Por Pepe Escobar
El planeta entero está cautivado, consternado, conmocionado y atemorizado por el espectáculo de la democracia promulgada bajo la sombra del imperialismo mesiánico, con una gran cantidad de sorpresas de Octubre viscosas y humeantes.
Estamos en el territorio de Frank Underwood. Y como corresponde a la última “sociedad del simulacro” representada por Baudrillard en la década de 1980, todas esas similitudes con un espectáculo de Wrestlemania no son, obviamente, mera coincidencia.
Empecemos por las encuestas
A través de los MSM (Medios Corporativos de Comunicación Masiva) circulan todo tipo de encuestas como loa trajes ingleses —hechas a la medida del cliente. La mayoría destaca un camino inexorable hacia la victoria demócrata y una caída infernal para Trump. Una encuesta de The Economist le da a Joe “Walking Dead” Biden una enorme probabilidad del 91% —¿recuerdas a Hillary en el 2016?— de ganar el Colegio Electoral.
Está surgiendo un consenso impulsado por los demócratas de que Trump —descrito implacablemente como un proto-fascista lunático y quien es malo para los negocios en todo el mundo— cuestionará los resultados en cualquier estado liderado por republicanos que pueda perder por un mínimo de votos, como en Arizona, Florida, Michigan, North Carolina, Pensilvania y Wisconsin.
Una historia muy diferente
Sin embargo, en la campaña, la realidad es una historia completamente diferente. La evidencia muestra que en los mítines de The Walking Dead, hay más gente de los autobuses de Biden y reporteros, que votantes demócratas de carne y hueso. La campaña Biden-Harris, está demostrando sus incomparables habilidades de relaciones públicas, convirtiendo a sus acompañantes en mítines de campaña.
La estrategia arriesgada del equipo Trump parece haber sido desvelada por el propio presidente: “Vamos a contar las papeletas durante los próximos dos años (…) Tenemos la ventaja si volvemos al Congreso. Creo que son de 26 a 22 o algo así (si) se cuenta un voto por estado “.
Esa fue una referencia a la 12ª Enmienda a la Constitución: Si los electores estatales no pueden ponerse de acuerdo sobre [nominar a los sus representantes al Colegio Electoral para elegir a] un presidente, la decisión pasa a la Casa de Representantes, donde cada uno de los 50 estados tendrá un voto. Así que imagínese a pequeños estados controlados por el Partido Republicano como Alaska, Dakota del Norte, Dakota del Sur y Wyoming (cada uno con un solo congresista republicano en la Cámara) teniendo el mismo peso (electoral) que California (52 miembros en la Cámara, 45 de ellos demócratas).
La ventaja de Trump: tal como está de esta manera, de hecho, es de 26 a 22, con dos —Pensilvania y Michigan— básicamente empatados.
Preguntando a los expertos
Las encuestas internas del Partido Republicano muestran que, si bien la campaña de Biden-Harris no está tocando a ninguna puerta, los voluntarios de Trump en realidad han invadido no menos de 20 millones de hogares en estados indecisos.
Combínelo con una nueva encuesta de Gallup que muestra que el 56% de los estadounidenses afirman que están mejor ahora con Trump que hace cuatro años con Obama / Biden. Llámelo el regreso de “Es la economía, estúpido”.
El Trafalgar Group —que vaticinó correctamente las elecciones de 2106— apuesta a que Trump gane por un estrecho margen el Colegio Electoral con 275 votos.
Marko Kolanovic, el principal representante de JPMorgan, ha mapeado exhaustivamente los cambios en el registro de votantes, para descartar prácticamente todas las encuestas que muestran una arrasadora victoria demócrata. Esto implica que Trump bien puede terminar ganando la Santísima Trinidad: Pensilvania (20 votos), Florida (29 votos) y Carolina del Norte (15 votos).
Y para colmo, algo más exótico que un agujero negro comiéndose una estrella sucedió en esta semana cargada de sorpresas en octubre: la CNN decidió practicar el periodismo real y evisceró a Nancy Pelosi ante las cámaras.
Eso puede ser un mal presagio para la presidenta en espera Kamala Harris, de quien muy pocos recuerdan que fue forjada como la heredera del eje Obama-Pelosi, en una reunión secreta en los Hamptons, allá por el verano del 2017.
Siguiendo la pista del dinero
Ahora sigamos el dinero.
Eso es un tiro seguro. Para los republicanos, el principal hombre de la bolsa (con millones de dólares para la campaña de Trump) es el intrigante amo de los casinos Sheldon Adelson, quien literalmente compró el Congreso por unos miserables 150 millones de dólares. Para los demócratas, es Haim Saban, quien es dueño de su propio grupo de expertos y es el hombre que buscó dinero para Hillary. La demencia demócrata es esencialmente un operativo de recolectar dinero.
