos Hmong. Los hmongs son animistas que vinieron del Tíbet y Mongolia a principios del siglo XIX. Hay más de 49 grupos étnicos en Laos. Los occidentales los clasifican por idioma: Mon, Khmer, Sino-Tibetano, Tai, Kadai, mientras que en Laos son reconocidos por el lugar donde viven: en las llanuras, en las mesetas o en las montañas.
Es en este sistema extremadamente complejo, frágil, social y ambiental que, a partir del 2021, tendrá que aprender a convivir con la era de los naga de alta velocidad.
* Pepe Escobar es un analista geopolítico independiente, escritor y periodista. Escribe para The Roving Eye, Asia Times Online, y trabaja como analista para RT, Sputnik News y Press TV. Anteriormente trabajó para Al Jazeera.
Texto original: https://www.asiatimes.com/2019/04/article/where-the-silk-roads-meet-the-mighty-mekong/
Traducción: A. Mondragón
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