El conflicto creciente entre China y los Estados Unidos probablemente será largo y debilitante.
Por David P. Goldman
El desplome del mercado de valores de hoy (lunes 5 de agosto) anuncia una nueva y grave fase en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Pekín ha señalado que está preparado para soportar una guerra comercial larga y debilitante con Estados Unidos, después de que el presidente Donald Trump anunció un arancel adicional del 10%, sobre $300 mil millones de importaciones chinas, después de la futilidad de las reuniones en Shanghái entre sus principales funcionarios comerciales y sus homólogos chinos. [Nota del traductor: Menos de dos semanas después, el martes 13 de agosto, Trump dio marcha atrás con la amenaza y dijo que la aplazaría por 3 y medio meses más.]
Una directiva informada a las compañías chinas, para que se abstengan de comprar productos agrícolas de Estados Unidos, parece un desafío directo a Trump. Y la decisión de China de dejar que el Yuan se deprecie más allá de la marca de las 7.00, recargó la insistencia de Trump de que China impulsa sus exportaciones al manipular su moneda.
Entonces Trump salió disparando en Twitter. “China bajó el precio de su moneda a un mínimo casi histórico. Eso se llama manipulación de divisas”, tuiteó.
La fortaleza de su mercado interno
Sin embargo, China cree claramente que puede impulsar su demanda interna para compensar la reducción de las exportaciones a EE.UU., a través de una combinación de créditos, recortes de impuestos y gasto público. La caída del Yuan a 7.04 por dólar, el 5 de agosto, representó una jugada ya conocida de su política monetaria. Así, al permitir que el Yuan absorbiera las tensiones de la última ronda de la guerra comercial, el Banco Popular de China (PBOC) protegió el mercado local. [Nota del Traductor: La táctica es que sí el Yuan vale menos, esto compensa el alza de los aranceles de forma que los productos chinos no encarezcan demasiado para los consumidores estadounidenses y, de esta forma, el volumen de las exportaciones no sufra un golpe considerable.]
Dejando a Trump con malas opciones
Lo que está haciendo el PBOC es lo que hacen los otros grandes bancos centrales del mundo, es decir, administrar sus asuntos de acuerdo con las necesidades internas, en lugar de las preferencias de los socios comerciales.
Eso deja a Trump con pocas alternativas buena. Ya ha disparado su munición de reserva, o más bien amenazó con dispararla el 1 de septiembre cuando entre en vigencia la nueva ronda de aranceles. Es posible que pueda imponer aranceles aún más drásticos a China, pero a un costo espantoso. Los consumidores estadounidenses ya pagarán más por los productos electrónicos antes de la temporada navideña, y una tarifa punitiva afectaría a los consumidores justo cuando comience la próxima campaña presidencial.
Trump podría ordenar al Tesoro que intervenga en los mercados de divisas para reducir el valor del dólar, lo que requeriría que el gobierno compre divisas chinas y venda dólares estadounidenses. Eso sería indecoroso, así como ineficaz. A menos que la Reserva Federal relaje la política monetaria al mismo tiempo, el resultado de la intervención sería temporal en el mejor de los casos. Las preocupaciones del mercado sobre la intervención cambiaria probablemente explican la debilidad del dólar estadounidense durante la sesión del lunes (5 de agosto).
Temporada de compras deprimente
La guerra comercial, evidentemente, ha contribuido a la fuerte desaceleración del crecimiento económico de Estados Unidos. El mismo lunes, la Asociación Nacional de Gerentes de Compras informó el peor resultado en tres años. Y la semana pasada había reportado un número aún más débil para la fabricación. Los aumentos de impuestos no son el tratamiento recomendado para una economía en desaceleración. Trump, como escribí la semana pasada, está arriesgando a crear una recesión al aumentar los impuestos a las importaciones.
