Una reflexión sobre las armas y los escolares del pasado y hoy

Después de haber cumplido 82 años, soy parte de un grupo de aproximadamente 50 millones de estadounidenses que tienen 65 años o más. Los que tienen 90 años o más estaban en la escuela durante la década de 1930. La generación de mi edad estuvo en la escuela durante la década de los 1940. Los baby boomers que se acercan a los 70 años estaban en la escuela durante la década de 1950 y principios de los 60’s.

Walter Williams / Townhall.com

Pruebe con hacerles las siguientes preguntas a cualquiera de esos 50 millones de estadounidenses de 65 años o más: ¿Recuerda alguna discusión sobre la necesidad de contratar guardias armados para proteger a los estudiantes y maestros contra los tiroteos en las escuelas? ¿Recuerdas a los policías patrullando los pasillos de las escuelas? ¿Cuántos estudiantes fueron asesinados a tiros durante el tiempo que estuviste en la escuela?

¿Cuál es la diferencia de ayer y hoy?

Para mí y esos otros estadounidenses de 65 años o más, cuando estábamos en la escuela, una conversación sobre contratar guardias armados y tener a la policía patrullando los pasillos de las escuelas habría sido vista como una locura. No había ninguna razón.
¿Cuál es la diferencia entre el ayer y hoy? La lógica del argumento para los que piden leyes de control de armas más estrictas, tras los recientes tiroteos en las escuelas, es que algo les ha pasado a las armas de fuego. Las armas se han comportado peor y se han vuelto malvadas. Las propias armas son el problema. El trabajo para los que tienen 65 años o más es transmitir el hecho de que las armas eran más disponibles y menos controladas en nuestros años escolares, cuando había mucho menos caos. En consecuencia, algo más es el problema.
Las armas no han cambiado. La gente ha cambiado.

El cambio en el comportamiento

El comportamiento aceptado por los jóvenes de hoy, no era aceptado en el pasado. Para quienes tenemos 65 años o más, los asaltos a los maestros no eran cosa de rutina, como ahora lo son en algunas ciudades. Por ejemplo, en Baltimore, un promedio de cuatro maestros y miembros del personal fueron agredidos en cada día del año escolar 2010, y más de 300 miembros del personal escolar presentaron demandas de compensación laboral en un año, a causa de heridas causadas por agresiones o altercados en el trabajo.
En Filadelfia, 690 docentes fueron agredidos en el 2010, y en un período de cinco años, 4,000 lo fueron. En las escuelas de esa ciudad, según The Philadelphia Inquirer, “en un día normal, 25 estudiantes, maestros u otros miembros del personal son golpeados, robados, agredidos sexualmente o víctimas de otros crímenes violentos. Eso, incluso, no incluye a otros miles que son extorsionados, amenazados o intimidados en un año escolar”.

Clubes de tiro en las escuelas

El jurista de la Universidad de Yale John Lott sostiene que el acceso a las armas en nuestro país, nunca ha sido tan restringido como lo es ahora. Lott informa que hasta la década de 1960, las escuelas secundarias públicas de Nueva York tenían clubes de tiro al blanco. Los estudiantes llevaban sus rifles a la escuela en el metro por la mañana y luego los entregaban a la maestra del aula o a un profesor de gimnasia, y eso era para guardarlos en un solo lugar. Los rifles eran devueltos después de las prácticas de tiro en la escuela.
Incluso en la Ciudad de Nueva York, prácticamente todas las escuelas secundarias públicas tenían un club de tiro hasta 1969, de acuerdo al académico John Lott Jr. en su libro de 2003,”The Bias Against Guns”.


Cuando los padres regalaban rifles

En épocas pasadas, las personas podían entrar a una ferretería y comprar un rifle. Comprar un rifle o una pistola a través de un catálogo de pedidos por correo, como Sears, Roebuck & Co., era fácil. A menudo, un regalo de cumpleaños a la edad de 12 o 14 años era un nuevo y reluciente rifle de calibre .22, que el padre le daba a su hijo.
Estos hechos de nuestra historia deben confrontarnos con una pregunta: ¿con mayor accesibilidad a las armas de fuego en el pasado, por qué no existía el tipo de violencia que vemos hoy, cuando hay un acceso mucho más restringido a las armas de fuego?
Hay otro aspecto de nuestra respuesta al caos. Cuando un asesino usa una bomba, un camión o un automóvil para matar personas, no culpamos a la bomba, al camión o al automóvil. No exigimos el control de los automóviles o los camiones. Al parecer, reconocemos tácitamente que tales objetos son inanimados e incapaces de actuar por sí mismos. Culpamos al perpetrador. Sin embargo, cuando el asesinato se realiza con un arma de fuego, sí exigimos el control del instrumento inanimado de la muerte: el arma.


Traducción: A. Mondragón

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