La Isla Mundo: El ganador lo toma todo

La Isla-Mundo que Mackinder previó hace un siglo y que hoy China y Rusia lo están convirtiendo en una realidad.

El futuro del nuevo Sistema Mundo está en juego. Eurasia tiene las mejores cartas ante un desconcertado Occidente. Como lo temía Mackinder —¡hace más de un siglo!— la fortaleza de Rusia frenó el ímpetu imperial de la Gran Cábala anglosajona para dominar Eurasia. Y el apogeo de China en el Siglo XXI galvanizó la región asiática. La relación simbiótica que mantienen ambos los deja en mejor posición para manejar no solo la Gran Eurasia sino también la Isla-Mundo.

“No hay nada más difícil de emprender, más peligroso de llevar a cabo… que tomar la iniciativa de crear un nuevo orden… porque el cambio tiene férreos enemigos entre los beneficiados del viejo orden y apenas tibios apoyos entre los beneficiados por el nuevo”.
Nicolás Maquiavelo

“Aquel que no vea que en la Tierra se está llevando a cabo una gran empresa, un importante plan en el cual colaboramos como siervos fieles, está ciego”.
Winston Churchill

“Que quien busca no deje de buscar hasta que encuentre, y cuando encuentre se turbará, y cuando haya sido turbado se maravillará y reinará sobre la totalidad”.
El Evangelio según Tomás.

Por Alexandr Mondragón / Wilder Buleje
Las grandes masas viven distraídas o atemorizadas por los altavoces del Ministerio de la Propaganda —también conocidos por los alias de “grandes medios de comunicación” y “redes sociales”, que alteran “los patrones de (nuestra) percepción continuamente y sin resistencia”, como lo previó Marshall McLuhan— nos impide ver lo que realmente está sucediendo en uno de los momentos más trascendentes de los últimos quinientos años en la historia de la humanidad.
Nos hablan de una presunta III Guerra Mundial, que puede ser causada por el “estado terrorista” de Irán, o de una gran crisis económica global si el dólar es desplazado como la moneda hegemónica. Pero estas y muchas otras “noticias” son apenas unos dardos tácticos para ocultar la unión simbiótica de China y Rusia, en la construcción del Nuevo Sistema Euroasiático de la Isla-Mundo. Algunas mentes agudas hacen la comparación de este dúo con la doble hélice del ADN, para significar la comunión de ideas y acciones entre ambas civilizaciones-estado.

Una idea desde la Gran Cábala
De manera paradójica fue un historiador y geógrafo de la entonces emergente Gran Cábala Occidental quien esbozó los conceptos geopolíticos para el dominio perdurable del mundo a través del enorme territorio euroasiático, que las grandes fortunas de Europa y Estados Unidos trataron de manera estéril hacer realidad para su propio beneficio.
Ahora en esta tumultuosa segunda década del tercer milenio ese Estado Profundo está dando batalla para impedir que China y Rusia se lleven las ganancias de esa apuesta máxima. Como dice el periodista y analista brasileño Pepe Escobar, “debemos ser conscientes de los inmensos desafíos que nos esperan, mientras (en la Primera Fase de este proyecto) conseguimos rastrear el impresionante resurgimiento del Core Euroasiático en tiempo real”. Y no desdeñar “que el Imperio no se irá tranquilamente” —por lo que “todos deberíamos estar listos para la gran batalla del Siglo XXI”.

