Hay un viejo proverbio chino que dice: “El sabio señala la luna y el idiota mira el dedo”. Ya sabemos que Trump no es un sabio, pero casi todos miran su dedo cuando usa Twitter para lanzar insultos, atacar a sus enemigos, auto alabarse y, en fin todo lo que sea un espectáculo de dimes y diretes para los medios. Sin embargo, cuando lo usa para agitar las bolsas de valores de todo el mundo sólo una minoría entiende a que juega, para quien juega y que significa en un momento histórico donde —en medio de un choque de magnitud tectónica— el Sistema Mundo Occidental está en camino a ser desplazado por el nuevo paradigma del Nuevo Sistema Mundo Euroasiático. Bueno aquí lo revelamos.
Por Alexandr Mondragón
En el capitalismo financiero todo, absolutamente todo, tiene un precio. El miedo, la mentira, los engaños, las insidias, las amenazas, la astucia, la conmoción, el pánico, todo eso y más tienen un valor en dinero. Trump no solamente lo sabe —desde que era un niño— sino también lo ha convertido en su arma favorita —vía Twitter— para manipular los casinos de apuestas más grandes del planeta, Wall Street y las Bolsas de Valores de todo el mundo. Así que sí ustedes creen que él es un idiota, ignorante, estúpido, cruel, patán, machista, racista, etc., etc., etc., sólo están mirando el dedo —aunque Trump no sea un sabio, pero si un manipulador lo suficientemente astuto para [a las órdenes de los Amos del Mundo Occidental] tomar ventaja del único poder real que ostenta, luego de que el “Estado Profundo” le ha quitado toda capacidad de manejar la política exterior de EE.UU.
En este contexto, la inclinación de Trump para conmover las bolsas de valores a lo largo de su presidencia es única en la historia de Estados Unidos. George W. Bush lo hizo —aunque el verdadero hacedor fue el vicepresidente Dick Cheney— con la privatización de la logística del Pentágono después del 11-S. Barack Obama tomó varias decisiones sobre Wall Street, pero pocos han sacudido los precios de las acciones como Trump, al punto de convertirlo en “un elemento prominente de su política económica”, según el historiador presidencial Michael Beschloss, en declaraciones al medio digital Politico.
En todo caso, el estratagema chino: “Golpear la hierba para asustar la serpiente”, ha sido el motto de Trump justo después de ganar la presidencia. He aquí algunos ejemplos.
Los primeros experimentos
Un mes después de ser electo —para ser preciso el lunes 12 de diciembre del 2016, a las 8:30 a.m.— Trump emitió un solo tweet contra el contratista de defensa Lockheed Martin Corp., escribiendo: “El programa y el costo del F-35 están fuera de control. Miles de millones de dólares pueden y se ahorrarán el ejército (y otras) compras después del 20 de enero”. Es decir amenazando con terminar los multimillonarios contratos del gobierno federal para estas compañías del complejo industrial militar.
Esta declaración envió de inmediato ondas de choque a través de la industria aeroespacial, sacudiendo las valoraciones de capital de varios jugadores clave. A la hora del almuerzo, había eliminado $4 mil millones del valor de mercado de Lockheed Martin, las acciones de Boeing cayeron 7.2%, las de General Dynamics bajaron un 2.87%, las prominentes industrias de la defensa ETFs PowerShares Aerospace & Defense Portfolio e iShares U.S. Aerospace & Defense también sufrieron pérdidas. Una semana antes Trump había hecho lo mismo con Boeing, atacando su contrato del Air Force One.
Y aunque al final todas las compañías se recuperaron el asunto de fondo era que Trump —plus sus cómplices y sus amos— comenzó a experimentar el poder que tenía: Crear pánico en las bolsas de valores con un solo Tweet y conmover el mundo de las finanzas a escala global, como lo ha hecho al anunciar el alza de las tarifas de exportaciones de China, México, sus “socios” de Europa, en medio de su Guerra Comercial.
Una geoestrategia de amplio espectro
Ya instalado en La Casa Blanca, Trump ha usado Twitter —donde tiene 21.8 millones de seguidores— sobre una amplia variedad de temas como la política doméstica de Estados Unidos, para atacar a sus críticos, o hacer comentarios de diversos calibres, que los medios lo convierten en “una ronda perpetua de entretenimientos”, en “una especie de charla infantil”, donde el “pueblo se convierte en una audiencia y el gobierno en un vodevil”, como ya lo advertía el profesor Neil Postman en su libro “Divirtiéndonos hasta morir: El Discurso en la Era del Mundo como un Espectáculo”. Pero otra vez, ese es el dedo que miran los Homo-Videns.
