
Si nos propusiéramos diseñar una plataforma altamente adictiva, que optimizara los aspectos más tóxicos y destructivos de la naturaleza humana, eventualmente llegaríamos a las redes sociales.
Por Charles Hugh Smith
Los problemas sociales surgen cuando las adicciones, inicialmente inofensivas, explotan en popularidad, y los problemas económicos surgen cuando los costos a largo plazo de las adicciones comienzan a sumarse. Los problemas políticos surgen cuando las adicciones son tan inmensamente rentables, que las compañías que se llevan los beneficios pueden comprar influencia política —es decir, a los legisladores— para proteger sus productos tóxicos del escrutinio y la regulación.
Esto describe tanto a la industria tabacalera antes de que se le quitara su protección política, como a los medios sociales de hoy en día, ya que los gigantes de los medios sociales se apresuran a comprar influencia política —en el Congreso de EE.UU.— para proteger a sus inmensamente rentables monopolios del escrutinio y la regulación públicos.
Midiendo costos en dinero
Es difícil medir los costos totales de las adicciones, porque nuestro sistema se centra en el descubrimiento de los precios en el punto de compra, lo que significa que, en ausencia de cualquier medición regulatoria de las consecuencias a largo plazo, el costo de un paquete de cigarrillos no se basa en los costos a largo plazo, sino únicamente en el costo de producción y de empaquetado del tabaco en cigarrillos, y en el lado de la empresa: marketing, gastos generales y ganancias.
Tomando el tabaco como ejemplo, el costo total de fumar dos paquetes de cigarrillos al día durante 20 años no se limita al costo de los cigarrillos: 365 días/año X 20 años X 2 paquetes (14,600) X costo por paquete ($5 cada uno) $73,000.
Los otros costos millonarios
Los costos totales podrían ascender a más de un millón de dólares en tratamientos para el cáncer de pulmón y las enfermedades cardíacas, y la reducción de la duración de la vida y la productividad del fumador. (A las pérdidas emocionales de quienes pierden a un ser querido, por una dolorosa muerte temprana, es difícil asignarles un valor económico, pero es muy real).
Si se incluyeran los costos totales de la adicción a la nicotina en el punto de compra, cada paquete de cigarrillos costaría alrededor de $70 ($1’000,000 / 14,600). Muy pocas personas podrían permitirse un hábito que cuesta $140 por día ($51,000 por año).
Los costos de las redes sociales
¿Cuáles son los costos totales de la adicción actual a las redes sociales? Estos costos son aún más difíciles de medir que las consecuencias de la adicción generalizada a la nicotina, pero existen, independientemente de nuestra falta de voluntad o incapacidad para medir los costos.
Considere las devastadoras consecuencias de los medios sociales en los suicidios de los adolescentes. Son una tragedia.
Luego está toda la productividad perdida cuando los adictos a los medios sociales revisan sus teléfonos más de 150 veces al día, interrumpiendo no sólo el trabajo o la escuela, sino también la intimidad, hasta el sexo.
Para los animales sociales
La atracción psicológica de fumar es el núcleo del marketing del tabaco, por supuesto; ninguna compañía tabacalera vende cigarrillos con los beneficios de la adicción a la nicotina. El argumento es que fumar cigarrillos es glamoroso y atractivo porque es de “adultos” y está prohibido.
Cualquier cosa que tenga el doble atractivo de lo prohibido y lo glamoroso es extremadamente convincente para los animales sociales como los humanos, que buscan “destacarse” a través del glamour y la toma de riesgos para elevar su estatus social, que juega un papel tan cambiante en la selección de parejas y nuestra posición en la jerarquía de la ley del más fuerte.
La oportunidad de “destacarse”
Las redes sociales comparten ciertos aspectos de estas dinámicas. Si bien no es exactamente glamoroso, las redes sociales brindan a los individuos promedio la oportunidad de oro de “destacarse” y elevar su estatus social al atraer más “me gusta” y comentarios positivos que otros consumidores de las redes sociales.