Rusia y China: La Gran Eurasia
China a través de milenios y Rusia a lo largo de cuatro siglos consolidaron —por separado— dos civilizaciones e imperios sobre una gran masa de territorio continental que, mirando el mapa mundo que grafica este artículo, puede describirse como la Gran Eurasia. Sin embargo, por distintas razones de orden geopolítico y geoeconómico, ninguno de ellos aspiró —”ni pudo”, para quienes quieran asumir la propaganda occidental de Capitalismo vs. Comunismo— a convertirse en un Superpoder Imperial a escala planetaria.
No obstante, hace 116 años hubo alguien quien —avizorando la llegada del nuevo Imperio Occidental que podría conquistar el mundo, y en prevención de que la propia Gran Eurasia se consolidara por sí misma— previó lo que hoy, en los “tumultuosos años 20’s” del Siglo XXI, está en juego y casi nadie lo señala: la creación del Nuevo Sistema Euroasiático de la Isla-Mundo, en reemplazo del ya decadente Sistema Mundo Occidental.
Ese cambio tendrá como consecuencia la extinción paulatina de la oligarquía angloamericana que intentó sin éxito por casi 120 años la conquista de Eurasia —el territorio continental de Rusia— y la contención de China.
Ahora bien, nos imaginamos que en este punto muchos lectores se deben estar preguntando ¿Qué es la “Isla-Mundo”? Pues bien, primero explicaremos el origen de la idea.

La Gran Eurasia de la idea original de Mackinder.

El Eje Geográfico de Eurasia
En 1904, el historiador y geógrafo inglés Sir Halford John Mackinder, escribió para la Royal Geographical Society “El Eje Geográfico de la Historia”. Ahí postuló que la potencia occidental “que domine esta área concreta de la tierra, le permitiría dominar el mundo”.
Pero ¿a qué se refería Mackinder con “El eje geográfico de la Historia”? De hecho, en la representación de Mackinder, el “eje” no era tanto un estado sino una región, ocupada por un poder importante “con una movilidad limitada” en relación con “los poderes marginales e insulares que lo rodean”. En este contexto geográfico, Mackinder se refería específicamente a Eurasia como la región eje y a Rusia como el poder “limitado”, cuyo territorio, pleno de riquezas, debía conquistar el Imperio Occidental emergente en el Siglo XX —aún desconocido en 1904 pero que estaba por ocupar Estados Unidos, ante el declive del Imperio Británico.

Un lejano Conquistador
La ubicación geográfica de Estados Unidos en el continente americano fue perfecta para salir indemne de la destrucción de Europa en dos guerras mundiales consecutivas y emerger como la única Superpotencia Planetaria en las décadas posteriores —gracias en gran medida a su poderoso Imperio Militar, que nunca dejó de fabricar guerras para su beneficio, la imposición del dólar como la moneda global y el férreo control del sistema bancario mundial. Sin embargo, desde esa lejana posición —como lo fue el Imperio Británico respecto a la India, China y África, o de España en Latinoamérica— le fue imposible cohesionar a sus vasallos europeos para doblegar a Rusia, controlar Eurasia, y eventualmente extender su dominio al Asia —una tarea en la que otros Imperios también fracasaron.
En esa misma línea de tiempo China pasó desapercibida bajo el deficiente “modelo comunista” que instauró Mao Tse Tung a lo largo de tres décadas, para luego “resucitar” desde la década de los 1980’s y, en tan solo cuarenta años, convertirse en una potencia económica de primer orden mundial.

La advertencia sobre China
Y más importante aún —para poder entender lo que hoy vemos en la relación simbiótica entre China y Rusia, como la doble hélice del ADN— Mackinder fue un visionario de lo que podía suceder y de lo que Occidente debía de impedir a toda costa. En “El Eje Geográfico de la Historia” él advirtió:
“No estaría fuera de lugar indicar expresamente que la implantación de algún nuevo control en la zona interior, en sustitución del de Rusia, no tendería a reducir el significado geográfico de la posición del eje. Si los chinos, por ejemplo, organizados como los japoneses, llegaran a vencer al Imperio Ruso y conquistar sus territorios, podrían representar un peligro amarillo para la libertad del mundo, porque simplemente añadirían un frente oceánico a los recursos del gran continente, ventajas de las que no han podido gozar todavía los rusos”.
Y siete años después, cuando Mackinder miró el lugar de China en el mundo en 1911 —hacia el fin del gobierno imperial chino y los albores de lo que hoy conocemos como la República Popular China— predijo: “Siempre que este gran pueblo decida aprovechar al máximo… los recursos… la industria, las comunicaciones y la defensa, es inevitable que después de una o dos generaciones China se cuente entre las Grandes Potencias del mundo” —irónicamente, ese fue el lapso tiempo que le tomó a China emprender su renacimiento tras la muerte de Mao.

