Un plan terrífico: El COVID-19 para lanzar una “nueva era” de las vacunas de alto riesgo de la ingeniería genética

El siguiente artículo, aunque contiene una variedad de términos de la ciencia biotecnológica, debe ser leído en su totalidad y difundido a escala global por el público en general que, sin necesidad de tener un vasto conocimiento científico, puede aplicar simplemente el sentido y tomar una actitud crítica sobre lo que está pasado con la campaña mundial de conmoción y pavor por el coronavirus. Esta campaña —como una Operación Psicológica típico de las agencia de inteligencia como la CIA— es para que la gente no solo acepte las medidas dictatoriales de los gobiernos, sino también para que —en su desesperación por el encierro— la gente desee abiertamente la aparición de una vacuna milagrosa. Esas vacunas NO existen. Por el contrario, como explica detalladamente este reporte, las vacunas de ADN, por definición, conllevan el riesgo de efectos secundarios que podrían resultar en mutaciones, problemas con la replicación del ADN, activación de respuestas autoinmunes y activación de genes que causan cáncer; o las vacunas ARNm que son “intrínsecamente inestables”, “propensas a la degradación” y pueden sobreactivar el sistema inmunológico. En este contexto, el público debe tomar una posición crítica frente a la industria biofarmacéutica, que solo está buscando multi-billonarias ganancias —por encima de la seguridad humana— y también tomar una posición firme contra la horrible perspectiva de la vacuna obligatoria contra el coronavirus. De lo contrario, es probable que las vacunas COVID-19 genéticamente modificadas comiencen a alterar permanentemente nuestros genes, desencadenando la autoinmunidad y sirviendo como el catalizador de otras lesiones o muertes por vacunas.

Por Children’s Health Defense Team
[Nota: Este artículo representa la Parte I de una serie de dos partes que examina las tecnologías de vacuna COVID-19 y sus implicaciones.]
Durante semanas, los parlantes —del Ministerio de la Propaganda— han estado promoviendo la(s) vacuna(s) libre de responsabilidad(es) que salvarán al mundo —las que Bill Gates y Tony Fauci proclaman— de lo que Gates ahora ha denominado “Pandemia I”. A medida que Microsoft News distribuye historias de autocomplacencia sobre la reorientación de las prioridades de la Fundación Gates, para dedicar “‘atención total’ a la pandemia”, Fauci —en una ronda de programas de entrevistas— promete que una vacuna hará su debut en enero del 2021. Y para no quedarse atrás, la Casa Blanca ha presentado ahora la “Operación Warp Speed”, un esfuerzo conjunto farmacéutico-gubernamental-militar destinado a “reducir sustancialmente el tiempo de desarrollo de una vacuna” —y el presidente Trump promete una para fin de año.
La vacuna COVID-19 en todo el planeta —el objetivo manifiesto que tiene a todos estos jugadores salivando con anticipación por las multibillonarias ganancias— ignora una serie de obstáculos irrefutables. Por un lado, el virus de ARN al que se dirige, el SARS-CoV-2, ya “ha mutado en al menos 30 variantes genéticas diferentes”. Las variantes incluyen 19 nunca antes vistas, así como “cambios raros que los científicos nunca habían imaginado que podrían suceder”. El conocimiento sobre estas mutaciones puede resultar útil para los médicos que desean adaptar mejor sus tratamientos con el COVID-19, pero la proliferación de las mutaciones hace que las posibilidades de desarrollar una vacuna eficaz sean mucho más inciertas.

Biotecnología a la Frankenstein
Usted no tiene que preocuparse, dicen las entidades financiadas por Gates (y también el Pentágono). Los científicos que trabajan en el floreciente campo de la biología sintética confían en que pueden “superar” y superar a la naturaleza utilizando tecnologías de vacunas de próxima generación, como la transferencia de genes y las nanopartículas autoensamblables —junto con la entrega de nuevas vacunas invasivas y mecanismos de mantenimiento de registros como teléfonos inteligentes lectores de tatuajes de puntos cuánticos. ¿Importa que los investigadores que han estado experimentando con estos enfoques, nunca hayan podido superar los “efectos secundarios desagradables”? Aparentemente no. Con la ayuda y el apoyo de los generosos fondos de Gates y el financiamiento militar, la planificación de la vacuna COVID-19 de alta fanfarria está avanzando rápidamente.
Los investigadores reiteraron este punto… que para la mayoría de las vacunas contra virus emergentes, el principal obstáculo no es la efectividad de los enfoques convencionales sino la necesidad de un desarrollo más rápido y un despliegue a gran escala.

