Tom Luongo
La velocidad a la que se aceleran los eventos hace que la predicción sea un juego de tontos. Pero lo intentaré, ya que a lo largo de mi vida me han llamado mucho peor que “idiota”.
Desde que los disturbios comenzaron tras la muerte de George Floyd, para cualquiera con alguna experiencia en la cobertura de la política mundial, es obvio que las protestas y los saqueos, han sido una operación dirigida para socavar —aún más— la presidencia de Donald Trump en EE.UU.
La formación de la Zona Autónoma del Capitol Hill (CHAZ, por sus iniciales en inglés) en el centro de Seattle, es la última de una serie de provocaciones y escaladas destinadas a incitar a Trump para que invoque el Acta de Insurrección de 1878 y, en consecuencia, despliegue el ejército para sofocar estos disturbios promovidos, sin cesar, como “protestas pacíficas”. Son cualquier cosa menos eso.
Esperando la violencia y el caos
Esta es una situación —subsidiada por la alcaldesa Jenny Durkan y el gobernador Jay Inslee— sólo persistirá el tiempo suficiente como para descender a la violencia y el caos. Note que yo no uso la palabra anarquía.
Hasta ahora hemos visto una forma de gobierno en la CHAZ, con un concejo gubernamental, una especie de constitución y decretos obligando a los blancos a pagar reparaciones a los miembros negros de la comunidad.
Raz Simone, como el personaje Issac Hayes —El Duque— del ahora profético film Escape de Nueva York, de John Carpenter, está repartiendo rifles AR-15 y AK-47 para “mantener la paz”. Y en poco tiempo algunos cerdos se volverán mucho más iguales que los otros.
Como una “revolución de color”
Pero, incluso si mis peores predicciones sobre la CHAZ no se cumplen, ya que es una operación táctica en la gran estrategia de socavar y deslegitimar a Trump, aún es probable que la violencia surja.
Todo lo que tenemos que hacer es mirar lo que sucedió en las otras llamadas “revoluciones de color”, que se apoyaron en protestas legítimas contra los gobiernos corruptos existentes.
Esto me recuerda la situación en Ucrania en el 2014, donde las protestas en la Plaza Maidan, en Kiev, se volvieron violentas cuando los francotiradores comenzaron a disparar desde los tejados. Y hasta el día de hoy hay preguntas sobre quién disparó a quién y qué ocurrió realmente —tal y como sucedió también en el breve golpe contra Hugo Chávez en el 2002.
Y dado que una estabilidad pacífica en la CHAZ no sirve a nadie en el poder, en ambos lados de la división política, la probabilidad de una provocación similar es muy, muy alta.
Peones de un gran juego
Desde mi punto de vista, las personas en el CHAZ son peones en un juego mucho más grande que controla la élite del poder y que muchos de ellos —irónicamente— quieren derrocar.
Todo lo que se necesita es un agente provocador, un tipo con un rifle y una narrativa apocalíptica que gane todos los titulares sensacionalistas en los medios —como lo han hecho hasta ahora con las marchas.
Si hay una cosa que está muy clara después de cuatro años de observar esta escalada en los EE.UU., es que no hay nada que los enemigos de Trump no hagan para empeorar las cosas.
Porque, al final, esto es mucho más que Trump. Se trata de trasladar a Estados Unidos a un estado político y económico fallido. La destrucción económica ya está en marcha gracias a la persistente insanidad del COVID-19.
¿Qué es lo que está en juego?
La nueva normalidad de las máscaras faciales y el distanciamiento social, destacan la pura cobardía de la clase empresarial gerencial y la complicidad del liderazgo corporativo, como señaló The Saker en una reciente publicación. Él pregunta que si el dinero no es el objeto de estas corporaciones, al “arrollidarse ante las turbas” ¿qué es lo que está en juego?
La respuesta, por supuesto, es el poder.
Específicamente, el Estado Profundo de EE.UU. —una facción importante dentro de ese estado profundo, está claramente desesperada por deshacerse de Trump (y *no* por las razones correctas, de las cuales hay muchas).
Soñando con una revuelta militar
Hay muchas señales que ilustran que Trump, incluso, está perdiendo el control del Ejecutivo, como del Secretario Esper que contradice a Trump sobre lo que es un tema clave: restaurar la ley y el orden, o el Embajador de EE.UU. en Corea del Sur expresando su apoyo a BLM (considero que estos acciones de altos funcionarios, en contra su propio comandante en jefe, colinda con la frontera de la traición). Huelga decir que los neo-liberales pro demócratas en Slate comenzaron a soñar y a pedir, inmediatamente, una revuelta militar contra Trump.
Y esa nueva normalidad de hoy en día separa a los estadounidenses a lo largo de otro vector, uno mucho más sutil que usar un sombrero MAGA o lucir una pegatina de “Coexistir” en los parachoques de sus autos.
Y esa es exactamente la razón por la que creo que habrá algún tipo de evento tipo Maidan en el CHAZ, si el presidente Trump continúa negándose a morder el anzuelo y sacar los tanques, metafóricamente, y limpiar las “zonas liberadas”.
¿Complot de los alcaldes locales?
Pero, en última instancia, este no es el trabajo de Trump, es el trabajo de los funcionarios electos locales de proporcionar servicios para proteger la propiedad y los medios del buen vivir a sus electores. Pero eso no es lo que se exhibe en Seattle.
Tampoco se exhibe en la Ciudad de Nueva York, donde el alcalde Bill DeBlasio está haciendo todo lo posible para desarmar y deslegitimar su propia fuerza policial y enardecer las tensiones, al permitir que los saqueadores hagan lo que quieran, mientras hacen cumplir las reglas de distanciamiento social contra los judíos jasídicos que intentan orar en paz.
Esta es una película cuyo final he visto antes y no me gustó las veces anteriores que lo vi. Lo más patético es que los que lanzaron estas revueltas, son los mismos que lanzaron las anteriores.
Trump es casi irrelevante
Es una tragedia que, francamente, he hablado hasta la saciedad. El propio Trump lo ha provocado debido a su propia debilidad para enfrentar a sus atacantes, mientras se comporta como sus atacantes contra países que no le gustan: Siria, Líbano, Irán, Irak, Libia, Venezuela.
Nadie en la comunidad internacional derramará una lágrima si Trump es depuesto en noviembre o durante su segundo mandato. Muchos de nosotros —los estadounidenses— reconocemos sus fallas y lo que ha causado, pero aún entendemos que la alternativa para reemplazarlo es la restauración de las peores partes del Imperio.
El único logro verdadero de Trump, hasta la fecha, ha sido mantenerse en una Casa Blanca donde su poder se ha erosionado constantemente, hasta el punto de ser casi irrelevante. Si no hace movimientos sustantivos para neutralizar a los que están detrás del CHAZ, será el culpable de todo cuando explote.
Tom Luongo es un analista político y económico independiente, con sede en el norte del estado de Florida, EE.UU.
Fuente: https://www.strategic-culture.org/news/2020/06/22/chaz-is-setup-as-next-maidan/
Traducción: A. Mondragón
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