El mundo ya no está interesado en Estados Unidos

Un prominente hombre de la comunidad de inteligencia EE.UU., David Paul Goldman, emerge como la voz más modulada para anunciar el ocaso de la máxima potencia del siglo XX. Goldman —también conocido por el apelativo de Spengler— evidencia que así lo refleja el desinterés de gran parte del mundo de lo que haga o deje de hacer la “Superpotencia Indispensable”, como decía Barack Obama. En su análisis, EE.UU. no solo parece una potencia en declive, ya es una potencia en declive. Hace algunas décadas la codicia corporativa malgastó la ventaja acumulada a lo largo de setenta años. El complejo industrial-militar-seguridad emprendió una imprecisa aventura bélica —como si dos guerras mundiales consecutivas no hubiesen sido suficientes— de la cual ahora se retira bajo el signo de la derrota. En el frente interno debe contener a una sociedad —conectada a Matrix— que vive una incomprensible “revolución cultural” que amenaza con evaporar una construcción social nacida en el siglo XVIII.
Mientras el dúo China-Rusia está encaramada en un tren de alta velocidad hacia la construcción de un Nuevo Sistema Mundo con su eje central en Eurasia, EE.UU. aparece en una carreta del Viejo Oeste tratando de revivir una fiebre del oro inexistente y una falsa promesa de prosperidad escrita en un futuro impreciso.
Por Spengler
Los republicanos, incluidos muchos viejos amigos, están indignados de que el gobierno de Biden haya renunciado a las sanciones contra el gasoducto Nord Stream 2, que bombeará el gas ruso hacia Alemania.
El senador Ted Cruz, un republicano de Texas, en cuyo equipo de política exterior serví durante la campaña de 2016, declaró que bloquearía la confirmación del Senado de todos los nombramientos de embajadores de Biden, hasta que se restablezcan las sanciones. Daniel Kochis, de la Heritage Foundation, tituló su artículo de hoy: “Estados Unidos lamentará este vergonzoso apaciguamiento” frente a Rusia.
Tranquilos, todos. Después de que Donald Trump impuso las sanciones a las empresas que tendían la tubería Nord Stream 2 a través del Mar Báltico, los rusos enviaron su propio barco y el trabajo está terminado. Los alemanes seguirán adelante de todos modos, por lo que lo menos humillante que pudo hacer Biden fue reconocer la realidad y retirarse.

Rusia le tumbó el gran negocio
A nadie en Europa le importa realmente lo que Washington piense sobre el Nord Steam 2 (y muchos otros problemas). Érase una vez, hace unos cinco años, que Estados Unidos iba a ser la nueva Arabia Saudita, proporcionando a Europa gas natural licuado para reemplazar el producto de Vladimir Putin —a un precio más alto, sin duda, pero envuelto en las bendiciones de la libertad. Trump exigió que Europa evitara el gas ruso y comprara GNL estadounidense en su lugar.
Cuando Trump asumió el cargo, las empresas de energía del S&P 500 dedicaban entre $70,000 y $80,000 millones al año en gastos de capital. Este año será de unos $20,000 millones, apenas una cuarta parte del último pico, y los analistas encuestados por Bloomberg sitúan el total del próximo año en menos de $30,000 millones, a pesar de la fuerte recuperación de los precios de la energía (Nota del Traductor: Parte del problema es que muchas de las ganancias son re-invertidas en ese gran casino de apuestas llamado Wall Street, para reforzar la ilusión de una “economía en expansión”). La producción de gas natural se redujo en aproximadamente un 10% desde el pico del 2019, y la producción de petróleo se redujo en un 20%.

Sin hacer nada meritorio para competir
Las personas con grandes empleos en Washington alcanzaron la mayoría de edad en las décadas de 1980 y 1990, cuando Estados Unidos era la maravilla tecnológica del mundo y los inventos estadounidenses crearon la era digital. No hemos hecho mucho últimamente, excepto codificar algún software complicado.
China, por el contrario, ha instalado alrededor del 80% de la capacidad de banda ancha móvil 5G del mundo, es el operador de la Cuarta Revolución Industrial de la Inteligencia Artificial tanto como lo fueron los ferrocarriles para la Primera Revolución Industrial, y se está moviendo mucho más rápido hacia ciudades inteligentes, puertos automatizados, vehículos autónomos, autoprogramación, robots y una gran cantidad de otras aplicaciones 5G (Nota del Traductor: Por no mencionar el misterioso uso del 6G desde el espacio).

