Uno de los hitos en la historia milenaria de China es la Gran Muralla, una fortificación construida y reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI d.C., para proteger la frontera norte del Imperio Chino. Cinco siglos después —en una era donde el verdadero poder es como la “Mano que está detrás de la mano de Dios”, parafraseando a Borges— los Nuevos Mandarines acaban de trazar el inicio de una nueva muralla —invisible en la Neo-Caverna de Platón con su post-verdad incluida, pero muy visible para Los Amos del Universo y quienes pretenden ser parte de ellos.
Por Alexandr Mondragón
¿Cuál es esa muralla que la gran prensa occidental no ha mencionado ni por casualidad? De hecho, no es una muralla física, fue un acto que, como en el lenguaje de los textos de la antigüedad, hay que entenderlo como una alegoría de, tal vez, el nacimiento de un Nuevo Sistema Mundo —que, como lo profetizó el erudito norteamericano Immanuel Wallerstein, nacerá entre el 2025-2050. O quizá antes, debido al acelerado declive de EE.UU. después de los monumentales errores que cometió tras el 11-S —por eso Wallerstein corrigió la fecha unas dos décadas. Su primera profecía la hizo en los 1990’s.
Y ese acto tiene una fecha: el pasado 24 de noviembre del 2017. Ese día, en Beijín, se reunieron Bouthaina Shaaban, la asesora presidencial siria, y Wang Yi, el ministro de Relaciones Exteriores de China, para acordar el despliegue de unidades militares de combate chinas, conocidas como los “Tigres de Siberia” y los “Tigres de la Noche”, en Siria —donde, como se sabe, Estados Unidos y Rusia tienen una virtual disputa militar por el control de una nación clave en el control geopolítico y geoeconómico de Oriente Medio, por lo que la incursión china en el terreno militar será virtualmente definitoria para su gran aliado ruso, y eso es sólo la fresa encima de un gran pastel.
Nuevo contexto militar
Para ser precisos, en el Gran Tablero del Ajedrez Geopolítico y Militar Global del Siglo XXI, la incursión militar de China con tropas de combate, en una tácita alianza con Rusia —que tuvo el rol de abrir la trocha Oriental en una nación ambicionada por los grandes poderes económicos de Occidente, encabezados por Estados Unidos—, significa, nada más ni nada menos, que el Gran Dragón —con un poderío económico y militar, a la par que el estadounidense y hasta superior en algunos aspectos—acaba de trazar un línea para dividir el mundo entre Oriente y Occidente —marca el nacimiento de la nueva e invisible fortificación china, enmascarada en un contexto militar.
Sobre el papel, claro está, la incursión militar china en Siria está relacionado con el combate de separatistas islámicos chinos, según lo revela Peter Korzun en su artículo “Análisis: Objetivos e implicaciones de la participación militar de China en Siria”, donde señala:
“Los militantes islámicos de Turkestán del Este (de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en China) han aparecido cada vez más en el norte de Siria. El gobierno sirio afirma que unos 5.000 combatientes de origen uigur llegaron a Siria y pasaron ilegalmente por el sudeste asiático y Turquía. El Partido Islámico de Turkistán (TIP) de yihadistas uigures está afiliado a al-Qaeda. Los yihadistas chinos están luchando junto con el grupo terrorista Hay’at Tahrir Al-Sham vinculado con Al-Qaeda. Y ellos piden la separación de Xinjiang de China para crear un estado independiente de Turquestán Oriental”.
“La ley antiterrorista de China del 2015 permite el envío de fuerzas de seguridad chinas al exterior para misiones antiterroristas. En marzo del 2016, el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, estableció un nuevo puesto —un enviado especial para Siria.
Entonces: “China envió 300 asesores militares a Damasco en abril del 2016, con el objetivo declarado de proporcionar capacitación médica y de ingeniería para el ejército sirio. En agosto del 2016, el contraalmirante Guan Youfei, director de la Oficina de Cooperación Militar Internacional de la Comisión Militar Central de China, se reunió con Fahad Jassim al-Freij, ministro de Defensa de Siria, en Damasco. Durante la visita, firmó memorandos de entendimiento que incluían operaciones conjuntas contra el terrorismo, incluidos mecanismos para rastrear a los combatientes uigures capturados en las cárceles sirias. En el transcurso del año pasado, el ejército sirio también recibió a varias delegaciones militares chinas a medida que China aumentaba su ayuda a Siria.
