El imperialismo estadounidense basado en la extorsión financiera y cómo acabará el imperio del dólar auspiciado por el propio Trump

El imperialismo financiero de EE.UU. lo consigue todo a cambio de nada. Es una estrategia, respaldada por su poder militar, para obtener el excedente de otros países sin realizar un rol productivo, sino mediante la creación de un sistema extractivo de la riqueza. En este escenario, impuesto hace más de 45 años, el régimen de Washington obliga a otros países a pagar tributo. Por supuesto, EE.UU. no le dice directamente a los otros países: “Tienen que pagarnos un tributo”, como los emperadores romanos le dijeron a las provincias que gobernaban. Los funcionarios y los diplomáticos estadounidenses simplemente insisten –bajo una serie de amenazas, lo que lo convierte en una extorsión– en que otros países inviertan los excedentes de su balanza de pagos y ahorros en dólares en el Banco de la Reserva de EE.UU., comprando especialmente los Bonos del Tesoro de EE.UU. que, a su vez, lo usa para pagar los costos de su imperio militar, incluidas sus 800 bases militares en todo el mundo. Todo esto es explicado en detalle por el Dr. en Economía Michael Hudson.
Redacción NSM
El Dr. Hudson es presidente del Institute for the Study of Long-Term Economic Trend, analista financiero de Wall Street y Profesor Distinguido de Investigación Económica en la Universidad de Missouri, en Kansas City. Sus libros más recientes incluyen: “And Forgive Them Their Debts, Lending, Foreclosure and Redemption from Bronze Age Finance to the Jubilee Year”; “Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy”; y “J Is for Junk Economics: A Guide to Reality in an Age of Deception”.
Lo que sigue a continuación en una entrevista hecha al Dr. Hudson en el programa Guns and Butter, donde él hace una crítica de cómo EE.UU. explotó las economías extranjeras a través del FMI y el Banco Mundial, discute como su país ha dominado el mundo económicamente, primero como el mayor acreedor del mundo y luego (por más tiempo) como el mayor deudor del mundo, y analiza la próxima desaparición del dólar como la moneda global causada por el mismísimo Donald Trump. Advertimos que la entrevista es bastante extensa, pero sumamente ilustrativa. Es como un curso condesado de economía dónde el lector podrá aprender y entender cómo ha funcionado, en parte, el sistema mundo controlado por los EE.UU. en el último medio siglo. Pero como es sabido, no hay nada que dure eternamente.

Bonnie Faulkner: Michael Hudson, bienvenido de nuevo.
Michael Hudson: Es bueno estar de vuelta, Bonnie.

Bonnie Faulkner: ¿Por qué el presidente Trump insiste en tasas de interés más bajas de la Reserva Federal? Pensé que ya eran extremadamente bajas. Y si bajaran, ¿qué efecto tendría esto?
Michael Hudson: Las tasas de interés son históricamente bajas, y se han mantenido bajas para tratar de seguir proporcionando dinero barato a los especuladores, para que compren acciones y bonos, y obtengan ganancias de arbitraje. Los especuladores pueden pedir prestado a una tasa de interés baja para comprar una acción que genere dividendos (y también obtener ganancias de capital) a una tasa de retorno más alta, o comprando un bono, como los bonos basura corporativos que pagan tasas de interés más altas, y mantienen la diferencia. En resumen, las bajas tasas de interés son una forma de ingeniería financiera.
Trump quiere que las tasas de interés sean bajas para inflar aún más el mercado de la vivienda y el mercado de valores, como si fuera un índice de la economía real. Más allá de esta preocupación doméstica, Trump imagina que si mantiene las tasas de interés más bajas que las de Europa, la tasa de cambio del dólar disminuirá. Él cree que esto hará que las exportaciones estadounidenses sean más competitivas en comparación con los productos extranjeros. Pero EE.UU. no tiene mucho que exportar a gran escala.
Trump está criticando a la Reserva Federal por no mantener bajas las tasas de interés, incluso más bajas que las de Europa. Él piensa que si las tasas de interés son bajas, habrá una salida de capital de este país para comprar acciones y bonos extranjeros que pagan una tasa de interés más alta. Esta salida financiera bajará la tasa de cambio del dólar. Él cree que esto aumentará la posibilidad de reconstruir las exportaciones manufactureras de Estados Unidos.
Este es un gran error de cálculo neoliberal. También es la base para los modelos del FMI.
Debido a que las bajas tasas de interés bajan el tipo de cambio del dólar, los precios de las importaciones suben.

Reduciendo el costo salarial
La idea guía de Trump es que al reducir el valor del dólar, reducirá el costo de la mano de obra para los empleadores. Eso es lo que sucede cuando una moneda se devalúa. La depreciación no reduce los costos que tienen un precio mundial común. Hay un precio común para el petróleo en el mundo, un precio común para las materias primas y casi un precio común para el capital y el crédito. Así que lo principal que se devalúa cuando se empuja una moneda hacia abajo es el precio de la mano de obra y sus condiciones de trabajo.
Los trabajadores se ven presionados cuando el tipo de cambio de una moneda cae, porque tienen que pagar más por los bienes que importan. Si el dólar cae contra el yuan chino o el Euro, las importaciones chinas van a costar más en dólares. También lo harán las importaciones europeas. Esa es la lógica detrás de las devaluaciones del “mendigo de mi vecino”.
De cuánto más cuesten las importaciones extranjeras depende de qué tan lejos caiga el dólar. Pero incluso si se desploma en un 50 por ciento, incluso si el dólar se convirtiera en una moneda basura como la argentina u otras monedas latinoamericanas, eso no puede aumentar las exportaciones manufactureras estadounidenses, porque ya no hay mucha mano de obra estadounidense en las fábricas. Los trabajadores conducen taxis y trabajan en la industria de servicios o para compañías de seguros médicos. Incluso si les da a los trabajadores estadounidenses de las empresas manufactureras toda su ropa y alimentos gratis, no pueden competir con países extranjeros, porque sus costos de vivienda son tan altos, su seguro médico es tan alto y sus impuestos son tan altos que ellos tienen precios incompetentes para los mercados mundiales. Por lo tanto, no ayudará mucho si el dólar baja un 1 por ciento, 10 por ciento o incluso 20 por ciento. Si no hay fábricas en funcionamiento y no tiene un sistema de transporte, una fuente de energía, y si nuestros servicios públicos e infraestructura se están agotando, no hay nada que pueda hacer la manipulación de la moneda para permitir que Estados Unidos reconstruya rápidamente sus industrias de fabricación para la exportación.

