Por Philip Giraldi
El relato de la creación del Coronavirus más difundido en los principales medios de comunicación, sugiere que se derivó de un microorganismo de origen animal encontrado en un murciélago salvaje que fue consumido por una etnia china residente en Wuhan. Pero parece haber algunas pruebas que ponen en duda que en esas provincias adyacentes de China, donde los murciélagos salvajes son más numerosos, no se hayan producido brotes importantes de la enfermedad. Debido a ese y a otros factores, también se ha especulado mucho sobre el hecho de que el Coronavirus no se produjo naturalmente por mutación, sino que se produjo en un laboratorio, posiblemente como un agente de guerra biológica.
Varios informes sugieren que hay componentes del virus que están relacionados con el VIH que no podrían haber ocurrido de forma natural. Si es correcto que el virus se desarrolló o incluso se produjo para ser convertido en un arma, esto sugeriría además que su fuga del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan, hacia la población animal y humana, podría haber sido accidental. Los técnicos que trabajan en tales ambientes son conscientes de que las “fugas” de los laboratorios suelen ocurren con frecuencia.
¿Una guerra bacteriológica?
Existe, por supuesto e inevitablemente, otra teoría. Se ha especulado que, como el régimen de Trump ha planteado constantemente la cuestión de la creciente competitividad mundial de China, como una amenaza directa a la seguridad nacional y al dominio económico de los Estados Unidos, es posible que Washington haya creado y desatado el virus en un intento de reducir la creciente economía y el poderío militar de Beijing.
Es, sin duda, difícil de creer que incluso la Casa Blanca de Trump haría algo tan imprudente, pero hay precedentes de ese tipo de comportamiento. Del 2005 al 2009 los gobiernos estadounidense e israelí desarrollaron secretamente un virus informático llamado Stuxnet, que pretendía dañar el control y los sistemas operativos de los ordenadores iraníes que se estaban utilizando en el programa de investigación nuclear de ese país. Hay que admitir que Stuxnet estaba destinado a dañar ordenadores, no a infectar o matar a seres humanos, pero la preocupación de que se propagara y se moviera para infectar ordenadores fuera de Irán demostró ser acertada, ya que se propagó a miles de ordenadores fuera de Irán, en países tan lejanos como China, Alemania, Kazajstán e Indonesia.
¿Una vacuna que ya estaba en marcha?
Inevitablemente hay una historia israelí que podría arrojar algo de luz sobre lo que ha estado sucediendo en China. Los científicos del Instituto de Investigación de Galilea de Israel, afirman ahora que tendrán una vacuna contra el coronavirus en unas pocas semanas y que estará lista para su distribución y uso dentro de 90 días. El instituto afirma que ha participado en cuatro años de investigación sobre el coronavirus aviar, financiado por los Ministerios de Ciencia y Tecnología y Agricultura de Israel. Afirman que el virus es similar a la versión que ha infectado a los seres humanos, lo que ha dado lugar a grandes avances en el desarrollo mediante la manipulación genética.
Pero algunos científicos son escépticos en cuanto a la posibilidad de que se pueda producir una nueva vacuna con tanta rapidez para prevenir un virus que ha existido sólo recientemente [Nota del Traductor: A no ser que todo fue planeado con bastante anticipación]. También han advertido que incluso si se desarrolla una vacuna, normalmente tendría que ser probada por sus efectos secundarios, un proceso que normalmente toma más de un año e incluye su uso en humanos infectados.
¿Sociedad entre EE.UU. e Israel?
Si se considera siquiera posible que Estados Unidos hayan participado en la creación del coronavirus, en lo que queda de su otrora extenso centro de investigación de armas biológicas en Fort Detrick, en Maryland, es muy probable que Israel haya sido un socio en el proyecto. Ayudar a desarrollar el virus también explicaría cómo los científicos israelíes han podido afirmar que han tenido éxito en la creación de una vacuna tan rápidamente, posiblemente porque el virus y un tratamiento para él se desarrollaron simultáneamente.
En cualquier caso, hay claras ramificaciones políticas en la aparición del coronavirus, y no sólo en China. En Estados Unidos ya se culpa al presidente Donald Trump de haber mentido sobre el virus y hay varios escenarios, en las principales publicaciones, que especulan sobre el posible impacto en las elecciones de 2020. Si la economía se hunde junto con el mercado de valores, los efectos negativos le caerán a Trump sea o no realmente culpable. Si la contención y el tratamiento de la propia enfermedad en EE.UU. no van bien, también podría haber un retroceso considerable, en particular porque los demócratas han estado promoviendo la mejora de la atención de la salud. Un experto sostiene, sin embargo, que la enfermedad y el hundimiento de la economía no importarán mientras haya un cambio de rumbo antes de las elecciones, pero pueden ocurrir muchas cosas en los próximos ocho meses.
¿Por qué Irán también?
Y luego está la cuestión de la seguridad nacional/política exterior vista tanto desde Jerusalén como desde Washington. Es difícil de explicar por qué el coronavirus ha golpeado muy severamente a un país en particular que no sea China. Ese país es Irán, el frecuentemente citado enemigo de los Estados Unidos e Israel. El número de casos de coronavirus en Irán continúa aumentando, con más pruebas positivas confirmadas entre los funcionarios del gobierno el sábado pasado. Hubo 205 nuevos casos de coronavirus, con lo que el gobierno declaró un total de 593 con 43 muertes, aunque los informes hospitalarios no oficiales sugieren que las muertes son en realidad más de 100. Ese es el mayor número de muertes por el virus fuera de China.
No menos de cinco miembros del Parlamento iraní también han dado positivo, en medio de un creciente número de funcionarios que han contraído la enfermedad. El vicepresidente de Irán, Masoumeh Ebtekar, y el viceministro de salud Iraj Harirchi también habían sido confirmados previamente con el virus.
Los sospechosos habituales en EE.UU. están encantados de saber de las muertes iraníes. Mark Dubowitz, Director Ejecutivo de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), con sede en Washington pero conectada con el gobierno israelí, se jactó en Twitter el martes de que “el Coronavirus ha hecho lo que las sanciones económicas americanas no pudieron: cerrar las exportaciones no petroleras”. Un portavoz del gobierno iraní respondió que “Es vergonzoso y absolutamente inhumano alegrarse de que un virus mortal se extienda y disfrutar viendo a la gente sufrir por ello…”. Dubowitz siguió con una burla adicional, que Teherán ha “propagado el terrorismo” en el Medio Oriente y “ahora está propagando el coronavirus”.
Ataque a dos “naciones enemigas”
Así que, tienes tu elección. El Coronavirus se produjo de forma natural, o salió de un laboratorio en la propia China o incluso de Israel o EE.UU. Si uno sospecha de Israel y/o EE.UU., la clara intención habría sido crear un arma biológica que dañaría a dos naciones que han sido designadas como enemigas [Nota del Traductor: ¿Tal vez en venganza de que no haber podido llevar a cabo su tan cacareada guerra contra Irán, como pretendían hace unos meses atrás el ala más extrema de La Casa Blanca?]. Pero el coronavirus no puede ser contenido fácilmente y está claro que muchos miles de personas morirán a causa de él. Desafortunadamente, como con Stuxnet, una vez que el genio sale de la botella es endiabladamente difícil inducirlo a volver a entrar.
Philip Giraldi Ph.D., es Director Ejecutivo del Council for the National Interest.
Texto original: https://www.strategic-culture.org/news/2020/03/05/who-made-coronavirus-was-it-us-israel-or-china-itself/
Traducción: A. Mondragón
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