Lo que Mackinder no podía prever
Mackinder estaba en lo cierto respecto a China, al punto que ya en 1924 el político, médico y pensador Sun Yat-Sen, el primer presidente de la República de China y considerado como el padre de la China moderna, fue muy claro en explicar que su nación —a pesar de estar rezagados en cuanto a los logros científicos e industriales capitalistas del momento— debía emprender “la construcción de una gran civilización material”, en base a sus logros pasados. De hecho, la propuesta era el plan que China debía seguir pero por razones geopolíticas y geoeconómicas, en los turbulentos años 20’s del Siglo XX, era imposible llevar a cabo. La razón era porque, en ese momento de la historia, todas las apuestas de los Amos del Mundo estaban a favor de Estados Unidos —que, tres décadas después, a causa de la destrucción de Europa y la Unión Soviética tras la II Guerra Mundial, emergió como la única superpotencia global— para emprender el segundo intento de la conquista de Eurasia, como lo propuso Mackinder, un punto al cual volveremos más adelante.
Lo que Mackinder, sin embargo, no pudo imaginar que menos de un siglo después China y Rusia —con las lecciones aprendidas a lo largo del Siglo XX e inicios del XXI— decidieron tender lazos de cooperación y acordaron una relación simbiótica, como la doble hélice de un ADN, para construir un ente que será el Core de lo que ahora nosotros denominamos el Nuevo Sistema Euroasiático de la Isla-Mundo.
Pero otra vez: ¿Qué es la “Isla-Mundo”?

De Eurasia a la Isla-Mundo
Quince años después de su propuesta original, en la que Mackinder entendió que Eurasia es el “gran continente” que contiene la mayor parte de la gente y los recursos del mundo, su visión ofreció un nuevo horizonte. Él previó a Eurasia geográficamente ligada a África, que combina no solo recursos potencialmente incomparables sino también una vasta extensión territorial rodeada de océanos —los dos elementos clave del poder global. En “Ideales democráticos y realidad”, escrito en 1919, Mackinder llamó a esta masa continental euroasiática-africana la “Isla-Mundo”.
¿Pero qué quiso decir Mackinder con “Isla Mundo”? Según Francis P. Sempa, en The Diplomat, la “Isla-Mundo” fue un concepto “inspirado por su comprensión de la relación entre la geografía y la historia… él entendía la naturaleza complementaria del poderío terrestre y el poderío marino. Escribió que el poder marítimo efectivo requería los recursos de una fuerte base terrestre. No hay una base terrestre más fuerte que la Isla-Mundo de Eurasia-África. El Mediterráneo, entendió Mackinder, era efectivamente un mar interior y el Sahara ya no impediría las comunicaciones efectivas entre Eurasia y África”. Los estrategas, advirtió Mackinder, “ya no deben pensar en Europa apartado de Asia y África”. Por el contrario, si el Viejo Mundo podía conquistar Eurasia y eventualmente África, constituiría “la mayor unidad geográfica sin parangones de nuestro globo”.

Una base única y unida
Y fue mucho más allá, alentando la expansión militarista del nuevo imperio por llegar. Mackinder se hizo algunas interrogantes clave: “¿Qué pasaría si toda la Isla-Mundo o una gran parte de ella se convirtiera en algún momento futuro en una base única y unida de energía marina? ¿Acaso no superaría a las demás bases insulares en cuanto a barcos y en cuanto a marineros? Sus flotas sin duda lucharían con todo el heroísmo engendrado por sus historias, pero el final estaría predestinado”.
El Imperio Occidental —la Gran Cábala Angloamericana— comenzó a implementar esa visión cuando incluso la Superpotencia Planetaria aún no existía. “Ya en 1939 un pequeño círculo elitista de especialistas había sido convocado bajo el más alto secreto por una organización privada de política exterior, el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York. Con un generoso financiamiento de la Fundación Rockefeller, el grupo se propuso trazar los detalles de un mundo de posguerra. En su opinión, una nueva guerra mundial era inminente y de sus cenizas sólo un país saldría victorioso —Estados Unidos”, como lo cita F. William Engdahl en su libro “Full Spectre Dominance”, quien llevaría a cabo la tarea de conquistar Eurasia.