Para hacerlo aún más digerible, tanto Adelson como Saban son dos rabiosos Primero Israel. Un operativo de la inteligencia disidente del Beltway (el círculo del poder en Washington, D.C.), va directo al grano: “El líder de la mafia, Sheldon Adelson, financió a Trump para salvaguardar los intereses israelíes, a pesar de que Hillary era (un peón) de Israel”.
Títeres de los Amos del Universo
Hace cuatro años, fuentes selectas de Nueva York con las que estuve en contacto, acertaron correctamente el resultado de las elecciones al menos 10 días antes del hecho.
Uno de ellos, un magnate de negocios en Nueva York e íntimo con una variedad de Maestros del Universo al mando de Wall Street, volvió a ir a la yugular este año:
“El Estado profundo gobierna tanto a los republicanos como a los demócratas. Trump tiene que trabajar dentro del sistema. Él lo sabe. Soy amigo de Donald y sé que quiere hacer lo correcto. Pero él no está a cargo. Ciertamente quiere ser amigo de Rusia y China. Él es un hombre de negocios. Quiere hacer acuerdos (de negocios) con los países, no luchar contra ellos. Estuvimos entre los que establecieron las principales características de la campaña para él, en el 2016: detener las monedas manipuladas que destruyen las industrias nacionales, detener la inmigración ilimitada que destruye los salarios de las clases más bajas y fomentar la distensión con Rusia y China. Casi nada ha sucedido en cuatro años”. [Nota del Editor: Los 11 millones de indocumentados, apenas representan una mínima fracción de la fuerza laboral en EE.UU.: entre el 3% y 4%]
Trump obedece a los Amos el 90%
Aun así, agregue a otro jugador de Nueva York, “De todos modos, Trump hace el 90% de lo que ellos (los Amos del Universo) quieren. Es mejor mantener a un villano en la cima a quien culpar y mantener al proletariado corriendo en círculos”.
En el frente financiero, eso nunca será admitido públicamente: pero Wall Street, aunque proyecta una mera fachada pro-demócrata, no está interesado en una “barrida” demócrata, porque eso hundiría las acciones de Wall Street. Una elección disputada / prolongada seguiría el mismo camino, con Goldman Sachs proyectando un escenario de pesadilla del S&P hasta solo 3,100 puntos.
Por lo tanto, el escenario preferido, y secreto, de Wall Street: una victoria de Trump y recortes de impuestos más jugosos, en paralelo con el sentimiento de que la prioridad de Wall Street es que la Fed siga derramando millones de millones de dólares en dinero creado de la nada, pase lo que pase. Después de todo, la única “política” en la ciudad es que Wall Street convirtió a la Fed en un fondo de cobertura.
Por su parte, lo que el equipo Trump ciertamente no quiere es el Gran Reinicio, que se “lanzará” oficialmente en un Davos virtual en enero del 2021.
Y todo esto mientras Goldman Sachs, una vez más, insiste en que la única forma de “salvar” a la nación de esta enorme y creciente deuda es devaluar el dólar estadounidense.
Hillary quiere un nuevo trabajo
En el juego de sombras, o la trama circense de la Wrestlemania, del enfrentamiento de Trump contra el Deep State, otro de esos jugadores de Nueva York confirma que, “a Trump no se le permitió hacer gran parte de su agenda. Eso te muestra dónde está el poder real. El complejo militar-industrial quiere a Trump, ya que les está dando todo lo que quieren para un gigantesco aumento en el gasto militar. Pero Biden no asumirá ese compromiso”.
Clapper, Brennan, Comey y Mueller (en el gobierno de Trump) “solo estaban siguiendo órdenes y están siendo protegidos”. En cuanto a la hiena narcisista belicista de Hillary Clinton, ella necesita una victoria de Biden / Harris para, esencialmente, mantenerse fuera de la cárcel, una continuación de un acuerdo “secreto” alcanzado con Obama, que hizo que ella se inclinara ante el ex presidente como el líder de facto de la vasta maquinaria del DNC.
Cualquiera con un cerebro al otro lado de Beltway sabe que The Walking Dead fue elegido porque ni siquiera califica como un mantel. Suponiendo que sea elegido presidente, el poder real detrás del trono será el eje Obama-Pelosi, y sus amos sospechosos habituales. Bienvenidos al reinado de la presidente Kamala.
Hillary, sin embargo, no deja nada al azar, serpentea y no toma prisioneros. Ella acaba de publicar un manifiesto de 5,000 palabras, que se lee como una solicitud para convertirse en la jefa del Pentágono.
