Por qué EE.UU. está perdiendo su guerra contra Huawei

El enorme fracaso de los servicios de inteligencia ha agravado la política del Pentágono y ha llevado a los aliados clave, en Occidente, a negarse a atender la petición de Trump de evitar el sistema 5G del gigante de la tecnología.
Por David P. Goldman
Humillado por la negativa del Reino Unido para excluir a Huawei de su red de banda ancha 5G, el régimen de Trump ha duplicado sus intentos de detener a China, con escasas perspectivas de éxito.
La respuesta de Estados Unidos incluye el enjuiciamiento de Huawei con arreglo a su ley federal contra las Organizaciones Corruptas de Extorsión y Corrupción (RICO), que fue redactado para combatir al crimen organizado de las mafias locales. También incluye propuestas de las reglas que detendrían la venta de cualquier componente estadounidense a Huawei y a la empresa china de telecomunicaciones de segundo orden ZTE, si el 10% de su producción procede de tecnología estadounidense.
EE.UU. también se propone prohibir la venta de motores de reactores para aviones civiles de pasajeros, que la General Electric y la francesa Safran han estado vendiendo a China desde el 2014, una medida de guerra económica que no tiene (ninguna) justificación para la seguridad nacional.
Nunca en el curso de los recientes acontecimientos de la confrontación comercial entre EE.UU. y China se ha dicho tanto y con tan poco efecto.

EE.UU. quedando en el ridículo
El asesor de seguridad nacional de EE.UU., Robert O’Brien, mientras tanto, le dijo al Wall Street Journal el 12 de febrero que EE.UU. había descubierto una puerta trasera secreta en el equipo de Huawei, que permitió a la empresa china espiar las comunicaciones occidentales. Huawei rechazó la acusación, exigiendo que Estados Unidos hicieran públicos los datos.
La acusación de EE.UU. provocó el ridículo en el extranjero. El CEO de Orange, Stéphane Richard, dijo el 14 de febrero: “Me interesaría ver la evidencia. Me recuerda a las armas de destrucción masiva durante la guerra de Irak”. El alemán Der Spiegel tituló su reporte: “Una puerta trasera que sólo EE.UU. puede ver”.
En la conferencia anual de seguridad del fin de semana en Múnich, funcionarios estadounidenses, incluyendo al Secretario de Defensa Mike Esper y la Presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, advirtieron a los países europeos que evitaran a Huawei. “La confianza en los vendedores chinos de 5G, por ejemplo, podría hacer que los sistemas críticos de nuestros socios sean vulnerables a la interrupción, la manipulación y el espionaje”, dijo Esper. “También podría poner en peligro nuestras capacidades de comunicación e intercambio de inteligencia, y por extensión, nuestras alianzas”.
Pero el sitio de noticias Politico, de EE.UU., tituló su informe: “Europa hace oídos sordos a las advertencias de EE.UU. sobre el 5G chino”.

El peligro de una devastación
El golpe contra el prestigio estadounidense y el riesgo para las principales empresas estadounidenses es enorme. Si EE.UU. cumple con la rumorosa amenaza de suspender los envíos de motores a China, suspendiendo efectivamente el programa de China para desarrollar un avión civil de pasajeros de fabricación casera, diseñado en torno al motor de GE/Safran, la guerra comercial entre EE.UU. y China tendrá un carácter totalmente diferente. En este contexto, los posibles daños a las principales empresas estadounidenses, incluida Boeing —que vende una cuarta parte de sus aviones a China—, así como a los principales diseñadores de chips de EE.UU. pueden ser devastadores.
Ninguna de estas medidas tiene un precedente desde el final de la Guerra Fría. Su adopción proviene de un ataque de frustración en Washington, D.C., después de que casi todos los aliados de EE.UU. —excepto Israel, Japón y Australia— ignoraran las estridentes demandas estadounidenses de excluir a Huawei del despliegue de la banda ancha móvil 5G.

