Si el coronavirus fue un catalizador de la gran batalla entre el agónico Sistema Mundo Occidental —edificado a sangre y fuego sobre la ficción del Imperio de Papel de Wall Street— y el Nuevo Sistema Mundo Euroasiático —por la conquista de la Isla Mundo— como lo previó hace más de un siglo el geógrafo e historiador Harlford Mackinder, ahora la muerte de George Floyd por culpa de cuatro policías, es el nuevo catalizador que ha encendido la ya existente desintegración social al interior de Estados Unidos, porque esto no es nada nuevo. Y entonces, como lo previó hace más de dos décadas el profesor Immanuel Wallerstein, el Sistema-Mundo Occidental se desvanecerá al mismo tiempo que su ahora senil Hegemón. Pero el mundo, geopolíticamente hablando, no puede quedar sin un timonel al mando, y ahora —como nosotros, en el NSM, lo anunciamos hace más de dos años, y en los últimos meses ya ha sido corroborado por los voceros más importantes de la Gran Cábala— será el momento en que emerja con mayor claridad el Nuevo Sistema Mundo Euroasiático, con China y su gemelo simbiótico, Rusia, al mando de una nueva era de la Isla-Mundo.
The Saker
He vivido en Estados Unidos durante un total de 24 años y he sido testigo de muchas crisis durante este largo período, pero lo que está ocurriendo hoy en día es verdaderamente único y mucho más grave que cualquier crisis anterior que pueda recordar. Y para explicar mi punto, me gustaría comenzar diciendo lo que creo, que no son los disturbios que estamos viendo y que tienen lugar en cientos de ciudades de Estados Unidos. No se trata de:
— El racismo o el “privilegio de los blancos”
— La violencia policial
— La alienación social y la desesperación
— La pobreza
— Trump
— Los liberales echando combustible en los incendios sociales.
— Las luchas internas de las elites de EE.UU. y el estado profundo.
No se trata de ninguna de ellas porque abarcan todas estas cuestiones, y más.
Es importante tener siempre presente la distinción entre los conceptos de “causa” y “pretexto”. Y si bien es cierto que todos los factores enumerados anteriormente son reales (al menos hasta cierto punto, y sin tener en cuenta la distinción entre causa y efecto), ninguno de ellos es la verdadera causa de lo que estamos presenciando. A lo sumo, lo anterior son pretextos, desencadenantes si se quiere, pero la verdadera causa de lo que está ocurriendo hoy en día es el colapso sistémico de la sociedad estadounidense.
Lo que también debemos tener en cuenta, y muy en claro, es que la evidencia de correlación no es evidencia de causalidad. Tomemos, por ejemplo, este artículo de la CNN titulado “US black-white inequality in 6 stark charts” (La desigualdad entre negros y blancos en los EE.UU. en seis gráficos), que combina completamente los dos conceptos y que incluye la siguiente frase (subrayado añadido) “Esas disparidades existen a causa de una larga historia de políticas que excluyeron y explotaron a los negros americanos, dijo Valerie Wilson, directora del programa sobre raza, etnia y economía del Economic Policy Institute, un grupo de izquierda”. Sin embargo “a causa de” apunta claramente a una causalidad, sin embargo, absolutamente nada en el artículo o los datos apoyan esto. Los medios de comunicación de EE.UU. están llenos de tales confusiones de correlación y causalidad, sin embargo, rara vez se denuncia.
El “contrato social” hecho pedazos
Para que una sociedad, cualquier sociedad, funcione, es necesario que estén presentes una serie de factores que conforman el contrato social. La lista exacta de esos factores dependerá de cada país, pero normalmente incluirán algún tipo de consenso social, la aceptación por la mayoría de las personas de la legitimidad del gobierno y sus instituciones, a menudo una ideología unificadora o, al menos, valores comunes, la presencia de una clase media estable, la esperanza razonable de una “vida social” que funcione, instituciones educativas, etc. Finalmente, y cínicamente, siempre ayuda a las élites gobernantes si pueden proporcionar suficientes circos (TV y ahora las Redes Sociales) y pan (comida) a la mayoría de los ciudadanos. Esto incluso es cierto en las sociedades llamadas autoritarias/totalitarias que, contrariamente al mito liberal, suelen gozar del apoyo de un amplio segmento de la población (aunque sólo sea porque estos regímenes suelen ser más capaces de satisfacer las necesidades básicas de la sociedad).
