La venta forzada de TikTok, una de las App chinas más populares del mundo occidental, por parte del régimen de Trump, es apenas una ínfima parte de una amplia guerra para frustrar la iniciativa china para comandar el sistema-mundo del sector tecnológico.
Por el Colectivo Qiao
Con TikTok, Donald Trump está agregando la coerción del Departamento de Estado a su caja de herramientas del “arte de negociar”. Después de meses de preocupación fingida, de que la aplicación viral de TikTok representa un “caballo de Troya” para que el Partido Comunista de China acceda a los datos de los consumidores estadounidenses (como si las App Made in USA no hicieran los mismo), el régimen de Trump emitió un ultimátum a la empresa china: Vender la aplicación a un comprador estadounidense o cerrarla.
Microsoft ha dado un paso adelante como el posible comprador de TikTok, un clon de la aplicación de video china Douyin, diseñada para una audiencia occidental. La aplicación se jacta de tener unos 100 millones de usuarios estadounidenses y su empresa matriz, ByteDance, ha sido valorada en 100,000 millones de dólares.
Un robo en una autopista
Los avances de Microsoft, junto con la estipulación de Trump de que TikTok pagará “una cantidad sustancial de dinero” al Tesoro de Estados Unidos para facilitar la transacción, deja en claro que no se trata de proteger los datos del consumidor. Ciertamente, ni Silicon Valley, ni Washington, tienen preocupaciones legítimas sobre los problemas de seguridad dadas las colaboraciones bien documentadas (vía Edward Snowden) y de larga data entre los gigantes tecnológicos Facebook, Amazon, Microsoft y otros, con la NSA, CIA, FBI e ICE. Pero la protección del consumidor es una historia bastante conveniente para encubrir lo que realmente está sucediendo: la venta forzada de TikTok, bajo una coacción política, no es más que un robo en una autopista del Departamento de Estado / Silicon Valley.
La saga TikTok, sin embargo, es tan solo una movida táctica de una estrategia geopolítica más amplia para obstruir, aislar y descarrilar la floreciente industria tecnológica de China. China ha identificado la innovación tecnológica, a través de su innovadora iniciativa Made in China 2025 (MIC 25), como la piedra angular de sus esfuerzos más amplios para ascender en la cadena de valor de fabricación y deshacerse de su rol de ser la “fábrica mundial”, para entrar en el dominio de la innovación y la fabricación de alta tecnología. Este extremo superior de la cadena de valor ha sido, históricamente, el dominio exclusivo de EE.UU., Europa y sus aliados estratégicos como Japón y Corea del Sur.
Una doctrina de contención digital
Ahora está más claro que nunca que Estados Unidos no está dispuesto a ceder esta supremacía tecnológica sin luchar. Desde la venta forzada de TikTok hasta las sanciones contra el gigante chino de telecomunicaciones Huawei, Estados Unidos ha presentado una nueva doctrina de contención digital, diseñada para mantener a China en su lugar histórico como centro de fabricación semiperiférico.
La modernización industrial ha sido la clave en la construcción socialista china desde la era de Mao. Durante décadas, el PCCh identificó la “producción social atrasada” y las crecientes necesidades materiales de la gente, como la principal contradicción que enfrentaba la sociedad china. Desde las aspiraciones de Mao de hacer crecer la industria y reducir la dependencia extranjera, al transformar a China en un exportador neto de acero, hasta hacer que China sea tecnológicamente competitiva en el escenario mundial (un objetivo realizado a través de los últimos 42 años), ha sido de suma importancia para la construcción socialista china.
El liderato en Inteligencia Artificial
Planes ambiciosos como el MIC 2025, muestran lo lejos que ha llegado China desde la época de los hornos de acero en el patio trasero de Mao. La iniciativa económica, presentada por primera vez por el Consejo de Estado en el 2015, tiene como objetivo transformar a China en un líder mundial en la inteligencia artificial, robótica, telecomunicaciones y tecnología de la información a través de subsidios, industria estatal y transferencias de tecnología.
Los funcionarios chinos han enmarcado la iniciativa como una forma de salir de la fabricación de bajo valor y evitar la llamada “trampa de los ingresos medios”. Esta visión de soberanía económica de alta tecnología se opone al papel económico predeterminado por las potencias occidentales, que mediaron la entrada de China en el mercado capitalista global durante las últimas cuatro décadas. Como la “fábrica-mundo”, China fabrica más del 90 por ciento de los teléfonos inteligentes del mundo, pero hasta hace poco, las marcas chinas representaban una parte insignificante de las ventas (la parte más baja de la “Curva de la Sonrisa”). El papel de China como un centro de fabricación de bajo valor —una fuente de mano de obra barata para las Apple y las IBM del mundo y poco más— fue enormemente rentable para los capitalistas occidentales. Por supuesto, también permitió a China capturar una fracción de esas ganancias al servicio de la construcción de la capacidad productiva de la nación, al servicio de la construcción socialista y la inversión en el fomento de industrias nacionales competitivas.