El más grande temor del Imperio
El nombre de “Full Spectre Dominance”, por cierto, fue parte de otra estrategia de la misma Cábala —a través de Estados Unidos— para conquistar a Eurasia en el Siglo XXI. No por nada hoy en día Estadps Unidos tiene más de 800 bases militares alrededor del mundo, con decenas de ellas rodeando a Rusia, China e Irán —los tres nodos principales de la integración euroasiática, como lo explica Pepe Escobar aquí.
Pero las escaladas —contra Rusia en particular, que detallaremos en una II Parte— fueron inoperantes ante la gran resistencia de los principales ocupantes de la Gran Eurasia: las civilizaciones-estado de China y Rusia. Ambas al unísono actuaron como un Mackinder del siglo XXI —añadiendo ciberpoder a la ecuación aire y espacio— y están en proceso de llevar a cabo el más grande temor del Imperio Occidental en decadencia: pasar de ser el Core del Sistema Mundo Occidental a ser un satélite de la Isla-Mundo, como el propio Mackinder lo previó.

¿América, de Imperio a satélite?
El temor del Imperio de la Cábala Angloamericana puede verse muy claramente en el Mapa de la Isla-Mundo, como usted ya lo debe haber observado en este artículo, donde América del Norte, América del Sur, Gran Bretaña, Japón, Australia e islas menores —como escribió Mackinder— son meros satélites de la Isla-Mundo.
“Hay un océano”, explicó Mackinder, “que cubre nueve doceavos del globo; hay un continente —la Isla-Mundo— que cubre dos doceavos del globo; y hay muchas islas más pequeñas… que juntas cubren el doceavo restante”.
Con esa comparación de superficies se grafica de manera cabal la ubicación inapropiada de Estados Unidos. La Gran Cábala se equivocó al tratar de usar ese país como eje para lanzarse a la conquista del mundo entero.

El Neo Capitalismo Euroasiático
En este contexto, la comprensión de Mackinder de la relación entre geografía e historia, sin lugar a duda, fue entendida hace mucho tiempo por los grandes estrategas chinos y rusos, y obviamente el mayor temor del Imperio Occidental era que los propietarios territoriales de Eurasia —y no un Imperio manejado desde el otro lado del mundo— sean sus propios arquitectos con la “pólvora occidental” recargada —el Neo Capitalismo Euroasiático.
Sobre lo anterior, en 1997 Zbigniew Brzezinski, una de las mentes geopolíticas más importantes de Estados Unidos en el Siglo XX recordó en un libro suyo —El Gran Tablero Mundial— las advertencias de Mackinder, al visualizar que a largo plazo Estados Unidos sería amenazado por una “gran coalición” de China y Rusia, “unida no por la ideología sino por reivindicaciones complementarias”.
En esencia, las “reivindicaciones” que China y Rusia buscan son por las desgracias que sufrieron bajo los imperios del Sistema Mundo Occidental a lo largo de los dos siglos pasados, incluso hasta el presente siglo, provocadas por el círculo del poder angloamericano plagado de una suprema arrogancia y altanería, a causa de sus éxitos. Fue Mao Tse Tung quien previó que esa sería la gran enfermedad letal del Imperio Occidental.

En la Segunda Parte de esta serie detallaremos la Gran Guerra del Imperio Occidental contra Rusia a lo largo de un Siglo XX y principios del XXI por la Conquista de Eurasia.

¿Ustedes pueden imaginar la Isla-Mundo ampliada, con Latnoamérica integrada desde un plausible Canal de Nicaragua hasta la Patagonia Argentina y el Ártico?

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