En este momento, yo diría que el gobierno de Estados Unidos ha perdido casi por completo su capacidad de proporcionar cualquiera de esos factores, o de actuar para reparar el contrato social hecho pedazos. De hecho, lo que podemos observar es exactamente lo contrario: La sociedad estadounidense está muy dividida, al igual que la clase dirigente de los Estados Unidos (lo que es aún más importante). No sólo eso, sino que desde la elección de Trump, todos los vociferantes que odian a Trump, han estado socavando la legitimidad no sólo del propio Trump, sino del sistema político que hizo posible su elección. Lo he estado diciendo durante años: Al decir “no es mi Presidente” los que odian a Trump han deslegitimado no sólo a Trump personalmente, sino también al Poder Ejecutivo como tal.
[Este es un fenómeno absolutamente asombroso: mientras que durante casi cuatro años Trump ha estado destruyendo el Imperio de EE.UU. externamente, los que odian a Trump ¡se pasaron los mismos cuatro años destruyendo a EE.UU. desde el interior! Si miramos más allá de las diferencias (en gran parte ficticias) entre los Republicanos y los Demócratas, podemos ver que operan como una especie de equipo de demolición y mientras se odian con pasión, ambos contribuyen a derribar tanto el Imperio como a Estados Unidos. Para cualquiera que haya estudiado dialéctica esto sería muy predecible pero, por desgracia, la dialéctica ya no se enseña, de ahí la aturdida mirada de perplejidad y asombro —”esto no puede estar pasando en la superpotencia indispensable”— en las caras de la mayoría de la gente hoy en día.]
Los medios incapaces de evaluar
Por último, es bastante claro que a pesar de todas sus renuncias a apoyar sólo a los “manifestantes pacíficos” y su condena a los “saqueadores de fuera de la ciudad”, la mayoría de los medios de comunicación de EE.UU. (así como los medios alternativos) son completamente incapaces de dar una evaluación moral/ética de lo que está sucediendo. Lo que quiero decir con esto es lo siguiente:
Al repetir mantras cómo “La ira negra es legítima”, los medios liberales de EE.UU. están básicamente poniendo un sello de aprobación a la violencia y el saqueo. Después de todo, si la “ira negra” es legítima, y si el “privilegio blanco” es real, entonces es bastante “comprensible” que esta “ira” “a veces” “se desborde” y conduzca a “lamentables” “excesos”. Sólo miren esta imagen de Biden arrodillado ante un manifestante negro:
Por supuesto, Biden y sus partidarios afirmarán que Biden sólo se arrodilló ante una linda niña y su padre que protestaba pacíficamente, pero cuando se combina con los ataques contra la retórica de la “ley y orden” de Trump, por parte de Biden y sus partidarios (¡incluyendo a cuatro ex presidentes de los EE.UU.!), creo que este tipo de oportunidades-de-foto están enviando un mensaje muy diferente: Sigue “protestando” ya que estamos de tu lado, lo cual, viniendo de un tipo como Biden, el último símbolo de las elites del 1% y un ejemplo perfecto de “privilegio de los blancos”, sólo va a mostrar que la hipocresía de los políticos de EE.UU. realmente no conoce límites ni fronteras.
[Aquí tengo que los disturbios también representan un peligro potencial para ambas facciones del Partido Unipartidista en el poder: para los demócratas, los disturbios probablemente representan la última oportunidad de evitar una reelección triunfante, pero si los demócratas son demasiado obvios en el apoyo de los disturbios, entonces podría ser contraproducente para ellos y volver a todos los tipos asustados por la “ley y orden” en su contra. Pero si no apoyan los disturbios, entonces los demócratas se distanciarán de su principal grupo de votantes (una mezcla de varias “minorías” que impulsan su estrecho programa de política de identidad). De igual manera, para Trump ésta es una oportunidad para mostrar sus credenciales de la “ley y orden” y prometer a los blancos y a los relativamente pocos negros de su base [Nota del Traductor: Sobre todo en los estados claves, ya que hay que recordar que quien elige al presidente es el Colegio Electoral] que él los protegerá. Sin embargo, si es demasiado directo sobre esto y si Trump ordena lo que podría ser visto por muchos como una fuerza injusta o excesiva (de la cual ha habido mucha en casi todas partes, o si ordena que salga el ejército a las calles y/o impone toques de queda marciales), entonces se arriesga a empujar a muchos republicanos moderados al borde y al lado de los demócratas (o, al menos, a retener su voto). En otras palabras, ambas facciones del Unipartido sienten que los disturbios son tanto una oportunidad como una amenaza y es por esto que ninguna de las dos facciones puede salir y hablar con sinceridad sobre las verdaderas causas de los disturbios].
