En una ceremonia de graduación del US Naval War College, en Nueva York, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, James Mattis, afirmó que el presidente ruso Vladimir Putin “pretende disminuir el atractivo del modelo democrático occidental e intenta socavar la autoridad moral de Estados Unidos” y que “sus acciones están diseñadas para no desafiar nuestras armas en este punto, sino a socavar y comprometer nuestra creencia en nuestros ideales”.
Por Caitlin Johnstone
Nosotros preguntamos: ¿Es este el mismo James Mattis que ha estado supervisando los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas armadas de Estados Unidos durante su ocupación ilegal de Siria? ¿Este sería el mismo Estados Unidos de América que nació del genocidio de las tribus indígenas y del trabajo de los esclavos africanos, que asesinó a millones en Corea, Vietnam, Camboya, Irak, Libia y Siria sin ninguna razón legítima, que se asoció con los nazis ucranianos, con las facciones yihadistas en Siria y terroristas sectarios iraníes?
De cual EE.UU. está hablando
¿Es el EE.UU. que apoyó y apoya al 73 por ciento de los dictadores mundiales, que interfiere constantemente en los procesos electorales de otros países como una cuestión de política, que prepara golpes de estado en todo el mundo, que ha rodeado al mundo con bases militares, con un FBI que hasta el día de hoy todavía ataca a los activistas negros de derechos civiles, que rutinariamente entra en guerras de agresión no declaradas contra gobiernos que se resisten a promover intereses plutocráticos, que sigue siendo el único país que alguna vez usó armas nucleares contra seres humanos en Japón aun cuando era completamente innecesario hacerlo, y que funcionalmente es una oligarquía corporativista que no tiene ningún “modelo democrático” significativo en lo absoluto?
Sin ninguna “autoridad moral”
Una mirada casual a los hechos y a la historia deja en claro instantáneamente que los Estados Unidos no tienen ninguna “autoridad moral” de ningún tipo, y es, posiblemente, el centro de la fuerza más perniciosa y peligrosa jamás reunida en la historia humana.
Para creer que Estados Unidos posee algo que se asemeja a una “autoridad moral”, tienes que tener la cabeza conectada a The Matrix, y eso es realmente lo que se necesita para creer como un acto de fe la histeria anti-rusa.
Ninguna de las cosas que el gobierno ruso ha sido acusado de hacer (ni hablar de las pregunta muy legítimas sobre si realmente las hicieron o no) merece nada excepto un encogimiento de hombros de indiferencia, cuando es comparado con los males imperdonables que el establishment del poder no electo de Estados Unidos ha estado infligiendo sobre el mundo.
Una narrativa de fantasía y negación
Es por eso que el establishment en el poder necesita tejer una narrativa sobre su “autoridad moral” para darle significado y relevancia a esas acusaciones. Y, dado que la noción de que Estados Unidos tiene autoridad moral se contradice con todos los hechos en evidencia, esa narrativa está necesariamente tejida con hilos de fantasía y negación.
Una recomendación: Busque y lea el libro “La Historia Silenciada de Estados Unidos”, escrita por el cineasta Oliver Stone y el historiador Peter Kuznick. En el prólogo ellos escriben: “Todo norteamericano es esclavo de su concepción del pasado y rara vez se da cuenta de hasta qué punto su forma de entender la historia determina su comportamiento en el presente”.
Traducción: A. Mondragón
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