Los años cruciales: 2022 y 2023, y el nacimiento del Nuevo Sistema Mundo Euroasiático

El mundo entró a una nueva dimensión después de la pandemia por Covid-19. El eje del Sistema Mundo se movió de Occidente a Eurasia. China y Rusia irrumpieron para acabar con el unilateralismo y abrir un abanico de relaciones entre iguales. El obituario del Petrodólar lo acaban de escribir Arabia Saudita y las Petromonarquías en su nueva alianza con China, mientras que el Petroyuán emergerá como la nueva moneda de intercambio energético. Y en los años por venir el euro y el dólar comenzarán a perder su valor como divisas de reserva mundial. En su lugar, se utilizarán activamente las monedas fiduciarias digitales respaldadas por la economía real, en el marco de la IV Revolución Industrial de la Ruta Cuántica comandada por Eurasia.

Por Alexandr Mondragón y Wilder Buleje
En un futuro lejano, el 2022 y el 2023 se verán cómo los años cruciales en que la historia mundial ingresó a un nuevo paradigma —V Siglos después del inicio de la “primera globalización occidental”, dixit Noam Chomsky—. Y aunque hasta ahora todo parece aún nebuloso, los designios ya están cantados.
Hemos visto emerger un conflicto totalmente abierto entre Estados Unidos y sus vasallos europeos frente a dos potencias hegemónicas —China y Rusia— que, en una alianza simbiótica, han emergido como el gran rival Euroasiático, en medio de una aparente guerra de invasión en Ucrania. Sin embargo, eso apenas es una chispa en medio de una erupción tectónica a escala global, que cambiará la historia para siempre.

Hay que mirar la luna
Confucio decía: “Mientras el sabio apunta la luna, el idiota mira el dedo”. Esa es la forma en cómo debemos ver y entender lo que está sucediendo ahora mismo, bajo nuestros pies. Porque mientras algunos líderes mundiales ya están apuntando la luna —señalando el nacimiento de un Nuevo Sistema Mundo Euroasiático— la prensa occidental trata de que el mundo entero solo mire el dedo y reduzca todo a la teocrática lucha del “bien” vs. el “mal”, enterrando en la amnesia histórica el mal que Occidente ha cometido desde 1492.
Entonces, si Usted quiere ver la luna, debe comprender que lo que ha causado la invasión de Ucrania es que el mundo está frente a un Zeitenwende, como lo escribió recientemente Olaf Scholz, el Primer Ministro Alemán, en la revista Foreing Affairs —que es el vocero de los Amos del Universo del, ahora decadente, Sistema Mundo Occidental (SMO).
¿Y qué es un Zeitenwende? Es nada más ni nada menos que el fin de una era o, desde nuestra propia perspectiva como lo anticipamos hace cinco años, el cambio tectónico del eje del Sistema Mundo desde Occidente hacia Eurasia —o el nacimiento de un Nuevo Sistema Mundo Euroasiático (NSME), más de V Siglos después de que Occidente comenzara a edificar el suyo y que desde hace décadas —como lo apuntó el ilustre sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein, fallecido en el 2019— entró en una decadencia terminal.
En este contexto histórico “la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha puesto el fin a una era”, escribió Scholz, casi repitiendo una afirmación que nosotros ya habíamos hecho en marzo del 2022 cuando publicamos “El Nuevo Sistema Mundo comenzó a Girar”, y afirmamos que “La invasión de Ucrania… NO debe analizarse como una extensión de la Guerra Fría, la locura de un presunto autócrata o el renacimiento de un imperio comunista, como los está vendiendo el Ministerio de las Fake News occidental…”, sino como “uno de esos momentos en la historia de la humanidad que acontece después de un largo proceso de siglos: El cambio de un Sistema-Mundo por otro”.