El mensaje tácito a Occidente
Hasta aquí el contexto puramente militar, que en la guerra de poderes por controlar el mundo, es solo uno de los frentes, pero obviamente no el único. Como dice un sabio estratagema china: “Un conejo inteligente tiene tres lugares donde ocultarse”. Si usted logra descifrar ésta estratagema, entonces usted podrá comprender lo que Korzun cita en su artículo:
“Al preguntársele en una conferencia de prensa sobre el próximo despliegue (militar), el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Geng Shuang, dijo: ‘El mundo no puede lograr la paz sin un Medio Oriente pacífico. Y la región se encuentra en una etapa crucial: desde la lucha antiterrorista hasta la paz y la reestructuración económica a los cambios sociales … Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, China siempre ha prestado atención a la paz, la estabilidad y el desarrollo de Medio Oriente'”.
¿Qué significa esto? Desde la perspectiva de la lucha por el control del Nuevo Sistema Mundo como lo predijo Wallerstein, China acaba de enviar el siguiente mensaje a Occidente:
“A Quien Corresponda: A partir de este momento China ha decidido, con todo su poderío imperial, defender sus intereses de seguridad nacional —un término que EE.UU. suele usar, para su exclusivo beneficio— no solo en Siria, sino de todo el territorio que está al interior de la nueva muralla, porque así como ‘América es para los Americanos’ —que después intentaron cambiar por ‘El Mundo es para los Americanos’, cuando desapareció la Unión Soviética en 1991—, a partir de ahora ‘Oriente es para los Orientales’. Y aquel que ose cruzar la nueva muralla, en contra de nuestra seguridad nacional, debe atenerse a todas las consecuencias”.
Los intereses de China en Siria
En este contexto, y sólo para limitarnos a Siria como un ejemplo del avance imperial de China en todo el mundo, pero particularmente en Oriente, consignamos lo que escribe Korzun:
“Los intereses económicos chinos en Siria datan desde el 2004 con la vinculación de áreas estratégicas clave alrededor de Siria y Líbano, con su proyecto One Belt and One Road (OBOR). Beijing está interesado en el fin de la guerra civil siria, que proporcionaría la tan necesitada estabilidad para expandir los lazos comerciales y de inversión regionales de China descritos en la iniciativa OBOR. Siria se encuentra en las proximidades de este corredor, que, según los planes, se convertirá en un centro para la integración de una vasta región, que incluye Oriente Medio, el Cáucaso, Asia Central, Rusia y el norte de Europa, con la India uniéndose al proyecto. En marzo pasado, el presidente Bashar al-Assad confirmó las delegaciones comerciales visitantes y la expansión de los vínculos académicos con China en una entrevista a una empresa de medios china.
“Las delegaciones empresariales chinas han sido muy proactivas en la búsqueda de licitaciones del gobierno sirio y áreas no solo de reconstrucción, sino también acuerdos comerciales bilaterales. China y Rusia han apoyado al gobierno de Siria en las Naciones Unidas. A pesar de la guerra, la Corporación Nacional Petrolera de China aún mantiene acciones en dos de los mayores productores de petróleo de Siria: Compañía Petrolera Siria y Compañía de Petróleo Al-Furat, mientras que Sinochem también posee importantes participaciones en varios campos petrolíferos sirios. En diciembre del 2015, se firmó un acuerdo importante entre el gobierno sirio y el gigante chino de telecomunicaciones Huawei, para reconstruir la infraestructura de telecomunicaciones de Siria como parte de OBOR.
“Según informes, una delegación china asistió a la primera Feria Internacional de Comercio en Damasco, desde el comienzo del conflicto en el 2011; Las autoridades chinas prometieron US$2 mil millones de dólares en ayuda para la reconstrucción siria; en el Líbano, un número creciente de delegaciones empresariales chinas e inversiones en proyectos están vinculadas a Siria; Además, el Ministerio de Asuntos Civiles de China aprobó los primeros proyectos de ayuda y recuperación temprana para el país devastado por la guerra.
“China puede convertirse en un jugador muy importante en Siria. La reconstrucción de posguerra es lo que Siria necesita y China está en condiciones de contribuir significativamente. Como miembro permanente del Consejo de Seguridad, su papel en el acuerdo de paz es de gran importancia. La participación de China hace que el proceso de paz sea un verdadero esfuerzo internacional con una amplia representación para disminuir el rol de Occidente —no solo en Siria, sino también en el Medio Oriente”.