Una impotencia sumisa
El mismo mensaje de debilidad e incluso de impotencia sumisa se envía, creo, cada vez que un policía se arrodilla al enfrentarse a manifestantes pacíficos como en la foto de arriba. Mientras que esto podría ser un mensaje de compasión, y tal vez incluso una disculpa, lo único que los alborotadores verán aquí es una poderosa señal de rendición de las autoridades locales y lo encuentro extremadamente peligroso.
Sí, hay un montón de policías racistas, violentos e incompetentes en los EE.UU. Y sí, muchos de mis amigos negros me informaron sentirse señalados y tratados rudamente por la policía. Pero habiendo viajado extensamente por el mundo, quiero asegurarles que EE.UU. no tiene definitivamente los peores policías que hay. De hecho, creo que la mayoría de los policías de EE.UU. son gente decente. Mucho más importante, estos policías son la “delgada línea azul” que protege a la sociedad contra los criminales. Y aunque creo que los policías de EE.UU. deben ser mejor educados, mejor entrenados, mejor dirigidos y mejor supervisados, también me doy cuenta de que tampoco hay una alternativa a corto plazo para reemplazarlos. Está muy bien soñar con policías educados, pacíficos y no racistas, pero si eliminas la fuerza policial existente de la ecuación, no hay otras alternativas (la Guardia Nacional o las fuerzas militares no califican y no tienen el entrenamiento correcto para lidiar con civiles), especialmente en aquellos estados que han matado exitosamente la 2da. Enmienda por medio de lo que yo llamo “la muerte por mil trabas regulatorios” (incluyendo NY y NJ).
La “declinación del coraje”
Luego está lo que Solzhenitsyn llamó la “declinación del coraje” en Occidente: la gran mayoría de los políticos de EE.UU. han perdido básicamente la capacidad de criticar a los negros, incluso cuando es bastante obvio que muchos de los problemas actuales de la población negra de los EE.UU. son creados por los mismos negros.
Pienso en la verdaderamente vulgar, obscena y en general repugnante “cultura del rap”, con la que la mayoría de los jóvenes negros —y también latinos— son ahora “educados” desde la infancia, o en cuántos jóvenes negros —y latinos— han sido lavados el cerebro para que consideren a los miembros de pandillas y a las prostitutas callejeras, como la medida de cómo se ve “lucir bien” en términos de ropa, lenguaje y comportamiento en general.
Creo que es bastante obvio para cualquier persona que vivió en los EE.UU. que los negros son muy a menudo (¿mayormente?) la causa de su propia miseria: Puedo decirles que mis amigos jamaiquinos y subsaharianos (que viven en EE.UU.) me han dicho muchas veces que a) piensan que los negros de EE.UU. tienen oportunidades que nunca tendrían en África o Jamaica y que b) los negros locales, a menudo, tienen resentimientos de los africanos y a los negros jamaiquinos, porque a estos últimos les va mucho mejor en la sociedad estadounidense.
También puedo atestiguar el hecho de que he visto muchos sentimientos anti-latinos en los negros estadounidenses. En cuanto a lo que los negros a menudo sienten por los Asiáticos, todo lo que necesitamos hacer es recordar los disturbios de Los Ángeles en 1992. Finalmente, creo que mucha (¿la mayoría?) de la gente en los EE.UU. sabe que la forma más fuerte y más frecuente de racismo en los EE.UU. es anti-blanco, especialmente de los negros políticamente comprometidos.
El racismo anti-blanco en EE.UU.
Puedo atestiguar personalmente que hay mucho racismo anti-blanco en Estados Unidos. No sólo lo experimenté yo mismo (viví en Washington, DC, de 1986 a 1991), sino que ha sido ampliamente documentado por personas como Colin Flaherty, cuyos libros “White Girl Bleed A Lot: The Return of Racial Violence to America and How the Media Ignore It” y “Knockout Game a Lie?: Awww, Hell No!“, son excelentes cartillas sobre la violencia y el racismo entre negros y blancos. Sin embargo, cualquiera que se atreva a sugerir que los mismos negros de EE.UU. son, al menos parcialmente, responsables de su propia situación, será inmediatamente etiquetado como “racista”.
Para aquellos de ustedes que viven fuera de EE.UU., les recomendaría este simple experimento de pensamiento: Sólo tómense 20-30 minutos y vean las imágenes de AMBOS, de “las protestas pacíficas” y “los disturbios violentos”, y miren cuidadosamente no sólo lo que la gente que ven en las imágenes están usando, sino también cómo hablan, cómo actúan, lo que dicen y cómo lo dicen, y háganse una simple pregunta: ¿Querrían contratar a alguno de estos tipos y pagarles un salario decente? Dudo mucho que muchos de ustedes lo hagan. Francamente, la mayoría de estos alborotadores son indeseables, y el “racismo” no tiene nada que ver con esto.