EE.UU. ya está desindustrializado
Las empresas matrices estadounidenses ya han trasladado sus fábricas al extranjero. Han renunciado a EE.UU. Mientras Trump o sus sucesores se abstengan de cambiar ese sistema –siempre y cuando ofrezca ventajas fiscales para que las empresas se muden al extranjero– no hay nada que pueda hacer para restaurar la industria aquí. Pero ha elegido la economía basura del Fondo Monetario Internacional, la charla neoliberal que se le da a América Latina, pretendiendo que si un país simplemente reduce aún más su tipo de cambio, podrá reducir sus salarios y niveles de vida, pagando menos por la mano de obra hasta que, en algún momento, cuando su pobreza y austeridad sean lo suficientemente profundas, se volverá más competitivo.
Eso no ha funcionado durante cincuenta años en América Latina. Tampoco ha funcionado para otros países, y nunca funcionó en los Estados Unidos. La Escuela Americana de Economía Política del siglo XIX desarrolló la doctrina de la economía del alto salario. (Reviso esto en mi libro sobre El despegue proteccionista de Estados Unidos: 1815-1914). Reconocieron que si paga más mano de obra, es más productivo, puede permitirse una mejor educación y funciona mejor. Es por eso que el trabajo con salarios altos puede subestimar los trabajos “pobres” de salarios bajos. Por lo tanto, Trump lleva un siglo de retraso en retomar la idea de austeridad del FMI, de que simplemente puede devaluar la moneda y reducir los salarios y los estándares de vida del trabajo en términos internacionales, para hacer que la economía sea más rentable y de alguna manera “salir de la deuda”.
Lo que sí hace la depreciación de la moneda cuando se devalúa el dólar es permitir que las empresas de Wall Street obtengan préstamos del 1% y compren monedas y bonos europeos con un rendimiento del 3%, 4% o del 5%, o las acciones que rindan aún más. La idea principal es hacer lo que Japón hizo en 1990: tener tasas de interés muy bajas para aumentar lo que se llama el carry trade. El carry trade es un préstamo a una tasa de interés baja y la compra de bonos que producen una tasa más alta, lo que genera una ganancia de arbitraje en el diferencial de la tasa de interés. Así que Trump está creando una oportunidad de arbitraje para los inversores de Wall Street. Pretende que esto es a favor del trabajo y puede reconstruir la fabricación. Pero solo ayuda a vaciar la economía de los EE.UU., enviando dinero a otros países en lugar de invertirlo en nosotros mismos. Entonces, el efecto de lo que Trump está haciendo es lo contrario de lo que dice que está haciendo.

Bonnie Faulkner: Exactamente. ¿Cuál es el punto de llevar la inversión a países extranjeros, lejos de los Estados Unidos?
Michael Hudson: Si eres un inversor, puedes ganar más dinero desmantelando la economía de los Estados Unidos. Puedes pedir prestado al 1 por ciento y comprar un bono o una acción que produzca 3 o 4 por ciento. Eso se llama arbitraje. Es un almuerzo gratis financiero. El efecto de este almuerzo gratuito, como usted dice, es construir economías extranjeras o, al menos, sus mercados financieros, al mismo tiempo que socava la suya. Las finanzas son cosmopolitas, no patrióticas. Realmente no importa donde hacen dinero. Las finanzas van a donde la tasa de rendimiento es más alta. Esa es la dinámica que ha estado desindustrializando a los Estados Unidos durante los últimos cuarenta años.

Bonnie Faulkner: Por lo que está diciendo, parece que las políticas de Donald Trump están llevando a que en Estados Unidos se haga lo que el FMI y el Banco Mundial han hecho tradicionalmente a las economías extranjeras.
Michael Hudson: Eso es lo que pasa cuando se devalúa. Al ver que las tasas de interés están bajando, por lo que el tipo de cambio del dólar también disminuirá, los inversores moverán su dinero (o lo tomarán prestado) a euros, oro, yen japonés o francos suizos, cuyo tipo de cambio se espera que aumente. Entonces, están ofreciendo un arbitraje financiero y una ganancia de capital para los inversores que especulan en monedas extranjeras. También está ahuecando la economía aquí y ajustando los niveles reales de los salarios y niveles de vida. Esto es porqué la devaluación no ayudará a reindustrializar la economía de Estados Unidos.

Bonnie Faulkner: ¿Crees que Donald Trump entiende lo que está haciendo?
Michael Hudson: No creo que él lo entienda. Creo que él tiene una visión demasiado simplista de cómo funciona el mundo. Él piensa que si devaluamos el dólar, podemos subestimar a China y Europa. Pero solo puedes vencerles si tienes fábricas de automóviles disponibles. Si no tiene una fábrica, no podrás ganarle a los fabricantes de automóviles extranjeros sin importar qué tan bajo vaya el dólar. Y si no tienes un conjunto de fábricas que manufacturan computadoras y proveedores locales en los Estados Unidos, no tendrás la capacidad de producción capaz de venderle a China. Sobre todo, se necesita infraestructura pública y viviendas asequibles, educación y atención médica. Así que la visión de Trump es una fantasía. Es como decir: “Si tuviéramos un poco de jamón, podríamos tener un poco de jamón y huevos, si tuviéramos algunos huevos”. Esto nos deja con las causas de la desindustrialización de Estados Unidos.
Si tuviéramos fabricantes de automóviles desempleados, fabricantes de computadoras y otros fabricantes –fábricas que estaban inactivas en una economía bastante competitiva– entonces la devaluación podría tener algún sentido. Pero los estadounidenses no solo son un poco incompetentes. Los costos de la vivienda en EE.UU. son tan altos, así como los costos de los seguros médicos y de salud, los impuestos y la retención de salarios sobre la mano de obra y los precios de la infraestructura básica, que no hay forma de que podamos competir con países extranjeros por simplemente manipular la moneda.
Desde 1980, la economía de los Estados Unidos ha tenido un costo muy alto. Sin embargo, también hubo una gran presión sobre la mano de obra, al aumentar los precios que tienen que pagar por las necesidades básicas. Incluso si los salarios aumentan, las personas no pueden vivir tan bien como hace treinta años. Se necesita una reestructuración radical para restaurar una economía industrial con pleno empleo. Se necesita la desprivatización, se debe romper los monopolios, se necesita el tipo de economía y reforma económica que Estados Unidos tuvo bajo Franklin Roosevelt en los años treinta. No veo que eso suceda.