A la izquierda, Bouthaina Shaaban, la asesora presidencial siria, y Wang Yi, el ministro de Relaciones Exteriores de China, el pasado 24 de noviembre del 2017, en Beijín: El día que China dividió el mundo en el Siglo XXI. Foto: Reuters
Jugando en todos los escaques
Lo anterior deja muy claro por qué China ha demarcado una línea territorial de la Muralla Invisible que, además, debe entenderse como una imponente jugada en el tablero mundial, teniendo como escenario Siria. Pero, claro está, esta nación es solo un escaque de los 64 que hay en el tablero global.
En los restantes 63 escaques —expresado como una alegoría— China usó sabiamente el monumental estudio de Wallerstein —sobre las ondas expansivas del Capitalismo hacia las regiones de mano de obra barata, en particular— y, en tan sólo tres décadas, comenzó a fabricar los productos electrónicos de consumo barato para venderlos en todo el mundo y en particular en los Estados Unidos —con la complacencia del gran sector corporativo y financiero de Wall Street, para extraer del imperio en decadencia un vasto sector industrial de manufacturas y, de paso, destruir los trabajos industriales la clase media estadounidense—, a poseer un enorme complejo industrial no solo capaz de construir supercomputadoras más avanzadas que las de IBM, sino también un enorme aparato industrial de productos de consumo y, allí está otra clave, de armamentos militares de escala nuclear a la par que su rival estadounidense —a lo cual debemos hacer énfasis que Rusia, el gran aliado de China, y bajo la mano de hierro del “Zar” Vladimir Putin, el líder del renacimiento económico y político de Rusia en menos de dos décadas, también lo ha logrado, superando incluso a EE.UU. en armas de devastación nuclear, según Paul Craig Roberts, un ex Subsecretario del Tesoro de EE.UU.
En la lucha por la hegemonía monetaria
Y entendiendo perfectamente aquella frase: “Dadme el control del suministro de dinero de una nación y no me importará quién haga sus leyes” —creada de unas declaraciones de Mayer Amschel Bauer Rothschild—, China también ha estado construyendo su poderío financiero y monetario —acumulando una vasta riqueza en lingotes de oro, como parte de ello, y adquiriendo multibillonarias sumas de la deuda estadounidense, jugando a la debilidad de su gran rival— para poder consolidar su control en cada uno de los 63 escaques restantes del tablero mundial, manipulando su moneda al utilizar las debilidades intrínsecas del dólar y la política monetaria estadounidense —cuyo poder radica en el control de sus colonias dolarizadas y los esclavos de las deudas en esa moneda.
Es en este contexto que, en el proceso de consolidar su monedad global, China no solo ha creado el “Petroyuan” —para minar el poderío aún vigente del “petrodólar”— sino también está creando alianzas financieras para tener bolsas mercantiles donde el yuan, o una canasta de monedas junto a sus aliados, sea la moneda de referencia global —al menos en Oriente, en principio— lo que, sin lugar a dudas, implicaría un severo golpe a la hegemonía del dólar estadounidenses, que si bien no dejaría de ser una moneda importante, dejaría de ser la omnipotente.
Si lo anterior tiene lugar, en algún momento del presente siglo, el Nuevo Sistema Mundo estaría al mando de los Nuevos Mandarines.
Occidente y la “amenaza china”
Ahora bien, ¿cómo está reaccionando Occidente ante la amenaza china? Desde ya, en octubre pasado, importantes medios de Occidente, como el semanario estadounidense Time, el diario francés Le Monde y la revista alemana Der Spiegel, usaron caracteres chinos en sus portadas para anunciar al mundo entero que Estados Unidos dejó de ser el “mero, mero”, como dirían los mexicanos —aunque para ellos y el resto de países al sur, hasta la Patagonia, su destino, sea cual fuera el Nuevo Sistema Mundo, estará encadenado al Gran Hermano.
Titulares como: «China: gran vencedora», «El aumento del poderío de China» y «China: el despertar de un gigante», dejan en claro en qué dirección va el Nuevo Sistema Mundo.
Así, en este contexto, cabe mencionar lo que destacó Jiang Feng, presidente del Consejo de Estudios Internacionales de la Universidad de Shanghái, en un artículo titulado «La nueva teoría de las élites occidentales sobre la “amenaza china”», publicado en Red Voltaire:
“Der Spiegel escogió el término chino xing lai (que significa “despertar”) para anunciar su artículo «China: el despertar de un gigante». Por una parte, el artículo toma nota del despertar del gigante chino e interpreta la visita del presidente estadounidense Donald Trump como un acto de sumisión, incluso como un traspaso del bastón de mando o del estatus de primera potencia mundial.
