Hace casi un año, escribimos sobre cómo los post-Millennials son más sanos, físicamente, que los adolescentes, pero que están al borde de una crisis de salud mental.
Por Tyler Durden
Jean Twenge del Atlantic preguntó si “los teléfonos inteligentes están destruyendo a una generación”.
Existe evidencia convincente de que los dispositivos que hemos colocado en manos de los jóvenes, están teniendo profundos efectos en sus vidas y los están haciendo gravemente infelices.
En el período transcurrido desde entonces, varios ex fundadores de Facebook y aduladores de Silicon Valley han tenido sus “momentos de sinceridad”, reconociendo y aceptando que lo que han creado está cambiando la conducta de la gente… y no para bien.
Mustapha Itani, a través de Medium.com, explicó hace varios meses que uno de los primeros pioneros de Facebook y su primer presidente, Sean Parker, expresó su pesar por haber ayudado a crear redes sociales en la forma en que lo conocemos hoy en día, diciendo:
“No sé si realmente entendí las consecuencias de lo que estaba diciendo, debido a las consecuencias involuntarias de una red cuando crece a mil millones o 2 mil millones de personas y, literalmente, cambia las relaciones sociales”…
“Dios solo sabe lo que le está haciendo al cerebro de nuestros hijos”.
Explotando las vulnerabilidades Parker dice que los que controlan las redes sociales explotan las vulnerabilidades psicológicas humanas, a través de un circuito de retroalimentación de validación, que hace que las personas publiquen constantemente (en las redes sociales) para obtener más me gusta (likes) y comentarios.
“Es exactamente el tipo de cosa que un hacker como yo se le ocurre, porque está explotando una vulnerabilidad en la psicología humana”, dijo.
“Los inventores, los creadores, soy yo, es Mark [Zuckerberg], es Kevin Systrom en Instagram, es toda esta gente, lo entendí conscientemente. Y lo hicimos de todos modos”.
Vinculado a males mentales
Y ahora la revista The Economist acaba de dar su cuota contra el impacto de las redes sociales sobre la juventud mundial… y sobre cómo el uso intensivo de las redes sociales está vinculado a las enfermedades mentales.
Los jóvenes informan problemas de ansiedad, depresión, sueño y “FoMO”.
El 20 de mayo marcó el final de la “Semana sobre la concientización sobre la salud mental”, una campaña realizada por la Mental Health Foundation, una organización benéfica británica. Aproximadamente una cuarta parte de los adultos británicos han sido diagnosticados, en algún momento de sus visas, con un trastorno psiquiátrico, lo que le cuesta a la economía un 4.5% del PIB anualmente. Tales enfermedades tienen muchas causas, pero un creciente cuerpo de investigación demuestra que, en los jóvenes, estas enfermedades están vinculadas con el gran consumo de las redes sociales.
Según una encuesta realizada en el 2017 por la Royal Society for Public Health, los británicos de entre 14 y 24 años creen que Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter tienen efectos perjudiciales para su bienestar.
En promedio, ellos reportaron que estas redes sociales les dieron un margen adicional para la autoexpresión y la construcción de una comunidad (cibernética).
Pero también dijeron que las plataformas exacerbaban la ansiedad y la depresión, les privaban del sueño, los exponían a la intimidación y creaban preocupaciones sobre su imagen corporal y “FOMO” (el “Miedo a Perderse” las cosas que se publican en las redes sociales).
Los estudios académicos han encontrado que estos problemas tienden a ser particularmente graves entre los usuarios frecuentes.
Casi el 63% de los usuarios de Instagram han reportado sentirse miserables, el mayor porcentaje entre las redes social. Pasan un promedio de casi una hora al día en la aplicación.
Ahora vea la tabla que Mark Zuckerberg no quiere que el público vea, especialmente los padres o los políticos europeos.
Desgarrando el tejido social
No es solo The Economist, otro ex ejecutivo de Facebook ha hablado abiertamente sobre las mismas preocupaciones.
