Hace ocho años, cuando tuvimos la perspicacia de anunciar que un Nuevo Sistema Mundo Capitalista Euroasiático estaba en el horizonte, como una consecuencia del declinamiento del Viejo Sistema Mundo liderado por EE.UU., una caída que fue prevista por Immanuel Wallerstein desde finales del siglo pasado, escribimos el artículo “La Guerra en la Muralla Invisible, en la transición hacia un Nuevo Sistema Mundo Capitalista Euroasiático”, en cuya introducción elaboramos una pregunta que decía:
“Imaginen por un momento que ustedes están caminando sobre una vereda en vía recta y, a la distancia, observan a un tipo fortachón que está golpeando a un sujeto, al cual lo deja sangrando en el suelo. Entonces el fortachón continúa su camino en dirección hacia donde usted se encuentra caminando y extiende los brazos, abarcando toda la vereda, unos 3 metros antes de cruzarse en su camino. ¿Qué haría usted?”.
Y al final del artículo escribimos: “Un guerrero sabio… eludiría al matón en el camino y acudiría en ayuda de la víctima que quedó sangrando —convirtiéndose en su amigo y aliado. Pero la historia no termina allí, ambos prosiguen en el camino y, a cada cierto tramo, encuentran a otras víctimas del matón, a quienes también ayudan y, en consecuencia, se convierten en amigos y aliados que continúan andando el sendero…. Y entonces… (porque el) tiempo no es lineal. Y debido a que el espacio se dobla a sí mismo… los amigos y aliados se vuelven a cruzar con el matón en el camino de la historia que se dobla. ¿Qué sucederá entonces?”.
Lo que sucedió es que China no solo consolidó la alianza de los BRICS (sus amigos y aliados a quienes EE.UU. había humillado a lo largo del camino de la historia), sino que además lo ha expandido al Sur Global, para crear un Sistema Mundo Capitalista paralelo y mejorado al Occidental, que ahora, ocho años después, lo explica lúcidamente el profesor emérito de economía Richard Wolff, en la siguiente transcripción del vídeo “La ilusión se ha derrumbado, el horror está llegando”.
Por Richard Wolff*
El mundo económico que conocíamos hace apenas dos décadas ha cambiado de manera radical. Estados Unidos, que una vez dominó los flujos de capital, las exportaciones y el comercio global, con el dólar como moneda soberana indiscutible, ya no ostenta esa posición hegemónica. En su lugar, ha surgido un nuevo orden liderado por China y los BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica—, un bloque de economías emergentes que está redefiniendo el equilibrio de poder global.
Este cambio, que muchos en Occidente se resisten a reconocer, ha quedado al descubierto con la guerra en Ucrania y el sorprendente fracaso de las sanciones contra Rusia, lo que ha sacudido las percepciones tradicionales.
Un imperio en declive
No hace mucho, Estados Unidos era el titán indiscutible de la economía mundial. Tras la Segunda Guerra Mundial, su supremacía parecía inquebrantable: el dólar reinaba, las exportaciones fluían y el G7 —el club de las potencias occidentales— dictaba las reglas del juego. Pero ese tiempo ha quedado atrás.
La crisis financiera de 2008 marcó el inicio de una erosión silenciosa, y la incapacidad de adaptarse a un mundo multipolar ha hecho el resto. Todo eso ya no es verdad, y nada lo ha reemplazado en el Occidente, lo que debe ser un llamado de urgencia.
En su lugar, un nuevo centro de gravedad económica ha emergido: los BRICS. Este grupo, que alberga al 40% de la población mundial y genera un cuarto del PIB global, no solo desafía la hegemonía occidental, sino que está construyendo un sistema paralelo con instituciones como el Nuevo Banco de Desarrollo. El ascenso de esta alternativa fue tan mal estimado en Occidente, como lo fue la capacidad militar de Rusia y el presunto poder de las sanciones.
Ucrania: el espejo del cambio
Si hay un evento que ha puesto en evidencia este giro histórico, es la guerra en Ucrania. Cuando Occidente impuso sanciones devastadoras a Rusia, esperaba doblegar su economía en cuestión de meses. Sin embargo, el plan se desmoronó. “¿Cuál es el poder de las sanciones si no puedes vender petróleo y gas a Europa Occidental, pero sí a India, China e Indonesia?. Rusia, lejos de colapsar, encontró en los BRICS un salvavidas económico, redirigiendo sus exportaciones y fortaleciendo sus lazos con el gigante asiático y otros aliados.
