
Hay una imagen que probablemente ronda cada vez más la mente de los estrategas estadounidenses: un dragón chino, ya no sólo enroscado en posición defensivaa, sino elegantemente enroscado alrededor del cuello del águila calva estadounidense. No para asfixiarla, sino para regular su respiración.
Phar Kim Beng
El simbolismo no es una hipérbole. Refleja un mundo en el que China, durante mucho tiempo caricaturizada como una imitadora, se ha transformado en un rival sistémico que supera a Estados Unidos en sectores empresariales y de seguridad críticos.
Desde la tecnología al comercio, pasando por la moneda y el ciberpoder, el Estado chino domina el juego a largo plazo.
Demoliendo los supuestos
Como advertía Graham Allison en “Destinados a la guerra”, la trampa de Tucídides no sólo se refiere a la inevitabilidad del conflicto entre potencias emergentes y gobernantes. También se trata de la erosión de supuestos que Occidente ha dado por sentados durante mucho tiempo, a saber, que las democracias liberales siempre innovarán más rápido y gobernarán mejor.
Este supuesto se está derrumbando bajo el peso de China. Pasemos ahora a los sectores estratégicos en los que China no sólo se ha puesto al día, sino que en muchos casos se ha adelantado.
1. Semiconductores: de la dependencia a la casi paridad
Los semiconductores, antaño la principal vulnerabilidad de China, son ahora el escenario de sus ganancias más espectaculares. A pesar de los embargos de Washington a Huawei y las prohibiciones de exportación de equipos litográficos avanzados, Pekín ha invertido más de 1.5 billones de yuanes en su ecosistema nacional de chips.
Los chips chinos de 14 nm ya se producen a escala nacional y, según el Dr. Dan Wang, de la consultora económica Gavekal Dragonomics, “China sólo está un nodo o dos por detrás de los líderes mundiales, y se está poniendo al día rápidamente”.
Esta aceleración está impulsada por la “doble circulación”, una política que incorpora subvenciones estatales a toda la cadena de suministro, desde la extracción de tierras raras hasta el diseño de chips.
En cambio, Estados Unidos sigue fragmentado. La CHIPS and Science Act avanza con lentitud y podría desecharse, mientras que las fábricas estadounidenses siguen dependiendo peligrosamente de puntos de estrangulamiento geopolítico como Taiwán.
Y no está claro que obligar a Taiwán a construir fábricas en Estados Unidos vaya a funcionar ni remotamente, debido a la falta de mano de obra cualificada y de cadenas de suministro adecuadas.
2. Vehículos eléctricos: Tesla en el retrovisor
La china BYD, y no Tesla, es ahora el primer fabricante mundial de vehículos eléctricos. En 2023, superó a Tesla en ventas globales y su huella se extiende ahora por América Latina, Europa y el sudeste asiático.
¿Por qué? Porque China es dueña de la cadena de suministro. Desde el litio en Bolivia hasta el cobalto en el Congo, empresas chinas como CATL dominan las fases iniciales. También controlan más del 75% de la producción mundial de baterías de litio.
Como señala el profesor Tu Xinquan, del Instituto Chino de Estudios de la OMC, “Pekín trata los VE (Vehículos Eléctricos) como la próxima industria estratégica, no sólo como un producto de consumo”. ¿El resultado? China está estableciendo las condiciones mundiales de la movilidad ecológica.
3. Inteligencia artificial: eficiencia autoritaria a escala
Mientras Silicon Valley lucha por la ética y la privacidad de los datos, las empresas chinas de IA corren a la cabeza aprovechando la escala de sus ecosistemas digitales.
Con 1,400 millones de ciudadanos que contribuyen a enormes reservas de datos, empresas como SenseTime e iFlytek están entrenando modelos de aprendizaje automático a un ritmo inimaginable en Estados Unidos.
El Índice de IA 2024 de Stanford señalaba que “China publica ahora más artículos sobre IA revisados por pares que Estados Unidos y la UE juntos”.
Y lo que es más importante, la integración de la IA en los sistemas nacionales de vigilancia –reconocimiento facial, análisis del comportamiento e incluso políticas predictivas– es una ventaja institucional en la gobernanza autoritaria.
4. Espacio e hipersónica: saltando por encima del horizonte del Pentágono
En 2021, China probó un vehículo de planeo hipersónico que dejó atónitos a los funcionarios del Pentágono. Dio la vuelta al mundo antes de alcanzar su objetivo, una demostración de capacidades que Estados Unidos no había previsto ni tiene.
En la actualidad, China lanza más satélites que ningún otro país y su estación espacial Tiangong funciona independientemente de la NASA.
