Por Matthew Ehret*
El 10 de abril, el Primer Ministro de China, Li Keqiang, celebró la finalización de la primera fase del Puente Pelgesac, construido en China, de 2.5 kilómetros, en la Bahía de Mali Ston, junto con el Primer Ministro croata Andrej Plenkovic. Esta ceremonia marcó una sorprendente victoria cuando, al día siguiente, dio inicio a la importante Cumbre 16 + 1 Jefes de Estado, que vio a Grecia incorporada como el miembro más nuevo de una nueva alianza de naciones de Europa Central y Oriental, que desean cooperar con China. En esta cumbre, celebrada el 12 de abril, el Primer Ministro de Grecia, Alexis Tsipras, declaró que este fue “un momento crucial para los desarrollos mundiales y regionales”, y que “tenemos que dejar atrás la crisis y encontrar nuevos modelos de cooperación regional y mundial”.
Por supuesto, la participación de Grecia en esta alianza (ahora llamada 17 + 1 CEEC) ha hecho que la misma haya ampliado sus fronteras geográficas hacia el oeste. Y es especialmente importante ya que el Puerto de Pireo, en Grecia, es una vía estratégica de comercio este-oeste para la Iniciativa Belt y Road (BRI) en Europa, centrada en la Ruta Expreso Tierra-Mar China-Europa.
Por necesidad de supervivencia
Grecia es dolorosamente consciente de que su supervivencia depende del BRI de China, ya que los programas de austeridad, privatización y rescate de la UE (Unión Europea) solo han traído muerte y desesperación con el colapso del empleo juvenil, el aumento de la tasa de delincuencia y el suicidio. Tampoco nadie debe de perder de vista que, desde una visión macro, este gran avance se produce poco después de que Italia se uniera a la Iniciativa Belt and Road, el 26 de marzo, y también sirve como precursor de la segunda Cumbre de Belt and Road que se llevará a cabo en Beijing, a fines de Abril, que involucra a más de 126 países que ya han firmado memorandos de entendimiento con el BRI y miles de empresas internacionales.
Además se firmaron diez acuerdos adicionales relacionados con el BRI entre Croacia y China, antes de la Cumbre 17 + 1, incluida la modernización de las líneas ferroviarias (especialmente desde Zagreb, hasta el puerto adriático de Rijeka), la cooperación de telecomunicaciones entre Huawei y Croatian Telecom y el puerto principal, además de inversiones en carreteras, puertos, educación y cooperación cultural.
La Iniciativa Belt and Road, como Tsipras señaló acertadamente, no es solo otro conjunto de programas de infraestructura diseñados para contrarrestar la hegemonía occidental, sino que es más bien un “nuevo modelo de cooperación regional y global”, basado en un principio de desarrollo mutuo y pensamiento a largo plazo, no visto en Occidente desde la muerte de Franklin Roosevelt y la captura del poder en Estados Unidos del Estado profundo angloamericano que siguió en las décadas siguientes.
Alianza con la Unión Económica Euroasiática
El hecho de que China formalizara un acuerdo de cooperación económica y comercial con la Unión Económica Euroasiática (UEE) liderada por Rusia, en mayo del 2018, es extremadamente relevante, ya que incorporó a sus cinco miembros —Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Armenia y Kirguistán— directamente al BRI. China ya ha invertido $98 mil millones en las economías reales de la UEE, que involucran 168 proyectos relacionados con el BRI.
El nuevo modelo de desarrollo ha ganado cada vez más adeptos en los países de Eurasia central y oriental, así como en Grecia e Italia, ha brindado una bocanada de aire fresco a los ciudadanos de todo el mundo, que miran con desesperación un sistema transatlántico que no puede hacer más que exigir obediencia a un conjunto difuso de reglas, que solo exigen austeridad, prácticas bancarias hiperinflacionarias y ninguna inversión a largo plazo en la economía real. Por lo tanto, la movilización tecnocrática contra el BRI en los últimos días en respuesta a este nuevo paradigma, solo puede verse como un intento absurdo de salvar un sistema que ya ha fallado.
Los tecnócratas defienden su Nuevo Desorden Mundial
Vale la pena mencionar dos operaciones recientes contra el BRI y el nuevo sistema operativo de ganar-ganar que representa para el mundo. El primero se encuentra en la formación de una alianza trilateral entre la Corporación de Inversión Privada en el Extranjero (OPIC), la Agencia de Finanzas y Desarrollo de Canadá (FinDev, Canadá) y quince miembros de la Unión Europea, anunciados el 11 de abril. Una segunda contra-operación fue creada varios días antes con la “Alianza para el Multilateralismo” Canadá-Alemania-Francia-Japón, durante la reunión del G7 en Francia.
