En su magistral novela El Otoño del Patriarca, Gabriel García Márquez acuñó una frase inmortal: “El día en que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”. Era una alegoría a la explotación de recursos materiales en América Latina por parte de las hordas extranjeras de la globalización occidental que comenzó en el Siglo XVI. Es en este contexto que puede entenderse que parte de la tragedia latinoamericana son sus riquezas masivas explotadas por manos ajenas. Y aquel que diga que no debe ser así —Hugo Chávez con el petróleo venezolano, o Evo Morales con los minerales de su país, por señalar los casos más recientes— debe ser catalogado como de lo peor —”un enemigo de la democracia” o un “peligro para la seguridad nacional”— según el lenguaje orwelliano de los Amos del Universo. El Patriarca en su Otoño aún golpea con su mano férrea, Evo lo sabe.
Por Vijay Prashad
El presidente boliviano Evo Morales fue derrocado en un golpe militar el 10 de noviembre. Ahora está en México. Antes de dejar el cargo, Morales había estado involucrado en un largo proyecto, para llevar adelante la democracia económica y social a su explotado país. Es importante recordar que Bolivia ha sufrido una serie de golpes de estado, a menudo llevados a cabo por los militares y la oligarquía, en nombre de las empresas mineras transnacionales. Inicialmente, se trataba de empresas de estaño, pero el estaño ya no es el objetivo principal en Bolivia. El objetivo principal son sus enormes depósitos de litio, cruciales para los autos eléctricos.
Durante los últimos 13 años, Morales ha tratado de construir una relación diferente entre su país y sus recursos. No ha querido que los recursos beneficien a las empresas mineras transnacionales, sino a su propia población. Parte de esa promesa se cumplió, ya que la tasa de pobreza de Bolivia ha disminuido y la población del país ha podido mejorar sus indicadores sociales. La nacionalización de los recursos combinada con el uso de sus ingresos para financiar el desarrollo social ha desempeñado un papel importante. La actitud del gobierno de Morales hacia las empresas transnacionales produjo una dura respuesta por parte de ellas, muchas de las cuales llevaron a Bolivia ante los tribunales.
En el transcurso de los últimos años, Bolivia ha luchado por aumentar la inversión para desarrollar las reservas de litio, de una manera que devuelva la riqueza al país para su gente. El vicepresidente de Morales, Álvaro García Linera, había dicho que el litio es el “combustible que alimentará al mundo”. Bolivia no podía hacer tratos con empresas transnacionales occidentales; decidió asociarse con empresas chinas. Esto hizo vulnerable al gobierno de Morales. Había entrado en la nueva Guerra Fría entre Occidente y China. El golpe contra Morales no se puede entender sin una mirada a este enfrentamiento.
Choque con las empresas transnacionales
Cuando Evo Morales y el Movimiento por el Socialismo tomaron el poder en el 2006, el gobierno inmediatamente intentó deshacer décadas de robo por parte de empresas mineras transnacionales. El gobierno de Morales confiscó varias de las operaciones mineras de las empresas más poderosas, como Glencore, Jindal Steel & Power, Anglo-Argentine Pan American Energy y South American Silver (ahora TriMetals Mining). Envió el mensaje de que las cosas no iban a seguir así.
No obstante, estas grandes empresas continuaron sus operaciones —con viejos contratos— en algunas zonas del país. Por ejemplo, la empresa transnacional canadiense South American Silver había creado una empresa en el 2003 —antes de que Morales llegara al poder— para explotar el Malku Khota en busca de plata e indio (un metal de tierras raras utilizado en televisores de pantalla plana). Entonces la South American Silver comenzó a extender su alcance a sus concesiones. La tierra que reclamaba estaba habitada por indígenas bolivianos, quienes argumentaban que la empresa estaba destruyendo sus espacios sagrados y promoviendo una atmósfera de violencia.
Pago a las demandas transnacionales
El 1ro de agosto del 2012, el gobierno de Morales —por Decreto Supremo Nro. 1308— anuló el contrato con la South American Silver (TriMetals Mining), que luego buscó un arbitraje internacional y compensación. El gobierno canadiense de Justin Trudeau —como parte de un impulso más amplio a favor de las compañías mineras canadienses en Sudamérica— ejerció una enorme presión sobre Bolivia. En agosto del 2019, TriMetals llegó a un acuerdo con el gobierno boliviano por $25.8 millones, aproximadamente una décima parte de lo que había exigido anteriormente como compensación.