El hecho es que lo que a veces se llama “cultura MTV” no es, en realidad, más que una glorificación sistemática del caos criminal. Olvídate de los éxitos del rap como el famoso “Fuk Da Police” o “Kill d’White People“, yo diría que el 99% del rap es una glorificación de todos los peores problemas de las comunidades negras en EE.UU. (drogas, violencia, sexo promiscuo, objetivación de las mujeres, alcoholismo, glorificación del comportamiento criminal en las calles y en las prisiones, etc.). Sin embargo, la mayoría de los políticos de EE.UU. parecen estar paralizados y sienten la necesidad de fingir que están absolutamente encantados con esta llamada “cultura negra”. Pero es aún peor que eso.
Política gobernante castrada
Combina una política gobernante castrada que no se atreve a llamar piedra a la piedra y que promueve una (fingida) “cultura” que glorifica la violencia y el odio contra todos los no criminales, incluyendo a los negros respetuosos de la ley que son llamados “Toms” y que también son señalados, como en este “hermoso” rap que incluye los siguientes “versos”: “Luego tienes a los negros que son más negros que la noche, corriendo por la ciudad diciendo que sus mejores amigos son blancos, negros como esos van a ser colgados de un árbol, y los quemarán vivos y dejarán que todo el mundo los vea” (mirad este “bello” rap aquí y para la letra completa, una lectura verdaderamente fascinante, aquí).
A continuación, añadamos a un estado completamente disfuncional, que es propiedad y está operado por una pequeña banda de bastardos narcisistas obscenamente ricos (de todas las razas, incluyendo a los negros), y a ello agreguemos una ausencia total de cualquier oportunidad social real, y la peor recesión de la historia de los Estados Unidos, con niveles de desempleo sin precedentes, incluso entre aquellos que serían empleables (las personas con pantalones caídos, tatuajes excesivos, condenas por delitos graves en el pasado y una actitud ampliamente no profesional —que no conseguirían un trabajo incluso si la economía estuviera en auge). Entonces, se obtiene una “chispa” relativamente localizada (como el asesinato de George Floyd por una banda de imbéciles arrogantes en uniforme) para iniciar un incendio que se extenderá instantáneamente por todo el país, sobre todo porque hay tantos otros grupos además de los negros, que quieren “llevar a cuestas” su agenda personal además de la de Black Lives Matter o Antifa (me refiero, por supuesto, a la verdadera cornucopia de los Odiadores de Trump que nunca aceptaron su elección).
Conclusión 1: ¡Esta no es la versión estadounidense de los Gilets Jaunes!
Algunos podrían estar tentados a decir que lo que estamos viendo en los EE.UU. es una versión estadounidense de los Gilets Jaunes franceses. Les aseguro que no lo es. Para empezar, los Gilets Jaunes tenían un programa político bastante claro. Los alborotadores de EE.UU. no lo tienen. Luego, los Gilets Jaunes eran mayormente pacíficos y mucha de la violencia fue instigada por las fuerzas policiales francesas (incluyendo el uso de falsos alborotadores). Mientras que definitivamente hay manifestantes pacíficos en los EE.UU., ni BLM ni AntiFa han denunciado realmente los disturbios (y ¿por qué deberían hacerlo cuando los medios de comunicación y los políticos de EE.UU. tampoco tienen el coraje de hacerlo?). Finalmente, las clases dominantes francesas y los medios de comunicación no mostraron el tipo de “comprensión” de los disturbios que tuvieron lugar, aunque Macron posó con dos “gangsters” en un esfuerzo por parecer “cool” (lo cual fracasó):
No sólo Biden, en Europa también…
Conclusión 2: Esto no es una revolución o una guerra civil
Algunos fantasean ahora que lo que estamos presenciando hoy es una revolución o una guerra civil. Creo que esto no es ninguna de las dos cosas.
Para que se produzca una revolución debe haber una fuerza capaz de cambiar no a la persona o personas en el poder, sino fundamentalmente cambiar el régimen, el sistema de gobierno, en sí mismo y sustituirlo por otro. Declarar que “Las vidas de los negros importan” o saquear tiendas o incluso exigir que la policía sea desfinanciada, no tiene este tipo de capacidad potencial.