El Estado Profundo permanece intocable
El hecho de que en todos los episodios de la trama, los vectores clave del Estado Profundo continúan siendo intocables, lo cual debe leerse como que el proverbial pantano del D.C. que protege a su rebaño. Más que la posibilidad de que Trump no esté calificado cuando se trata de elegir a esbirros, de manera más realista a él nunca se le dieron opciones decentes: por lo que se quedó atrapado con especímenes nefastos como Gina “Reina de la tortura” Haspel, El bigotón de la guerra John Bolton y Mike “Mentimos, engañamos, robamos” Pompeo.
Lo que nos lleva al fiscal general William Barr, y una pregunta persistente en muchos corredores del Beltway: ¿Cómo es que no ha habido acusaciones mientras se acumulan pruebas de las travesuras siniestras relacionadas con el Estado Profundo?
Simple: Barr es de la CIA, parte de la vieja pandilla de Daddy Bush, reclutado cuando todavía estaba en la escuela secundaria, en 1971. Cuando Daddy Bush se convirtió en Director de la CIA en 1976, Barr entró en la oficina legal de la CIA y comenzó su ascenso constante, culminando en 1991 como Asesor Jurídico en Jefe de la presidencia de Daddy Bush.
Barr un operativo de la CIA
No hace falta agregar que Barr, posteriormente, aplastó todas las investigaciones posibles sobre los Bush, los Clinton y una variedad de operaciones de la CIA, desde el BCCI hasta el robo del software PROMIS.
Nadie se ofrecerá como voluntario para mostrar cómo Trump seleccionó a Barr —o cómo el Estado Profundo lo hizo posible. El hecho es que Barr fue nombrado poco después de la muerte de Daddy Bush. Es poco probable que el Equipo Trump haya “seleccionado” a Barr, el operativo del pantano de la CIA, con o sin los 33,000 correos electrónicos eliminados de Hillary.
Y eso es lo que lleva a esos informantes de Nueva York a apostar que Barr no irá tras ninguna estrella en la galaxia del Deep State.
Aun así, el hecho es que la NSA ha almacenado todas las llamadas, chats o correos electrónicos posibles, en sus enormes granjas de servidores. Trump tiene el poder de ordenar que se publique todo —como lo hizo. Sin embargo, tal como está, a los proletarios solo se les ha ofrecido una comedia con música de fondo de la WWF (World Wrestling Entertainment).
“He regresado” con esteroides
La balcanización total de la cultura en Estados Unidos en contenedores de irracionalidad a prueba de balas, está excluyendo cualquier posibilidad de un debate civilizado. Lo que queda es una proliferación interminable de actores falsos, ejércitos de trolls pagados, bots, turbas indignadas empaquetadas como barras de chocolate, toda una histeria.
Pase lo que pase, prepárate para el gran caos de Kill Bill que se avecina.
Y en esta guerra de disparos —no solo metafórica— entra John Lydon, también conocido como Johnny Rotten, la leyenda de Sex Pistol y un millonario residente en Venice Beach en Los Ángeles. Él está votando a Trump.
Esa es la máxima coronación del POTUS Punk, excepto que Trump es más Village People (“Joven / no hay necesidad de sentirse deprimido”) que los Sex Pistols en “Holidays in the Sun” o el “Holiday en Camboya” de la banda Dead Kennedys.
Señal de POTUS Punk en Florida, “Estoy de regreso” con esteroides, trabajando como un profesional con una multitud emocionada de miles, con movimientos de baile de YMCA al final: “Besaré a los chicos y a las mujeres hermosas…”.
Ahora compárelo con “Sleepy Joe” en Ohio, frente a, bueno, nadie realmente: “Me estoy postulando como un demócrata orgulloso… para el Senado”.
La semana pasada, solo ocho personas se presentaron a un mitin Biden-Harris en Arizona.
Y el escándalo continúa mientras una pandemia con una tasa de mortalidad por infección (IFR) de aproximadamente 0.14%, según la propia estimación de la OMS —que le ha costado a la economía mundial la friolera de 28 millones de millones de dólares, según el FMI.
Oh, sí: no ha terminado hasta que la aún delgada Britney cante “I Did It Again” (Lo hice otra vez).
Pepe Escobar es un analista geopolítico independiente, escritor y periodista. Escribe para Asia Times Online, y trabajó como analista para RT, Sputnik News y Press TV. Anteriormente trabajó para Al Jazeera.
El artículo fue publicado en https://www.strategic-culture.org/news/2020/10/15/potus-punk-vs-dem-dementia/
Traducción: A. Mondragón
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