Sin poder satisfacer la demanda
Las cadenas de suministro estadounidenses no pueden seguir el ritmo de la demanda de 5 billones (millones de millones) de dólares que el Tesoro de los Estados Unidos arrojó a los consumidores, por lo que Estados Unidos tiene un déficit de balanza de pagos de 1 billón de dólares al año. El tirón de la demanda ha disparado la tasa de inflación por encima del 5%.
La Reserva Federal y la Casa Blanca dicen que esto es transitorio, pero las industrias estadounidenses no están invirtiendo en nuevos equipos. De hecho, los gastos de capital para las empresas industriales estadounidenses este año serán un 35% más bajos que en el 2019, y no mucho mejores el próximo año.

China es un tren súper bala
Estados Unidos no está invirtiendo en energía, ni mucho más. No cuenta con una sola compañía para competir con Huawei, Ericsson o Nokia en banda ancha 5G. Es probable que China, con sus sólidas cadenas de suministro y su abundancia y diversidad de trabajadores e ingenieros calificados, dé un salto sobre Estados Unidos en las nuevas tecnologías que transformarán la vida económica.
Eso incluye las pilas de combustible de hidrógeno: la industria química de China produce el 30% del hidrógeno del mundo como un subproducto.

Desconfiando de Washington
Al mismo tiempo, los aliados de Estados Unidos no tienen mucha confianza en la voluntad de Washington de defenderlos —seguramente no después del espectáculo humillante de otra huida al estilo de Vietnam, desde un país donde las fuerzas estadounidenses pelearon una guerra de 20 años, es decir, en Afganistán.
Los europeos ven con disgusto la versión estadounidense de la Revolución Cultural de Mao, donde el equivalente al “despertar” de los Guardias Rojos, celebran sesiones de autocrítica en las corporaciones y universidades estadounidenses para extraer confesiones de racismo, homofobia, transfobia, etc. (Nota del Traductor: Lo que equivale a la autodestrucción social al interior de EE.UU. donde su lema “Pluribus Unum”, Todos somos uno, se ha disuelto lentamente en los últimos cincuenta años.)

Alemania y Rusia van de la mano
Lo último que quieren la canciller alemana Angela Merkel o el presidente francés Emmanuel Macron es enredarse con Rusia.
Según el diario empresarial alemán Handelsblatt, los alemanes apoyan la finalización de Nord Stream 2 por un margen de 75 a 17. Incluso los miembros del opositor Partido Verde que aborrecen todo lo que tenga que ver con los combustibles fósiles retroceden por un margen de 69 a 21.
No tiene sentido quejarse cuando los aliados de Estados Unidos preguntan con tantas palabras: “¿Qué has hecho por nosotros últimamente?”. Para el resto del mundo, Estados Unidos parece una potencia en declive, porque ya es una potencia en declive.

Qué hacer en lugar de quejarse
Si Estados Unidos quiere llamar la atención del mundo, debería intentar hacer las cosas que capturaron la imaginación del mundo hace algunas décadas. Estados Unidos necesita el equivalente moral de un viaje a la luna (aunque los chinos ya llegaron allí también), una nueva dedicación al liderazgo industrial, una meritocracia revivida que produzca un liderazgo empresarial y científico (Nota del Traductor: Aunque eso tomaría un tiempo, en el cual China siga expandiendo su ventaja, como lo admite el propio Spengler).
En lugar de quejarse de cómo los alemanes los dejaron plantados, los políticos estadounidenses deberían analizar detenidamente hacia dónde se dirige Estados Unidos y hacer algo al respecto. (Nota del Traductor: Si no lo hace, EE.UU. corre el riesgo de convertirse en una nación de segunda categoría, como el propio Goldman lo escribió aquí.)

Spengler es el seudónimo de David Paul Goldman es un economista y autor estadounidense, muy conocido por su serie de ensayos en línea en el Asia Times.

Fuente: https://asiatimes.com/2021/07/wake-up-america-the-world-just-isnt-that-into-you/
Traducción: A. Mondragón

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