La Ruta Cuántica blanca divide a Quechueslokoka

Ilustración: Bing.com IA

¿Los mandarines lograrán integrarla a la Nueva Isla-Mundo o seguirá siendo el patio trasero de Huachington?

Por Wilder Buleje y Alexandr Mondragón
Quien iba a imaginar que la remota Quechueslokoka albergaría uno de los nodos cruciales de la Ruta Cuántica y como una extensión de la Isla-Mundo en la Nueva Era de los Mandarines Imperiales y los NeoZares. La prevista inauguración del puerto de Chang-Kay alborotó la Base de los Popeyes, los cuarteles de los Aguacates y hasta las oficinas de los Matutes, temiendo que Don Gato y su Pandilla Euroasiática dominen hasta el último centímetro cuadrado de los siete mares.
La salida directa del polvo que te da alas para volar, desde el Paraíso Verde hasta el Reino Medio, provocó un corrientazo de alto voltaje en la DEAdeallá porque sería el fin de los Padrinos del Norte. De inmediato, en coordinación con la CompañÍA que ha manejado el negocio polvoriento y multibillonario por más de 6 décadas, sacaron los expedientes de generales con mariachis, de Matutes cacos y Popeyes vividores. A cada uno les llegó el mensaje en 200 decibelios: Sacan a la Dina Merca del trono de Pizarro o los “Presstitutos” ventilarán la suciedad de sus jerarcas en 8K y Sensurround, en Prime Time en la TV y en las cuentas de los influencers de las redes sociales.

El Juez de la Tremenda Corte
La Operación Destitución empezó a las 00 horas del pasado domingo de susto. De inmediato conminaron al Juez de la Tremenda Corte para que inicie un proceso en contra de la mandataria de los Rolex. ¿Sobre qué tema?, preguntó inocentemente el amigo de Trespatines. La respuesta llegó como un trueno: “¡De lo que se te ocurra… pelotudo!”.
Los burrócratas de la Tremenda Corte empezaron a trabajar a cien por hora. Hasta los más antiguos papelucheros dejaron la hora del café, el chismorreo en los pasillos, el raje en los baños y la cabeceada de media mañana. En cuatro horas entregaron varios dardos con apariencia de flechas. Una de ellas se convirtió en la denuncia del Tremendo Juez: la tentación de Dina Merca de lucir relojes y joyas de alta gama a cambio de favores presupuestales a su Waiki amado. En realidad reciclaron algo que ya era harto conocido, pero que dormía el sueño de la merfi.

El temor de los Popeyes Jubilados
La denuncia era una solicitud al Chongreso para que den trámite al expediente que marcará la primera campanada del proceso. Si los Padres de la Patria e Hijos de la Chingada le dan el visto bueno, entonces en el Palacio de Pizarro habrá preocupación. Si no la admiten —porque la Pandilla de la Sra. K y los Niños Facinerosos son mayoría— entonces los Popeyes, Aguacates y Matutes controlados desde Huachington entrarán en pánico.
Por lo pronto, los Popeyes Jubilados del Partido de la Rekokación —saben muy bien el negoción que les espera— ya rompieron con Porky, que prefiere apoyar a Dina Merca, a pesar que ya se está sobando las pezuñitas soñando con ser el sucesor. Lo cierto es que los Popeyes Jubilados están contra la espada y la pared: de uno de ellos tienen fotos y videos que lo llevarían como candidato Gay-Trans, el otro tiene un largo récord de coimas bien aceitadas por los camaradas de la CompañÍA, y el tercero un expediente cargado de ayuda a los pupilos del Camarada Joseph.

El grito del General del Aire
En el ámbito de los cuarteles la consigna de tumbar a Dina Merca se ha convertido en un grito de guerra: “¡Si queremos seguir viviendo en Las Casuarinas, en Chama, en La Planicie, entonces saquen a esa vagabunda del cargo!”. El grito del General del Aire remeció hasta los MIG formados en la base aérea.
“¡Sí desean seguir recibiendo las diez mil lechugas mensuales por permitir que los contenedores salgan preñados de polvo, entonces déjense de huevadas y ¡arrinconen a la Quya! (no lo tomen a mal, no es la femenina del Cuy, es Reina en Quechua)”. El grito final provocó una marejada en la base de los Popeyes, que salieron con los rostros blancos como su uniforme por la amenaza de perder el suculento regalo mensual, que les permite vivir como ricos con sueldos de pobre.

