La tragedia de EE.UU., confesiones de un miembro del Estado Profundo

“Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde”.
Lao Tse

Abróchense sus cinturones de seguridad porque, lo que va a leer aquí no lo leerá en ninguna otra parte del mundo. El temor a la derrota inminente obra como un suero de la verdad. Los miedos más profundos quiebran el espíritu del más bravo. El Estado Profundo (Deep State) de EE.UU. exhibe fisuras y algunas grietas. Desde ahí salen voces desesperadas con guiones para otras épocas.
El inacabable Henry Kissinger —exsecretario de Estado, mensajero principal del Deep State y símbolo de ese ocaso— habla con un lenguaje del Siglo XX y afirma que hay un riesgo de Guerra Fría entre el alicaído Estados Unidos y la prominente China.
Richard Haass, presidente del siempre bien informado e influyente Council of Foreing Relations (CFR), tuvo más temple y hace más de un año coincidió con nuestro portal —ver aquí— en que China ya es una realidad como una Superpotencia Global y que la pandemia por Covid-19 acelerará su consolidación como número 1, como él lo escribió aquí.
Pepe Escobar, periodista y analista brasileño, presenta a un nuevo vocero del Deep State —el Sr. S., muy al estilo del Sr. X, en la película JFK— y éste ratifica lo que desde el 2019 hemos publicado sobre el desplazamiento del Sistema Mundo Occidental por el Nuevo Sistema Mundo Euroasiático.
Desde ese punto de vista resulta interesante que, desde las propias profundidades de ese poder al borde del colapso, lleguen los testimonios que confirman nuestros asertos —como el intento de destruir a Rusia desde que era la URSS para llevar a cabo los planes que Halford Mackinder escribió en 1904— y que evidencian la nueva realidad en plena ebullición.
El cambio nunca se detiene. Estamos en plena transición hacia un nuevo modelo desde donde emanará el poder. Los tiempos por venir darán cuenta si esa renovación fue favorable o no para el desarrollo de la humanidad.

Por Pepe Escobar
Henry Kissinger, de 97 años, Henry K. para quienes están en su círculo más cercano, es un pensador estratégico al estilo del oráculo de Delfos o un criminal de guerra certificado para quienes no están en su entorno.
Ahora parece haber tomado una pausa de su habitual acción de Divide y Conquistarás en el ámbito del comercio global —dando consejos al combo detrás de POTUS, también conocido como el Maniquí para Prueba de Choques— y emitir algunas perlas de sabiduría de la realidad política (realpolitik).
En un foro reciente en Arizona, refiriéndose al enconado y más grande enfrentamiento entre China y Estados Unidos, Henry K. dijo: “Es el mayor problema para Estados Unidos; es el mayor problema del mundo. Porque si no podemos resolver eso, entonces el riesgo es que en todo el mundo se desarrolle una especie de guerra fría entre China y Estados Unidos”.
En términos de la realidad política esto significa que esta “especie de Guerra Fría” ya está en marcha; y en todo el espectro de Washington, D.C., China es considerada unánimemente como la principal amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Encontrar áreas de cooperación
Kissinger agregó que la política de EE.UU. hacia China debe ser una mezcla de enfatizar los “principios” de Estados Unidos para exigir respeto y diálogo de China, y entonces encontrar áreas de cooperación: “No estoy diciendo que la diplomacia siempre conducirá a resultados beneficiosos… Esta es la tarea compleja que tenemos… Nadie ha tenido éxito en lograrlo totalmente”.
En realidad, Henry K. le ha perdido la pista a la trama —diplomático. En lo que el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, están involucrados ahora, a tiempo completo, es demostrar, principalmente al Sur Global, cómo el “orden internacional basado en reglas” aplicado por EE.UU., no tiene absolutamente nada que ver con el derecho internacional, ni el respeto a la soberanía nacional. Nota del Traductor: O sea, la diplomacia de EE.UU. es puro bla, bla, bla.

