El mérito clave de “La Defensa Nacional de China en la Nueva Era”, un informe publicado por el Consejo de Estado en Beijing, es aclarar cualquier duda sobre de dónde viene el Reino Medio y hacia dónde irá en el 2049, la fecha mítica en que, teóricamente, se restaurará como la potencia global más importante.
Por Pepe Escobar
Aunque no es muy pesado en detalles, el informe ciertamente debe leerse como el contrapunto chino al reporte “La Estrategia de Seguridad Nacional de los EE.UU.”, así como a la Estrategia de Defensa Nacional.
No hace falta decir que el Pentágono está examinando cuidadosamente cada oración, por cuanto considera a China como un “actor maligno” y “una amenaza”, la terminología asociada con su mantra de la “agresión china”.
Para ir al grano y para perpetuar el deleite de los partidarios y críticos de China, estos son los elementos esenciales del documento.
¿Qué es la estabilidad global?
El liderazgo de Beijing afirma abiertamente que “Estados Unidos ha ajustado sus estrategias de seguridad y defensa nacional, y ha adoptado políticas unilaterales” que, esencialmente, “socavaron la estabilidad estratégica global”. Grandes sectores del Sur Global estarían de acuerdo.
La contrapartida es la evolución de “la asociación estratégica integral de coordinación China-Rusia para una nueva era”, que ahora desempeña “un papel importante en el mantenimiento de la estabilidad estratégica global”. [Nota del Traductor: Para un acucioso entendedor la “nueva era” es El Nuevo Sistema Mundo Euroasiático, como lo describe este portal.]
Palabras de diplomacia militar
Paralelamente, Beijing es muy cuidadoso al elogiar la “relación militar con EE.UU., de acuerdo con los principios de no conflicto, no confrontación, respeto mutuo y cooperación de beneficio mutuo”. La “relación militar-militar” debería funcionar como “un estabilizador de las relaciones entre los dos países y, por lo tanto, contribuir a la relación China-Estados Unidos basada en la coordinación, cooperación y estabilidad”.
Otra contraparte clave de EE.UU., y la OTAN, es el papel cada vez más crucial de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que está “forjando una asociación constructiva de no alianza y no confrontación que no se dirige a terceros, ampliando la cooperación en seguridad y defensa, y creando un nuevo modelo para la cooperación regional en seguridad”.
El nuevo tipo de organización regional
El documento técnico enfatiza que “la OCS se ha convertido en un nuevo tipo de organización integral de cooperación regional, que cubre el área y la población más grande del mundo”, algo que, de hecho, es correcto. La última cumbre de la OCS en Bishkek hizo maravillas al presentar algunas de las cualidades más preciadas del grupo, especialmente la “confianza mutua”, la “consulta”, el “respeto por las diversas civilizaciones” y la “búsqueda del desarrollo común”.
En puntos críticos, al contrario del escepticismo occidental, el documento afirma que “la situación del Mar del Sur de China es generalmente estable” y que una “arquitectura de seguridad asiática equilibrada, estable, abierta e inclusiva continúa desarrollándose”.
Mano férrea sobre la reunificación
No debe haber ilusión con respecto a la posición de Beijing sobre la “independencia de Taiwán”, que nunca se desviará de lo establecido por el pequeño timonel Deng Xiaoping a fines de la década de 1970: “Las fuerzas separatistas y sus acciones siguen siendo la amenaza inmediata más grave para la paz y la estabilidad en estrecho de Taiwán y la mayor barrera que obstaculiza la reunificación pacífica del país”.
Y lo mismo se aplica a las “fuerzas separatistas externas para la ‘independencia del Tíbet’ y la creación del ‘Turquestán Oriental'”. Cómo Pekín los trató –y se desarrolló económicamente– el Tíbet seguirá siendo el plan para enfrentar y desarrollar económicamente a Xinjiang, independientemente de la protesta occidental por la subyugación de más de un millón de uigures en China.
Con respecto a la agitación de Hong Kong y el grado en que refleja la interferencia de “fuerzas externas”, el documento configura a Hong Kong como el modelo a seguir en el camino a Taiwán. “China se adhiere a los principios de ‘reunificación pacífica’ y ‘un país, dos sistemas’, promoviendo el desarrollo pacífico de las relaciones a través del Estrecho y promueve la reunificación pacífica del país”.
En el Mar del Sur de China, el documento señala (sin mencionar literalmente a EE.UU.) que “los países de fuera de la región realizan frecuentes reconocimientos cercanos en China por aire y mar, y entran ilegalmente en las aguas territoriales de China y las aguas y el espacio aéreo cerca de las islas y arrecifes de China, lo que socava la seguridad nacional de China”.
Así que para que no haya ningún malentendido, dice: “Las islas del Mar Meridional de China y las Islas Diaoyu son partes inalienables del territorio chino”. La ASEAN y Japón tendrán que lidiar con lo que Beijing dice que son hechos.
Sin hegemonía, nunca
Si bien señala que “se ha logrado un gran progreso en la Revolución en Asuntos Militares con características chinas” –la versión china del Pentágono– el documento admite que “el EPL aún va muy por detrás de los principales ejércitos del mundo”. El compromiso es inconfundible para “transformar completamente las fuerzas armadas del pueblo en fuerzas de clase mundial para mediados del siglo XXI”.
Se hace especial hincapié en la diplomacia detrás de escena relativamente tranquila de China. “China ha desempeñado un papel constructivo en la solución política de los puntos críticos regionales, como la cuestión de la península de Corea, la cuestión nuclear iraní y la cuestión siria”. El corolario no podría ser más claro. “China se opone a la hegemonía, el unilateralismo y el doble rasero”.
El enfoque chino distintivo
Podría decirse que el punto más importante hecho por el documento, en marcado contraste con la narrativa de la “agresión china”, es que “No buscar la hegemonía, expansión o esferas de influencia”, es calificado como “la característica distintiva de la defensa nacional de China en la nueva era”.
Esto está respaldado por lo que podría definirse como el enfoque chino distintivo de las relaciones internacionales: respetar “los derechos de todos los pueblos a elegir independientemente su propio camino de desarrollo” y “la solución de las disputas internacionales a través del diálogo, la negociación y la consulta equitativa”. China se opone a la interferencia en los asuntos internos de los demás, el abuso de los débiles por parte de los fuertes y cualquier intento de imponer la voluntad de los demás”.
Entonces, la hoja de ruta está sobre la mesa para que todos la vean. Será fascinante observar las reacciones de innumerables latitudes en todo el Sur Global. Veamos cómo responden los paranoicos de la “agresión china”.
Pepe Escobar es un analista geopolítico independiente, escritor y periodista. Escribe para The Roving Eye, Asia Times Online, y trabaja como analista para RT, Sputnik News y Press TV. Anteriormente trabajó para Al Jazeera.
Fuente: https://thesaker.is/the-dragon-lays-out-its-road-map-denies-seeking-hegemony/
Traducción: A. Mondragón
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