Durante una visita a Ohio el 29 de marzo, para promover su plan de infraestructura, el presidente estadounidense Donald Trump dejó caer una de las bombas a las que los estadounidenses se han acostumbrado durante el último año y medio: “Saldremos de Siria, como, muy pronto… Dejemos que otras personas se encarguen de eso ahora”.
Por Thomas L. Knapp
Si habla en serio, si los miembros más extremistas de su administración no lo disuaden, y si lo hace, Trump dará un gran paso en la dirección correcta en política exterior. Estados Unidos nunca tuvo nada que hacer nada legítimo en Siria. Su aventurismo militar ha sido estúpido e ilegal desde el principio.
Sí, es ilegal. El Congreso nunca ha declarado la guerra en, ni en contra de ninguna otra fuerza, en Siria. Para el caso, ni siquiera ha pedido una “Autorización para el uso de la fuerza militar” extraconstitucional. El ex presidente Barack Obama decidió ir a la guerra allí, lo hizo… y se salió con la suya.
No hay un casus belli legítimo
Y sí, no hay que ser tontos. El surgimiento del Estado Islámico en Siria fue una consecuencia directa de la invasión y ocupación de Iraq por los Estados Unidos. La intervención militar estadounidense en Siria, utilizando el Estado Islámico como excusa, fue simplemente una extensión en el error anterior.
Si bien no estoy defendiendo al régimen baazista encabezado por Bashar al-Assad, ese régimen nunca ha ofrecido a los EE.UU. o sus aliados nada parecido a un casus belli legítimo. El llamado de Estados Unidos a un “cambio de régimen” y su respaldo a los rebeldes anti Assad (muchos de los cuales parecen ser jihadistas extranjeros en lugar de disidentes sirios), es similar a las excusas usadas para derrocar a los talibanes en Afganistán y al régimen de Saddam Hussein en Irak. Después de casi dos décadas de “guerra contra el terror”, seguir con las mismas excusas simplemente agregaría un tercer atolladero en el Medio Oriente.
Entre lo que dice y lo que hace
Entonces, por supuesto, están los rusos. Rusia y Siria son aliados desde los días del fallecido padre de Assad. Siria proporciona a Rusia su única base naval en el Mediterráneo (en Tartus), y los dos estados han estado vinculados por un “Tratado de Amistad y Cooperación” desde 1980. Así, entre las áreas donde la nueva Guerra Fría podría escalarse, Siria es clave —pero Rusia y China ya tienen los pies dentro.
El primer año de Trump en La Casa Blanca ha estado marcado por el contraste de sus declaraciones belicosas como presidente y sus promesas no intervencionistas en la campaña electoral. Como comandante en jefe él ha continuado y algunas veces ha escalado las políticas de guerra de sus predecesores.
Pero entre una posible cumbre con el mandatario de Corea del Norte, Kim Jong Un, y hablar de la retirada de Siria, tal vez quienes lo hemos considerado como un continuador de la política exterior “de siempre”, y sus partidarios no intervencionistas críticos, tendremos que concederle nuestras disculpas. Si es así, con gusto lo haré.
Pero con Trump nunca se sabe que ocurrirá en la realidad.
Traducción: A. Mondragón
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