Bonnie Faulkner: ¿Crees que Donald Trump fue instalado como presidente de los Estados Unidos para supervisar la quiebra de los Estados Unidos y el desmantelamiento del Imperio de los Estados Unidos?
Michael Hudson: Nadie lo instaló; se instaló a sí mismo. No creo que la mayoría de la gente esperaba que él ganara. Si observa las probabilidades que ofrecieron los corredores de apuestas y los apostadores profesionales, desde el momento en que anunció su candidatura, la mayoría de las personas pensaron que el soñoliento Jeb Bush obtendría la nominación, y que Bush perdería ante Hillary. Así que efectivamente hubo intentos de instalar a Hillary o Bush. Pero nadie intentó instalar Trump. Terminó corriendo alrededor de ellos, hablando directamente, con humor y celebridad.
No tenía asesores a quien escuchar, porque siempre fue (y es) un espectáculo de un solo hombre. Y él realmente no sabe lo que está haciendo económicamente. Él sabe cómo engañar a la gente, defraudar a sus proveedores y cómo ganar dinero en bienes raíces por simplemente no pagar a los proveedores, y pidiendo préstamos a los bancos y no pagarlos. Pero no tiene idea de que no se puede manejar una economía de esta manera. Ser un mafioso inmobiliario no es lo mismo que manejar una economía entera. Trump no tiene ni idea y creo que nadie sabe cómo controlarlo, excepto quizás Fox News.

Bonnie Faulkner: ¿Qué está pasando con la clase dominante en los Estados Unidos? ¿Alguien en sus filas sabe cómo dirigir una economía?
Michael Hudson: El problema es que administrar una economía para ayudar a la gente y elevar el nivel de vida, e incluso reducir el costo de la vida y hacer negocios, significa no ayudar a Wall Street. Si alguien sabe cómo dirigir una economía, el sector financiero lo mantendrá fuera de cualquier cargo público. Las altas finanzas son a corto plazo, no a largo plazo. Se dedican a apostar y cobrar, no está interesado en la tarea mucho más difícil de crear un marco para el crecimiento económico tangible.
Puede hacer una de dos cosas: puede ayudar a los trabajadores o puede ayudar a Wall Street. Si administrar la economía significa ayudar a los trabajadores y mejorar los estándares de vida brindando una mejor atención médica, esto será a expensas del sector financiero y de las ganancias corporativas a corto plazo. Entonces, lo último que quiere hacer es que alguien maneje la economía para la prosperidad de la mayoría, debe hacerlo para el propósito de Wall Street.
El asunto es quién va a hacer la planificación. ¿Serán elegidos funcionarios públicos del gobierno, o de Wall Street? La oficina de relaciones públicas de Wall Street es la Universidad de Chicago. Afirma que un mercado libre es uno donde los inversores ricos de Wall Street y la clase financiera manejan una economía. Pero si deja que la gente vote y elija democráticamente a los gobiernos para regular, eso se llama “interferencia” en un mercado libre. Esta es la pelea que Trump tiene contra China. Quiere decirle que permita a los bancos dirigir China y tener un mercado libre. Él dice que China se ha enriquecido en los últimos cincuenta años por medios injustos, con la ayuda del gobierno y la empresa pública. En efecto, quiere que los chinos estén tan amenazados e inseguros como los trabajadores estadounidenses. Deberían deshacerse de su transporte público. Deberían deshacerse de sus subsidios. Deben dejar que muchas de sus empresas quiebren para que los estadounidenses puedan comprarlas. Deben tener el mismo tipo de mercado libre que ha arruinado la economía de los Estados Unidos.
China no quiere ese tipo de mercado libre, por supuesto. Tiene una economía de mercado. En realidad, se parece mucho a Estados Unidos en su despegue industrial del siglo XIX, con un fuerte subsidio gubernamental.

La cambiante estrategia monetaria de EE.UU, desde el excedente de pagos hasta el estado de déficit
Bonnie Faulkner: En su trabajo seminal de 1972, Súper Imperialismo: la estrategia económica del imperio estadounidense, usted escribe: “Mientras que la dominación estadounidense de la economía mundial se originó desde 1920 hasta 1960 desde su posición de acreedor, su control desde la década de 1960 proviene (paradójicamente) de su posición de deudor. No solo se han cambiado de lugar, sino que los diplomáticos estadounidenses han descubierto que su influencia como la principal economía deudora del mundo es tan fuerte, como la que antes reflejaba su posición de acreedor neto”. Esto suena contraintuitivo. ¿Podrías descomponerlo? Empecemos desde 1920 hasta 1960. ¿Cómo pudo EE.UU. dominar la economía mundial desde su posición de acreedor?
Michael Hudson: La posición de EE.UU. como un acreedor comenzó realmente después de la Primera Guerra Mundial, basada en el dinero que prestó a los Aliados antes de unirse a la guerra. Cuando terminó la guerra, los diplomáticos estadounidenses le pidieron a Inglaterra y Francia que nos pagaran las armas que habían comprado al principio. Pero en el pasado, durante siglos, los vencedores usualmente perdonaban todas las deudas una vez que la guerra había terminado. Por primera vez, Estados Unidos insistió en que los Aliados pagaran por el apoyo militar que les había vendido antes de unirse a ellos.
Los aliados europeos estaban bastante devastados por la guerra, y se dirigieron a Alemania e insistieron en reparaciones que rápidamente llevaron a la bancarrota a Alemania. Alemania quebró su economía tratando de pagar a Inglaterra y Francia, que simplemente enviaban los pagos a Estados Unidos. Sus balanzas de pagos estaban en déficit y sus monedas bajaban. Los inversionistas estadounidenses vieron la oportunidad de comprar su industria. El oro era la medida del poder, el respaldo para el dinero y el crédito nacional y, por ende, la inversión de capital.
EE.UU. era mucho más productivo, al no haber sufrido daños de guerra aquí. Entre el final de la Segunda Guerra Mundial y 1950, cuando estalló la Guerra de Corea, EE.UU. acumuló más del 75 por ciento del oro monetario del mundo. EE.UU. tenían fuertes exportaciones agrícolas, crecientes exportaciones industriales y suficiente dinero para comprar las industrias líderes de Europa, América Latina y otros países. Pero a partir de 1950 con la Guerra de Corea, la balanza de pagos de EE.UU. entró en déficit por primera vez. Se hizo aún peor cuando el presidente Eisenhower decidió que EE.UU. tenía que apoyar el colonialismo francés en el sudeste asiático, en la Indochina francesa –Vietnam y Laos. Cuando la Guerra de Vietnam se intensificó en la década de 1960, el dólar tenía grandes déficits en la balanza de pagos. Cada semana en Wall Street veíamos cómo bajaba el suministro de oro, perdiendo oro a países que no estaban en guerra, como Francia y Alemania. Estaban cobrando el exceso de dólares que estaban gastando los militares estadounidenses. En la década de 1960, quedó claro que EE.UU. estaba en una trayectoria para quedarse sin oro dentro de una década, debido al gasto de guerra en el extranjero.
Finalmente lo hizo, en agosto de 1971 cuando el presidente Nixon dejó de vender oro en la bolsa de Londres y se permitió que el precio se disparara por encima de los 35 dólares la onza. La balanza de pagos de EE.UU. todavía tenía un gran déficit debido a los combates en el sudeste asiático y en otros lugares, creando un déficit permanente en la balanza de pagos. El sector privado se mantuvo en equilibrio durante los años 1950’s y 1960’s. Todo el déficit era militar.
Cuando EE.UU. perdió el oro, la gente comenzó a preguntarse qué iba a pasar. Muchos predijeron un día del juicio final económico. Estaba perdiendo su capacidad de gobernar el mundo a través del oro. Pero lo que me di cuenta (y fui el primero en publicarlo) fue que si los países ya no podían comprar y mantener oro en sus reservas internacionales, ¿qué iban a tener? Solo podían tener un activo: los valores del gobierno de los EE.UU., es decir, los bonos del Tesoro.

