Washington está equivocado sobre la economía de China

La economía estadounidense es más débil y la de China más fuerte de lo que los analistas creen.
Por David P. Goldman
Los estadounidenses quieren creer que a su economía le está yendo bien y que a la economía de China le está yendo mal, como siguen diciendo el presidente Trump y muchos “expertos”. Uno no debe culpar a Trump por esto: subestimar a los competidores es el pasatiempo nacional de Estados Unidos.
Un ejemplo reciente y vergonzoso fue un informe del analista de Wells Fargo, Roger Read, quien aparece en la CNBC y afirma que una caída en la tasa de crecimiento del consumo de diesel en China “probablemente esté vinculada a factores económicos y los efectos de la ‘guerra’ de tarifas con los EE.UU.”.
Como el físico Wolfgang Pauli dijo una vez, esto ni siquiera está mal —es un desastre, como análisis. El becario de Wells Fargo no observó que el tráfico ferroviario de China está creciendo en un 10% año con año, lo que también es la tasa de expansión de la red ferroviaria de China. Cuanto China hace más envíos por ferrocarril, es menos dependiente de los camiones diesel.

Vehículos impulsados a gas
La relación es robusta estadísticamente (le ahorraré la econometría, que muestra que los valores rezagados para los cambios en la demanda de diesel predicen cambios en el tráfico ferroviario). El analista tampoco observó que las ventas de camiones pesados ​​alcanzaron un récord histórico en marzo del 2019, impulsado por vehículos propulsados ​​por gas natural.
La economía de China se está volviendo más eficiente, pasando del combustible diesel costoso (y contaminante) a los ferrocarriles más eficientes y más limpios, y a los camiones que funcionan con gas natural. La noción de que la guerra arancelaria podría haber causado la caída de la demanda de diesel en China es una tontería. Solo el 5% de la manufactura de China se vende a los EE.UU., y la mayor parte son productos electrónicos de consumo y productos similares con una relación peso / valor muy baja.
Este tipo de cosas difícilmente valdría la pena mencionar, excepto por el triste hecho de que una visión distorsionada de la vulnerabilidad económica de China contribuye al error de cálculo estadounidense en la actual guerra comercial. Soy estadounidense, y si hay una guerra comercial, quiero que Estados Unidos la gane, pero este tipo de ilusión auto consoladora lleva a la humillación en lugar del triunfo.

El auto engaño en Estados Unidos
De la misma manera, el presidente Trump y los halcones en general, apuntan a un desempeño económico supuestamente sólido en EE.UU. como evidencia de que Washington tiene la ventaja en las negociaciones comerciales. De nuevo, eso es un engaño auto consolador con consecuencias peligrosas.
El informe final del PIB de Estados Unidos para el primer trimestre muestra el crecimiento más débil desde el 2013. Las ventas finales a compradores privados nacionales a una tasa anual de solo el 1.2%. Eso mide lo que los estadounidenses vendieron a otros estadounidenses. El índice de crecimiento del PIB general del 3.1% está inflado por las peculiaridades de la contabilidad del ingreso nacional.
¿Cómo podemos pasar de un número de titulares de 3.1% a una tasa de crecimiento subyacente de solo 1.2%? Del 3.1% del crecimiento general, el 1% provino de un déficit comercial reducido. Las importaciones cayeron bruscamente en el primer trimestre y el déficit disminuyó, pero las importaciones fueron menores porque el crecimiento de las ventas minoristas se redujo drásticamente. La tasa de cambio de las importaciones a los EE.UU. depende de las ventas minoristas.

Cifras que se contradicen
Otro 0,6% del 3,1% provino de un incremento en los inventarios privados. Eso tampoco es necesariamente una buena noticia; Los inventarios podrían estar aumentando porque la demanda es más débil. Y otro 0.4% provino de un mayor consumo del gobierno.
Eso plantea la pregunta: ¿por qué las ventas minoristas apenas aumentan a pesar de los (supuestos) fuertes aumentos en el empleo?
La primera razón es que aunque más personas están trabajando, están trabajando menos horas. El crecimiento interanual en el total de horas trabajadas (empleo total X promedio de horas semanales) muestra el mismo descenso que observamos en el índice de gerentes de compras.
La segunda razón es que los bancos están ajustando las condiciones para el crédito al consumo. Las tasas de interés de las tarjetas de crédito están en su punto más alto, aunque los rendimientos a plazo están cerca de los mínimos históricos. Eso simplemente significa que los bancos están racionando el crédito —porque la gente debe mucho.
El crédito total a los consumidores (aparte de las hipotecas sobre la vivienda) se está reduciendo en términos reales, si tenemos en cuenta la reducción en los saldos de los préstamos con garantía hipotecaria pendientes. Durante 2018, la tasa combinada de aumento del crédito revolvente (principalmente tarjetas de crédito) y el valor líquido de la vivienda se mantuvo en torno al 4.5%, pero ahora ha descendido a aproximadamente el 1.5%, o menos que la tasa de inflación.

La guerra tecnológica es más importante
En el panorama general, poco importa si China crece al 6% o al 4% este año, sin duda. Más importante que la guerra arancelaria es la guerra tecnológica. Washington no parece haber considerado que los principales diseñadores de chips de EE.UU. dependen del mercado asiático. Intel obtiene el 20% de sus ingresos en China, Singapur y Taiwán. Qualcomm obtiene el 52% de sus ingresos en China y otro 16% en Corea del Sur. Nvidia realiza el 38% de sus ventas en Taiwán, el 16% en China y un 15% más en el resto de Asia.
Huawei no solo ha superado a sus competidores en la tecnología de banda ancha 5G. Ha diseñado su propia línea de procesadores habilitados para inteligencia artificial que compiten con los mejores productos de Estados Unidos. Puede muy bien tener la capacidad de poner a sus competidores estadounidenses fuera del mercado asiático crítico. En una guerra tecnológica en toda regla, los Estados Unidos no pueden estar seguros de que China no emergería con una posición dominante en los semiconductores.

Más tarifas se convertirían en un recesión
Cada indicador que examinamos –producto interno bruto, índices de los gerentes de compras, ventas minoristas, crédito al consumo, total de horas trabajadas e inversión de capital– apunta a una economía que crece un poco más del 1%, no el 3.2% que el gobierno de EE.UU. ha presumido.
Si el gobierno de Trump aplica un arancel del 25% a $570 mil millones de productos chinos importados, eso supondrá otra gran parte de la demanda de los consumidores. En ese caso, el crecimiento lento podría convertirse en recesión, poniendo en peligro las perspectivas de reelección de Trump para 2020.

David Paul Goldman es un economista, crítico musical y autor estadounidense, mejor conocido por su serie de ensayos en línea en el Asia Times bajo el seudónimo de Spengler.

Texto original: https://www.asiatimes.com/2019/05/article/washington-is-wrong-about-chinas-economy/
Traducción: A. Mondragón

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