La “curva de la sonrisa” ilustra los procesos de alto valor agregado de la industria. China ha ocupado históricamente la región de fabricación de bajo valor de la curva, una tendencia que MIC 2025 busca remediar. En la teoría de la gestión empresarial, “la curva de la sonrisa”, según Wikipedia, es una representación gráfica de cómo el valor agregado varía en las diferentes etapas de la puesta en el mercado de un producto en una industria de fabricación relacionada con las IT (Industrias Tecnológicas). El concepto fue propuesto por primera vez alrededor de 1992 por Stan Shih, el fundador de Acer Inc., una empresa de IT con sede en Taiwán. Según la observación de Shih, en la industria de las computadoras personales, los dos extremos de la cadena de valor, la concepción y el marketing, tienen valores agregados más altos al producto que la parte media de la cadena de valor, la fabricación. Si este fenómeno se presenta en una gráfica con eje Y para valor agregado y eje X para cadena de valor (etapa de producción), la curva resultante aparece como una “sonrisa”.
Rompiendo el sistema mundial
Que China salte al dominio de los productos electrónicos de consumo de marca, es romper el sistema mundial económico predeterminado de los diseños de Occidente. Por tanto, no sorprende que la presentación del MIC 2025 se haya correspondido con un aumento del antagonismo económico occidental hacia la República Popular China. Invocando el lenguaje imperialista del libre comercio, los asesores económicos de la UE (Unión Europea) y Estados Unidos criticaron el plan por “socavar las reglas del comercio internacional” e “inclinar el campo de juego a favor de los jugadores chinos”.
En el lenguaje hipócrita del libre comercio y los mercados abiertos, que ha definido la jerarquía económica neocolonial de la era “poscolonial” (después de la II Guerra Mundial), la industria estatal de China, los subsidios y la priorización de lo que se llama la “innovación nativa” (Nota del Traductor: De modo similar como Washington patrocino a IBM hace más de seis décadas, para que EE.UU. tome el liderato de la Era de la Computación), equivalen a lo que Occidente demoniza como “discriminación” contra empresas extranjeras. (No importa que muchas de estas mismas políticas económicas definieran el enfoque de los llamados “Tigres Asiáticos”, la mayoría de los cuales fueron elogiados por su lealtad a la agenda geopolítica de Estados Unidos).
Mentalidad chauvinista occidental
Incrustado en estas acusaciones hay un sentido paternalista de que China debería “conocer su lugar”. Un informe sobre el MIC 2025 para la Cámara de Comercio de la Unión Europea advirtió que: “China ha sido la fábrica del mundo y ahora quiere más”. La descripción de las aspiraciones de desarrollo de China como “exclusivistas”, incluso agresivas, revela la mentalidad chauvinista occidental, en cuanto al lugar “apropiado” de China en la cadena de suministro global. En esta cosmovisión, China es simplemente una fábrica enorme y sin sentido, un imitador y un ladrón intelectual en el mejor de los casos, incapaz del tipo de innovación y creatividad necesarias para ser un líder mundial en tecnología de consumo. El éxito de Huawei, TikTok y otros innovadores chinos demuestra que la cosmovisión racista (de Occidente) está equivocada.
A pesar del aparente enfoque de la guerra comercial en las compras agrícolas y los aranceles, muchos identificaron al MIC 2025 como el antagonista silencioso detrás de las ansiedades de Estados Unidos sobre la agenda económica de China. Por ejemplo, Lorand Laskai del Council on Foreign Relations describió el MIC 2025 como “el villano central, la verdadera amenaza existencial para el liderazgo tecnológico de Estados Unidos”. De hecho, los aranceles impuestos por Estados Unidos identificaron explícitamente los subsidios chinos, la participación estatal y el proteccionismo como su objetivo central. En su testimonio ante el Senado en el 2019, Bonnie Glaser, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, señaló que los funcionarios chinos habían “eliminado las referencias al MIC 2025 en documentos oficiales y medios autorizados”, en respuesta al mayor escrutinio y presión de Estados Unidos. El uso agresivo de aranceles y amenazas contra el giro tecnológico en la construcción socialista de China, deja en claro que la llamada “guerra comercial” era parte de una agenda imperialista más amplia, para detener el ascenso de China en la cadena de valor global.
Una guerra tecnológica total
Sin embargo, las negociaciones de la zanahoria y el garrote de la guerra comercial —un canto de cisne para la era del compromiso chino-estadounidense que Mike Pompeo declaró recientemente un “fracaso” — ha dado paso a una postura de línea dura. En una actualización digital de la doctrina de contención de la Guerra Fría, Estados Unidos busca bloquear por completo a la industria tecnológica de China de los mercados clave y las cadenas de suministro.
La velada prohibición estadounidense de TikTok —ya prohibida en India y bajo escrutinio en Australia, la UE y Japón— es simplemente el último intento de tender una cortina de hierro digital alrededor de las marcas tecnológicas insignia de China. Durante años, Estados Unidos ha construido el caso de que Huawei (que acaba de eclipsar a Apple como la marca de teléfonos inteligentes más popular para los consumidores chinos) es un indicador de las supuestas ambiciones globales del CPC.