Jindal Steel, una empresa transnacional india, tenía un viejo contrato para extraer mineral de hierro de El Mutún de Bolivia, un contrato que fue suspendido por el gobierno de Morales en el 2007. En julio del 2012, Jindal Steel rescindió el contrato y solicitó arbitraje internacional y compensación por su inversión. En el 2014, ganó $22.5 millones de Bolivia en un fallo de la Cámara de Comercio Internacional con sede en París. En otro caso contra Bolivia, Jindal Steel exigió una compensación de $100 millones.
Una estrategia apropiada
El gobierno de Morales confiscó tres instalaciones de la empresa minera transnacional suiza Glencore, que incluían una mina de estaño y zinc, así como dos fundiciones. La expropiación de la mina tuvo lugar después de que la subsidiaria de Glencore se enfrentara violentamente con los mineros.
De manera más agresiva, Pan American demandó al gobierno boliviano por $1,500 millones por la expropiación de la participación de la empresa anglo-argentina en el productor de gas natural Chaco por parte del estado. Bolivia llegó a un acuerdo por $357 millones en el 2014.
La escala de estos pagos es enorme. En el 2014 se estimó que los pagos públicos y privados efectuados para la nacionalización de estos sectores clave ascendían por lo menos a $1,900 millones (el PIB de Bolivia era entonces de $28,000 millones).
En el 2014, incluso el Financial Times estuvo de acuerdo en que la estrategia de Morales no era del todo inapropiada. “Prueba del éxito del modelo económico de Morales es que, desde que llegó al poder, ha triplicado el tamaño de la economía y ha aumentado las reservas de divisas”.
El Litio y los autos eléctricos
Las reservas clave de Bolivia están en litio, que es esencial para los autos eléctricos. Bolivia afirma tener 70 por ciento de las reservas mundiales de litio, principalmente en el Salar de Uyuni. La complejidad de la minería y el procesamiento ha significado que Bolivia no ha sido capaz de desarrollar la industria del litio por sí sola. Requiere capital y experiencia.
El salar se encuentra a unos 3,600 metros (12,000 pies) sobre el nivel del mar, y es una zona donde hay lluvias torrenciales. Esto dificulta el uso de la evaporación a base de sol. Estas soluciones más simples están disponibles en el desierto de Atacama en Chile y en Hombre Muerto en Argentina. Se necesitan más soluciones técnicas para Bolivia, lo que significa que se necesita más inversión.
La política de nacionalización del gobierno de Morales y la complejidad geográfica del Salar de Uyuni ahuyentaron a varias empresas mineras transnacionales. Eramet (Francia), FMC (Estados Unidos) y Posco (Corea del Sur) no pudieron hacer negocios con Bolivia, por lo que ahora operan en Argentina.
Morales dejó claro que cualquier desarrollo del litio tenía que hacerse con Comibol de Bolivia —su compañía minera nacional— y Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) —su compañía nacional de litio— como socios iguales.
Los acuerdos con los chinos
El año pasado, ACI Systems de Alemania llegó a un acuerdo con Bolivia. Después de las protestas de los residentes de la región del Salar de Uyuni, Morales canceló el acuerdo el 4 de noviembre del 2019.
Empresas chinas, como TBEA Group y China Machinery Engineering, llegaron a un acuerdo con YLB. Se decía que el grupo chino Tianqi Lithium Group, que opera en Argentina, iba a llegar a un acuerdo con YLB. Tanto la inversión china como la empresa boliviana de litio estaban experimentando con nuevas formas de extraer el litio y de compartir los beneficios del litio. La idea de que podría haber un nuevo pacto social para el litio era inaceptable para las principales empresas mineras transnacionales.
Tesla (Estados Unidos) y Pure Energy Minerals (Canadá) mostraron gran interés en tener una participación directa en el litio boliviano. Pero no pudieron llegar a un acuerdo que tuviera en cuenta los parámetros establecidos por el gobierno de Morales. El propio Morales fue un impedimento directo para la adquisición de los campos de litio por parte de las empresas transnacionales no chinas. Tuvieron que irse.
Después del golpe, las acciones de Tesla aumentaron astronómicamente. Ahora usted sabe una de las verdaderas razones del golpe de estado.
Vijay Prashad es el director de “Tricontinental: Institute for Social Research” y editor jefe de LeftWord Books. Es Escritor y Corresponsal Principal de Globetrotter, un proyecto del Independent Media Institute. Escribe regularmente para The Hindu, Frontline, Newsclick y BirGün.
Texto original: https://www.truthdig.com/articles/the-bolivian-coup-comes-down-to-one-precious-mineral/
Traducción: Alexandr Mondragón
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