La patética situación económica de Estados Unidos y Occidente

Cuando llegue el momento en que los bancos centrales occidentales ya no estén dispuestos a arriesgar los valores de sus propias monedas en apoyo del dólar estadounidense, para respaldar la billonarias deudas del país, hoy en día más de $35 millones de millones de dólares, Estados Unidos se convertirá en un país del Tercer Mundo. Paul Craig Roberts Hubo una época en que Estados Unidos tenía una economía capitalista. Eso fue hasta hace 50 años. Los depósitos bancarios se utilizaban para préstamos que ampliaban la capacidad productiva. El país producía sus propios bienes y cultivaba sus propios alimentos. La moneda estadounidense estaba respaldada por el oro y la inflación era inexistente. La nueva tecnología que se puso en juego gracias a las nuevas inversiones, mejoró la productividad del trabajo y los niveles de vida aumentaron. Las ganancias se reinvirtieron en métodos mejorados y en una mayor producción. Cómo era hace 70 años Los gobiernos subvencionaron la infraestructura social y la educación. Esto redujo el costo del transporte y, por lo tanto, el costo de producción y los precios, y proporcionó a la industria y la manufactura una fuerza laboral educada. Como residente del estado de Georgia, mi matrícula anual en la Universidad Georgia Tech ascendía a unos 450 dólares. Esta forma tan exitosa de dirigir una economía fue reemplazada por una economía completamente diferente, la que tenemos hoy. Quién es responsable y cómo se produjo, es una historia que se puede contar más adelante, pero no en esta columna. Inflando los precios En la economía actual, los préstamos bancarios no se conceden para financiar nuevas inversiones en nuevas plantas y equipos, sino para comprar empresas existentes, cargarlas de deuda y vender sus activos. Los préstamos se conceden para financiar la recompra de las propias acciones de una empresa, lo que aumenta el precio de las acciones y da como resultado bonificaciones por “rendimiento” para los ejecutivos y las juntas directivas. Los préstamos se conceden para financiar compras de bienes raíces y, de ese modo, aumentar su valor, lo que aumenta el costo de la vivienda.
Una economía financiera La nueva economía está financiarizada. Vive de los intereses de la deuda y los intereses, del saqueo de los activos públicos a través de la privatización y de la explotación de las economías del Tercer Mundo, a través de préstamos bancarios basados ​​en dólares que solo pueden ser pagados por el país endeudado vendiendo sus activos públicos a sus acreedores estadounidenses, generalmente a precios bajísimos. La nueva economía estadounidense se basa en el endeudamiento, no en la prosperidad, de la población estadounidense y en la coerción financiera de los gobiernos extranjeros endeudados en dólares que pagan sus deudas con los activos de su país. Deslocalización de industrias La Reserva Federal destruyó las granjas familiares y monopolizó la producción de alimentos en el sector agrícola, monopolizó el sistema financiero en manos de los cinco bancos más grandes y destruyó el valor del dólar. Este no es el retrato de una economía exitosa con futuro. El mundo occidental, especialmente los EE.UU., ha deslocalizado su economía industrial y manufacturera a Asia y México. La deslocalización ha privado a la fuerza laboral estadounidense de los ingresos asociados con la producción de los bienes que consumen los estadounidenses. Cuando los bienes y servicios llegan a los EE.UU. para ser comercializados, ingresan como importaciones, lo que aumenta el déficit comercial estadounidense. Imponiendo la Moneda-Mundo La razón por la que este sistema explotador ha podido continuar, es que Washington utilizó la Segunda Guerra Mundial para convertir al dólar estadounidense en el medio de pago internacional, es decir, la moneda de reserva de los bancos centrales del mundo —o la Moneda-Mundo. Los instrumentos de deuda denominados en dólares se convirtieron en las reservas de los bancos centrales del mundo. Ser la moneda de reserva significa que la deuda del país es la reserva de los bancos centrales de todos los demás países. Por lo tanto, un aumento de la deuda del gobierno estadounidense no era un problema, porque significaba un aumento de las reservas de los bancos centrales del mundo. Es por eso que la financiación de la deuda estadounidense nunca fue un problema —que podía resultar en una hiperinflación en casa. Destruyendo al dólar En el siglo XXI —irónicamente, por decir lo menos— el propio gobierno estadounidense ha estado trabajando arduamente para destruir esta forma privilegiada de financiar su deuda en constante crecimiento, al utilizar el dólar como moneda de reserva. Las sanciones impuestas a Rusia, desde el 2022, y otros países han creado un alejamiento general del uso de la deuda del Tesoro estadounidense como reservas del banco central. La confiscación por parte de Washington de las reservas del banco central ruso en dólares le dijo al mundo que lo mismo podría sucederles a ellos. En consecuencia, el uso del dólar estadounidense en los pagos internacionales ha caído de alrededor del 90% a poco menos del 50%. Con la formación y expansión de los BRICS caerá aún más. El peligro inminente A medida que otros países dejen de usar el dólar estadounidense como reserva, la gran oferta de dólares en el mundo (recientemente leí que la deuda nacional de Estados Unidos es ahora de 35 billones de dólares) probablemente sea una oferta que exceda la demanda. La implicación es una caída en el valor de cambio del dólar, ya confirmada por el aumento de los precios del oro y la plata. En el corto plazo, Washington puede convencer a los bancos centrales de Japón, el Reino Unido y la UE para que apoyen al dólar usando sus monedas para comprar dólares. Pero esta operación de rescate del dólar no puede prolongarse indefinidamente. Un país del Tercer Mundo Cuando llegue el momento en que los bancos centrales occidentales ya no estén dispuestos a arriesgar los valores de sus propias monedas en apoyo del dólar estadounidense y los precios del oro y la plata ya no puedan ser suprimidos por la práctica de vender posiciones cortas al descubierto, Estados Unidos se convertirá en un país del tercer mundo. Una inflación permanente Este no es un tema que interese a muchos economistas. En mi opinión, la profesión económica estadounidense es un conjunto de personas que, a cambio de subvenciones y consultorías, han abrazado la mentira de que la deslocalización de los “trabajos sucios” se traducirá en empleos de la nueva economía mejor remunerados para la fuerza laboral. Después de todos estos años, todavía no hay señales de esos prometidos empleos sustitutos mejor remunerados. Los mismos economistas nos han dicho que el globalismo, que nos hace dependientes de las importaciones, es la ola del futuro. El futuro de una economía dependiente de las importaciones con una moneda debilitada es la inflación permanente. Un desempleo permanente Con la robótica y la inteligencia artificial sustituyendo a la fuerza laboral humana mientras millones de inmigrantes entran en el país cada año, el futuro también es el de un desempleo permanente. La economía estadounidense se rige por la maximización de las ganancias a corto plazo. La ausencia de visión significa un futuro sombrío incluso en ausencia del Gran Reinicio. Fuente: https://www.paulcraigroberts.org/2024/07/31/the-economic-situation-of-the-west/

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