Aquí lo central es ver sus tuits como un elemento prominente de su geoestrategia de amplio espectro —que va desde lo que ganan los reales especuladores en la bolsa de valores, hasta la guerra tectónica con la Gran Eurasia, en el marco del actual e histórico fin del viejo Sistema Mundo Occidental y el nacimiento de un Nuevo Sistema Mundo Euroasiático, como lo proponemos en este portal.
Pero vayamos por partes.
El dinero que se apuesta en los casinos
En cuanto a lo que ganan los Amos del Universo —los verdaderos dueños de Wall Street— y el dinero que pueden amasar por conocer de antemano los Twitter de Trump y prever lo que va a causar en las bolsas —desde que Trump asumió la presidencia, en Wall Street han estado muy activos en crear programas de algoritmos para prever las consecuencias de sus tuiters— es muy importante tener en cuenta el dinero que se mueve en el mercado mundial de las bolsas de valores y derivados.
El mercado de derivados global es, en una palabra, gigantesco, a menudo estimado en más de $1.2 cuatrillones en el extremo superior (un 1 seguido de 15 ceros), en las que se incluyen acciones, materias primas, bonos y divisas. Algunos analistas incluso consideran que el tamaño del mercado es 10 veces mayor que el Producto Interno Bruto (PIB) del mundo. Sin embargo, otros investigadores cuestionan estas estimaciones y lo colocan en $542 trillones.
Y aunque es muy difícil predecir cuánto dinero se comercia cada día de actividad en las bosas, ya que no hay fuentes viables para proporcionar esa información con precisión, de acuerdo a Wikipedia en Wall Street se movían alrededor de $169,000 millones en el 2013, que obviamente pueden ser varios miles de millones más en días volátiles, si al presidente se le ocurre tuitear.
Entonces, solo hay que imaginar que una fracción de todo este dinero se convierta en efectivo con cada especulación trumpiana, para entender esta parte del juego —cientos o miles de millones con un tecleado de menos de 40 palabras.
Los verdaderos y únicos ganadores
Pero la pregunta clave es: ¿Quiénes son los que realmente ganan con cada volatilidad bursátil causada por Trump?
Bueno, la respuesta es que cada vez que el dedo presidencial se desliza sobre su móvil —apuntando a la luna para los más astutos— los 100 hombres más ricos del planeta, o un poco menos —los poseedores de las acciones en grandes bloques de las bolsas de valores y amos de las estructuras políticas de EE.UU., según el historiador Eric Zuesse— son los verdaderos Lobos de Wall Street que siguen amasando ingentes fortunas extraídas de los ínfimos apostadores —como la gente de la clase media que entrega su dinero a los fondos de pensiones privadas y después le devuelven migajas, al más puro estilo del Esquema Ponzi o la “Pirámide” como se le conoce más popularmente.
De hecho, algunos preguntarán ¿por qué estos hombres siguen sumando riquezas ingentes de dinero si virtualmente son los Amos del Universo? La razón es que ellos saben que el actual sistema que ellos controlan —el Sistema Mundo Occidental— está en fase terminal y tal vez solo perdure una década más, por lo que están amasando toda la fortuna material posible —es decir, las cosas tangibles que puedan adquirir con el dinero real que puedan extraer de las bolsas de valores, cuyo valor nominal es básicamente ficticio— y convertirse en los grandes socios del Nuevo Sistema Mundo Euroasiático que está en gestación —de lo cual hablaremos más adelante.
Es más, en esta fase terminal, a los Amos del Mundo Occidental tampoco les importa destruir financieramente las grandes corporaciones tecnológicas occidentales —como Google, Amazon, Facebook y Apple, que actualmente están bajo investigación del Congreso de EE.UU., por sus presuntos abusos monopólicos—, en tanto cuando sean fraccionadas por el gobierno estadounidenses (que trabajan para ellos) será la súper Aristocracia la que las adquirirán bajos nuevas fusiones y los volverán a refundar —como sucedió con AT&T.
Trump un peón de los ricos
Ahora bien, algunos se preguntarán: ¿Y qué gana Trump en todo esto?
En principio y más allá de lo que hemos indicado respecto a los Amos del Universo Occidental, las personas en el círculo íntimo de Trump —básicamente sus asesores o su entorno familiar— podrían beneficiarse de sus tuiters si saben que está a punto de escribir en la aplicación del Pajarito Azul o el Viagra de Trump, porque cada vez que escribe allí él mismo se exalta.