En efecto, las redes sociales ofrecen un megáfono extremadamente convincente para las personas cuyo estatus social en el mundo real es modesto (debido a la ausencia de capacidades que debe tener para convertirse en socialmente prominentes o ricos, que está concentrado cada vez más en la cima de la jerarquía social) para aumentar su estatus social en el ámbito digital a través de las redes sociales.
Evitando el arduo trabajo
Compare la facilidad de las redes sociales con los caminos tradicionales hacia la prominencia social: Construir un negocio o una carrera para obtener riqueza, hacer servicio comunitario a través de roles de liderazgo en las organizaciones, ganar una gran visibilidad en los medios convencionales a través de una apariencia extraordinaria, talento atlético o artístico, etc., todo esto requieren un camino extremadamente exigente, uno que pocas personas alcanzan y, por lo tanto, son pocos los que están en la cima del montón.
Como mi amigo GFB comentó una vez, en el mundo real tienes que ganar dinero para comprar el Mercedes y presumirlo ante tus amigos, pero en las redes sociales, solo necesitas publicar fotos tuyas en un Mercedes en un lugar bien elegido, y luego promocionarse incesantemente en las plataformas del mundo virtual.
Los “grandes” que son como el resto
En otras palabras, las redes sociales prometen que una persona promedio puede hacerse más grande de lo que es en la vida real con herramientas relativamente modestas (una conexión a Internet y una cámara).
Esto se ve reforzado cuando observamos a muchas de las personas que han creado grandes audiencias en las redes sociales y descubrimos que no son más atractivas, ni tienen más talento que el resto de nosotros.
Esta promesa de alcanzar un estatus social más alto sin tener que trabajar arduamente para alcanzar logros difíciles, es muy convincente.
Como la pirámide del mundo real
Con el surgimiento de personas influyentes en las redes sociales como activos clave de marketing, los expertos en redes sociales más exitosos pueden obtener ingresos extraordinarios vendiendo productos a su audiencia de redes sociales.
Por desgracia, la pirámide del estatus social del mundo real (los muy pocos son los que obtienen la mayor parte de la riqueza y el estatus) también se aplica a las redes sociales, donde unos pocos ganan audiencias en millones y la gran mayoría de los participantes debe conformarse con un puñado relativo de seguidores y “me gusta”. [Nota del traductor: A esto debemos añadir que quienes tienen una audiencia de millones, es porque han sido vendidos primero por el marketing de los medios convencionales y son relativamente exitosos en lo que hacen, como los deportistas, los músicos cantantes y el resto de la farándula, incluyendo a los políticos.]
El espacio de los críticos tóxicos
Esto deja a la mayoría de los usuarios extremadamente vulnerables a pequeños cambios en su visibilidad y estado de las redes sociales; alguien con 15 seguidores está devastado por la pérdida de 5 seguidores, donde el individuo con 6 millones de seguidores tendría que perder 2 millones de seguidores para sufrir la misma erosión.
Los críticos tóxicos tienen oportunidades limitadas en el mundo real. La persona que conduce un Mercedes o quien dirige una organización comunitaria, ni siquiera escuchará los comentarios sarcásticos de los envidiosos en la audiencia.
Pero las redes sociales otorgan un lugar de honor a los críticos más tóxicos, proporcionando una plataforma global para cualquiera que quiera derribar a alguien más.
Destructivo de la naturaleza humana
Si nos propusiéramos diseñar una plataforma altamente adictiva que optimizara los aspectos más tóxicos y destructivos de la naturaleza humana, eventualmente llegaríamos a las redes sociales.
No está claro que haya alguna forma de regular las redes sociales, para cuantificar o reducir su adicción o toxicidad, por lo que la única solución parece ser fría: no te vuelvas adicto, y si eres adicto, entonces abandona por completo las redes sociales (mata la adicción… o la adicción terminará por liquidarte).
Texto original: http://charleshughsmith.blogspot.com/2019/12/is-social-media-new-tobacco.html
Traducción: A. Mondragón
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