Xi y Putin lo confirman
Pero Scholz no fue el único ni una de las más importantes personalidades del mundo, en las más altas esferas del poder, que refrendaron nuestra afirmación realizada en marzo del 2022.
El pasado 15 de septiembre, en el marco de una reunión cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, en la ciudad uzbeka de Samarcanda, nada más ni nada menos que el presidente chino, Xi Jinping, dijo sin ambages: “Ante los grandiosos cambios de nuestro tiempo a nivel mundial, nunca antes vistos en toda la historia, estamos dispuestos con los colegas rusos a servir de ejemplo como potencias mundiales responsables y jugar un papel de liderazgo para conducir ese mundo rápidamente cambiante a una trayectoria de desarrollo estable y positivo”. En otras palabras, como escribió meses después el ex diplomático británico Alastair Crooke, Putin y Xi están al mando de una revolución para un nuevo orden mundial.
Una “revolución” que el propio presidente ruso Vladimir Putin aseveró a fines de octubre pasado, en su discurso en la sesión plenaria de la 19ª reunión anual del Club Valdai, pronunciando una devastadora crítica a la unipolaridad diciendo que, “la situación es, hasta cierto punto, revolucionaria”, y que “el futuro del nuevo orden mundial se está formando ante nuestros ojos”, como un “hito histórico” al que nos enfrentamos, en medio de “la década más peligrosa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.”

La teoría de Mackinder a la inversa
Es en este contexto —y para subrayar que esta confrontación entre Occidente y Eurasia, en realidad, abarcó un siglo de conflictos mundiales por el control de Eurasia— en marzo pasado afirmamos que “la invasión de Ucrania no fue ni debe ser vista como un conflicto focalizado regionalmente en la Europa del Este, sino que —para sorpresa de muchos— es la aplicación inversa de la teoría formulada por el geógrafo inglés John Halford Mackinder en 1904, desde que el ataque —de Rusia a Ucrania, con China como el principal jugador detrás de los entretelones, “La mano detrás de la mano de Dios”, para usar una magistral alegoría Borgiana— ocurre desde el core euroasiático hacia la periferia occidental —y no desde la periferia occidental al core euroasiático, que comenzó desde la I Guerra Mundial, una década después que Mackinder formuló su propuesta a los imperios occidentales que pugnaban por el poder global: “Quien gobierne Europa del Este dominará el Heartland (Eurasia o Rusia de aquella época); quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundo; y quien gobierne la Isla-Mundo controlará el mundo”.
Desde la Revolución Rusa de 1917 (con los Bolcheviques pagados por Wall Street), seguido por dos Guerras Mundiales, la Guerra Fría y la desaparición de la Unión Soviética, siempre fue la periferia Occidental (aunque era el core del SMO) la que atacó e intento conquistar el core euroasiático. Pero es ahora una nueva y Gran Eurasia, bajo la égida de la unión simbiótica de Rusia y China, que han surgido o resurgido como nuevas superpotencias, quienes han declarado su independencia del SMO, afirmando que los lugareños de Eurasia, “estamos (y hemos estado) construyendo una comunidad euroasiática que abarcará toda la masa terrestre euroasiática y sus aguas árticas adyacentes. Esta masa de tierra euroasiática será soberanamente gobernada por las naciones que la componen”.

“El Destino de la Civilización Humana”
Es así que en el marco de un nuevo mundo multipolar expandido a través de las Nueva Rutas de la Seda y una serie de asociaciones geopolíticas y geoeconómicas en todo el continente asiático y el Oriente Medio, como lo puede ver aquí y aquí, con modelos de gobierno que compiten por el poder y la influencia, lo que está sucediendo bajo nuestros pies es una “Lucha entre el Viejo Sistema Mundial Occidental y el Nuevo Sistema Mundial Euroasiático”, como lo explica magníficamente el profesor Michael Hudson“.
En este escenario, la gran confrontación por el control del NSM —que emergerá a lo largo de este siglo— implica una guerra híbrida recargada en múltiples niveles —desde los aspectos militares, hasta los económicos, financieros, tecnológicos, científicos, y todo lo que ello implica— y por ende, como dice Hudson, promete ser “una lucha de diez o veinte años para determinar si la economía mundial será una economía dolarizada unipolar centrada en EE.UU. o un mundo multipolar y de multidivisas centrado en el corazón de Eurasia, con economías mixtas públicas y privadas”, que decidirá “El Destino de la Civilización Humana”.