A la carga contra la Quya
“¡Desean perder la propina y seguir robando gasolina a los tanques que nadie usa, quieren seguir recibiendo los bonos por descansar en las zonas de emergencia, y olvidarse de las lechugas, entonces consigan toda la mierda de la Quya!”. La bronca voz del mariscal de campo despeinó a los aguacates de la primera fila. A la primera orden de retirada salieron espantados como alma que lleva el diablo.
¿Y por qué todo este drama de proporciones apocalípticas?

El megapuerto que cambiará el destino
Quechueslokoka está dividida: por un lado están los acólitos de Huachington y, por el otro, los que esperan que los Nuevos Mandarines traigan mejores regalos cuando Chang-Kay se inaugure en Noviembre y el Nuevo Año sea más que Próspero. Los primeros ya intentaron quitarle la exclusividad portuaria al constructor y se estrellaron contra una pared legal. Los segundos ya demostraron unidad y conocimiento para torear las amenazas convencionales.
Las fuerzas en el Chongreso están parejas. Quienes buscan complacer a sus amos en Langley y el Komando Sur –la Sra. Laura les dio una carajeada hace unos días– quieren poner a uno de sus jubilados al mando del Chongreso. Pero claro está, primero lo promueven a titular de su recinto remodelado con inodoros de 3,000 dólares para depositar sus elucubraciones, el día de la patria maltratada, y desde ahí lo oficializan como el nuevo Inkapaz, en reemplazo de la Quya. Ese plan estaba cocinado desde hace un año, pero los Mandarines –que se la saben todas porque tienen un libro de jugadas milenario, desde las épocas de los Estados Combatientes– también tienen a su propio escuadrón para proteger a la Quya de esas amenazas… por ahora, como decía el Comandante.

Los nuevos límites de la Isla-Mundo
¿Por qué tanto interés de sacar a la Quya como una dama que apesta en el tablero? Está próxima la finalización de las obras del Puerto de Chang Kay y porque en noviembre próximo el Mandarín Supremo visitará esta comarca con la finalidad de marcar los nuevos límites de la Isla-Mundo por estos lares y asegurarse que el tránsito de las 1,000 toneladas métricas de Polvo Mágico, que Quechueslokoka produce al año, tome el sendero de la Ruta Cuántica. Y de pasada darle un mensaje a Cokalombia para que haga lo mismo con otra cantidad similar, para subirse al tren-bala y abandone el Chevy de los 80’s.
El valor de ese cargamento no solo justifica la construcción de la mega obra portuaria, porque eso significa que el multibillonario negocio que por décadas maneja “El Cartel Más grande del Mundo”, como dijo el gringo Barry Seal, cambie de manos. Lo demás solo significa una utilidad adicional. Ni el cabotaje desde Monolandia, Cokalombia, Panamerca y el Chiloé representan una cifra que les quite el sueño a los Mandarines, para ellos es un sencillito. No, señores. El cambio de manos del polvo mágico puede y seguramente significará el destronamiento de los Huachington de papel como la Moneda-Mundo.

Una masa monetaria alucinante
Si sumamos el control de la distribución de la amapola de Opionistán y el control del transporte del polvo mágico (de Quechueslokoka y Cokalombia), eso representa un bolsón de masa monetaria que rondaría los 900 mil millones de dólares anuales, una cifra alucinante que ya quisiera la Tía Yelena para la Fed y regalársela a sus patrones del Complejo Militar de la Guerra de Gringolandia. Una cifra alucinante que, fuera del control de Huachington, sería la patada final del Viejo Imperio del Caos y un sencillo más para el Imperio de la Nueva Era.
Todo eso está en juego en estos momentos. Por eso no pestañee, en cualquier momento las noticias traerán revelaciones que usted jamás imaginó. Quien haga mal su trabajo no solo perderá sus grandes gollorías, también verá expuesta ese lado de su vida que nunca hubiese querido ventilar en público. ¿Sí usted también tiene algo que esconder? Mejor hable con los mandarines, no solo le darán un consejo sabio —al estilo de Confucio—sino también una Gold Card, con la carita de Mao sonriendo cachacientamente, para el nuevo club euroasiático. ¡Ya está advertido!

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