Los escandalosos comentarios del presidente estadounidense Trump sobre varias naciones pobres, llamándolas “mierderos”, no solo revelan a un racista desalmado. Donald Trump también se muestra a sí mismo como un supremo ignorante.
Finian Cunningham
¿Qué podemos decir acerca de nuestro mundo cuando el líder de la supuestamente nación militar más poderosa del mundo, es un completo ignorante sobre los hechos más básicos de la historia? Sin duda, este es un peligro terrible para toda la humanidad tener a alguien tan imprudente y estúpido con acceso a un arsenal de armas nucleares.
La indignación global por las denigrantes palabras de Trump continúa creciendo días después de que las dijo. La Unión Africana que representa a 55 naciones ha exigido una disculpa del presidente. Ahora Trump, en un intento descarado de mentir, está tratando de decir que no hizo esos comentarios incendiarios, lo cual solo está causando más ira.
Lo que es más aborrecible aún es que la gran mayoría de los países a los que se refería Trump, pueden rastrear sus problemas intratables de pobreza y violencia, directamente a la intervención de Estados Unidos en esos países. Sin embargo, él se pregunta por qué Estados Unidos tiene la obligación de proteger a las personas que huyen de esos países.
Diez países en la listaDurante una reunión el pasado jueves (11 de enero) con senadores republicanos y demócratas en la Casa Blanca, para analizar la política de inmigración de los EE.UU., Trump supuestamente se encolerizó cuando se le leyó la lista de los países que reciben el Estatus de Protección Temporal (TPS).
Actualmente, hay diez países que cuentan con un TPS mediante los controles oficiales de inmigración de los EE. UU. Tal estado permite la residencia temporal de una cierta cuota de ciudadanos.
Ellos son: El Salvador, Haití, Honduras, Nepal, Nicaragua, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Yemen y Siria.
Se dice que Trump soltó su exabrupto: “¿Para qué queremos haitianos aquí? ¿Por qué queremos que toda esta gente de África esté aquí? ¿Por qué estamos teniendo aquí a todas estas personas de esos países de mierda?”.
Luego coronó su visión racista y vil del mundo al agregar: “Deberíamos tener más personas de lugares como Noruega”.
A causa de las políticas de EE.UU.
Entonces, en la cosmovisión superficial y utilitaria de Trump, mientras seas rubio, de ojos azules, educado y de un estado rico, entonces eres bienvenido a los Estados Unidos para ser utilizado para su crecimiento económico.
El disgusto de Trump con los países de la lista de inmigrantes muestra su asombrosa ignorancia, o quizás insensibilidad.
El hecho es que nueve de los diez países con TPS (el 90 por ciento) pueden atribuir su tendencia inmigratoria al legado de las políticas destructivas de Estados Unidos que pesan sobre esos países.
Solo uno de ellos, Nepal, tiene una crisis humanitaria que no está relacionada directamente con la política exterior estadounidense, como resultado de una causa natural: el terremoto que asoló a la nación del sudeste asiático en abril del 2015.
Ahora repasemos rápidamente el 90 por ciento.
Las guerras en Centroamérica
El Salvador, Honduras y Nicaragua se han quedado con un legado de guerras respaldadas por Estados Unidos durante varias décadas. Durante los años 70, 80 y 90, EE.UU. inundó la región centroamericana con armas y escuadrones de la muerte entrenados por los estadounidenses, para perseguir a guerrilleros de izquierda, políticos, activistas laborales, campesinos, activistas por los derechos a la tierra y sacerdotes, a cualquiera que se considerara una amenaza a la estructura del poder tradicional respaldado por los Estados Unidos, es decir los regímenes subordinados a las corporaciones y capitales estadounidenses.
Se estima que las guerras respaldadas por Estados Unidos mataron a unas 200,000 personas en América Central, dejando a las poblaciones traumatizadas, empobrecidas y atormentadas posteriormente con bandas de delincuentes armados –y causando un éxodo masivo hacia EE.UU., más de 1 millón de salvadoreños durante la guerra civil.
Nicaragua es un caso conmovedor en este punto. Su gobierno sandinista izquierdista y revolucionario –que derrocó en 1979 a la dictadura de Somoza respaldada por Estados Unidos– fue destruido por la guerra encubierta estadunidense utilizando a los escuadrones de la muerte de los Contras que operaban desde Honduras.
