Por Federico Pieraccini*
La tendencia global en las relaciones internacionales es a menudo difícil de discernir. Pero en esta tarea uno se puede ayudar observando dos eventos, organizados en Washington y Beijing, comparando los diferentes temas, participantes, objetivos y temas abordados para la discusión. Después de todo, estamos hablando de las dos economías más grandes del mundo, dos colosos que dirigen y dan forma a la cultura global, el comportamiento y la opinión mundial.
Las últimas semanas han ofrecido a la comunidad internacional la oportunidad de reflexionar. Se realizaron dos eventos en Washington y Beijing que, en términos de impacto, profundidad, participación y temas discutidos, son de un contraste sorprendente. Como la luz y la oscuridad.
Comencemos por la luz. En Beijing en el Belt and Road Forum, más de 40 líderes mundiales discutieron la Belt and Road Initiative (BRI) o las Nuevas Rutas de Seda, un proyecto que transformará todo el continente euroasiático, mejorando el libre comercio entre docenas de países mediante la inversión en infraestructura de transporte, energía y cooperación tecnológica. El líder de esta revolución industrial silenciosa es Xi Jinping de China, que proyecta antiguas ambiciones y perspectivas en el nuevo milenio, ansioso por adquirir una vez más el papel principal en la civilización global.
Un proyecto de décadas, si no siglos
El BRI es un proyecto gigantesco que continuará expandiéndose en los próximos años y al ritmo que permite la tecnología actual, mientras que, por supuesto, sigue siendo consciente de las necesidades de los países involucrados en el proyecto chino. El número de participantes en el evento del BRI en Beijing fue asombroso, con más de 5,000 delegados, 37 jefes de estado (incluido Italia, miembro del G7) y 10 de los miembros más importantes de la ASEAN. Ciento veinticinco países han firmado intenciones de cooperar con el gran proyecto, y 30 organizaciones han ratificado 170 acuerdos que totalizan una inversión proyectada por parte del Banco Popular de China de más de 1.3 trillones (millones de millones) de dólares del 2013 al 2027. Esto es lo que Robin Xing, jefe economista de Morgan Stanley en China dijo:
“La inversión de China en los países del B&R aumentará en un 14% anual durante los próximos dos años, y el monto total de la inversión podría duplicarse a $1.2-1.3 trillones para el 2027”.
Es un proyecto revolucionario que caracterizará las próximas décadas, si no siglos. Ofrecerá un marcado contraste con el impulso estadounidense por la dominación hegemónica, al demostrar (el proyecto chino) la capacidad de la humanidad para superar conflictos y guerras a través de la cooperación y la prosperidad compartida.
La obsoleta y arrogante propuesta de Washington
De lado oscuro, Washington sólo exige lealtad (a sus vasallos) a cambio de nada o migajas (pero con Donald Trump, incluso eso es incierto). Incapaces de infligir daños a Rusia y China, EE.UU. se concentra en presionar a sus aliados europeos a través de una guerra comercial de aranceles, impuestos, prohibiciones tecnológicas (5G de Huawei) y sanciones (contra Irán y los bancos europeos) para favorecer a las empresas estadounidenses.
Reflejando la moraleja de la fábula de Esopo “El viento del norte y el sol”, Pekín se comporta de manera opuesta, ofreciendo con el proyecto BRI una cooperación de beneficio mutuo y los beneficios que se derivan de esto. El proyecto tiende a mejorar el nivel de vida de las personas a través de los enormes préstamos otorgados para mejorar las infraestructuras básicas como ferrocarriles, escuelas, carreteras, acueductos, puentes, puertos, conectividad a Internet y hospitales. Beijing tiene como objetivo crear un sistema sostenible, mediante el cual docenas de países cooperen entre sí, para el beneficio colectivo de su gente.
El continente euroasiático ha luchado durante las últimas décadas para alcanzar el mismo nivel de riqueza que Occidente, luego de que sus naciones han sido afectadas, sino destruidas, por las guerras de agresión y el terrorismo económico cometidos por los países (al mando del régimen de EE.UU.) en busca de una hegemonía global utópica.