Velocidad, no seguridad
Desde el punto de vista de la fabricación, los fabricantes de vacunas, y particularmente aquellos que fabrican vacunas virales, se han molestado por las limitaciones de las tecnologías de vacunas tradicionales, que dependen de procesos que necesariamente conllevan “un retraso considerable entre la producción de antígenos y la entrega de vacunas”. Los investigadores reiteraron este punto nuevamente en el 2018, escribiendo en Nature Reviews Drug Discovery que “para la mayoría de las vacunas contra virus emergentes, el principal obstáculo no es la efectividad de los enfoques convencionales sino la necesidad de un desarrollo más rápido y un despliegue a gran escala”.
En la década de 1980, los fabricantes estaban eufóricos cuando los científicos desarrollaron nuevas técnicas de ingeniería genética (tecnología de ADN recombinante) que —mediante el uso de “sistemas de expresión” (bacterias, levaduras, células de insectos, células de mamíferos o plantas como el tabaco)— hicieron posible impulsar la producción de las llamadas “vacunas de subunidades”. La vacuna contra la hepatitis B fue la primera en emplear este enfoque “completamente nuevo” de producción de vacunas, y una serie de las vacunas COVID-19, que se están trabajando actualmente, están implementando estas técnicas. Sin embargo, un factor de complicación de las vacunas de subunidades es que deben agruparse con adyuvantes “inmunopotenciadores”, que tienden a desencadenar una respuesta inmune desequilibrada.

Vacunas con riesgo de nuevas enfermedades
Deseosos de agilizar aún más la tecnología de las vacunas y permitir el almacenamiento de vacunas en un marco de tiempo aún más corto, los investigadores comenzaron a jugar a mediados de la década de 1990 con vacunas de ácido nucleico, que incluyen vacunas de ADN y vacunas de ARN mensajero (ARNm). Como una forma de terapia génica, ambas representan una desviación significativa de las vacunas clásicas. Mientras que este último introduce un antígeno de vacuna para producir una respuesta inmune, las vacunas de ácido nucleico en su lugar envían instrucciones al cuerpo para producir el antígeno en sí. Como explica un investigador, los ácidos nucleicos “hacen que las células formen partes del virus”, con el objetivo de que el sistema inmunológico “monte una respuesta a esas partes del virus”.
Los investigadores aprendieron rápidamente que tanto las opciones de vacuna de ADN como de ARNm tienen serias desventajas, y como resultado, las vacunas de este tipo nunca han sido autorizadas. No obstante, casi una cuarta parte (20/83) de las vacunas enumeradas por la Organización Mundial de la Salud como “vacunas candidatas” COVID-19 al 23 de abril, incluidos dos de los principales contendientes, son vacunas ADN (Inovio) o ARNm (Moderna) —ver tabla.
Las vacunas de ADN, por definición, conllevan el riesgo de integración de ADN exógeno en el genoma del huésped, lo que puede causar mutagénesis severa e inducir nuevas enfermedades.

Qué son las vacunas de ADN
Las vacunas de ADN están destinadas a penetrar completamente en el núcleo de una célula. Según un científico biotecnológico, “esta es una tarea increíblemente difícil dado que nuestros núcleos han evolucionado para evitar la entrada de ADN extraños (¡piense en los virus!”). No es sorprendente, entonces, cuando algunas vacunas de ADN que llegaron a ensayos clínicos a fines de la década de 2000, se vieron afectadas por una “potencia subóptima”. Luego, a los científicos se les ocurrió la idea de resolver este problema aumentando la administración de la vacuna con “electroporación” —descargas eléctricas aplicadas al sitio de la vacuna (utilizando un “dispositivo inteligente”) para hacer que las membranas celulares sean más permeables y forzar el ADN hacia las células. Las mejoras en la eficacia de la vacuna fueron lo suficientemente significativas como para que la electroporación siga siendo una característica clave del diseño de algunos candidatos a la vacuna COVID-19 en la actualidad, incluida la vacuna de Moderna que ahora se está acelerando hacia los ensayos clínicos de fase 2.
Un segundo aspecto de las vacunas de ADN, sus propiedades que alteran los genes, es aún más problemático y sigue sin resolverse. Las vacunas de ADN, por definición, conllevan el riesgo de “integración de ADN exógeno en el genoma del huésped, lo que puede causar mutagénesis severa e inducir nuevas enfermedades”. Enmarcado en términos más comprensibles, “la interrupción del ADN es como insertar un ingrediente extraño en una receta existente, que puede cambiar el plato resultante”. La incorporación permanente de genes sintéticos en el ADN del receptor produce esencialmente un ser humano genéticamente modificado, con efectos desconocidos a largo plazo. Hablando de la terapia génica de ADN, un investigador ha declarado: “Integraciones genéticas usando terapias génicas virales… puede tener un efecto devastador si la integración se coloca en el lugar equivocado en [el] genoma”. Discutiendo específicamente las vacunas de ADN, la Harvard College Global Health Review explicó detalladamente:
Los posibles efectos secundarios podrían incluir inflamación crónica, porque la vacuna estimula continuamente el sistema inmunológico para que produzca anticuerpos. Otras preocupaciones incluyen la posible integración del ADN plasmídico en el genoma del cuerpo huésped, lo que resulta en mutaciones, problemas con la replicación del ADN, activación de respuestas autoinmunes y activación de genes que causan cáncer.