Sufriendo ataques de apoplejía
El Secretario de Estado Mike Pompeo objetó públicamente al Primer Ministro británico Boris Johnson por su decisión de permitir que Huawei construyera parte de las redes 5G de Gran Bretaña, y el Presidente Trump intervino personalmente con el Primer Ministro británico sin éxito. El Financial Times informó el 6 de febrero que el Presidente Trump estaba “apoplético” (como si sufriera de apoplejía) en una llamada telefónica a Johnson. El 14 de febrero, en respuesta, Johnson pospuso una visita prevista a la Casa Blanca.
El gobierno alemán, mientras tanto, rechazó las objeciones a la participación de Huawei en su despliegue 5G, a través de un grupo de miembros del Bundestag del partido gobernante.

Sin componentes estadounidenses
No está claro qué puede hacer la ley RICO para impedir las operaciones de Huawei, aparte de someter a los empleados individuales de la empresa china a penas legales extremas. Los controles a la exportación de componentes estadounidenses a Huawei, impuestos en mayo del 2019, no lograron frenar las entregas de equipos 5G y teléfonos inteligentes de Huawei, ya que el gigante chino recurrió a proveedores japoneses, taiwaneses y otros. Huawei ahora fabrica tanto estaciones terrestres 5G como smartphones sin componentes estadounidenses.
A finales de enero, el Departamento de Defensa de EE.UU. vetó una propuesta del Departamento de Comercio, para imponer una regla de contenido estadounidense del 10% en las ventas de componentes a Huawei y ZTE, con el fin de evitar que las empresas extranjeras que utilizan tecnología estadounidense vendan a las empresas chinas.
El asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, dijo al Wall Street Journal el 4 de febrero que apoyaba las objeciones del Pentágono, porque “no queremos poner a nuestras grandes empresas fuera del negocio”.
Pero el 12 de febrero, los medios de comunicación estadounidenses informaron de que el Pentágono había cambiado de opinión, y ahora apoyaba una prohibición más estricta de las exportaciones de componentes a Huawei —evidentemente en respuesta al cambio de humor en la Casa Blanca.

Las empresas “se llevarán sus juguetes a otra parte”
Algunas empresas de EE.UU. no quebrarán, pero irán de Estados Unidos. El 16 de febrero el New York Times informó de que la “Fundación RISC-V, una organización sin fines de lucro, que ha creado un estándar de software de código abierto para los chips que alimentan los teléfonos inteligentes y otros aparatos electrónicos, reconoció en los últimos meses que había optado por trasladar su constitución de Delaware a Suiza, debido a la preocupación de sus miembros por una reglamentación más estricta en Estados Unidos”.
El NYT añadió: “Si este gobierno sigue la trayectoria actual, veremos más deserciones de empresas, de científicos”, dijo Scott Jones, un becario no residente del Centro Stimson. “Tomarán sus juguetes y se irán a otro lugar, y otras economías serán las beneficiarias de eso”.
Qualcomm, Nvidia y otras empresas de semiconductores de EE.UU. obtienen la mayor parte de sus ingresos en Asia. Si no se les permite vender a China, perderán una gran parte de su negocio. Peor aún: Huawei produce ahora conjuntos de chips para teléfonos inteligentes como la serie Kirin, que compite directamente con las ofertas de Qualcomm, y el procesador Ascend para servidores que compiten con Nvidia.

Una guerra para liquidar al enemigo
Según un analista chino, en una eventual guerra de precios con los estadounidenses, Huawei podría bajar el precio de sus chips en un 30%, expulsándolos de todo el mercado asiático. En ese caso, el analista dijo que Nvidia se quedaría sin dinero en 18 meses y Qualcomm en 24, lo que les obligaría a cerrar sus departamentos de investigación y el desarrollo. Eso marcaría el fin de la importancia estadounidense en la industria de los semiconductores que creó Estados Unidos.
Según se informa, la discutida prohibición de venta de motores a reacción a China se discutirá en una reunión del gabinete del 28 de febrero en Washington. General Electric y otras empresas estadounidenses están presionando furiosamente contra la propuesta, que no tiene un claro propósito de seguridad nacional. Algunos funcionarios de EE.UU. han sugerido que China podría realizar ingeniería inversa en los motores franco-americanos, pero la GE observa que China ha estado comprando estos motores desde el 2014, y no necesita nuevos para jugar con ellos.
La propuesta será leída como un intento de evitar que China desarrolle una tecnología convencional. El resultado probable será un cambio en los pedidos de aviones chinos a Airbus de Europa, lejos de Boeing, que ya se enfrenta a dificultades financieras después del colapso de su programa 737 Max.