Actualmente, hay unos 250,000 salvadoreños protegidos por el TPS que viven como migrantes en los Estados Unidos. Trump quiere enviarlos a todos a su país. Un temor recurrente entre los migrantes es la violencia desenfrenada de las pandillas armadas en El Salvador –un legado directo de la intervención militar estadounidense en el pasado.
El principal factor destructivo
Es cierto que Nicaragua y El Salvador también fueron afectados por terremotos que han agravado los problemas humanitarios de la pobreza y la degradación social. Pero podría decirse que la violencia y la agitación política fomentada en esos países por los Estados Unidos, durante décadas, es el principal factor destructivo en esas sociedades.
Lo mismo puede decirse de Haití. El país de la isla caribeña fue devastado por un terremoto en el 2009 y, según los informes, todavía se está recuperando del impacto. Sin embargo, la intratable pobreza y la discordia social es un legado de los gobiernos de Estados Unidos que respaldaron décadas de dictaduras bajo Papa Doc y Baby Doc Duvalier. Las reiteradas invasiones militares de EE. UU. durante el siglo pasado, para reprimir las políticas socialmente progresistas, garantizaron que Haití conservara su función como un lugar marginado y empobrecido, para que las corporaciones estadounidenses explotaran despiadadamente el trabajo de explotación laboral.
Las invasiones militares en África
Con respecto a los países africanos en la lista del TPS, la política de los EE. UU. fue instrumental en la división de Sudán en los estados del norte y del sur en el 2011-2012. Eso, a su vez, ha arruinado las economías de ambos estados y fomentado conflictos, lo que ha provocado un desplazamiento masivo de sus poblaciones.
Somalia, en el Cuerno de África, fue invadida por las fuerzas estadounidenses a principios de la década de 1990 y durante las últimas tres décadas se ha visto desestabilizada por la implacable agresión militar estadounidense de los ataques navales, aéreos y de drones en la denominada “guerra contra el terror”.
En términos más generales, las emigraciones masivas de África también se pueden rastrear directamente a los miembros europeos de Estados Unidos y la OTAN que libran guerras ilegales en varios países, incluidos Libia, Malí, Níger, Costa de Marfil y la República Centroafricana. Las guerras encubiertas respaldadas por Estados Unidos en Angola, Uganda, la República Democrática del Congo y Mozambique, también han dejado un legado siniestro.
En términos más generales, nunca se puede subestimar el grado de subdesarrollo con el que históricamente África se ha visto obstaculizada por la explotación económica colonial y neocolonial estadounidense y europea.
Las agresiones criminales en Yemen y Siria
En cuanto a los otros dos “países de mierda” en la lista de Trump –Siria y Yemen– es muy posible que representen exactamente lo degenerado que es este presidente.
Las intervenciones militares criminales estadounidenses en esos países –que continúan bajo Trump en la Casa Blanca– han causado que millones de personas sean asesinadas, mutiladas, muertas de hambre y desplazadas. Siria, en particular, se ha visto reducida de una sociedad bastante desarrollada a una pila de escombros por una guerra encubierta de seis años instigada y perpetuad por EE. UU., sus estados clientes regionales y de la OTAN.
Yemen se convirtió en un infierno apocalíptico después de casi tres años de agresión saudí respaldada por Estados Unidos contra ese país, incluido el mantenimiento de un bloqueo marítimo, aéreo y terrestre en toda la nación, un crimen de guerra masivo, que provocó millones de niños muriendo de hambre o muriendo de cólera y otras enfermedades prevenibles. ¿Cómo puede un país que sufre un verdadero genocidio no convertirse en otra cosa que un “mierdero”?
La lista debería tener 100 países
Sr. Trump, ¿está escuchando o su cerebro ha sido convertido en un montón de papilla de la comida chatarra que se atiborra todos los días?
Teniendo en cuenta la matanza que la política y la conducta extranjera de EE.UU. ha infligido en todo el mundo, en busca de los intereses imperialistas estadounidenses, la lista de Estatus de Protección Temporal no debe comprender diez naciones. Debería extenderse a docenas, tal vez 100, países que han soportado el vandalismo del poder estadounidense.
El atroz calificativo de “países de mierda” es una exhibición nauseabunda de ignorancia e insensibilidad estadounidense. No es de extrañar que Estados Unidos continúe con su tarea de demoler el mundo.
Como aludió el ex presidente mexicano Vicente Fox en su indignación por las últimas declaraciones de Trump, el mierdero más grande y más sucio del mundo está en Washington. Porque allí realmente tienen mierda como cerebro y como moral.
Traducción: A. Mondragón
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