El gran escenario del 2023
En este contexto, la gran guerra implica el uso de todas las armas. Un ejemplo es la inflación, que ya carcome al mundo desde el 2020 y que el 2023 puede ser totalmente devastador. Como señala el analista Alasdair Macleod: “La tendencia de cuarenta años de tasas de interés a la baja ha terminado, el dinero del crédito fácil para sostener un modo de vida irreal, será reemplazada por una nueva tendencia al alza cuyas consecuencias y duración aún son desconocidas, pero no por ello dejarán de ser cataclísmicos en algún momento del futuro”. La gran ironía es que la inflación fue autoinflingida por las billonarias emisiones de dólares de la Reserva Federal en los últimos tres años.
Así, la alianza occidental comenzará el 2023 con síntomas de una nueva gran recesión. Y los responsables de la política monetaria, dice Macleod, “se enfrentan a un dilema agudo: ¿priorizan la inflación de precios elevando las tasas de interés, o se inclinan hacia una estimulación monetaria aún mayor para garantizar que los mercados financieros se estabilicen, sus economías no sufran una recesión y las finanzas gubernamentales no entren en crisis?”. Pero esta última receta solo será como patear la lata para más adelante.

La IV Revolución Industrial
Y la razón del porque las grandes poblaciones de Occidente enfrentarán esta crisis es que su economía rentista y parasitaria, con base en Wall Street y la City of London, ya no es el eje central de la economía real, esa economía que permite subsistir a la humanidad, y que ahora está instalada en China —la Fábrica-Mundo— que, además, ya está liderando la IV Revolución Industrial de la Inteligencia Artificial, la Computación Cuántica y las conexiones 6G, que —como las tres revoluciones industriales previas— le dará la hegemonía a quienes la elaboren, la comanden y la impongan como el eje del Sistema Mundo —la Ruta Cuántica, ver aquí y aquí— que no será comandada por Occidente —autoaniquilado en su propia arrogancia y egocentrismo de no ofrecer a sus vasallos y al Sur Global nueva oportunidades de desarrollo y crecimiento— sino más bien un producto de la milenaria civilización Euroasiática.
Es así como lo escribe el ex diplomático británico Alastair Crooke: “Un nuevo orden puede surgir después de uno de dos eventos: Occidente puede simplemente autodestruirse, luego de alguna “ruptura” financiera sistémica y la consecuente contracción económica. O, alternativamente, una victoria decisiva de Rusia en Ucrania puede ser suficiente para, finalmente, “cocinarse el plato” —hacia el Nuevo Orden Z”.

El escenario económico del 2023
Este es el enigma que se desarrollará en el 2023 y en los años por venir para EE.UU., el Reino Unido, y sus vasallos de la alianza Occidental. Pero las condiciones económicas son marcadamente diferentes y a favor de sus rivales. China, al ser la Fábrica-Mundo, tiene literalmente al mundo a su merced para su sobrevivencia económica. “La economía de Rusia no se ha visto gravemente dañada por las sanciones, como nos quieren hacer creer los medios occidentales. Todos los miembros de las organizaciones comerciales asiáticas disfrutan de los beneficios del petróleo y el gas baratos, mientras que la alianza occidental —en un autosuicidio— da la espalda a los combustibles fósiles”, escribe Macleod.
Es más, el mensaje enviado por Arabia Saudita, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) e incluso de la OPEP+, luego de la icónica primera cumbre entre China y el CCG, que sacudió las placas tectónicas de la geoestrategia mundial, al revelar la nueva súper-alianza entre China y las seis petromonarquías, debido a su “alto grado de complementariedad”, cuando “China ostenta un inmenso mercado de consumo y un sistema industrial completo, mientras el CCG, muy rico en energía y recursos, abraza un desarrollo económico diversificado”… para el “establecimiento de una asociación estratégica de China con el CCG” con la “práctica del verdadero multilateralismo”, es el obituario cantado del Petrodólar.
Así que, en este Zeitenwende, todas las petromonarquías están comenzando a gravitar en el NSME y, por ende, están abandonando la esfera de influencia liderada por los estadounidenses. ¿Y qué implica esto? Nada más ni nada menos que el fin del Petrodólar —vigente desde hace medio siglo, y lo que le dio a EE.UU. la ventaja de exportar su hiperinflación al resto del mundo— y en un futuro no muy lejano el plausible nacimiento del Petroyuán como una de las monedas ejes del NSME.