Si bien la OPIC se fundó en 1971, su uso como fuerza subversiva contra el BRI se formalizó el 30 de julio del 2018, cuando creó una alianza trilateral con Japón y Australia, para financiar la infraestructura en la Cuenca del Pacífico. Sumado a esto, se creó una segunda alianza trilateral el 11 de abril del 2019, cuando el canadiense Paul Lamontagne (jefe de FinDev Canadá), Nanno Kleiterp de la Institución Europea de Financiamiento para el Desarrollo y el presidente de la OPIC, David Bohigian, firmaron un nuevo acuerdo para crear un mecanismo paralelo de financiamiento de infraestructura. Teniendo como su enemigo a China, el comunicado de prensa declaró que la alianza “mejorará la cooperación transaccional, operativa y relacionada con las políticas entre los participantes y subraya su compromiso de brindar una alternativa sólida a los modelos insostenibles dirigidos por el estado”.
800 millones menos pobres gracias a China
En esta firma, Bohigian declaró que “estamos tratando de mostrar un ejemplo para el mundo sobre la forma en que debería funcionar la financiación del desarrollo”, atacando claramente el (presunto) concepto “incompetente” de la financiación del desarrollo de China, e ignorando el hecho de que más de 800 millones de personas han sido sacadas directamente de la pobreza por el enfoque de inversión de China. Bohigian claramente esperaba que el mundo ignorara la gran esclavitud de la deuda y el caos que se extendió por 50 años de dominio del FMI y el Banco Mundial, que no ha producido un crecimiento real de las naciones. Aunque la Ley estadounidense BUILD ha aumentado la financiación del gobierno de EE.UU. para la OPIC de $29 mil millones a $60 mil millones en un año, no se ha presentado ningún diseño integrado serio para el desarrollo y, en su lugar, proporciona forraje para la risa, o la corrupción, en el mejor de los casos.
La otra operación anti-BRI mencionada es la “Alianza para el Multilateralismo” germano-francés-japonés-canadiense, en la que la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, declaró en una conferencia de prensa en Francia que “Canadá se ha unido formalmente a una coalición francesa-alemana, armada para salvar el orden internacional mundial de la destrucción, por parte de diversos dictadores y autócratas del mundo”. Si bien Freeland no mencionó a Trump por su nombre aquí, la embajadora de Francia en Canadá, Kareen Rispal, fue más sincera al afirmar que: “Al Sr. Trump no le gusta valorar el multilateralismo”. Al citar el retiro de Trump de la COP21 y las críticas a la OMC, a la ONU y a la OTAN, el enviado continuó: “Envía el mensaje equivocado al mundo si pensamos que porque el Sr. Trump no está a favor del multilateralismo, no significa que… los países medios como Canadá, Francia y Alemania, y muchos otros, no sean creyentes firmes”.
No se presentó una política real
Qué es exactamente esta “Alianza para el Multilateralismo” es otra cuestión, ya que no se presentó una política real. Después de que el humo se había disipado, no parece ser nada más que un club de bullangueros gritándoles a Putin, Xi Jinping, Trump y otras “personas malas”, que no desean suicidarse en masa bajo la nueva dictadura democrática de un New Green Deal.
Al comentar sobre estos desarrollos en una transmisión por internet desde Alemania, el 10 de abril, la presidenta del Instituto Schiller, Helga Zepp-Larouche, hizo la siguiente observación acertada: “La geopolítica debe ser tirada por la ventana, y la Nueva Ruta de Seda es la manera de industrializar África, para tratar con la situación de Medio Oriente y lograr la paz allí, para establecer una situación de trabajo decente entre Estados Unidos, Rusia y China: y eso es para Europa lo que debemos exigir. Y la mejor manera de hacerlo es que toda Europa firme un Memorándum de Entendimiento con la Iniciativa Belt and Road, entonces eso sería lo más importante para estabilizar la paz mundial y lograr que el mundo entre en un dominio diferente”.
Con Rusia y China liderando una nueva coalición de naciones que luchan por defender los principios de soberanía, autodesarrollo y generación de crédito a largo plazo, en el marco de la Iniciativa Belt and Road, una gran esperanza se ha presentado, mientras que el Titanic, que es la Ciudad de Londres y Wall Street, continúan hundiéndose cada vez más rápido en las aguas heladas de la historia.
*Matthew J.L. Ehret es periodista, profesor y fundador de Canadian Patriot Review.
Texto original: https://www.strategic-culture.org/news/2019/04/20/china-belt-road-continues-win-over-europe-while-technocrats-scream-howl.html
Traducción: A. Mondragón
Leave a Reply