El resultado ha sido un revés para Occidente. Europa, al cortar el suministro energético ruso, se ha disparado en el pie: los precios de la energía se han disparado, la inflación se ha descontrolado y la dependencia de Moscú se ha transformado en una crisis interna. Mientras tanto, Rusia no solo ha resistido, sino que ha acelerado un proceso de diversificación que llevaba años gestándose. La ilusión se ha derrumbado, el horror está llegando. Rusia no solo sobrevivió, sino que creció económicamente por ya existe otro sistema –el Nuevo Sistema Mundo– y debe resonar como un despertador que Occidente se niega a escuchar.
China: el gigante que despierta
En el corazón de este nuevo orden está China. Desde las reformas de Deng Xiaoping en los años 80’s, el país ha pasado de ser una economía cerrada a convertirse en la segunda potencia mundial, con proyecciones que la sitúan por encima de Estados Unidos en la próxima década. Pero no está sola. Los BRICS, con China como eje, han tejido una red de cooperación que abarca desde el comercio hasta la tecnología, desafiando las estructuras financieras dominadas por el dólar.
En este sistema paralelo al occidental, Rusia, miembro fundador de los BRICS, recurrió a sus socios —especialmente China, India e Indonesia— para sortear las sanciones y sostener su esfuerzo militar. Este nivel de coordinación ha pillado desprevenidos a líderes como Joe Biden y Donald Trump, quienes no anticiparon lo que los “Bricks” podrían traer a los rusos. El término “Bricks” (ladrillo en inglés como una alegoría a los BRICS) es una metáfora poderosa de la solidez de este bloque frente a la fragilidad occidental.
La ceguera de Occidente
¿Por qué Occidente no vio venir este cambio? La respuesta está en una mentalidad anclada en el pasado. “Los generales siempre luchan contra las guerras anteriores”, y lo mismo aplica a la guerra económica. Los líderes estadounidenses y europeos siguen viendo a Rusia y China a través de estereotipos de la Guerra Fría: Rusia como una “estación de petróleo” y China como un país “comunista” incapaz de innovar. Sin embargo, la realidad es otra. Rusia ha diversificado su economía con una visión estratégica, mientras que China lidera en inteligencia artificial, energías renovables y comercio global.
Esta miopía ha llevado a errores garrafales. Las sanciones fallidas son solo un ejemplo; las políticas proteccionistas de Trump, como los aranceles a China, podrían ser el próximo. Los BRICS van a tener un impacto enorme sobre si el programa de tarifas termina siendo un desastre para Estados Unidos. En un mundo interconectado, aislarse podría acelerar el declive estadounidense mientras los BRICS prosperan.
¿El ocaso del dólar?
Un tema que late es la posible desdolarización. El dólar ha sido el pilar de la hegemonía estadounidense, pero los BRICS están explorando alternativas para el comercio internacional. Si esta tendencia se consolida, el impacto sería monumental. China, con su Iniciativa de la Franja y la Ruta, ya es el principal socio comercial de más de 120 países, tejiendo una red que podría eclipsar la influencia del dólar. Preguntar sobre China como el próximo imperio no es bizarro, es razonable, es la puerta a un futuro donde Pekín lidere el mundo.
Un nuevo amanecer
El viejo orden se desmorona, y con él, las certezas de antaño. La guerra en Ucrania ha sido el espejo que refleja las grietas del dominio occidental, mientras China y los BRICS avanzan con paso firme. Occidente, atrapado en una ideología obsoleta, debe despertar o arriesgarse a quedar rezagado en un mundo que ya no controla. Como dice Wolff, “el cambio todavía no ha entrado en la capacidad mental de al menos una parte en este juego”. Pero el reloj no se detiene. El futuro económico global está en juego, y quienes se adapten —no quienes se aferren al pasado— serán los que lo moldeen.
*Richard David Wolff es un economista estadounidense conocido por sus trabajos sobre metodología económica y análisis de clases. Es profesor emérito de Economía en la Universidad de Massachusetts Amherst y profesor visitante en el programa de posgrado en Asuntos Internacionales de The New School.

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