“Por otra parte, Der Spiegel exhorta a Occidente a su propio despertar inmediato y a enfrentar como un bloque el ascenso de China. La publicación alemana reconoce a China importantes avances en varios sectores. Pero los percibe como una amenaza para el mundo occidental, haciéndose eco de la tristemente célebre teoría del «peligro amarillo» o de la «amenaza china».
“Antes, cuando los medios de difusión occidentales utilizaban esta «teoría» como herramienta de propaganda, no creían que el ascenso chino sería tan vertiginoso. Hoy se ven ante una China que ha alcanzado un poderío sin igual, que sobrepasa al mundo occidental en numerosos aspectos, tanto en el plano económico como en los sectores político, tecnológico y cultural. Según Der Spiegel, China y Occidente están condenados a vivir eternamente en conflicto.
El presidente del muro intrascendente
Pero esta apreciación militarista de los principales medios occidentales no debe sorprender, después de todo ellos —los “presstitutos”, como Paul Craig Roberts llama sarcásticamente a los grandes medios de comunicación occidentales— son los voceros de los halcones de la guerra neoconservadores quienes, a su vez, son los estrategas y voceros del complejo industrial militar/seguridad de Estados Unidos.
Es más ¿los halcones de la guerra pueden confiar en Donald Trump para emprender una escalada militarista contra China y Rusia? Ni un segundo.
Trump como presidente —y al margen de estar rodeado de sus propios enemigos internos que ahora lo tiene acorralado, por orden del “Estado Profundo” militarista— ha demostrado ser incapaz de entender las complejidades de gobernar una superpotencia, sino también parece estar jugando tres en uno —ni siquiera Damas— ante dos rivales —China y Rusia— que no solo juegan un hiperajedrez político, sino que además tienen muy en claro cómo se conduce la historia en tiempo real.
Trump —que del único muro que habla es del intrascendente que quiere construir en la frontera entre EE.UU. y México—solo juega a la confrontación con China verbalmente, pero no parece muy interesado en la ideología de las élites occidentales. Es más, Trump está más enfrascado en sus intereses personales y los de su familia que está buscando expandir sus negocios en el nuevo imperio, porque saben que el futuro de su riqueza puede estar allí. Es por eso que Trump no se presta a ser el halcón de la guerra —que Hillary Clinton si estaba presta a interpretar sí era elegida presidenta— porque, personalmente, no le conviene. Él piensa y actúa como el 1%, aunque en la campaña presidencial habló como un populista del 99%.
«¿Quién va a oponerse a China?»
Así —dentro de la trampa mortal que es tratar de pelear la supremacía global en base a una insaciable industria del complejo industrial militar / seguridad— Occidente parece incapaz de ir más allá de su trillada estrategia de retratar como “enemigos” a quienes no se someten a sus deseos e intereses. Como escribe Feng:
“Cuando tratan de anticipar la evolución de China, ciertas élites occidentales fluctúan entre la teoría del «derrumbe chino» y la de la «amenaza china», lo cual lleva a Lester Brown, presidente del Earth Policy Institute, a preguntar «¿Quién alimentará a China?», afirmando que el alza de la demanda china agravará la escasez de alimentos a escala mundial. La realidad es que China alimenta, no sólo a su inmensa población sino también al mundo entero con una contribución de más de 30% al crecimiento económico actual.
“Hubo una época en que esas mismas élites se preguntaban qué podría salvar a China y su economía «coja». No vacilaban entonces en afirmar que China sólo podría convertirse en gran potencia si tomaba el sistema político occidental como ejemplo. Pero ha resultado, desde aquel momento, que prácticamente ninguno de los países que emprendieron las reformas inspiradas por las élites occidentales ha podido desarrollarse correctamente. A veces hasta han retrocedido y en ciertos casos se hallan al borde del colapso. Y hasta el propio Occidente se ha dado cuenta finalmente de que su sistema no sólo sería incapaz de salvar a China sino que su eficacia misma es en definitiva muy discutible.
“Occidente no ve con agrado que el ascenso de China mantenga un ritmo tan acelerado. Por eso es que la pregunta «¿Quién va a oponerse a China?» aparece cada vez más frecuentemente en los medios de difusión occidentales. Y todas las esperanzas recaen en Estados Unidos y en su presidente.
Un enorme error de cálculo
Entonces ¿cómo reaccionará Occidente y el “Estado Profundo” de EE.UU. —con el Pentágono como su cabeza más visible— ante la «amenaza china»?