En mi opinión, todo esto era previsible y evitable, y advertí hace un año que no terminaría bien. El presidente de EE.UU. cometió el error de intentar negociar el futuro de una compleja cadena de suministro global, como si fuera un acuerdo inmobiliario de Atlantic City.
El harakiri tecnológico de EE.UU.
Los inversores de renta variable (de capital de riesgo) tienen una buena idea de lo que viene después. El peor desempeño entre los 100 mejores del S&P es la firma líder de diseño de chips Nvidia, con una caída de casi el 7%. Nvidia gana alrededor del 70% de sus ingresos en Asia. El índice de semiconductores SOX ha perdido un 8% durante las últimas tres sesiones de negociación.
EE.UU. intentó presionar a China cortando las exportaciones de componentes electrónicos clave a Huawei, el campeón nacional chino de las telecomunicaciones. Mientras tanto, Huawei y otras empresas chinas han estado trabajando arduamente en diseños de chips que rivalizan con lo mejor que EE.UU. tiene para ofrecer; por ejemplo, los procesadores móviles “Kirin” de Huawei y su línea de chips Ascend para el análisis de datos a gran escala. Los diseñadores de chips de China pueden comenzar una guerra de precios para aprovechar su participación en el mercado asiático y sacar de la carrera a sus competidores estadounidenses.
Huawei elude los golpes de Trump
Los otros intentos de Trump de presionar a China han fracasado. La prohibición de las exportaciones a Huawei no ha impedido que el gigante de las telecomunicaciones continúe con el lanzamiento de la banda ancha móvil 5G en todo el continente euroasiático e Inglaterra. Estados Unidos también señaló que evitaría que Huawei, el segundo mayor fabricante de teléfonos móviles del mundo, obtenga actualizaciones para el sistema operativo Android de Google.
Huawei respondió preparando su propio software operativo. Todas las medidas no arancelarias estadounidenses contra China han fracasado.
No está claro a dónde irán las guerras comerciales desde aquí. Para un presidente estadounidense que mide su éxito en el mercado de valores, el descenso de cinco días continuos de los principales índices bursátiles estadounidenses no puede ser alentador. Pero la combinación de fanfarronadas y jugarretas de su régimen dificulta la reducción de la escala del conflicto.
Víctima de su propio éxito
En muchos sentidos, Trump es víctima de su propio éxito. Trump ha sido hábil en moldear la opinión pública sobre China que es víctima de su propio éxito. Si parece mostrar debilidad en las negociaciones con China, sus oponentes demócratas lo atacarán.
Eso nos deja con un resultado de todo o nada, sin que nada parezca un poco más probable en este momento. Los presidentes Trump y Xi podrían anunciar un gran acuerdo (o al menos algo que se pueda enmarcar para que parezca un gran negocio en la oscuridad con la luz detrás). Eso incluiría las importaciones chinas de granjas y combustibles de EE.UU., algunos mecanismos para tratar cuestiones de propiedad intelectual, China abriendo su sector financiero a la inversión extranjera dirigida, y así sucesivamente (lo que es improbable).
China será como el guerrero sabio
O no podían hacer nada y dejar que continuara la escalada. Evidentemente, China cree que su economía resistirá uno o dos años más de guerra comercial tan bien como lo hizo durante el año pasado.
La mayoría de los indicadores económicos de China son estables y aumentan a una tasa anual del 5% al 10%, después de un año de guerra comercial. China luchará en lugar de retirarse, lo que deja al presidente Trump sin alternativas fáciles. Es decir, que el gigante asiático hará lo que dijo Lao Tszu, uno de sus sabios más influyentes en la civilización oriental: El guerrero sabio no lucha, sólo observa el incendio desde la otra orilla.
David Paul Goldman es un economista y autor estadounidense, mejor conocido por su serie de ensayos en línea en Asia Times, bajo el seudónimo de Spengler.
Texto original: https://www.asiatimes.com/2019/08/article/trade-wars-part-two-the-empire-strikes-back/
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