Los alardes de Trump: Operaciones psicológicas imperiales y la erosión de la soberanía

En el universo de Trump en el País de las Maravillas, la anexión de Canadá y Groenlandia por parte de Estados Unidos, es una nota al pie de página, en la marcha imperial hacia una catástrofe global.

Por Gerry Nolan*
Un Estados Unidos con pocos recursos absorbe a su vecino del norte para asegurar el oleoducto de Alaska y prepararse para la guerra con China, lo que en última instancia conduce a un apocalipsis nuclear. A primera vista, es una ficción distópica, pero si se despega, se convertirá en algo mucho más siniestro.
La narrativa del juego funciona como la de un psicópata, condicionando al público para que vea la eliminación de las fronteras y la subyugación de la soberanía —de los “otros”— como inevitables, cuando los recursos y la “seguridad nacional” —la excusa favorita para comenzar las guerras imperiales— están en juego. Es arrogancia imperial envuelta en píxeles, enseñando al mundo —descaradamente— que la construcción de imperios, incluso a costa de los «aliados», es simplemente la forma en que funciona el mundo.

Trabajo ideológico sutil
Ahora salgamos del juego y entremos en la realidad. Las reflexiones de Trump sobre la posibilidad de que Canadá se convierta en el estado número 51, la compra de Groenlandia o la reconquista del Canal de Panamá, son desestimadas como «bromas». Pero, ¿lo son? Para nada.
Estos comentarios improvisados son el tipo de trabajo ideológico sutil, del que se nutre un psicópata para normalizar la idea de que la soberanía es prescindible en la búsqueda del poder.

La soberanía es opcional
En Fallout (una serie del 2024, sobre un futuro postapocalíptico en Los Ángeles, provocado por una destrucción nuclear), la anexión de Canadá se enmarca como una necesidad patriótica, una forma de asegurar la estabilidad de América del Norte. Hoy, Trump lo enmarca como un beneficio mutuo para los canadienses que podrían disfrutar de «impuestos más bajos» y «mejor protección militar». La misma lógica, diferente entrega. El mensaje subyacente sigue siendo el mismo: la soberanía es opcional cuando Estados Unidos decide que lo es.

Reordenamiento geopolítico
Groenlandia es el ejemplo más escalofriante. Para el oído inexperto, el discurso de Trump de «comprar» Groenlandia, suena como las divagaciones de un hombre que no entiende de soberanía. Pero si se profundiza más, queda claro que Groenlandia, rica en recursos naturales sin explotar y estratégicamente situada en el Ártico, es la joya de la corona de la frontera polar —Nota del Editor: Y la punta del iceberg de un reordenamiento geopolítico en el Ártico.

La extorsión y la fuerza
La discreta insinuación de Trump de usar medios militares para asegurarlo se hace eco de la lógica de Fallout: si no puedes comprarlo, tómalo. Groenlandia no está en venta, como Dinamarca afirmó con firmeza, pero la mera sugerencia suaviza la resistencia a la idea de que el territorio aún se puede adquirir en el siglo XXI, sino a través de negociaciones, sí mediante la extorsión (aranceles) y, por último, por la fuerza.

La nostalgia imperial
Y luego tenemos el Canal de Panamá, una arteria vital del comercio mundial y un símbolo del imperialismo estadounidense en América Latina. Los comentarios de Trump sobre «reclamar» el canal, subrayan la nostalgia de los días en que la palabra de DC era ley en el Sur Global. Para Estados Unidos, el canal no es solo infraestructura, es poder —bruto y desnudo.
Se suponía que los tratados que transferían el control a Panamá marcarían un cambio hacia el respeto a la soberanía latinoamericana. Pero para el imperio, los acuerdos son herramientas de conveniencia, no principios. La Doctrina Monroe no está muerta, simplemente ha revivido —Nota del Editor: Y ha sido renombrada por The New York Post, como la Doctrine Donroe, un apelativo que sugiere que Trump es el Don Corleone de la geopolítica del Siglo XXI.

Condicionar la mente
Esta es la brillantez de una “psyop” (operación psicológica, para la manipulación mental de las masas —Nota del Editor: Como el Comité Creel, creado en 1917 para influenciar la opinión pública de los estadounidenses respecto de la participación de EE.UU. en la Primera Guerra Mundial). Al incorporar estas ambiciones imperiales en el entretenimiento, el imperio condiciona la mente pública para verlas como naturales, incluso inevitables.
La anexión de Canadá en Fallout y los comentarios frívolos de Trump sobre la soberanía comparten un propósito común: normalizar la extralimitación imperial. Si te ríes, la idea se desliza más allá de las defensas de la indignación —Nota del Editor: No protestas, solamente te ríes de una fanfarronada más del psicópata. Para cuando la retórica se convierte en política, ya se han sentado las bases. Así es como siempre han funcionado los imperios, no con un asalto frontal, sino con una erosión constante de la resistencia, hasta que la sumisión se siente como un alivio.

El globalista Imperial
La ironía es descarada, Trump, autoproclamado campeón del antiglobalismo o “El presidente de no más guerras”, no podría estar más alineado con el globalismo imperial cuando se trata de su sueño húmedo expansionista.
Pero el mundo ya no se lo cree. El mundo multipolar, liderado por Rusia, China y un Sur Global que está despertando, está reescribiendo el guion. Ven el juego del imperio como lo que es: desesperación. La soberanía no está en venta, y las operaciones psicológicas del imperio, ya sea en los videojuegos o en las frases de Trump, están perdiendo su poder —Nota del Editor: Aunque nada se puede descartar de un “dictador” desesperado.

¿Una patada nuclear?
Si Fallout fue una historia de inevitabilidad, el creciente mundo multipolar es uno de resistencia, una declaración de que la soberanía es sagrada y que el tiempo del imperio ha terminado.
Ahora la pregunta no es si el imperio caerá, sino cuándo y qué tan fuerte el mundo vitoreará cuando lo haga. Nota del Editor: O —el peligro latente— lance una patada nuclear de ahogado.

*Gerry Nolan Profesor de la Universidad de Stanford, científico y articulista.

Fuente: https://globalsouth.co/2025/01/08/from-fallout-to-reality-imperial-psyops-and-the-erosion-of-sovereignty/

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