En este contexto, no dudamos que —como ha mencionado el autor Paul Craig Roberts en varios de sus artículos— y en particular porque Rusia no solo es un aliado militar de China en Siria, sino también un socio en grandes alianzas geo-económicas que les van a garantizar una independencia energética por el resto del Siglo XXI y más, no podemos descartar un conflicto militar de alta intensidad, en algún momento, o una nueva guerra fría que, como sucedió con la extinta Unión Soviética, pueda drenar el poderío económica del nuevo imperio emergente. Sin embargo, eso sería un enorme error de cálculo como dice Feng:
“Eso puede frenar a China momentáneamente pero no puede afectar a largo plazo la dirección general de su desarrollo.
“La nueva versión de la «teoría de la amenaza china» busca sembrar confusión y provocar una escalada de las tensiones entre China y Estados Unidos. Si esa maniobra alcanzara sus objetivos, el mundo se vería sumido en el caos. China no debe prestar atención a todas esas «teorías». Su desarrollo es lo más importante.
Atentos a la sabiduría china
Entonces, cual es el mensaje que Feng, ha escrito ente líneas. Quizá la respuesta puede hallarse en las siguientes estratagemas de la sabiduría china:
“Deje que el búfalo jale el arado”, y
“Mientras uno descansa, es el enemigo quien se cansa”.
Todo el mundo sabe que la paciencia china no solo es una cualidad, sino también una virtud. Sí los chinos fueron lo suficientemente inteligentes y astutos, para esperar el último ciclo de 30 años de expansión del Sistema Mundo Capitalista —1990-2020—, logrando un desarrollo económico hiperacelerado jamás visto en la historia de la humanidad, con el simple sentido común uno puede discernir que la China milenaria sabe muy bien a lo que está jugando, y cómo lo debe jugar, en el gran tablero global. Y su golpe en Siria nos es fortuito, ni por un segundo.
Así, en este contexto histórico, lo que este autor puede avizorar ya —con la Muralla China del Siglo XXI recién trazada— es, inicialmente, un plausible Sistema Mundo Tripolar Oriente vs. Occidente, donde Europa tendrá que decidir con quien juega, mientras que “Oriente será para los Orientales” —con una alianza rusa de un Súper Continente Euroasíatico— y “América seguirá siendo para los Americanos —del Norte”.
Sin embargo, en el caos siempre hay múltiples oportunidades, y tal vez debamos leer el alma de las palabras de Feng, cuando escribe:
“No es sorprendente que a Occidente le cueste tanto trabajo entender a China en la medida en que se trata de dos mundos con valores completamente diferentes. Las élites occidentales, que desprecian la cultura china, harían mucho mejor en ir a buscar en sus propios ancestros al menos una pizca de sabiduría.
“Deberían recordar que el emperador francés Napoleón Bonaparte predijo en su momento el despertar de China e intimó a los emisarios ingleses a no invadir este país y a buscar mejor un acuerdo beneficioso para ambas partes. Más recientemente, el ex canciller alemán Helmut Schmidt también recordó que Occidente no debería reprochar a China el hecho de tener una forma diferente de funcionamiento y que tendría más bien que mostrar respeto a esta civilización milenaria, y también hacia sus recientes reformas y su también reciente desarrollo, y dejar de cometer errores sobre ella”.
Y tampoco olvidar otra sabia estratagema china: “Considere el éxito como un mosquito”. El éxito hace a la gente orgullosa. Sin embargo ellos cometen el error de olvidar el pasado y se olvidan de continuar mejorando constantemente. Este camino lo conduce al error. Es por eso que los sabios nunca rinden homenaje a su propio éxito.
En el auge de su imperio, la soberbia y la arrogancia llevaron a Estados Unidos a cometer graves errores que aceleraron su declive —solo por citar los de este siglo: la invasión y/o destrucción de 7 países en el Oriente Medio que, entre otras cosas, ha causado una endémica corrupción dentro del Pentágono; la creación de un capitalismo financiero parasitario al interior de los Estados Unidos, como lo ha revelado el economista Michael Hudson; y la consolidación de una plutocracia, el 1%, cuasi dictatorial que, como ha quedado demostrado con las leyes de impuestos aprovadas por sus cómplices en el Congreso, en desmedro del 99%.
Del otro lado, si sigue su propia sabiduría, tal vez China desdeñe los homenajes a su propio éxito… en el nuevo milenio oriental.
O quien sabe si sucede la verdadera Guerra de Civilizaciones que Samuel P. Huntington nunca se imaginó en su libro de 1996.
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