Los titulares abundan sobre el aumento masivo en la producción de petróleo de esquisto de EE.UU. La burocracia que aplaude la independencia energética aclama esto como una gran victoria. Esto incluye al presidente Trump. Y lo sería si este aumento en la producción se construyera sobre una base financiera estable. Pero no lo está. La industria del fracking continúa sangrando enormes cantidades de efectivo.
Por Tom Luongo
Como señalé en un artículo a principios de esta semana, cuando explicamos esta verdad inconveniente, gran parte del retorno de EE.UU. al dominio en el espacio energético es una gran cantidad de globos inflados. El artículo de Nick Cunningham en Oilprice.com cuenta la historia.
A partir del 2019, la industria prometió apostar por un enfoque renovado en la disciplina del capital y el rendimiento de los accionistas. Pero ahora la promesa está en peligro de convertirse en otra más —de una larga línea de objetivos no cumplidos.
“Otro trimestre, otra fuente de tinta roja”, escribió el Instituto de Economía de Energía y Análisis Financiero, junto con el Instituto Sightline, en un informe conjunto sobre las ganancias del primer trimestre de la industria del esquisto.
Números en saldo rojo
El informe estudió a 29 compañías de esquisto de América del Norte y encontró un flujo de efectivo libre negativo de $2.5 mil millones en el primer trimestre. Eso fue peor que los 2,100 millones de dólares en el flujo de efectivo negativo del cuarto trimestre del 2018. “Este desalentador desempeño del flujo de efectivo se produjo a pesar de una disminución del 16 por ciento en los gastos de capital”, concluyeron los autores del informe.
Esta falta de rentabilidad se mantiene únicamente a través de la ingeniería financiera y un mercado alcista continuo en el crédito estructurado en los EE.UU., debido a las necesidades de los fondos de pensiones para obtener un rendimiento del 7.5% —y así mantener sus pagos de beneficios.
No son los únicos que impulsan este auge del fracking, pero es un motor importante tanto de las acciones estadounidenses como del mercado de papel comercial. Esto es solo otra consecuencia de la política de tasa de interés de la Reserva Federal con límite cero.
Un exceso de oferta masiva
Entonces, ¿por qué es el talón de Aquiles de la política exterior de Trump? Debido a que la economía mundial se está desacelerando, la producción interna de los EE.UU. ya tiene un exceso de oferta masiva. Hay un exceso de petróleo y gas tan profundo que garantiza que los resultados de estas compañías no mejorarán, dejándolos a merced de sus acreedores.
La buena noticia para ellos, a corto plazo, es que probablemente podrán continuar con su esquema Ponzi, porque la Fed comenzará a recortar las tasas de interés en septiembre.
Una táctica fallida de Trump
Pero desde una perspectiva de política exterior, Trump está apostando a restringir el suministro de petróleo de los “competidores”, para hacer que el petróleo estadounidense sea más atractivo. Hay dos problemas con esto.
Primero, otros países con menores costos de producción pueden mantener el mercado en un equilibrio relativo, viviendo de pequeñas ganancias, pero ganancias, no obstante.
En segundo lugar, y lo que es más importante, el petróleo de esquisto de EE.UU. tiene un límite tope en la demanda, ya que es demasiado liviano para la mayoría de las refinerías y requiere mezcla con materia prima más pesada. Esta es la razón por la que, por ejemplo, las importaciones estadounidenses de petróleo ruso están aumentando rápidamente para alimentar a las refinerías de la costa del Golfo —privadas de petróleo venezolano gracias a que Trump intentó sacarlo del mercado.
Países como Venezuela e Irán pueden, y lo harán, competir en el precio. Pueden y encontrarán formas de evitar las sanciones de Trump. Y una vez más, Rusia se moverá para proveer un déficit de dinero, evadiendo los servicios de pagos a través de bancos ya sancionados por EE.UU.
El entramado de la oferta y demanda
Con cada nueva tarifa o sanción a un tercero, Trump aliena aún más a los productores estadounidenses de todas las industrias de los mercados extranjeros.
Y los saudíes están atrapados en el medio. Ahora saben que no pueden expandir la producción porque la demanda es muy pobre. De hecho, recortaron la producción en 120,000 barriles en mayo, tras garantizarle a Trump de que asumirán las pérdidas de Irán.
