La ‘Guerra Comercial’ de Donald Trump contra China y el veto a Huawei permitieron observar el cambio histórico en pleno desarrollo. El imperio en decadencia solo tiene capacidad reactiva ante el nuevo poder hegemónico.
Por Wilder Buleje
“Cuando las mercancías no franquean las fronteras entonces pasan los ejércitos tecnológicos”.
El presidente Donald Trump lanzó a Estados Unidos hacia una guerra comercial contra China. Empezó con un incremento unilateral y sustancial de aranceles para productos del país asiático cuyo monto se proyectó en 200 mil millones de dólares.
Hace unas semanas el mandatario estadunidense apuntó de forma específica a la compañía tecnológica Huawei. Eso motivó que las grandes corporaciones norteamericanas en ese sector anunciaran la ruptura de relaciones comerciales con el mayor fabricante de teléfonos móviles en el mundo.
En realidad la primera descarga de gran impacto contra esa firma ocurrió en diciembre de 2018. La víctima fue Meng Wanzhou, hija del fundador de Huawei y alta ejecutiva de la compañía. Ella está detenida en Canadá y afronta un proceso de extradición a Estados Unidos.
En semanas pasadas el anuncio de Google de culminar los vínculos con Huawei provocó un sismo de intensidad hecatombe que ha proseguido con réplicas de altísima vibración. La tecnológica americana, a modo de pausa, anunció una prórroga de tres meses para aplicar medidas definitivas.
China respondió con gradualidad, pero con firmeza. Anunció una lista negra de empresas que no continuarán negocios en China. También señalaron que están preparados para defenderse de la ‘guerra comercial’ y decretaron aranceles por 60 mil millones de dólares.
También las reservas de tierras raras de China, elementos imprescindibles en la construcción de dispositivos para computadoras y equipos móviles, podrían cerrarse para las compañías que se han plegado a las sanciones de la administración Trump. Ahí la hecatombe pasará al otro lado del mundo y con consecuencias fatales.
Otro aspecto muy importante a subrayar, como se revela en algunos artículos de este portal, es que la guerra tecnológica ha revelado que China está en una posición superior sobre EE.UU. para seguir desarrollando sus capacidades y ubicarse al mando global de esta industria en la próxima década, según lo admiten los propios ejecutivos estadunidenses.
Así, en la perspectiva del Nuevo Sistema Mundo (NSM) en construcción, como sostenemos en este portal, esta ‘guerra comercial’ apenas deviene en un episodio de la gran transformación que viene ocurriendo en el planeta. Un episodio clarificador, por cierto.
RESPUESTAS PARA TODO
China continúa con la iniciativa en la construcción de la nueva Eurasia —la alianza de China, Rusia, gran parte de Asia y el Gran Oriente Medio— a través de la Ruta de la Seda, ese camino sigue su curso inmutable. Ante cada escarceo, en diferentes escenarios, los chinos responden con rapidez y eficacia. Ya han previsto los diferentes momentos del cambio y las diversas reacciones del imperio en decadencia.
Esta partida empezó hace mucho. Occidente, representado por Estados Unidos, cedió las mejores posiciones hace varias décadas —apostando en imponer su Imperio a través del Complejo de la Industria Militar/Seguridad y no reinventar el Capitalismo como China lo está demostrando. Ahora Estados Unidos, o mejor dicho el régimen de Washington, solo tiene capacidad reactiva, carece de anticipación y ha perdido contundencia. La amenaza contra Huawei exhibió debilidades —particularmente en la guerra tecnológica y la enorme ventaja que China tiene en la Cuarta Revolución Industrial a futuro. Los socios europeos están viendo al rey desnudo muy a menudo.
La campaña contra Huawei les ha permitido a los ciudadanos del hemisferio occidental descubrir que no hay un sistema de internet sino que por lo menos hay dos, y que es posible construir otros si fuese necesario.
Google domina el Internet de Occidente, Baidu cumple similares funciones con el Internet en China. Ambos atienden centenares de millones de usuarios cada día. Igual acontece con redes sociales y sistemas de pago virtual. Por lo tanto la amenaza de Google contra Huawei, si bien tendría algunas consecuencias iniciales para los internautas, es más efectista que real. En la tecnología digital toda cambia año tras año. En los 1990, AOL era uno de los líderes en Estados Unidos. Hoy está en la tumba. Google domina hoy en Occidente, pero con las nuevas tecnologías de las conexiones, 5G, y la inteligencia artificial, todo puede cambiar en una década.
ESPÍAS DIGITALES
Uno de los argumentos de Donald Trump para ir contra Huawei es la capacidad tecnológica de esa empresa para espiar y obtener información sensible. Es decir, de poner en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos y de otros países.