Sin embargo, cabría la posibilidad de que esto estuviera en conflicto con las leyes de uso de información privilegiada, que la Ley STOCK del 2012 extendió a los empleados del gobierno, según Allen Ferrell, un profesor de Derecho de Valores de Harvey Greenfield, en la Facultad de Derecho de Harvard.
En una entrevista del 7 de diciembre del 2017, hecha por Forbes, el académico dijo que dicha ley podría hacer ilegal que un funcionario del gobierno realice transacciones en un Tweet que mueve el mercado, y “creo que el Presidente está sujeto a la ley de intercambio de información privilegiada”.
El CEO de “US Government Corp.”
Irónicamente, en este contexto, el Russiagate —por lo cual los demócratas quieren hacerle un juicio político a Trump— luce como un bizcochito, comparado con la evidente manipulación de las bolsas de valores. Entonces ¿por qué a Trump, como si fuera el CEO de “US Government Corp.”, no lo acusan de manipular información privilegiada? La respuesta no es difícil de discernir.
Trump, parafraseando a Jorge Luis Borges, es un peón movido por la mano detrás de la mano de Dios, o mejor dicho de los Amos del Universo Occidental y, por ende, el “protégé”.
Los Amos son “individuos extremadamente ricos, son los mayores donantes para los políticos y los think tanks, y para otras organizaciones sin fines de lucro que están involucrados en la formación de las políticas del gobierno nacional y, por supuesto, también son dueños de y/o anunciantes en los medios de propaganda, que venden los puntos de vista centrales o más esenciales de la aristocracia, a los sujetos de la nación para persuadirlos. Los votantes votan solo por los candidatos seleccionados de la aristocracia y no por los que se oponen a la aristocracia. Estos pocos, principalmente multibillonarios, son el Estado Profundo real, los patrones de la dictadura, los beneficiarios finales de cualquier imperio”, según el historiador Zuesse. Por lo tanto, el “protégé” es intocable, mientras sea útil —como todos los presidentes de EE.UU. después de J.F. Kennedy, el último mandatario que pagó con su vida el coraje de enfrentarse a la Aristocracia.
La orden de los Amos desde Bilderberg
Y sí usted aún duda sobre cómo los Amos del Mundo mueven a su peón en el tablero geopolítico, le ofreceremos un extracto de lo que acaba de publicar el analista geopolítico Pepe Escobar sobre la reciente reunión de los representantes de los Amos en Suiza, del 30 de mayo a 2 de junio pasados.
“El gran secreto de Bilderberg del 2019 tuvo que ver con el motivo por el cual, de repente, el gobierno de Trump decidió que quiere hablar con Irán sin condiciones previas”.
“Todo tiene que ver con el bloqueo del Estrecho de Ormuz… que podría cortar el petróleo y el gas de Irak, Kuwait, Bahrein, Qatar e Irán, el 20% del petróleo del mundo”, lo que golpearía “al sistema financiero mundial, causando que el comercio mundial de derivados se haga añicos”. Sí, los $542 trillones.
Una fuente estadounidense, citada por Escobar, dijo que “una serie de estudios que llegaron al escritorio Trump causaron pánico en Washington”, porque mostraban que, “en el caso de que el Estrecho de Ormuz se cerrara, cualquiera que sea la razón, Irán tiene el poder” de hacerlo.
Y eso nos lleva a la larga y no programada parada del secretario de Estado Mike Pompeo en Suiza, en los límites de Bilderberg, donde es factible que estuviera allí para mitigar los temores (o recibir las órdenes) de los Amos. Lo cierto es que después de semanas de amenazas siniestras para Irán, el régimen de Trumo ha dicho que “no se darían condiciones previas” para las conversaciones con Teherán, y esto se emitió desde suelo suizo.
Pero hay más señalando la luna.
La Gran Guerra Económica
Los terremotos que Trump causa en las bolsas de valores, son también las otras armas —además de las del Complejo de la Industria Militar— que los Amos del SMO están usando contener y retrasar al máximo la llegada del nuevo Paradigma Euroasiático, al mando de China y Rusia —que con su Globalización 2.0 está, a través de las Nuevas Rutas de Seda y la Unión Económica Euroasiática (EAEU), están construyendo su propio Sistema Mundo Capitalista, pero totalmente independiente del dólar estadounidenses que ha sido el arma con el cual EE.UU. ha vivido como un parásito financiero desde 1971, según lo ha dictaminado el economista estadounidense Michael Hudson.