COLOFÓN
Lo que estamos viviendo hoy en día, va más allá de una invasión militar en Ucrania porque, como ya lo reportan diversos medios de economía y finanzas, el ataque del core euroasiático hacia la periferia occidental tiene y tendrá implicaciones en la economía global, en el abastecimiento de la energía, en la cadena alimenticia mundial, e incrementa los insumos para la inflación mundial de precios que ya estaba en marcha y que se puede acelerar hacia una hiperinflación. Esas serán apenas algunas de las escaramuzas del conflicto sistémico mundial que estamos viviendo y que sucederán el 2023.
Por lo anterior y mucho más, este es uno de esos momentos en la historia de la humanidad que acontece después de un largo proceso de siglos, como lo admite, incluso, el principal vocero de los Amos del Universo Occidental, Richard Haass, presidente del enormemente influyente Council on Foreign Relations, quien dice que el Imperio Occidental está en franca decadencia y que, en el escenario del cambio tectónico de un sistema mundo a otro, lo que no sucede en un siglo, pueden suceder en décadas. Como escribe Haass:
“Hay décadas en las que no pasa nada, y hay semanas en las que pasan décadas”. Esas palabras se atribuyen apócrifamente al revolucionario bolchevique (y lector de Asuntos Exteriores) Vladimir Lenin, refiriéndose al rápido colapso de la Rusia zarista hace poco más de 100 años. Si realmente hubiera dicho esas palabras, Lenin podría haber agregado que también hay décadas en las que suceden los siglos.
“El mundo está en medio de una de esas décadas. Al igual que con otras bisagras históricas, el peligro actual proviene de una fuerte caída en el orden mundial. Pero más que en cualquier otro momento reciente, ese declive amenaza con volverse especialmente pronunciado, debido a una confluencia de viejas y nuevas amenazas que han comenzado a cruzarse en un momento en que Estados Unidos no está bien posicionado para enfrentarlas”.

La gran sapiencia oriental
Y no le falta razón a Haass porque sus palabras simplemente denotan lo que los Amos del Universo del SMO ven en un futuro no muy lejano, el fin de su magnánimo poder que apenas duró 70 años, frente a una civilización-estado de 5,000 años de historia.
Chuang Tze decía: “Un pequeño saber no se puede comparar con uno grande, ni una corta vida no se puede comparar con una larga existencia. ¿Cómo sabemos que es así? Un insecto que nace por la mañana y ya esa misma tarde muere, no sabe lo que es la luna; la cigarra, que no vive más de dos estaciones, ignora lo que es un año; son dos ejemplos de corta vida. Al sur de Chu, vive una tortuga prodigiosa para quien quinientos años son una primavera, y quinientos años un otoño; en la remota Antigüedad, había una gran cedrela para la que ocho mil años era una primavera, y otros tantos, un otoño”.
La sapiencia oriental está en camino de darle una gran lección a la arrogancia occidental.

3 Comments

  1. Todo lo que predicen las grandes personalidades del mundo, y de los dos colosos como son Rusia y China,que tienen millones de milita res, son los que tienen el poder en sus, manos, pero nadie habla que este mundo no son de ellos sino de Dios y cuando vaya ocurrir alguna locura de estos LLA lados ” líderes el SUPREMO DE QUIEN VA A TOMAR LA ULTI MA, DEDUCION, Y CREO EN EL SUPREMO ASEDOR ” TALVEZ YA NO ESTE EN ESTA VIDA PERO DESDE MAS ALLA CREO SERE TESTIGO CUAL SERA EL FINAL.?

  2. Como que Lenin y los bolcheviques financiados por Wall Street?!!! Bendito sea Dios. tu afirmación se me hace tan suelta que demuestra tu grado de estupidez, simplemente respaldada por la agilidad de tus dedos y el oportunismo de poder escribir lo que se te viene a la cabeza en este portal. Si te escuchara decir eso verbalmente te dijera que lo dices porque tienes tu lengua muy larga.

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