Un informante del Estado Profundo
A primera vista me pareció que los lugares comunes de Henry K. estaban fuera de lugar. Y entonces alguien que solía ocupar una posición estelar en la cima del Estado Profundo de EE.UU., me expresó que había estado prestando mucha atención de lo que ha estado pasando —confirmando mis sospechas.
Esta personalidad, llamémosle el Sr. S., ha sido una de mis fuentes invaluables y confiables desde principios de la década de 2000. La confianza mutua siempre fue clave. Le pregunté si podía publicar pasajes seleccionados de su análisis, sin dar nombres. Se dio el consentimiento, con pesar. Así que abróchense sus cinturones de seguridad —que lo que va a leer no lo leerá en ninguna otra parte del mundo.

Danzando con el Sr. S.
El Sr. S., de una manera bastante intrigante, parece estar expresando los puntos de vista colectivos de varias personas extremadamente calificadas. Desde el principio, señala cómo las observaciones de Henry K. explican el triángulo actual de Rusia-China-Irán.
El primer punto es que no fue Kissinger quien creó la política para Nixon, sino el Estado Profundo. Kissinger era solo un mensajero. En la situación de 1972, el Estado Profundo quería salir de Vietnam, política que se implementó como una contención (a la presunta expansión) de la China y Rusia comunistas. Estuvimos allí basados ​​en la teoría del dominó. (Sí cae la primera pieza, el resto cae colectivamente por inercia.)

Prosigue:
El Estado Profundo quería lograr una serie de objetivos al acercarse al presidente Mao, quien estaba enemistado con Rusia. Quería aliarse con China en 1972 para contrarrestar a Rusia. Eso hizo que Vietnam careciera de sentido, porque China se convertiría en el contenedor de Rusia y Vietnam ya no significaba nada. Queríamos usar a China para confrontar a Rusia. Ahora, China no era una potencia importante en 1972, pero podría drenar (militarmente y económicamente) a Rusia, obligándola a colocar 400,000 soldados en su frontera. Y nuestra política del Estado Profundo funcionó. Nosotros en el Estado Profundo lo habíamos pensado bien, y no Kissinger. 400,000 soldados en la frontera con China fue una pérdida de presupuesto (para los soviéticos), ya que más tarde envío a Afganistán más de 100,000 soldados, y en el Pacto de Varsovia tenía otros 600,000 soldados.

Y eso nos lleva a Afganistán:
El Estado Profundo quería iniciar un Vietnam para Rusia en Afganistán en 1979. Yo estaba entre los que estaban en contra, ya que esto usaría innecesariamente al pueblo afgano como carne de cañón y eso era injusto. Me expectoraron. Aquí Brzezinski interpretaba a Kissinger; otro sobrevalorado geoestratega que solo llevaba los mensajes.
El Estado Profundo también decidió derrumbar el precio del petróleo, ya que eso debilitaría económicamente a Rusia. Y eso funcionó en 1985, bajando el precio a ocho dólares el barril, lo que se comió la mitad del presupuesto ruso. Luego, básicamente le dimos permiso a Saddam Hussein para invadir Kuwait como una estratagema para enviar la avanzada de nuestro ejército, noquearlo, y demostrar al mundo nuestra superioridad en armamentos, lo que desmoralizó mucho a los rusos y puso el temor de Dios sobre el petróleo islámico. Luego creamos la ficción de Star Wars. Rusia, para nuestra sorpresa, perdió los nervios y se derrumbó.

Y entonces la Rusia de Putin revivió
El Sr. S., en su opinión, define todo lo anterior como “maravilloso”, ya que “salió el comunismo y entró el cristianismo”:
Luego quisimos dar la bienvenida a Rusia a la comunidad de naciones cristianas, pero el Estado Profundo quería desmembrarlo. Eso fue estúpido, ya que los aproximaría a China al menos desde el punto de vista de Mackinder. Fue ingenuo de mi parte esperar el regreso del cristianismo, ya que Occidente avanzaba rápidamente hacia la desintegración moral total.
Mientras tanto, nuestro aliado China seguía creciendo ya que no habíamos terminado con el desmembramiento de Rusia y los asesores que enviamos a Rusia destruyeron toda la economía en la década de 1990, contra mis objeciones. El bombardeo de Belgrado durante 78 días, finalmente despertó a Rusia y comenzaron una remilitarización masiva, ya que era obvio que la intención al final era bombardear Moscú hasta los cimientos. Entonces, los misiles defensivos se volvieron esenciales. Así, los S-300, S-400, S-500 y próximamente el S-600.
En nuestras reuniones yo advertí al Estado Profundo sobre cómo el bombardeo de Belgrado en 1999 haría que Rusia se remilitarizara, pero otra vez me desoyeron. Belgrado fue bombardeado durante 78 días (una abominación) frente al bombardeo de venganza de Hitler de apenas dos días. Y China seguía creciendo.