El mundo pagando a los militares de EE.UU.
Un bono del Tesoro es un préstamo al Tesoro de los Estados Unidos. Cuando un banco central extranjero compra un bono, financia el déficit presupuestario interno de los Estados Unidos. Entonces el déficit de la balanza de pagos termina financiando el déficit del presupuesto interno. El resultado es un flujo circular de gastos militares reciclados (pagados) por bancos centrales extranjeros. Después de 1971, Estados Unidos continuó gastando en acciones militares en el extranjero, y en 1974 los países de la OPEP cuadruplicaron el precio del petróleo. En ese momento, Estados Unidos le dijo a Arabia Saudita que podía cobrar lo que quisiera por su petróleo, pero tenía que reciclar todas sus ganancias netas en dólares. Los saudíes no debían comprar oro. Se les dijo a los saudíes que sería un acto de guerra si no reciclaran a la economía estadounidense los dólares que recibieron por sus exportaciones de petróleo. Se les alentó a comprar bonos del Tesoro de EE.UU., pero también podrían comprar otros bonos y acciones de EE.UU. para ayudar a impulsar los mercados de bonos y acciones aquí, mientras apoyaban al dólar.
Los EE.UU. mantuvo su propio stock de oro, mientras querían que el resto del mundo mantuviera sus ahorros en la forma de préstamos a EE.UU. Así que el dólar no bajó. Otros países que estaban recibiendo dólares simplemente los reciclaron para comprar valores financieros de los Estados Unidos.
¿Qué hubiera pasado si no hubieran hecho esto? Digamos que eres Alemania, Francia o Japón. Si no recicla sus dólares en la economía de EE.UU., su moneda aumentará de precio. Los flujos de dólares provenientes de las ventas de exportación se estarían convirtiendo a su moneda, aumentando su tipo de cambio. Pero al comprar bonos o acciones estadounidenses, ofrecen un respaldo al precio de los dólares contra su propia moneda.
Entonces, cuando EE.UU. tiene un déficit en la balanza de pagos en condiciones en que otros países mantienen sus reservas de divisas en dólares, el efecto es que los otros países mantendrán estables los tipos de cambio de sus monedas, principalmente mediante préstamos al gobierno de EE.UU. que, de esta forma, obtiene todo gratis. Puede rodear el mundo con bases militares y los dólares que esto cuesta son pagados por los dólares devueltos a EE.UU. con la compra de bonos.

Qué hace a EE.UU. un “país excepcional”
Imagínese que usted escriba un IOU (nota de promesa de pago) cuando va a gastar en una tienda o restaurante, ¡pero sus IOU nunca serán pagados! La tienda podría decir: “Tenemos un IOU de Bonnie Faulkner. Mantengámoslo como nuestros ahorros. En lugar de ponerlo en el banco o pedir un pago en dinero real, seguiremos recolectando estos pagarés de Bonnie Faulkner”. Las corporaciones llaman a estos pagarés y créditos comerciales “cuentas por cobrar”. Ahora, supongamos que usted se fue de compras y le dio a la tienda un valor de mil millones de dólares de sus pagarés. No hay forma de que puedas pagar este billón de dólares. En ese caso, las tiendas que reciben estos pagarés dirían: “Bueno, realmente no queremos excluir a Bonnie, porque sabemos que no puede pagar. Perderíamos el valor de las cuentas por cobrar en el lado del activo de nuestra hoja de balance –todos estos IOU que hemos estado recolectando.
Eso es esencialmente lo que los países extranjeros están diciendo sobre su acumulación de dólares. La posición de EE.UU. es, en efecto, que no vamos a pagarle a ningún país extranjero la deuda en dólares que les debemos. Como dijo el secretario del Tesoro, John Connolly, “Son nuestros dólares, pero es su problema”. Otros países tienen que pagarnos o, de lo contrario, los bombardearemos. La dimensión militar de este acuerdo es la posición de EE.UU. de que sería un acto de guerra si otros países no siguen gastando sus ingresos de exportación en préstamos o acciones y bonos estadounidenses.
Eso es lo que hace que Estados Unidos sea el “país excepcional”. El valor de nuestra moneda se basa en los ahorros de otros países. El dinero que ahorran debe mantenerse en forma de dólares o valores que nunca vamos a reembolsar, incluso si pudiéramos.
Esto es vivir de gratis. Uno pensaría que Donald Trump querría seguir adelante con lo mismo. Pero afirma que China está manipulando su moneda reciclando sus dólares en préstamos al Tesoro de los Estados Unidos. ¿Qué quiere decir él con eso? China está ganando muchos dólares por exportar sus productos a EE.UU. ¿Qué hace con estos dólares? Trató de hacer lo que EE.UU. hizo con Europa y Sudamérica: trató de comprar compañías estadounidenses. Pero Washington le impidieron hacer esto, por motivos de seguridad nacional engañosos. El gobierno afirma que nuestra seguridad nacional se vería amenazada si China comprara una cadena de estaciones de gasolina, como quería hacer en California. Por lo tanto, EE.UU. tienen un doble estándar, alegando que está amenazado si China compra cualquier compañía, pero insistiendo en su derecho a comprar las compañías dominantes de las economías extranjeras con su crédito electrónico en dólares.
Eso deja a China con una sola opción: comprar bonos del Tesoro de EE.UU., prestando sus ganancias de exportación al Tesoro de EE.UU.

