Sobre el gasto militar y el comercio, Trump pone a los estadounidenses últimos

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el 23 de marzo otro gran proyecto de ley de gastos del gobierno, por $1.3 trillones, luego de amenazar con vetarlo.
¿Por qué amenazó con un veto?

Por Thomas L. Knapp

Debido a que el proyecto de ley no financia su preciado Muro en la frontera entre Estados Unidos y México, y porque no aborda el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) que él amenazó con terminarlo sin una “solución”.
Entonces ¿por qué lo firmó?
En cuanto al gasto militar. Porque, él dice, “durante los últimos ocho años, los recortes profundos de defensa han socavado nuestra seguridad nacional”, y simplemente no podemos seguir así.

¿Recortes profundos? ¿En qué universo?

En cada uno de los años desde el 2010, EE.UU. ha gastado más en sus efectivos militares que en el 2003 —dos años después de la invasión de Afganistán y el año en que se invadió Iraq.
Desde el 2010, EE.UU. nunca ha gastado menos en las fuerzas armadas de lo que gastó en el 2007, el año anterior al triunfo del predecesor de Trump.
El presupuesto base del Departamento de Defensa de EE.UU. en el 2017 fue algo menos que un 0.7% del presupuesto del 2010, que fue levemente menor que los presupuestos del 2011 y 2012. El gasto militar total de EE.UU. en el 2017 fue solo un 4% menor que en el 2010.

Un “welfare” al aparato militar

Trump no solo está equivocado sobre lo que realmente sucedió, sino que está equivocado acerca de cuál hubiera sido el efecto si las cosas hubieran sucedido como él dice. No hay nada malo con la seguridad de los Estados Unidos que los “recortes profundos” no hayan podido mejorar.
Las fuerzas armadas de los EE. UU. son demasiado grandes, demasiado poderosas y demasiado costosas para que exista una relación plausible con la defensa. No es así. El propósito principal del gasto militar de los EE.UU. no es defender a los Estados Unidos, sino transferir continuamente la mayor riqueza posible de los bolsillos de los contribuyentes que trabajan. a las cuentas bancarias de grandes contratistas de “defensa”.
Es un gigantesco programa de asistencia social —para los súper ricos. Y casi tres décadas de guerra continua, comenzando con Desert Storm en 1991 y escalado después del 11 de septiembre, son la excusa para mantener fluyendo los cheques del “welfare” militar.

El mayor gastador militar

Si Trump hablara en serio sobre la seguridad nacional, vetaría cualquier presupuesto que no incluyera esos “profundos recortes” inexistentes de los que se queja. Un recorte del 75% en 10 años todavía dejaría a Estados Unidos como el mayor gastador militar del planeta, pero probablemente estaría mucho menos inclinado a intervenir desastrosamente en los asuntos de otros países.
Pero ya sabíamos que Trump no hablaba en serio de la seguridad nacional, ¿no? Sus aranceles sobre el acero y el aluminio lo demuestran. Ellos también son programas de “welfare” diseñados para beneficiar a las Reinas del “welfare corporativo”, a expensas de los trabajadores y consumidores estadounidenses. Y se mofa de la conocida ley de la historia establecida por Otto T. Mallery: “Si los soldados no deben cruzar las fronteras internacionales, las mercancías deben hacerlo. A menos que se puedan retirar los grilletes del comercio, las bombas caerán del cielo”.
“¡América primero!” llora Trump, mientras pone a los estadounidenses en último lugar, y en peligro cada vez mayor.

Traducción: A. Mondragón

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