Los precios están cayendo debido a la acumulación de inventarios, lo que implica una menor demanda y no una mayor oferta.
Además, la OPEP quiere continuar con los recortes de producción, pero Rusia ha señalado firmemente que no les interesa unirse a ellos. Putin sabe que tiene contra la pared a Arabia Saudita sobre el precio, porque Rusia tiene un presupuesto de $40 por barril, mientras que los saudíes necesitan un múltiplo de eso.
Y Putin continuará impulsando una cuña entre los saudíes y los EE.UU. sobre la cuota de mercado del petróleo. Los saudíes no pueden permitirse perder ninguno, mientras que Rusia puede incrementar la producción o expandir su programa de petróleo por bienes con Irán, para expandir el suyo.
¿Qué va a hacer Trump, sancionar a Rusia?
Una economía global que se contrae es una receta para los bajos precios del petróleo que generan bancarrotas en todo el espacio del petróleo de esquisto. Esta es la razón por la que Trump exhorta a la Fed a recortar las tasas, para permitirle el esquema Ponzi y tener un poco más de tiempo para poner a Irán al margen.
Este es el “juego de la gallina” (crear una presión hasta que uno de los participantes se echa atrás) que Trump está jugando con China, Rusia e Irán. Él está apostando por el dolor a corto plazo para lograr la capitulación del otro. Pero Eurasia está jugando para que el juego se extienda a largo plazo. Siempre hay soluciones para mitigar ese dolor y, finalmente, esas soluciones se convierten en la nueva normalidad a medida que cambian los hábitos de las personas.
El presidente Putin entiende que Rusia puede obtener grandes logros jugando al buen policía contra el policía malo de Trump.
Rusia dejó en claro al secretario de Estado Mike Pompeo y a Trump directamente que no va a intercambiar la presencia de Irán en Siria por una pequeña concesión sobre Europa, a pesar de la nota conciliatoria que se emitió diplomáticamente.
En Trump no se puede confiar
Además y de todos modos, Putin sabe que Trump no es confiable para que cumpla su palabra, por lo que no es posible llegar a un acuerdo sobre los innumerables problemas entre ellos. Entonces, Rusia y China apoyarán a Irán lo mejor que puedan mientras siguen sus propios caminos para fortalecer su relación.
Una alianza más fuerte entre China y Rusia crea nuevos caminos para que el capital fluya lejos de las maniobras y amenazas de Trump.
En el G-20, Trump entrará con una lista de las demandas a Putin para ayudarlo con sus planes de Israel, que, al final, es de lo que se trata todo esto. Pero no veo a Putin darle a Trump una pulgada. Putin le ha dicho a Trump que ha llegado a su límite con los planes de balcanización de John Bolton en Siria, al lanzar la campaña para recuperar Idlib.
Todo lo que Trump puede hacer es fulminarse con respecto a los “civiles”, que es el punto máximo de la hipocresía y la impotencia, a medida que más y más evidencias sale a la luz sobre la mano de la OTAN armando a los terroristas en Siria.
La inestabilidad financiera de EE.UU.
El fanfarronesco “Pacto del Siglo” de Jared Kushner se ha retrasado nuevamente porque no hay respaldo para él fuera de EE.UU., Israel, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Al final, el tiempo siempre está del lado de los defensores en cualquier conflicto como este, especialmente uno construido en el frágil edificio de un mercado petrolero de esquisto, listo para implosionar gracias a la continua falta de inversión y las distorsiones de precios.
Esperar la locura es el mejor camino aquí. Puede terminar con Trump forzado a un conflicto catastrófico con Irán, como sugiere Alistair Crooke, pero también expondrá la inestabilidad financiera de los EE.UU. mucho más rápido, a medida que el dólar y las tasas de interés mundiales aumenten y el edificio de la deuda que mantiene estas políticas insensatas se desinfle.
Tom Luongo es un analista político y económico independiente, con sede en el norte de Florida, EE.UU.
Texto original: https://www.strategic-culture.org/news/2019/06/13/trump-thinks-us-oil-is-his-strength-when-its-his-achilles-heel/
Traducción: A. Mondragón
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