Trump está sacando ahora a otros países de la órbita del dólar
China se da cuenta ahora de que el Tesoro de EE.UU. no va a pagar (realmente siempre lo supo, era parte del juego). Incluso si quisiera reciclar sus ingresos de exportación en bonos del Tesoro o acciones y bonos o bienes raíces de EE.UU., Trump está diciendo ahora que no quiere que China respalde el tipo de cambio del dólar (y mantenga su propio tipo de cambio bajo) comprando activos de EE.UU. Le estamos diciendo a China que no haga lo que le hemos dicho a otros países que hagan durante los últimos cuarenta años: comprar valores estadounidenses. Trump acusa a los países de manipulación artificial de la moneda si mantienen sus reservas de divisas en dólares. Así que les está diciendo a ellos, y específicamente a China, que se deshagan de sus tenencias en dólares, que ya no compren bonos en dólares con sus ingresos de exportación.
Así que China está comprando oro. Rusia también está comprando oro y gran parte del mundo está ahora en proceso de volver al estándar de intercambio de oro (lo que significa que el oro se usará para resolver desequilibrios de pagos internacionales, pero no está conectado a la creación de dinero nacional). Los países se dan cuenta de que hay una gran ventaja del estándar de intercambio de oro: solo hay una cantidad limitada de oro en los bancos centrales del mundo. Esto significa que cualquier país que libere una guerra va a tener un déficit tan grande en la balanza de pagos que perderá sus reservas de oro. Por lo tanto, revivir el papel del oro puede evitar que cualquier país, incluido Estados Unidos, vaya a la guerra y sufra un déficit militar.

Lo que Trump está provocando
La ironía es que Trump está por acabar con el vivir a expensas de otros de Estados Unidos, su política de imperialismo monetario, al decir a los países que dejen de reciclar sus entradas de dólares. Tienen que desdolarizar sus economías. El efecto es hacer que estas economías sean independientes de los Estados Unidos. Trump ya ha anunciado que no contrataremos chinos en nuestros sectores de IT, ni permitiremos que los chinos estudien materias en la universidad que puedan permitirles competir con nosotros. Así que nuestras economías se van a separar. [¿Y acaso Trump no se está dando cuenta de que más allá del oro, los países podrán invertir en nuevos tipos de bonos como los del megaproyecto del BRI, donde sería una inversión cuyas regalías, tal vez, no serán el pago de intereses, sino la construcción de megaproyectos en beneficio del desarrollo económico de los países que se unan al nuevo sistema?]
En efecto, Trump ha dicho que si no podemos ganar en un acuerdo comercial, si no podemos hacer que otros países pierdan y se vuelvan más dependientes de los proveedores estadounidenses y de los precios de monopolio, entonces no vamos a firmar un acuerdo. Esta postura está impulsando no solo a China, sino también a Rusia e incluso a Europa y otros países, a salirse de la órbita de EE.UU. El resultado final será que EE.UU. estará aislado, sin poder fabricar cosas como lo solía hacer. Se ha desmantelado su fabricación. Entonces, ¿cómo va a salir adelante?

Acelerando la desindustrialización de EE.UU.
Algunas cifras de población se dieron a conocer hace una semana que muestran que el centro de EE.UU. se está vaciando. La población se está moviendo desde el medio oeste y los estados montañosos hacia las costas este y oeste y la costa del Golfo. Así que las políticas de Trump están acelerando la desindustrialización de EE.UU. sin hacer nada para establecer nuevos poderes productivos, y ni siquiera quiere que otros países inviertan aquí. Las compañías de automóviles alemanas ven a Trump imponer aranceles sobre el acero importado que necesitan para construir automóviles en EE.UU. Los construyó aquí para sortear las barreras arancelarias de EE.UU. contra los automóviles alemanes y otros. Pero ahora Trump ni siquiera les permite importar las piezas que necesitan para ensamblar estos autos en las plantas no sindicalizadas que han construido en el Sur.
¿Qué pueden hacer? Tal vez propondrán un intercambio con General Motors y Chrysler. Los europeos obtendrán las fábricas que las compañías estadounidenses poseen en Europa y les darán sus fábricas estadounidenses a cambio. Este tipo de división se está produciendo sin ningún intento de hacer que la mano de obra estadounidense sea más competitiva, al reducir su costo de vivienda o el precio de su seguro médico y atención médica, sus costos de transporte o los costos de infraestructura. De modo que EE.UU. se está quedando como una economía de altos precios en un mundo nacionalista, al tiempo que tiene un enorme déficit en la balanza de pagos para respaldar sus gastos militares en todo el mundo.

Bonnie Faulkner: Parece que cuando Estados Unidos se salió del patrón oro, el dólar básicamente reemplazó al oro como el principal activo en el que los gobiernos extranjeros podían mantener sus activos. Ahora está diciendo que cuando el estándar del oro se acabó, si las economías extranjeras no compraban los bonos del Tesoro de EE.UU., el precio de su moneda aumentaría y los haría incompetentes en el mercado.
Michael Hudson: Sí. Imagínese si los estadounidenses tuvieran que pagar más y más dólares para comprar automóviles alemanes. Habrá una mayor demanda de la moneda alemana, el euro, cuyo tipo de cambio aumentaría. Eso sucedió a lo largo de los años sesenta y setenta, antes del euro. La única forma en que Alemania podía mantener bajo el valor de su moneda (el marco alemán) era comprar algo que costara dólares. No compró las exportaciones estadounidenses, porque EE.UU. ya estaba produciendo y exportando cada vez menos, a excepción de los alimentos, y Alemania solo puede consumir trigo y soja. Así que lo único que Alemania pudo comprar cotizado en dólares, fueron los bonos del Tesoro de EE.UU. Eso evitó que el marco alemán subiera aún más rápidamente y mantuvo la balanza de pagos en equilibrio.
Japón tenía un problema similar. Los japoneses intentaron comprar bienes raíces en los Estados Unidos, pero no tenían idea de lo que los hacía valiosos aquí. Perdieron un billón de dólares en la compra del Rockefeller Center, sin darse cuenta de que el edificio estaba separado del valor de la tierra, y la tierra era propiedad de la Universidad de Columbia. El edificio en sí estaba funcionando en un déficit. La mayor parte del valor del alquiler pagado fue al propietario de la tierra. Los japoneses no tenían idea de cómo funcionaban los bienes raíces estadounidenses.