En este contexto la Gran Guerra Económica —que incluye la guerra comercial, las sanciones económicas, la manipulación de las divisas, la guerra tecnológica, los movimientos sísmicos en las bolsas de valores y los ataques a las grandes corporaciones multinacionales, entre otros actos— constituye el gran “periodo caótico” que precede a un cambio de sistema o intento de extender la agonía del mismo. Esto comenzó hace dos décadas atrás —con el 11-S como el punto de inflexión para agigantar el Imperio Militar de EE.UU., a costa de sacrificar la economía doméstica y a la gran clase media de su propio país, como usted lo puede ver en algunos artículos de este portal— y lo que vemos ahora es tal vez la Temporada Final de Los Soprano, versión Washington, D.C.
En este escenario, ante la mejor capacidad industrial, tecnológica, comercial y humana de China y el Nuevo Paradigma Euroasiático —que está plasmando la construcción de un Neo Capitalismo basado en la construcción material del bienestar para miles de millones de personas en la Gran Eurasia, contrario al Capitalismo Financiero Parasitario y Militar que ha impuesto Occidente en las últimas cuatro décadas, como lo ha descrito magistralmente el economista Michael Hudson— en reemplazo del ya eclipsado Sistema Mundo Occidental, a los amos de este último sistema solo les resta la capacidad monetaria y financiera del dólar estadunidense —usar la capacidad militar nuclear, significaría el fin de la humanidad y del planeta— par tomar ventaja de todo lo que pueda —materializando el dinero que pueda obtener de las bolsas de valores— hasta que la Gran Eurasia le diga NO MÁS al dólar Made in USA como moneda de cambio global. Y hacia eso es lo que apunta China señalando la luna y como ya lo ha dicho el propio presidente ruso, Vladimir Putin, en el Foro Económico Internacional anual de San Petersburgo, del 5 al 7 de junio pasados.
Así que miremos la luna y no el dedo.
China está jugando una larga partida, dice Charles Gave
“Los aranceles, la soya y los metales de tierras raras roban los titulares cuando se trata de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, pero estas son solo herramientas o armas de guerra en una batalla mucho mayor por el dinero y la soberanía, y China está jugando una larga partida”, según explica Charles Gave, un ensayista, financista y empresario francés.
El dólar de EE.UU. sirve como la moneda de reserva mundial y se utiliza para la fijación de precios y el comercio en la mayoría de las naciones de todo el mundo. Sin embargo, los Amos han decidido usar el dólar como un arma de guerra, y están haciendo que cualquier transacción entre dos naciones sea susceptible a la acción o el escrutinio del régimen de Washington.
Esta es una “gran pérdida de soberanía” de otras naciones, según Gave. Y para cualquiera que entienda y practique el verdadero significado de esa palabra, deben entender porque China, Rusia y la Gran Eurasia han comenzado, desde hace años, a crear una arquitectura monetaria y financiera totalmente independiente del dólar, para crear una “moneda comercial alternativa al dólar”.
Quién tendrá el dinero imperial en Asia
Esa es La verdadera pelea y la Gran Eurasia está jugando a largo plazo, aunque el tiempo parece estar más cercano como lo dijo Putin en San Petersburgo.
“La pelea que escuchas es sobre los semiconductores y todo lo que no es tan importante, la verdadera pelea es saber quién tendrá el dinero imperial en Asia. ¿Podrán los chinos comprar el petróleo ruso en yuanes, por ejemplo, y no en dólares? Eso cambiará la geopolítica del petróleo a lo grande”, según explica Gave.
En este contexto, la Gran Eurasia también está creando un nuevo FMI, un nuevo Banco Mundial, y abrió un mercado de futuros para el petróleo en Shanghái, que ahora tiene el tercer mayor volumen de operaciones en el mundo, permitiendo que la gente compre petróleo en renminbi en lugar del dólar estadounidense.
Esto es básicamente un golpe a la soberanía del dólar estadounidense como moneda de reserva, dijo. En términos de una guerra comercial, si EE.UU. gana su juego de póker, será una victoria temporal en estos tiempos de movimientos tectónicos del fin del Sistema Mundo Occidental, como lo predijo hace tres décadas el profesor Immanuel Wallerstein, y la aparición de un Nuevo Sistema Mundo Euroasiático.
Así que ya sabe, cada vez que Trump “Golpee la hierba para asustar la serpiente”, no se quede mirando el dedo.
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