Trump afirma que Huawei puede espiar a través de las redes y desde sus teléfonos móviles. Y la pregunta lógica sería: ¿Huawei es la única que puede hacerlo? O será que Trump aspira a que solo las empresas americanas efectúen esa actividad soterrada —como ha sido revelada con los “Five Eyes”, y los vastos programas de espionaje con que cuentan las agencia de seguridad en Estados Unidos.
Todavía está fresca en la memoria la interceptación de mensajes y conversaciones de la Canciller alemana Ángela Merkel desde el 2002 hasta el 2013 cuando menos por los servicios de seguridad estadunidenses. Y ella no usaba equipos Huawei, que se conozca.
Por lo tanto el tema de espiar o no está más vinculado a un tema regulatorio que tecnológico. Es como prohibir el uso del bisturí por su capacidad de hacer cortes mortales. Ya se sabe que tiene filo, solo hay que circunscribirlo al tema médico y penalizar su utilización fuera de ese ámbito.
UNA FASE MÁS
Volvamos al esquema del NSM. El cambio de modelo planetario contempla modificaciones en el sistema económico, la estructura financiera, el campo de la producción industrial y la capacidad militar. Eso viene ocurriendo sin prisa pero sin pausa. Eurasia está construyendo un sistema paralelo al occidental, en cuanto a su arquitectura. Sus objetivos, en esta fase inicial, se revelan diferentes a ese Occidente de los últimos setenta años.
La mayor demostración de fuerza ya ocurrió. No hizo falta misiles ni bombardeos masivos. Tampoco una Tercera Guerra Mundial. El objetivo era Siria y ahora ese país responde a las iniciativas de los impulsores de la Ruta de la Seda.
Siria siempre ha sido el punto geopolítico neurálgico para unir Asia con Europa, así como para asegurar el paso del poliducto que llevará gas natural desde la Península Arábica y la Cuenca del Mediterráneo hacia el Viejo Continente. Y desde que China puso el pie militar, como un acto simbólico, en noviembre del 2017, tras el anuncio de la victoria militar del gobierno sirio (con la ayuda militar de Rusia, sobre los “rebeldes” mercenarios entrenados, armados y pagados por Occidente), todo cambio.
Ese fue el momento, como lo dijo Alexandr Mondragón en La Tribuna Hispana. El analista peruano le puso fecha de nacimiento al NSM Euroasiático.
EL NUEVO PARADIGMA CAPITALISTA
La inversión de cuando menos 10 trillones de dólares, para las Nuevas Rutas de la Seda, tendrá ocupado por casi medio siglo a un enorme ejército de empresas constructoras, a oficiales expertos en trenes de alta velocidad, a soldados con capacidad de construir carreteras y ciudades al paso.
Todo ese contingente cambiará las armas por obras y así el mundo entraría a un periodo de paz social que carece de antecedentes en los últimos quinientos años.
China retomará la hegemonía mundial, como lo indica la memoria milenaria, y retendrá esa capacidad por un largo periodo de tiempo, aún difícil de precisar.
Ahora mismo el poder militar de Rusia, socio de China, frenó las iniciativas de intervención estadunidense en Venezuela. Esta situación era impensable en las décadas anteriores a 1990, incluso hasta hace unos pocos años cuando dieron un zarpazo a Manuel Zelaya en Honduras.
China ya opera en América Latina y Estados Unidos ya no tiene la libertad de poner y sacar gobiernos por la fuerza, aunque en el caso de Venezuela el gobierno lo ejerza una cúpula asociada a cárteles de la droga y haya impuesto un régimen dictatorial monitoreado desde la Cuba castrista.
Aunque para ser precisos con la realidad, con la llegada de los rusos la purga de ese cogollo parecería haber comenzado.
LA CELEBRACIÓN
Los grandes teóricos de los Sistema-Mundo, como Immanuel Wallerstein, por ejemplo, señalaban que el cambio se evidenciaría alrededor de 2050. Sin embargo, el acelerado crecimiento chino de la década pasada (entre 9% y 11% durante casi tres lustros consecutivos) ajustó esa fecha.
De acuerdo a nuestro portal, en el 2021, cuando se celebre el primer Centenario del Partido Comunista Chino, la potencia asiática emergerá públicamente como el nuevo poder hegemónico del planeta.
Hasta ahora los chinos han actuado con tino y sin generar conflictos —contrario a lo que ha hecho el Imperio en decadencia desde el siglo pasado. También han demostrado fuerza sin usarla. Ese esquema no cambiará, pero también es cierto que la casilla número uno tiene que tener nombre y apellido.
Gracias a la “guerra comercial” y al conflicto de Huawei, la realidad ha permitido exhibir, de manera fugaz, esa transformación en marcha del NSM. El futuro está en construcción a toda marcha, aunque algunos aún se empeñen en vivir en el pasado.
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