El euro como una moneda satelital del dólar estadounidense
A algunos estadounidenses les preocupa que el euro se convierta en rival del dólar. Después de todo, Europa no se está desindustrializando. Está avanzando y produciendo mejores autos, aviones y otras exportaciones. Así que EE.UU. persuadió a los políticos extranjeros para que paralizaran el euro al convertirlo en una moneda de austeridad, creando tan pocos bonos gubernamentales que no existe un vehículo del euro lo suficientemente grande como para que los países extranjeros mantengan sus reservas extranjeras en euros. Así, EE.UU. puede crear más y más deuda en dólares, mediante la ejecución de un déficit presupuestario, y no permitir que la zona del euro haga lo mismo. Pueden seguir las políticas keynesianas haciendo funcionar un déficit para emplear más mano de obra. Pero la eurozona se niega a permitir que los países tengan un déficit presupuestario de más del 3 por ciento de su PIB. Ese nivel es muy marginal en comparación con EE.UU. Y si está tratando de no tener ningún déficit, e incluso si lo mantiene por debajo del 3%, imponen la austeridad a su país, manteniendo su empleo bajo. Esto sofoca su mercado interno, cortándose la garganta al no poder crear un verdadero rival para el dólar. Por eso Donald Rumsfeld llamó a Europa una zona muerta, y por qué las únicas alternativas para una moneda rival son el yuan chino. Se están mudando a un área monetaria basada en el oro junto con Rusia, Irán y otros miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái.

Bonnie Faulkner: La Unión Europea no permite que los países dentro de la zona euro no tengan déficits mayores al 3 por ciento, básicamente se está cortando la garganta. ¿Por qué iban a hacer tal cosa?
Michael Hudson: Porque los jefes del Banco Central están librando una guerra de clases. Se ven a sí mismos como generales financieros en la lucha económica contra el trabajo, para perjudicar a la clase trabajadora, reducir los salarios y ayudar a su electorado político, la clase rica de las inversiones. Europa siempre ha tenido una guerra de clases más viciosa que Estados Unidos. Realmente nunca surgió de su sistema aristocrático post-feudal. Sus bancos centrales y universidades siguen la escuela de libre mercado de la Universidad de Chicago y dicen que la manera de enriquecerse es hacer que su trabajo sea más pobre y crear un gobierno donde el trabajador no tenga voz. Esa es la filosofía económica de Europa, y es por eso que Europa no ha igualado el crecimiento que China y otros países están experimentando.

Bonnie Faulkner: Entonces, parece que EE.UU. ha podido dominar la economía mundial desde 1971 desde una posición deudora.
Michael Hudson: Cuando estaba perdiendo su suministro de oro, de 1950 a 1971, eso no era lo dominante; que lo perdiera a Francia, Alemania, Japón y otros países. Su poder fue desplegado cuando detuvo el estándar de intercambio de oro y dejó a los países sin alternativa para sus ahorros internacionales, excepto comprar los bonos del Tesoro de EE.UU. u otros valores en dólares, para pagar sus gastos militares sin perder su poder.
Desde 1971, la diplomacia mundial ha sido esencialmente respaldada por el poder militar estadounidense. No es un mercado libre. El poder militar mantiene a los países en una camisa de fuerza financiera en la que EE.UU. puede endeudarse sin tener que pagar por los préstamos que recibe. A otros países que tienen déficit de pagos no se les permite expandir sus economías, ya sea para rivalizar con EE.UU. o incluso para mejorar el nivel de vida de su fuerza laboral. Solo los países que se encuentran fuera de la órbita de EE.UU., China y, en principio, Rusia y algunos otros países de Asia, pueden aumentar sus niveles de vida e inversión de capital y tecnología, al estar libres de esta guerra de clases financiera globalizada.

Bonnie Faulkner: En el Súper Imperialismo, usted escribe: “Las presiones para crear un Nuevo Orden Económico Internacional colapsaron a fines de los años 70”. ¿Está diciendo que otros países simplemente se rindieron y aceptaron el imperialismo monetario estadounidense? ¿Qué pasó?
Michael Hudson: Me han dicho que hubo un soborno general. Los funcionarios de la administración Reagan me dijeron que acababan de pagar a funcionarios extranjeros para apoyar la posición de EE.UU., no a un Nuevo Orden Económico Internacional. Las agencias de EE.UU. maniobraron dentro los partidos políticos de los países europeos y del Cercano Oriente para promover a funcionarios pro estadounidenses y dejar de lado a quienes no aceptaron actuar como satélites de EE.UU. Una gran cantidad de dinero estuvo involucrado en esta intromisión.
Por lo tanto, EE.UU. ha corrompido la política democrática en toda Europa y el Cercano Oriente y gran parte de Asia. Eso ha logrado esterilizar la independencia extranjera de los EE.UU. Mientras tanto, se promovieron las ideas neoliberales de Thatcher y Reagan en lugar del tipo de economía mixta que Roosevelt y la socialdemocracia habían estado presionando durante cincuenta años.

¿Quién planificará las economías: los administradores financieros o los gobiernos democráticos?
Bonnie Faulkner: Si hubo presiones para crear un Nuevo Orden Económico Internacional en la década de 1970, ¿qué quería lograr este nuevo orden?
Michael Hudson: Otros países querían hacer por sus economías lo que EE.UU. hizo durante mucho tiempo por su propia economía: utilizar el gasto deficitario de sus gobiernos para construir su infraestructura, elevar los niveles de vida, crear viviendas y promover impuestos progresivos que impidan que la clase rentista, a los terratenientes y la clase financiera, se hagan cargo de la gestión económica. En el campo financiero, querían que los gobiernos crearan su propio dinero, para promover su propio desarrollo, al igual que EE.UU. El papel del neoliberalismo fue lo opuesto: promover el sector financiero y de bienes raíces y los monopolios, alejando al gobierno de la gestión económica.
Así que la pregunta real de la década de 1980 fue sobre quién sería el centro básico de planificación de la sociedad. ¿Sería el sector financiero, los bancos y los tenedores de bonos, cuyo interés es realmente el del Uno por ciento que posee la mayoría de los bonos y acciones de los bancos? O, ¿van a ser los gobiernos tratando de subsidiar a la economía para ayudar al 99 por ciento a crecer y prosperar? Esa fue la visión socialdemócrata a la que se opusieron el thatcherismo y el reaganismo.