Una “comunidad internacional” realista
La iniciativa china tiene como objetivo ofrecer a todos los países involucrados la igualdad de oportunidades para un desarrollo, basado no en el poder militar y / o económico sino en una capacidad real para mejorar el bienestar de todas las partes involucradas.
Como lo explicó Asia Times en un excelente artículo sobre el foro BRI más reciente de Beijing: “Ahora el BRI es compatible con no menos de 126 estados y territorios, además de una gran cantidad de organizaciones internacionales. Esta es la cara nueva, veraz y realista de la “comunidad internacional” –más grande, más diversificada y más representativa que el G20”.
Esta iniciativa china solo podría haber tenido lugar en un mundo post-unipolar, con múltiples centros de poder. Washington está perfectamente al tanto de los cambios que se han producido en los últimos 10 años, y el cambio de actitud que los acompañan a los responsables de las políticas, se puede ver en la redacción de dos documentos que son fundamentales para cada gobierno de EE.UU., a saber, la Revisión de la Postura Nuclear (NPR, por sus siglas en inglés) y la Estrategia de Defensa Nacional (NDS).
Estos dos documentos explican cómo Estados Unidos ve el mundo y qué pretende hacer para combatir el orden mundial multipolar emergente. En comparación con Obama y su administración, Trump, Bolton y Pompeo están más anclados a la realidad actual, entendiendo bien que Rusia y China son poderes militares similares. Obama, por supuesto, desestimó a Rusia como una potencia regional hace no más de cinco años.
EE.UU. o la Propaganda de Guerra
Trump no puede permitirse un conflicto con Venezuela, Irán o Corea del Norte, ya sea militar o políticamente. En el caso de Venezuela, Colombia y Brasil no parecen muy interesados en sacrificarse en nombre de Washington; y no hay jihadistas para armar y lanzar “rebeldes” contra civiles indefensos, como sucedió en el Medio Oriente, por lo que no hay ninguna fuerza en el campo capaz de derrotar a una nación fuertemente patriótica, dedicada a resistir al imperialismo estadounidense. Atacar a Irán daría lugar a una devastadora respuesta iraní dirigida a las tropas estadounidenses desplegadas en decenas de bases dispersas por todo el Medio Oriente, e infligiendo pérdidas que serían demasiado costosas para Washington, haciendo que cualquier avance sea pírrico. En cuanto a Corea del Norte, Kim no puede ser tocada gracias a la disuasión nuclear.
Lo que queda para Trump y sus neoconservadores son las vacías amenazas de guerra, los documentos que declaran que Rusia y China son oponentes a ser derrotados, y una gran cantidad de propaganda de guerra, con el propósito de llenar los cofres de los fabricantes de armas estadounidenses.
“El futuro de la disuasión” de Washington
Y ahora llegamos al evento organizado en Washington, mientras Beijing estaba ocupado discutiendo cómo revolucionar tres cuartas partes del mundo. El Brookings Institute, un grupo de expertos, organizó una reunión que duró varias horas para discutir “El futuro de la disuasión extendida de los Estados Unidos”, centrándose en las herramientas necesarias para enfrentar un ataque de los opositores de EE.UU.
Cualquiera que tenga experiencia con tales conferencias, sabe que a menudo son las empresas vinculadas a la industria de las armas las que financian tales eventos, lo que alienta a los oradores, invitados y políticos, a tomar una línea muy agresiva con el propósito de asustar a la población, para que justifique un aumento en el gasto de armas.
Esto es exactamente lo que sucedió en el evento organizado por Brookings, donde el Subsecretario de Defensa del régimen de Trump, David Trachtenberg, explicó a la audiencia cómo el elemento de disuasión nuclear de EE.UU. está llegando al final de su ciclo de vida, después de un período de 30, 40 o 50 años. El Subsecretario no mencionó la cifra general que se necesitaría para modernizar toda la tríada nuclear de Washington (los cálculos estiman que la cifra sea de alrededor de un trillón de dólares) y prefirió hablar sobre un aumento general en el presupuesto de defensa de $ 60 a 70 mil millones de dólares para comenzar a abordar los problemas.
Por qué China ha superado a EE.UU.
