En un movimiento puramente político, el régimen de Trump (léase: el Tesoro de EE.UU.) ha calificado a China como un manipulador de divisas. Este es un acto de guerra. Después de que el presidente Trump anunció que se impondrían aún más aranceles a China (el martes 13 de agosto tuvo que recular, así como en el caso de Huawei), los mercados redujeron el valor del yuan chino una o dos muescas. Entonces, ¿quién estaba “manipulando” el yuan, Beijing o Washington? Bueno, parece que Washington está participando en otra guerra de divisas asiática.
Por Steve Hanke
The American Institute for Economic Research
Estados Unidos tiene una larga historia de librar guerras de divisas en Asia. Todos conocemos el triste caso de Japón. Estados Unidos afirmó que las prácticas comerciales japonesas injustas estaban aumentando su déficit comercial bilateral con Japón. Para “corregir” el llamado problema, Estados Unidos exigió que Japón adoptara una política de depreciar el Yen con respecto al dólar. Los japoneses cumplieron y el yen bajó de 360 en 1971 a 80, por dólar, en 1995 (y 106, hoy). Pero, esto no cerró el déficit comercial de Estados Unidos con Japón. De hecho, la contribución de Japón al déficit comercial general de Estados Unidos alcanzó casi el 60% en 1991. Y como si eso no fuera suficiente, la apreciación del yen empujó a la economía de Japón a un atolladero deflacionario.
Hoy, Estados Unidos está practicando el mismo juego de la culpa ajena sin fundamento contra China. ¿Y por qué no? Después de todo, la contribución de China al déficit comercial general de EE.UU. ha aumentado al 47%.
La 1ra guerra monetaria contra China
La reciente declaración de guerra económica de EE.UU. contra China no es la primera vez que Washington usa la moneda como arma para desestabilizar al Reino Medio.
A principios de la década de 1930, China todavía estaba en el estándar de plata, y Estados Unidos no. En consecuencia, el tipo de cambio del dólar frente al yuan era determinado por el precio de la plata en dólares estadounidenses.
Durante su primer mandato, el presidente Franklin D. Roosevelt cumplió con su “plan” de estabilización de la moneda china. Usó el pretexto de hacer algo para ayudar a los productores de plata estadounidenses y, por supuesto, a los chinos.
Utilizando la autoridad otorgada por la Enmienda Thomas de 1933 y la Ley de Compra de Plata de 1934, el gobierno de Roosevelt compró plata. Esto, además de los rumores alcistas sobre las políticas de plata de EE.UU., ayudó a aumentar el precio de la plata en un 128% (calculado como un promedio anual) en el período 1932-35.
China arrojada a la Gran Depresión
Argumentos extraños contribuyeron a la agitación por los altos precios de la plata. Uno se centró en el hecho de que China estaba en el estándar de plata. Los intereses de la plata afirmaron que los precios más altos de la plata —lo que traería consigo una apreciación del yuan frente al dólar estadounidense— beneficiaría a los chinos al aumentar su poder adquisitivo.
Como un comité especial del Senado de los Estados Unidos informó en 1932: “La plata es la medida de su riqueza y poder adquisitivo; sirve como reserva, su cuenta bancaria. Esta es la riqueza que permite a esas personas comprar nuestras exportaciones”.
Pero las cosas no funcionaron como lo anunciaba Washington. Trabajaron como estaba “planeado”, y a medida que el precio en dólares de la plata se disparó, el yuan se apreció frente al dólar. En consecuencia, China fue arrojada a las fauces de la Gran Depresión. En el período 1932-34, el producto interno bruto de China cayó un 26% y los precios mayoristas en la ciudad capital, Nanjing, cayeron un 20%. Esa lección la tienen bien aprendida.
La estrategia de EE.UU. y la llegada de Mao
En un intento por obtener alivio de las dificultades económicas impuestas por las políticas de plata de los EE.UU., China buscó modificaciones en el programa de compra de plata del Tesoro de los EE.UU. Pero, sus súplicas cayeron en oídos sordos. Después de muchas respuestas evasivas, la Administración Roosevelt finalmente indicó el 12 de octubre de 1934 que simplemente estaba llevando a cabo una política ordenada por el Congreso de los Estados Unidos.
Al darse cuenta de que se había perdido toda esperanza, China se vio obligada a abandonar efectivamente el estándar de plata el 14 de octubre de 1934, aunque se pospuso una declaración oficial hasta el 3 de noviembre de 1935. El abandono de la plata supuso el principio del fin para el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek. El “plan” de Estados Unidos funcionó a las mil maravillas: se produjo el caos monetario chino. Esto les dio a los comunistas una apertura que supieron explotar y que contribuyó poderosamente al derrocamiento de los nacionalistas… y la llegada de Mao Tse Tung al poder.
La guerra de divisas de hoy con China promete entregar lo que las guerras de divisas siempre ofrecen: inestabilidad e incertidumbre. Y con eso, cada día que pasa se hace más claro que el presidente Trump no será el candidato de la “Paz y Prosperidad” del 2020.
Texto original: https://www.aier.org/article/currency-war-china-1934-and-2019
Traducción: A. Mondragón
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