El impulso internacional para la desdolarización
Bonnie Faulkner: Esta presión que impidió un Nuevo Orden Económico Internacional ¿provocó que EE.UU. se saliera del estándar de intercambio de oro?
Michael Hudson: No. Fue una reacción contra la política de EE.UU. de extraer lo mejor de las economías extranjeras. EE.UU. quiere controlar las exportaciones de materias primas de otros países, especialmente su petróleo y gas. Quiere controlar su sistema financiero, para que todas sus ganancias económicas se destinen a los inversionistas extranjeros, principalmente a los inversionistas estadounidenses. Quiere convertir otras economías en economías de servicio a EE.UU., y convertirlas en una especie de alianza militar súper OTAN que se opondrá a cualquier país que no quiera ser parte del orden global unilateral centrado en EE.UU.

Bonnie Faulkner: ¿En qué se diferencia el imperialismo monetario de hoy, el súper imperialismo, del imperialismo del pasado?
Michael Hudson: Es una etapa superior del imperialismo. El viejo imperialismo fue el colonialismo. Usted venía y usaba el poder militar para instalar una clase dirigente del estado cliente. Pero cada país tendría su propia moneda. Lo que ha hecho que el imperialismo sea “súper” es que EE.UU. no tiene que colonizar otro país. No tiene que invadir un país o realmente ir a la guerra con él. Todo lo que necesita es que el país invierta sus ahorros, sus ingresos de exportación en préstamos al gobierno de EE.UU. Esto le permite a EE.UU. mantener sus tasas de interés bajas y permitir que los inversionistas estadounidenses tomen préstamos de los bancos estadounidenses a una tasa baja, para comprar la industria extranjera y la agricultura que tienen un rendimiento del 10 por ciento, 15 por ciento o más. Así que los inversionistas estadounidenses se dan cuenta de que a pesar del déficit de la balanza de pagos, pueden tomar prestados estos dólares a una tasa tan baja de los países extranjeros, pagando solo entre el 1 y el 3 por ciento de los bonos del Tesoro que poseen, al mismo tiempo que inyectan dólares a las economías extranjeras comprando su industria, su agricultura, la infraestructura y servicios públicos, haciendo grandes ganancias de capital. La esperanza es que, y pronto, saldremos de la deuda con este acuerdo de vivir de gratis.
El imperialismo lo consigue todo a cambio de nada. Es una estrategia para obtener el excedente de otros países sin desempeñar un papel productivo, sino mediante la creación de un sistema de rentas extractivas. Una potencia imperialista obliga a otros países a rendir tributo. Por supuesto, Estados Unidos no viene directamente y le dice a otros países, “Tienes que rendirnos tributo”, como los emperadores romanos le dijeron a las provincias que gobernaban. Los diplomáticos de los Estados Unidos simplemente insisten en que otros países inviertan sus ganancias de la balanza de pagos y los ahorros oficiales del banco central local en dólares estadounidenses, especialmente los pagarés del Tesoro de EE.UU. Esta norma del Tesoro convierte el sistema monetario y financiero global en un sistema tributario.
Eso es lo que paga los costos del gasto militar de los EE.UU., incluidas sus 800 bases militares en todo el mundo, y su legión extranjera de combatientes de Isis, Al Qaeda y “revoluciones de color” para desestabilizar a los países que no se adhieren a la economía mundial centralizado en el sistema del dólar. [Y los $21 trillones extraviados del Pentágono entre 1993 y el 2016.]

Cómo China y Rusia se están desligando del chantaje de los bonos del tesoro
Bonnie Faulkner: Usted ha escrito: “Hoy sería necesario que Europa y Asia diseñen una alternativa a la política artificial del dólar, como una reserva internacional de valor. Esto promete convertirse en el quid de las tensiones políticas internacionales para la próxima generación”. ¿Cómo puede librarse el mundo de esta dominación del dólar de doble estándar?
Michael Hudson: Ya está llegando. Y Trump es un gran catalizador que acelera la salida de los invitados. China y Rusia están reduciendo sus tenencias en dólares. No quieren tener bonos del Tesoro estadounidense, porque si EE.UU. va a la guerra con ellos, les hará lo mismo que a Irán. Se quedará con todo el dinero, no pagará la inversión que China ha mantenido en los bancos de EE.UU. y el Tesoro. Así que se están deshaciendo de los dólares que tienen. Están comprando oro y se están moviendo lo más rápido posible para ser independientes de cualquier dependencia de las exportaciones de EE.UU. Están construyendo sus fuerzas armadas, de modo que si EE.UU. trata de amenazarlos, pueden defenderse. El mundo se está fracturando.

Bonnie Faulkner: ¿Qué están utilizando los países extranjeros como China y Rusia para comprar oro? ¿Lo están comprando con dólares?
Michael Hudson: Sí. Ellos ganan dólares o euros de lo que están exportando. Este dinero va al banco central de China, porque los exportadores chinos quieren que se pague a sus trabajadores y proveedores con el yuan nacional. Así que van al Banco de China y cambian sus dólares por yuan. El Banco de China, el banco central, decide qué hacer con esta moneda extranjera. Pueden entrar en el mercado abierto y comprar oro. O bien, pueden gastarlo en países extranjeros, en la Iniciativa Belt and Road para construir una infraestructura ferroviaria y desarrollo de puertos para ayudar a los exportadores de China a integrar su economía con otros y, en última instancia, con Europa, reemplazando a Estados Unidos como cliente y proveedor. Ven a los Estados Unidos como una economía agonizante.

Bonnie Faulkner: ¿Pueden los chinos construir sus proyectos de infraestructura de Belt and Road con dólares?
Michael Hudson: No, se están deshaciendo de los dólares. Ya están recibiendo un superávit tan grande cada año que solo usan los dólares para comprar oro o algunos bienes, como los aviones Boeing, pero principalmente alimentos y materias primas. Cuando China compra hierro de Australia, por ejemplo, venden dólares de sus reservas en divisas y compran moneda australiana para pagar a los australianos el mineral de hierro que importan. Usan dólares para pagar a otros países que aún forman parte del área del dólar y siguen dispuestos a seguir agregando estos dólares a sus reservas monetarias oficiales en lugar de tener oro.