No se trata sólo de prestigio. Se trata de poseer la infraestructura de la órbita terrestre baja (LEO) y de construir una arquitectura de mando integrada.
Según James Acton, de la Fundación Carnegie, “la fusión civil-militar de China en tecnología espacial le confiere una asimetría decisiva: la capacidad de reconvertir de la noche a la mañana lanzamientos civiles en capacidad militar”.
5. Informática cuántica y cibersoberanía
El salto cuántico de China no es metafórico. Ya ha construido una red de comunicación cuántica a nivel de ciudad en Hefei y ha lanzado el satélite Micius, para demostrar el cifrado cuántico seguro.
Mientras Estados Unidos sigue lidiando con avances teóricos, China está haciendo operativas las redes cuánticas, un paso más hacia la comunicación inviolable.
Al mismo tiempo, las unidades cibernéticas chinas de la Fuerza de Apoyo Estratégico del Ejército Popular de Liberación se han convertido en una fuerza formidable.
Como advierte el experto en ciberseguridad Adam Segal, “a diferencia de Estados Unidos, donde las operaciones cibernéticas deben pasar por una revisión interinstitucional, el mando centralizado de China es más ágil, más implacable y más estratégico.”
6. Diplomacia de las infraestructuras: acero, fibra y soberanía
La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) fue tachada en su día de la diplomacia de la “trampa de la deuda”. Sin embargo, en 2025 se ha transformado en una red de influencia en el mundo real.
Más de 70 puertos, 150 países e innumerables enlaces ferroviarios están ahora integrados en los sistemas logísticos chinos. El ECRL de Malasia y los parques industriales de la iniciativa “Dos países, dos parques” son ejemplos de ello.
En cambio, la iniciativa estadounidense Build Back Better World (B3W) nunca llegó a despegar por falta de respaldo institucional y de entrega de material.
7. Innovación financiera: dependencia del dólar, estrategia del yuan
Aunque el dólar sigue dominando, el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS) de China compensa ahora más de 400,000 millones de dólares anuales en transacciones denominadas en yuanes.
Como observa el profesor Eswar Prasad, de Cornell, “el CIPS, unido al yuan digital, ofrece a China una forma de desdolarizar el comercio bilateral sin cuestionar directamente el estatus de reserva mundial del dólar”.
Incluso en la ASEAN, Indonesia y Malasia han firmado acuerdos de liquidación en moneda local con Pekín. Las implicaciones son graves: Estados Unidos ya no controla unilateralmente las cañerías de las finanzas internacionales.
8. Productos farmacéuticos y diplomacia sanitaria
Puede que Sinopharm y Sinovac suscitaran el escepticismo occidental durante Covid-19, pero llegaron a más de 80 países. China se convirtió en la farmacia del Sur Global, captando nuevos mercados sanitarios.
Mientras tanto, China controla hasta el 70% de las exportaciones de ingredientes farmacéuticos activos (API), vitales para los medicamentos antibióticos y contra las enfermedades crónicas. Incluso la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha señalado este hecho como un riesgo para la seguridad nacional.
9. Dominio marítimo: leviatanes de acero en aguas asiáticas
La Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) es actualmente la mayor armada en número de buques, y China lanza nuevos destructores, fragatas y portaaviones a un ritmo sin precedentes.
Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), la capacidad de construcción naval de China supera a la de Estados Unidos en una proporción de 3:1 anual.
Esto tiene consecuencias estratégicas: con arrecifes militarizados y misiles asesinos de portaaviones, Pekín está rehaciendo el orden naval del Indo-Pacífico, desafiando el dominio de la Séptima Flota estadounidense.
El comienzo de la disciplina multipolar
El dragón chino no se abrió camino hacia la supremacía rugiendo. Estudió el sistema estadounidense –sus think tanks, mercados de capitales, redes académicas y base industrial de defensa– y reprodujo una versión del mismo con características chinas: centralizado, ágil, respaldado por el Estado y global.
Ya no se trata de una lucha de ideologías. Es un concurso de capacidades.
El dragón chino no necesita estrangular al águila. Sólo necesita apretar en los momentos adecuados. Y en ese apretón está la incómoda verdad del poder del siglo XXI: ya no se trata de quién domina, sino de quién perdura.
Phar Kim Beng, PhD, es profesor de estudios sobre la ASEAN en la Universidad Islámica Internacional de Malasia. Sus análisis se han publicado en Asia y Europa, con especial atención a la diplomacia estratégica, la interdependencia y las asimetrías de poder.
Fuente: https://asiatimes.com/2025/04/chinese-dragon-elegantly-twirled-around-american-eagles-neck/
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