La guerra contra el 5G chino
El Departamento de Estado ha hecho todo lo posible para presionar a los aliados y los estados clientes, para que prohíban a Huawei construir una infraestructura 5G crítica, amenazando con aislar a los aliados de los servicios de inteligencia de EE.UU., sí ellos se “comprometen” con la infraestructura de Huawei. En la actualidad, Huawei 5G está efectivamente prohibido en EE.UU., Reino Unido, Japón, Corea del Sur y Taiwán. Mientras tanto, bajo la presión del gobierno de EE.UU., Google eliminó la funcionalidad de Google Play Store de los dispositivos Huawei, bloqueando efectivamente a los usuarios de Huawei de aplicaciones ubicuas como Gmail, YouTube y Google Play.
Aún más, en mayo, Estados Unidos tomó medidas para cortar el acceso de Huawei a chips semiconductores construidos con tecnología estadounidense —un componente crítico de la fabricación de teléfonos inteligentes en lo que, hasta la fecha, China está rezagada en cuanto a capacidad de producción nacional. Incapaz de vencer a Huawei en la carrera hacia la 5G, Estados Unidos recurrió a la fuerza bruta diplomática para sacar a la marca china de franjas enteras del mercado global.
Los espantapájaros contra China
Estados Unidos ha expresado el ascenso tecnológico de China en términos politizados y altamente racializados, catalogando a Huawei, TikTok y otras corporaciones chinas como “tentáculos del Partido Comunista Chino”, en palabras de Mike Pompeo. Al pedir un “despertar” del llamado mundo libre a la amenaza inminente de China, Pompeo advirtió que “hacer negocios con una empresa respaldada por el PCCh, no es lo mismo que hacer negocios con, digamos, una empresa canadiense”. Peter Navarro expresó la amenaza de la invasión china en términos aún más intimidadores, denunciando el hecho de que “las madres de Estados Unidos tienen que preocuparse de si el Partido Comunista Chino sabe dónde están sus hijos”.
Lo que está en juego con los esfuerzos liderados por EE.UU. para frustrar la autosuficiencia tecnológica de China es claro. Incluso más allá de los propios programas de desarrollo económico de China, el avance tecnológico chino ha brindado, históricamente, beneficios reales a otros aliados del Sur Global igualmente rechazados y sancionados por el régimen de Estados Unidos. La propia Huawei fue atacada por el imperio por ayudar a construir la infraestructura inalámbrica de la RPDC, que anteriormente luchaba por encontrar patrocinadores internacionales, y ha desempeñado un papel similar en la actualización de la infraestructura de telecomunicaciones de Cuba.
Innovaciones chinas en criptomonedas
Mientras tanto, las innovaciones chinas en criptomonedas podrían tener un significado histórico, para romper la hegemonía de la diplomacia del dólar estadounidense y ayudar a las naciones sancionadas, a no utilizar el dólar de EE.UU. en transacciones internacionales, para acceder a los mercados financieros internacionales. El hecho, a menudo olvidado, de que el arresto de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, en Canadá, fue provocado por presuntas violaciones de las sanciones de Estados Unidos contra Irán, es otro ejemplo de las formas en que el ascenso tecnológico chino se opone a la hegemonía imperial-policial de Estados Unidos.
A pesar de la popular imagen de los brillantes horizontes chinos y los pasos sin precedentes hacia la erradicación de la pobreza, China sigue siendo en muchos sentidos un país en desarrollo, con un PIB per cápita más cercano al de México y Tailandia que al de Estados Unidos o Alemania. La innovación tecnológica juega un papel crucial en las ambiciones de China de convertirse en una nación de altos ingresos, resolver la desigualdad urbano-rural y satisfacer las crecientes necesidades materiales de su gente. La era de los hornos de acero ha dado paso a la era de los semiconductores, pero el avance de los medios de producción industrial de China sigue siendo la piedra angular del progreso económico y social bajo el PCCh.
La Nueva Guerra Fría contra China
La venta forzada de TikTok por parte del régimen de Trump es simplemente la última (jugada táctica) de una agenda (estratégica) de larga data, para frustrar la modernización de China. Bajo la doctrina de la contención digital, el supuesto ejecutor mundial del libre comercio y la competencia leal, se ha revelado como un guardián beligerante, excluyendo el acceso de China al mercado en donde pueda y como pueda.
Armados con fondos estatales y patrocinadores de la industria de armas, un puñado de grupos de expertos influyentes están estableciendo los términos de la Nueva Guerra Fría contra China, impulsando a la alianza liderada por EE.UU. hacia un conflicto desastroso a expensas del resto de nosotros.
Para desafiar la Nueva Guerra Fría de EE.UU. contra China, debemos abandonar las falsas equivalencias de “ni Washington ni Pekín” y trabajar para desbaratar la maquinaria de guerra estadounidense en todo momento.
Texto original en inglés: https://www.qiaocollective.com/en/articles/tiktok-digital-containment
Traducción: Alexandr Mondragón
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