Por qué el equilibrio de fuerzas no funciona
Y eso nos lleva a una nueva era —que comenzó en la práctica con el anuncio chino de las Nuevas Rutas de la Seda en el 2013 y Maidan en Kiev el 2014:
China se da cuenta de todo esto en el momento en que comienzan a darse cuenta de que acaban de ser utilizados y que la flota de EE.UU. controla sus rutas comerciales, y decide acercarse a Rusia en el 2014, justo cuando presenciaron el derrocamiento de Ucrania en Maidan. Este derrocamiento fue organizado por el Estado Profundo, cuando empezaron a comprender que habían perdido la carrera armamentista y ni siquiera sabían lo que estaba pasando.
El Estado Profundo quería llevar a Rusia a un Vietnam nuevamente en Ucrania, para drenarlos y estrellar nuevamente el precio del petróleo, lo que hicieron. Beijing estudió esto y vio la luz. Si Rusia era derrocada, Occidente controlará todos sus recursos naturales, que ellos mismos veían necesario a medida de que se convirtieron en una economía gigante, más grande que Estados Unidos. Entonces Beijing comienza a abrir una relación cálida con Moscú, en busca de obtener recursos naturales terrestres como el petróleo y el gas natural de Rusia, para evitar los mares en busca de recursos naturales tanto como puedan. Mientras tanto, Beijing acelera enormemente la construcción de submarinos que transportan misiles capaces de destruir las flotas estadounidenses.

Entonces, ¿dónde encaja Kissinger en Arizona?
Ahora, Kissinger refleja la angustia del Deep State sobre la relación entre Rusia y China, y quiere que estos se separen de por vida. Es interesante que esto sea encubierto aquí por Kissinger. No quiere decir la verdad sobre las realidades del equilibrio de fuerzas (que China y Rusia, como un equipo, tienen igual o más fuerza que EE.UU.). Los describe como “nuestros valores”, cuando a Estados Unidos no le quedan más valores que la anarquía, el saqueo y la quema de cientos de ciudades. Biden espera comprar a todas estas masas desfavorecidas —Nota del traductor: Con los cheques de alivio por el Covid, que permite a millones de estadounidenses vivir sin trabajar, sin la necesidad de buscar un empleo— a medida que la impresión de dinero es una locura.
Así que volvemos a Kissinger conmocionado por la nueva alianza ruso-china. Ellos deben ser separados.
Ahora, no estoy de acuerdo con las intrigas del equilibrio de fuerzas, en el sentido de que la moralidad o los nobles valores deben regir las relaciones internacionales y no el poder. Estados Unidos ha estado siguiendo los sueños del equilibrio de fuerzas desde 1900 y ahora se enfrenta a la ruina económica. Estas ideas no funcionan. No hay ninguna razón por la que Estados Unidos no pueda ser amigo de Rusia y China y las diferencias pueden resolverse. Pero no se puede llegar a la primera base ya que las consideraciones del equilibrio de fuerzas lo dominan todo. Esa es la tragedia de nuestro tiempo.

Pepe Escobar es un analista geopolítico independiente, escritor y periodista. Escribe para Asia Times Online, y trabajó como analista para RT, Sputnik News y Press TV. Anteriormente trabajó para Al Jazeera.

Texto original: https://thesaker.is/insider-view-the-tragedy-of-the-us-deep-state/
Traducción: A Mondragón

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