Debe ser difícil para los editores de The New York Times (NYT) quemarse el cabello día tras día en su esfuerzo por comenzar la Tercera Guerra Mundial.
Howard Kunstler / Kunstler.com
La historia principal de hoy, “Amenaza Rusa en Dos Frentes se Encuentra con un Vacío Estratégico en Estados Unidos”, tiene como objetivo seguir aumentando las histerias sobre una nueva desventaja en la carrera de los misiles y el temor a la “intromisión” rusa en las elecciones del 2018.
La visión del mundo del NYT comienza a parecerse al guión de una secuela de Batman con Vlad Putin interpretando el papel del Guasón, el psicópata de la risa bufona que debe ser detenido a toda costa. Los generales de Estados Unidos han encendido el faro de señal de Batman, pero Donald Trump en el papel de Batman, simplemente se estremece en su espléndido aislamiento de su Baticueva en el 1600 Pennsylvania Avenue, sufriendo otra de sus interminables crisis de identidad bipolar. ¡Por el amor de Dios, chilla el NYT, haz algo! ¡Los rusos están llegando! (¡La jefa de la policía de Gotham City, Hillary, dijo exactamente eso la semana pasada en un Tweet!)
El verdadero mensaje de Putin
Creo que malinterpretaron el reciente mensaje del Sr. Putin cuando anunció una nueva tecnología de misiles hipersónicos que, supuestamente, evadirían cualquier defensa de misiles estadounidense imaginable. Sin embargo, el mensaje real, para los que no tienen defectos mentales que quedan en esta idiocracia babeante de una república, fue el siguiente: La guerra nuclear sigue siendo impensable, así que amablemente deja de pensar en ello.
Otra posición estratégica de Putin también está tergiversado —en realidad, ni siquiera es reconocido— en la literal explosión propagandística del NYT del lunes (5 de marzo), es para desalentar la política estadounidense de décadas, de cambiar régimen aquí, allá y en todo el planeta, creando un rastro de escombros de un estado fallido tras otro. Como un verdadero estadounidense, debo decir que estas son dos propuestas son admirables. ¿Es fatuo agregar que es improbable que la guerra atómica beneficie a alguien? ¿O que el mundo se ha cansado de la “intromisión” militar de Estados Unidos en tierras extranjeras?
Para mantener la histeria en rojo
Por supuesto, el tropezón chamuscado de la “intromisión” rusa en las elecciones del 2016 todavía ocupa el anillo central del circo político estadounidense. La historia del NYT de hoy incluye otro torpe intento de establecer expectativas de que las elecciones de noviembre del 2018 serán pirateadas por Rusia, a fin de mantener la histeria a nivel de código rojo. Como de costumbre, la proposición supone que el supuesto pirateo del 2016 está comprobado y es significativo porque, transcurridos dos años, no hay evidencia del hackeo, más allá de la granja de trolls obviamente amateur de Facebook. (Y, dicho sea de paso, ¿cómo se compara eso con el derrocamiento encubierto de Estados Unidos en el 2014 del presidente ucraniano Viktor Yanukovych?) ¡Y así hablan de que otros se “entrometen”!
…En declaraciones públicas de las últimas semanas, los altos funcionarios de inteligencia del Sr. Trump, han admitido que el presidente todavía tiene que discutir estrategias con ellos, para evitar que los rusos interfieran en las elecciones de mitad de período de este año. El Sr. Trump ha expresado serias dudas de que los rusos se inmiscuyeron en el 2016, contradiciendo las conclusiones de sus funcionarios de inteligencia.
Una operación psico-social
Por deducción, The New York Times no tiene dudas de que las elecciones del 2016 fueron pirateadas para derrotar a su candidata preferida, aunque hay muchas razones para suponer que toda la historia de la “intromisión” rusa fue una operación psico-social de John O. Brennan, de la CIA. Hace solo unos meses, el NYT y las cadenas de noticias por cable gritaban que el Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca (el general Flynn) había sido sorprendido hablando con el embajador ruso, como si los embajadores extranjeros vinieran aquí por algún motivo que no fuera abrir líneas de comunicación con funcionarios estadounidenses.
Lo que está sucediendo aquí hace que el Red Scare (Pánico Rojo) de 1920 y el episodio de McCarthy de principios de la década de 1950, parezcan pequeñeces en comparación. Es razonable suponer que los funcionarios de cualquier país extranjero que miren el lúgubre espectáculo en curso aquí concluirían que Estados Unidos ha perdido la cabeza. ¡Por favor, alguien debería llevarlos a una cámara de hidroterapia!
Traducción: A. Mondragón
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