El catastrófico fracaso de la inteligencia
La Administración Trump ha dado señales contradictorias sobre su intención hacia Huawei, como el cambio en el Pentágono sobre las restricciones propuestas para la venta de componentes con contenido estadounidense. La Casa Blanca creyó que podía convencer al gobierno británico para que excluyera a Huawei, y no comprendió lo que había sucedido incluso después de que Londres tomara su decisión. Esto implica un fracaso de los servicios de inteligencia de proporciones catastróficas por parte de EE.UU.
Huawei ha hecho más que vender equipo de telecomunicaciones de alta calidad y barato a los proveedores de telefonía móvil de Gran Bretaña. Se ha hecho parte del tejido de la ingeniería de telecomunicaciones británica a partir del 2011, cuando contrató al Jefe de Seguridad de la Información del gobierno británico, John Suffolk, como jefe de su negocio en el Reino Unido. Un alto ejecutivo de Huawei me dijo que la relación de la compañía con el Reino Unido es la mejor de cualquier país occidental. GCHQ, la contraparte británica de la Agencia de Seguridad Nacional, pasó años criticando el código de Huawei, a menudo exigiendo mejoras que la empresa china hizo rápidamente.

Inversiones chinas en el Reino Unido
En 2012, Huawei anunció, ante el aplauso del entonces Primer Ministro David Cameron, que invertiría 1,300 millones de libras esterlinas en el Reino Unido. Un informe de Huawei señala que en el 2018 “invirtió 112 millones de libras esterlinas en investigación y desarrollo, empleando a más de 300 investigadores en el Reino Unido”. Huawei también colaboró con 35 universidades e institutos de investigación, según el informe”.
Huawei emplea a 50,000 extranjeros, la mayoría de ellos investigadores, en dos docenas de centros de investigación en todo el mundo, y subvenciona a otros miles. Es la primera compañía china que ha contratado a la élite de ingenieros y científicos de Occidente y con su ayuda, ha tomado un liderazgo tecnológico dominante.

Recordando al General Sun Tzu
Nunca hubo duda de que el Reino Unido continuaría su colaboración con Huawei, ilustrando el adagio del General Sun Tzu, “Toda batalla se gana o se pierde antes de ser luchada”. Huawei construyó su relación con Gran Bretaña al aire libre y se convirtió en parte del establishment de la ingeniería británica con inversiones estratégicas y una deferencia calculada a los servicios de seguridad de Gran Bretaña.
Los Estados Unidos no lo vieron venir por la misma razón que ninguna agencia estadounidense consideró la posibilidad de que Pearl Harbor fuera un objetivo japonés en diciembre de 1941, o que el ejército británico no consideró la posibilidad de un ataque terrestre japonés a Singapur en 1942. Simplemente no se le ocurrió a los servicios de inteligencia estadounidenses que los chinos eran capaces de acaparar el mercado mundial en una tecnología que cambiaría el juego. Tampoco se le ocurrió a Washington que China había desarrollado suficientes capacidades en semiconductores para producir sus propios chips de alta gama, e ignorar una prohibición de exportación americana.
Evidentemente, Donald Trump está recibiendo sus informes de los mismos servicios de inteligencia que ignoraron el desafío de China hasta que fue demasiado tarde para detenerlo, y ahora solo busca desviar la culpa a otro de sus propios fracasos. El resultado es una vergüenza para Estados Unidos y el peligro de una grave perturbación económica.

David Paul Goldman (nacido el 27 de septiembre de 1951) es un economista, crítico musical y autor estadounidense, mejor conocido por su serie de ensayos en línea en el Asia Times bajo el seudónimo de Spengler. Goldman forma parte de la junta directiva de Asia Times Holdings.

Texto original: https://www.asiatimes.com/2020/02/article/why-the-us-is-losing-its-war-against-huawei/
Traducción: A. Mondragón

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