A menudo, los números no lo demuestran todo, pero son útiles para ayudarnos a comprender mejor ciertos eventos. El ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, brindó una explicación útil de cómo los chinos llegaron a superar a EE.UU.:
“Estados Unidos es la nación más guerrera del mundo, lo que obliga a otros países a adoptar nuestros principios estadounidenses. ¿Cuántas millas de ferrocarriles de alta velocidad tenemos en este país? China tiene alrededor de 18,000 millas (29,000 km) de líneas ferroviarias de alta velocidad, mientras que EE.UU. ha desperdiciado, creo, $3 trillones en gastos militares; Es más de lo que puedes imaginar. China no ha malgastado ni un solo centavo en la guerra, y es por eso que están por delante de nosotros. Creo que la diferencia es que si tomas $3 trillones y los pones en la infraestructura estadounidense, probablemente te queden $2 trillones de sobra; tendríamos ferrocarriles de alta velocidad que se mantengan adecuadamente. Nuestro sistema educativo sería tan bueno como el de, digamos, Corea del Sur o Hong Kong”.
Washington presiona a sus aliados para unirse en la búsqueda de dañar a los adversarios de Washington, pero termina por acercar a los aliados y los opositores, como ocurrió cuando se alejó del acuerdo de JCPOA (Plan de Acción Integral Conjunto) con Irán, mientras que los europeos seguían comprometidos con él. Washington puede apoyarse en los aliados europeos por el momento, pero como el vasto proyecto del BRI atrayendo cada vez más la atención de los europeos, estos días pueden estar contados, especialmente con el proyecto del BRI que ofrece la posibilidad de acabar con el dólar de EE.UU., la moneda de reserva necesaria para el comercio entre países.
La arrogancia tendrá un precio muy caro
Trump y su régimen están actuando en un contexto multipolar como si todavía estuvieran en uno unipolar, comportándose como una superpotencia hegemónica que no se preocupa por las consecuencias de sus acciones, incluso contra sus aliados. Esta actitud arrogante volverá a costarle muy caro a EE.UU., no solo socavando su economía sino también la viabilidad del dólar estadounidense que permanece como la moneda de reserva global.
Cuando Trump se comporta como un toro en una tienda de porcelana, los amigos y enemigos se ven obligados a buscar formas de contrapesar económica y militarmente a los Estados Unidos. Por supuesto, Europa aún permanece subordinada a EE.UU., pero otros países que no están en los buenos libros de Washington parecen haber comprendido el período histórico que estamos atravesando, prefiriendo el diálogo y el equilibrio entre poderes (un ejemplo típico es la Turquía de Erdogan, que no está en ningún campo sino utiliza ambos para sus propios fines) en lugar de una declaración absoluta de lealtad a un lado u otro.
Las murallas que EE.UU. no puede cruzar
China y Rusia se sienten perfectamente cómodos operando en el entorno geopolítico fluido de hoy, ya que les brinda la oportunidad de ofrecer a los países que se resisten a la hegemonía de Washington, los medios económicos y militares para perseverar y finalmente prevalecer. Es una estrategia extremadamente efectiva ya que coloca a Washington frente a unas líneas rojas (murallas) que no se pueden cruzar, reduciendo o eliminando la posibilidad de un nuevo conflicto (algo que quizás Trump, incluso, aprecia básicamente, dado que esta sigue siendo la última promesa electoral que aún no ha roto).
La observación de estas dos conferencias celebradas en Beijing y Washington con una diferencia de una semana, con un énfasis en sus contrastantes, solo resalta las diferencias entre estos dos países. Por un lado, China (que en verdad es una civilización-estado) busca la integración, la cooperación y el desarrollo para el beneficio colectivo de casi tres mil millones de personas. En el otro lado, vemos a EE.UU. discutiendo la modernización de su tríada nuclear, cuya única contribución a la humanidad es su capacidad para acabar con ella, y todo para meter miedo e intimidar a los que no están preparados para acatar los dictados de Washington.
*Federico Pieraccini es un escritor independiente, especializado en asuntos internacionales, conflictos, política y estrategias.
Texto original: https://www.strategic-culture.org/news/2019/05/07/nuclear-war-vs-belt-and-road-initiative-why-china-will-prevail/
Traducción: A. Mondragón
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