Cuando escribimos que, en la “transición caótica” hacia un Nuevo Sistema Mundo Euroasiático, veríamos una serie una serie de capítulos que ocurrirán en “todas las casillas del Gran Ajedrez Geopolítico Global”. Pues bien, en los mismos días que Rusia y China levantaron un muro en Venezuela, advirtiendo que Latinoamérica no es el “patio trasero” de ninguna nación, el mandarín Xi Jinping, el presidente de China, derribó la “muralla Maginot” comercial de la Unión Europea, incorporando a esta región del mundo a su gran proyecto de infraestructura del Siglo 21: las tres Rutas de la Seda.
Por Alfredo Jalife-Rahme*
Mientras Trump —en el averno de sus enemigos políticos Made in USA— se salvó de un impeachment, donde el reporte Mueller puso en ridículo a los delirantes rusófobos de EE.UU. y México controlados por el megaespeculador George Soros, el mandarín Xi —timonel al mando de un Nuevo Sistema Mundo Euroasiático– destacó por resultados exitosos en su periplo a Italia/Mónaco/Francia para la conectividad euroasiática, que constituye veneno puro para la añeja geoestrategía disruptiva basada en los conceptos anacrónicos de Halford McKinder y Zbigniew Brzezinski.
Después de la Primera Guerra Mundial, los militares franceses edificaron la “línea Maginot (400 kms de largo y 19 fortificaciones)” en su frontera con Alemania hasta Italia con la finalidad de impedir la invasión nazi, lo cual resultó un soberano fracaso.
Un cañonazo de €60 mil millones
No faltaron ahora en Europa vetustos teóricos de la “línea Maginot” para edificar su “muralla Maginot” comercial, con el propósito de frenar el avance irresistible de las tres Rutas de la Seda (https://bit.ly/2CuUAqX). Lo que denominó “muralla Maginot” fue derrumbada con un cañonazo de €60 mil millones del mandarín Xi, primordialmente para comprar una flotilla de 300 (sic) aviones Airbus (sumados a otros 10 de largo alcance), en detrimento de los averiados y accidentados aviones Boeing 737 Mex, como había adelantado (https://bit.ly/2unQnkr).
Shi Jiangtao del South China Morning Post asienta que “Europa derrumbó en París sus barreras ante Xi (https://bit.ly/2Ug6cbb)”, pese a las “presiones de EE.UU.”, junto con la incorporación de Italia al máximo proyecto de infraestructura del siglo 21: las tres Rutas de la Seda.
Un nuevo orden internacional
En forma inesperada e inédita, el presidente galo Macron, la canciller alemana Ángela Merkel y el líder de la Comisión Europea Jean Claude Juncker, alabaron la iniciativa de infraestructura china y exhortaron al “establecimiento de una definición común para un nuevo (sic) orden internacional” con el fin de lidiar con los “desafíos del multilateralismo”, en claro rechazo al proteccionismo unilateral de Trump.
La canciller Merkel admitió que el proyecto chino es “importante” y afirmó que los “europeos desean jugar una parte activa que deba llevar a cierta reciprocidad”. La incrustación de Italia a la Ruta de la Seda china “entristeció” al fundamentalista cristiano Mike Pompeo, secretario de Estado nada exitoso (https://bit.ly/2FC5yf0), mientras Merkel comentó que “no tenía nada que criticar”.
Las tres Rutas de la Seda
Se empieza a dibujar el mapa de la “encrucijada de puertos (hub ports)” en el mar Mediterráneo como terminales de las tres Rutas de la Seda: 2 en Israel (lo cual no entristece a Pompeo (https://bit.ly/2RdRAUY); el Pireo (Grecia); 4 en Italia (Génova, Trieste, Ravena y Palermo); Mónaco y quizá Niza, sin contar Duisburgo y Hamburgo en Alemania.
La conectividad con Mónaco es también turística y cibernética mediante su incorporación este año al 5G de Huawei que, pese a la guerra comercial de Trump, obtuvo 25 por ciento más de suculentas ganancias con sus celulares (https://bloom.bg/2FIfjIn).
En forma cautelosa Merkel no desea, ni le conviene, romper los puentes geoeconómicos con Trump y pretende mantener un acrobático equilibrio simultáneo con EE.UU. y China que depende ya de muchas variables, cuando los tres gigantes geoeconómicos representan 67.3 por ciento del PIB global. Como ilustran los juegos matemáticos de Von Neumann, las partidas entre tres jugadores suelen ser muy inestables.
¿Cuál será la venganza de Trump?
Sonaba anómala la rivalidad geoeconómica de la Unión Europea a las tres Rutas de la Seda de China cuando Alemania encabeza la participación “no-regional” en el AIIB (https://bit.ly/2TGi1Dj) con 4.2 por ciento, seguida por Francia 3.2 por ciento (https://bit.ly/2JkwNL6). Llama la atención la participación de Canadá con 0.5 por ciento, donde obvio no aparecen EE.UU. ni México como miembros del T-MEC. Entre los “miembros regionales”, China ostenta 26.7 por ciento y Rusia viene en segundo lugar con 6.05 por ciento.
Falta ver cuál será el revire vengativo de Trump contra las importaciones automotrices alemanas. De dos cosas una: o los europeos le tenían guardada una sorpresa desagradable a Trump o este apretó demasiado las tuercas para orillarlos a refugiarse con China, bajo la protección del paraguas militar hipersónico de Rusia. O las dos.
* Alfredo Jalife-Rahme es es un médico, conferencista, periodista y analista político mexicano de origen libanés, especializado en relaciones internacionales, economía, geopolítica y globalización.
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