Chamath Palihapitiya, ex vicepresidente de crecimiento de usuarios en Facebook, declaró en una reciente discusión pública en la Stanford Graduate School of Business: “Creo que hemos creado herramientas que están desgarrando el tejido social de cómo funciona la sociedad”.
“Los ciclos de retroalimentación a corto plazo, impulsados por la dopamina que hemos creado”, en referencia a las redes sociales, “están destruyendo el funcionamiento de la sociedad”, dijo Palihapitiya.
“No hay un discurso civil, no hay cooperación”, todo lo contrario, hay “desinformación, falsedad. Y no es un problema estadounidense, no se trata de propaganda rusa. Este es un problema global”, agregó.
Palihapitiya luego expresó un sentimiento de culpa: “Siento una gran culpa. Creo que todos lo sabíamos en el fondo de nuestras mentes: A pesar de que fingimos la línea de que, probablemente, no haya malas consecuencias involuntarias. Creo que, en lo más profundos recovecos de nuestra mente, supimos que algo malo podría pasar. Pero creo que la forma en que lo definimos —o le hicieron propaganda— no fue así”.
“Por lo tanto, en mi opinión, en este momento estamos en una muy mala situación. Está erosionando la base central de cómo las personas se comportan por y entre sí. Y no tengo una buena solución. Mi solución es que ya no uso estas herramientas. No lo he hecho por años”.
Sus hijos no utilizan “esta mierda”
Con respecto al tema de las redes sociales en general, Palihapitiya afirmó que ya no lo usa porque “por naturaleza no quería que lo programaran”. Y en cuanto a sus hijos, “no tienen permitido usar esta mierda”.
Volviendo al artículo de The Atlantic, las correlaciones entre la depresión y el uso de teléfonos inteligentes son lo suficientemente fuertes como para sugerir que más padres deberían decirle a sus hijos que dejen su teléfono. Como ha informado el escritor de tecnología Nick Bilton, es una política que siguen algunos ejecutivos de Silicon Valley. Incluso Steve Jobs limitó el uso que sus hijos tenían de los dispositivos que trajo al mundo.
¿Que deberían hacer los padres conscientes del peligro?
Si tomamos en serio la encuesta y fuéramos a dar consejos para lograr una adolescencia feliz, sería sencillo decir: deja el teléfono, apagar la computadora portátil y haz algo, cualquier cosa, que no implique una pantalla. Por supuesto, estos análisis no demuestran inequívocamente que pasar el tiempo ante una pantalla causa infelicidad; es posible que los adolescentes infelices pasen más tiempo en línea.
Pero investigaciones recientes sugieren que pasar el tiempo ante una pantalla, en particular el uso de los medios sociales, de hecho causa infelicidad. Un estudio pidió a estudiantes universitarios con una página en Facebook, completar encuestas cortas en sus teléfonos durante el transcurso de dos semanas. Recibían un mensaje de texto con un enlace cinco veces al día e informaban sobre su estado de ánimo y cuánto habían usado Facebook. Cuanto más usaban Facebook, más infelices se sentían, pero el sentirse descontentos no llevaba a un mayor uso de Facebook.
La importancia de la moderación
Me doy cuenta de que restringir la tecnología podría ser una exigencia poco realista para una generación de niños acostumbrados a estar conectados en todo momento. Sacar el teléfono de las manos de nuestros hijos será difícil, incluso más que los esfuerzos quijotescos de la generación de mis padres para que sus hijos apaguen MTV y tomen aire fresco. Pero tal vez sería mejor instar a los adolescentes a usar sus teléfonos de manera responsable, y hay beneficios que se pueden obtener, incluso, si inculcamos en nuestros hijos la importancia de la moderación.
Los efectos significativos sobre la salud mental y el tiempo de sueño aparecen después de dos o más horas al día en los dispositivos electrónicos. El adolescente promedio gasta alrededor de dos horas y media al día en los dispositivos electrónicos. Un ajuste leve en los límites de uso podría evitar que los niños caigan en hábitos dañinos.
Traducción: A. Mondragón
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