Bonnie Faulkner: Bueno, es algo sorprendente, Michael, que los países no han empezado a hacer esto mucho antes.
Michael Hudson: Ha habido presión política para no retirarse del sistema de deuda en dólares. Si los países actúan de manera independiente, se arriesgan a ser derrocados. Se necesita un gobierno fuerte para resistir la interferencia de los Estados Unidos y los trucos sucios para poner primero a su propio país, en lugar de seguir a los asesores y agentes de los EE.UU., que les pagan para servir a la economía de los EE.UU. en lugar de a los suyos, o para resistir el lavado de cerebro por parte de la economía basura de la Universidad de Chicago.

Bonnie Faulkner: ¿En qué punto está la desaparición del dólar como la moneda de reserva del mundo?
Michael Hudson: Ya se está desacelerando. Trump está haciendo todo lo posible para acelerarlo, amenazando con que si los países extranjeros continúan reciclando sus ingresos de exportación en dólares (aumentando el tipo de cambio del dólar), los acusaremos de manipular su moneda. Así que le gustaría terminar todo al final de su segundo mandato en 2024.

Bonnie Faulkner: ¿Qué aspecto tendrían los Estados Unidos si el dólar ya no fuera la moneda de reserva mundial?
Michael Hudson: Si continúa permitiendo que Wall Street haga la planificación económica, la economía se verá como la de Argentina.

Bonnie Faulkner: ¿Y qué aspecto tiene la Argentina?
Michael Hudson: Una oligarquía estrecha en la parte superior, manteniendo a los trabajadores en la parte inferior, quitando los derechos laborales para sindicalizarse –una economía cuyos sectores financieros y militares han ganado la guerra de clases.

Bonnie Faulkner: China, con su proyecto de infraestructura Belt and Road, ahora está comprando oro en el mercado abierto, al igual que otros países. ¿El sistema bancario occidental ha penetrado en China? Y si es así, ¿cómo caracterizaría el sistema bancario de China?
Michael Hudson: Hay un intento de EE.UU. de penetrar en China. En los recientes acuerdos comerciales, China permitió que los bancos estadounidenses crearan su propio crédito. No estoy seguro de que esto vaya a despegar, ahora que Trump está acelerando la guerra comercial. Pero vayamos a lo básico, en EE.UU. tienes bancos privados que otorgan crédito a las corporaciones. En China tienes a los bancos del gobierno extendiendo los préstamos. Eso evita que China tenga una crisis financiera como las tiene EE.UU.
Se dice que alrededor del 12 por ciento de las compañías estadounidenses son compañías zombies. Ya son insolventes, no pueden obtener ganancias después de pagar su pesada deuda. Pero los bancos aún les dan suficiente crédito para mantenerse en el negocio, por lo que no tendrán que ir a la quiebra y crear una crisis. China no tiene ese problema, porque cuando la industria y las fábricas chinas no pueden pagar, el banco público de China simplemente puede perdonar la deuda. Su elección es clara: puede dejar que las empresas quiebren y se vendan a un precio bajo a algún comprador, principalmente un estadounidense; O bien, puede borrar las deudas incobrables de los libros.
Si China hubiera estado lo suficientemente loca como para hacer préstamos estudiantiles y dejar a sus graduados empobrecidos, en lugar de proporcionar universidades gratuitas, el banco central de China podría simplemente cancelar los préstamos estudiantiles. Ningún inversionista perdería, porque los bancos son propiedad del gobierno. Su posición es: “Si eres una fábrica, no queremos que tengas que cerrar y desemplear tu trabajo. Simplemente vamos a cancelar la deuda. Y si sus empleados están pasando un momento realmente difícil, simplemente cancelaremos sus deudas, para que puedan gastar su dinero en bienes y servicios para ayudar a expandir nuestro mercado interno”.
Los bancos de los Estados Unidos son propiedad de los accionistas y tenedores de bonos, que nunca permitirían que el Chase Manhattan, Citibank o Wells Fargo, perdonen sus diversas categorías de préstamos. Es por eso que la banca pública es mucho más eficiente a nivel económico que los bancos privados. Es por eso que la banca debe ser una utilidad pública, no privatizada.

Bonnie Faulkner: ¿Puede explicar con más detalle cómo reducir las deudas es bueno para la economía?
Michael Hudson: Bueno, piense en la alternativa de las deudas estudiantiles. Si cargas con deudas a los estudiantes de EE.UU., cuando se gradúen tendrán que pagar tanto por su deuda (que ahora deben al gobierno) que no tendrán suficiente dinero para poder comprar una casa, ni suficiente dinero para casarse, o comprar bienes y servicios. Esto significa que la mayoría de las personas que pueden comprar casas son graduados con fondos fiduciarios, estudiantes cuyos padres son lo suficientemente ricos como para no tener que solicitar un préstamo estudiantil para pagar la educación de sus hijos. Estas familias son lo suficientemente ricas como para comprarles su propio apartamento.
Es por eso que la economía estadounidense se está polarizando entre las personas que heredan suficiente dinero para poder tener su propia vivienda y presupuestos libres de préstamos estudiantiles y otras deudas, en comparación con las familias que están endeudadas y con pocos ahorros. Esta bifurcación financiera nos está haciendo más pobres. Sin embargo, la teoría económica neoliberal ve esto como una ventaja competitiva. Para ellos, y para los empleadores, la pobreza no es un problema a resolver; Es la solución a su propio objetivo de rentabilidad.

Bonnie Faulkner: Entonces, ¿todo este esquema de privatización, en particular la privatización del sistema bancario y la privatización de una gran cantidad de infraestructura, es lo que está llevando a la bancarrota en los Estados Unidos?
Michael Hudson: Sí, al igual que la bancarrota de Inglaterra y otros países que siguieron el Thatcherismo o la filosofía neoliberal desde aproximadamente 1980.

Guns and Butter es un programa radial producido por Bonnie Faulkner, Yarrow Mahko y Tony Rango. Visítenos en gunsandbutter.org para escuchar programas anteriores, comentar programas o unirse a nuestra lista de correo electrónico para recibir nuestro boletín que incluye programas recientes y actualizaciones. Envíenos un correo electrónico a faulkner@gunsandbutter.org. Síguenos en Twitter en gandbradio.

Fuente: https://michael-hudson.com/2019/07/de-dollarizing-the-american-financial-empire/

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