Para que una guerra civil tenga lugar se necesitan al menos dos bandos, cada uno con una agenda política claramente identificable. Dado que el poder real en los EE.UU. está oculto a la conciencia pública, no hay potencial para una guerra civil del tipo “el pueblo contra los gobernantes” en los EE.UU. Una guerra civil “Derecha/Conservador vs. Izquierda/Liberal” tampoco es posible, porque tanto la Derecha como la Izquierda de EEUU están, en realidad, controladas por un estado profundo que no es ni liberal ni conservador. Finalmente, una “revancha” entre el Norte y el Sur tampoco es posible porque los modernos EE.UU. ya no están realmente divididos a lo largo de las líneas Norte/Sur. En términos de geografía, hay una especie de división entre las grandes ciudades y las zonas rurales de EE.UU., pero tiene lugar tanto en el norte como en el sur del país. En cambio, lo que sí observamos es una división social de los EE.UU. en “zonas”, algunas de las cuales lo hacen mucho mejor que otras (las grandes ciudades con una fuerte población negra son las que peor lo hacen, las pequeñas ciudades blancas son las que mejor lo hacen, incluso dentro del mismo estado). En algunas de estas zonas, veremos más de este tipo de actos de autoprotección:
Este tipo de enfrentamientos, aunque no sean violentos, son otra ilustración de la incapacidad del estado para hacerse cargo y proteger a la gente.
Conclusión 3: Esta es una insurrección que ha iniciado el colapso sistémico de la sociedad estadounidense.
Llamo a lo que está sucediendo hoy una insurrección: una revuelta violenta o rebelión contra las autoridades como tal. Cuando quemas un recinto policial no “protestas” contra las acciones de unos pocos policías, no, lo que estás haciendo es expulsar a los policías de tu vecindario (lo sé personalmente. En Argentina vivía en un suburbio de Buenos Aires, en el que la estación de policía fue atacada con tanta frecuencia que cerró y nunca fue reconstruida). Y dado que en una sociedad civilizada el estado debería tener el monopolio del uso (legal) de la fuerza, básicamente está rechazando la autoridad y la legitimidad del estado que opera la fuerza policial. Es muy poco probable que esta insurrección destituya a Trump de su cargo (por lo tanto, no es un golpe ni una revolución), pero la facción anti-Trump de las élites gobernantes ha adoptado ahora una clara estrategia de “peor es mejor”, porque simplemente se dan cuenta de que estos disturbios son probablemente su última oportunidad de culpar a Trump (y a Rusia, ¿por qué no?) y tal vez, solo tal vez, derrotarlo en noviembre.
En este momento, todo lo que vemos solo puede llamarse una regla de la mafia (técnicamente conocida como la “oclocracia“). Pero las turbas, sin importar cuán violentas, rara vez logran resultados políticos tangibles, ya que actúan “contra algo” y no “por algo”. Es por eso que las clases dominantes reales (detrás de escena) necesitan instrumentalizar esta insurrección inducida por la mafia para su ventaja política. Hasta ahora, diría que ni los “demolicans” ni los republicanos han tenido éxito en esto. Pero hay un verano muy largo y potencialmente extremadamente peligroso y esto podría cambiar.
Un proceso de transformación prolongado
Independientemente de si cualquiera de las facciones logrará instrumentalizar los disturbios, lo que estamos viendo hoy es un colapso sistémico de la sociedad estadounidense. Eso no quiere decir que Estados Unidos desaparecerá, en absoluto. Pero al igual que la Unión Soviética tardó una década o más en colapsar por completo (aproximadamente entre 1983 y 1993), a Estados Unidos le llevará muchos años colapsar por completo. Y al igual que una Nueva Rusia finalmente comenzó a tomar forma en 1999, habrá un Nuevo Estados Unidos que saldrá del colapso actual. Los colapsos totales y finales son muy raros, en su mayoría solo inician un proceso de transformación prolongado y potencialmente muy peligroso, cuyo resultado es casi imposible de predecir.
Sin embargo, así como el pueblo ruso tuvo que dejar de engañarse a sí mismo con sueños tontos sobre la “democracia” y tuvo que enfrentar los problemas reales de Rusia, así el pueblo de los EE.UU. tendrá que encontrar el coraje para enfrentar sus problemas reales, frontalmente y deliberadamente. Si no lo hacen, lo más probable es que el país se desintegre aún más en numerosas entidades mutuamente hostiles.
El tiempo lo dirá.
Fuente: https://thesaker.is/the-systemic-collapse-of-the-us-society-has-begun/
Traducción: A. Mondragón
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