Qué son las vacunas de ARNm
Debido a que las vacunas de ARNm son “particularmente adecuadas para que puedan desarrollarse rápidamente”, tal vez no sea sorprendente que estén atrayendo la atención como los “pioneros del coronavirus”. Según los informes, las vacunas de ARNm pueden generar ahorros de “meses o años para estandarizar y aumentar… la producción masiva”. Y lo que puede empeorar las cosas, gente dentro de la industria reportaron casualmente que “aunque nunca se ha autorizado una vacuna de ARNm, la amenaza de una pandemia es un gran incentivo para acelerar su progreso”.
Las empresas están fascinadas del enfoque del ARNm a pesar de las observaciones de que las grandes moléculas de ARNm son “intrínsecamente inestables”, “propensas a la degradación” y puede sobreactivar el sistema inmunitario. En el lado positivo, desde el punto de vista de los científicos que la desarrollan, las vacunas de ARNm solo necesitan alcanzar el citoplasma celular en lugar del núcleo —un “desafío técnico aparentemente más simple”— aunque el enfoque aún exige “tecnologías de administración que puedan garantizar la estabilización del ARNm en condiciones fisiológicas”. Las formulaciones como la vacuna mRNA-1273 de Moderna abordan estos desafíos mediante el uso de “modificaciones químicas para estabilizar el ARNm” y nanopartículas líquidas para “empaquetarlo en forma inyectable”.

Componente inflamatorio “intrínseco”
Los enfoques de ARNm parecen atraer a investigadores con una visión altamente mecanicista de los seres humanos. Uno de estos individuos elogia el ARNm por su “capacidad de programación inherente”, afirmando que “Al igual que [una] computadora [sistema operativo], la terapia con ARNm puede reprogramar el cuerpo [de uno] para producir sus propias terapias” [énfasis en el original]. El CEO de Moderna describe los enfoques de ARNm, que utilizan hebras de ARNm “hechas a medida” para “convertir las células del cuerpo en fábricas de medicamentos ad hoc” —ser “como un software: que puede girar la manivela y poner en marcha muchos productos en desarrollo”. Del mismo modo, la revista Nature (que comenta sobre la tecnología de ARNm desde “una perspectiva biotecnológica e industrial”) se entusiasma de que el enfoque “permite un refinamiento rápido con combinaciones casi ilimitadas de derivados”.
A los investigadores de vacunas familiarizados con las vacunas de ADN y ARNm les gusta jugar con la seguridad de la vacuna de ARNm, citando el hecho de que las vacunas no tienen que penetrar en el núcleo celular. Sin embargo, con años de experimentación con la vacuna de ARNm detrás de ellos, ninguno de estos investigadores ha logrado la licencia. ¿Por qué? Una respuesta puede ser que, en los estudios preclínicos, las vacunas de ARNm han mostrado un componente inflamatorio “intrínseco” que dificulta el establecimiento de un “perfil de riesgo / beneficio aceptable”. Los entusiastas del ARNm admiten que, hasta el momento, hay una comprensión inadecuada de la inflamación y las reacciones autoinmunes que pueden resultar. Esto plantea muchas preguntas sobre lo que sucederá si los reguladores otorgan a los fabricantes de vacunas de ARNm COVID-19 su deseo de “un proceso acelerado para que las vacunas de ARNm sean inyectadas (muy) pronto a las personas”.

La voracidad por las ganancias
La paralización de casi todas las actividades económicas, sociales, artísticas y religiosas por el SARS-CoV-2 es inquietante en muchos niveles, sobre todo porque revela una aceptación acrítica del público de la narrativa oficial y su anhelo de balas de plata médicas. Como un investigador de vacunas en el Instituto Karolinska de Suecia ha declarado:
Cuando China puso en cuarentena una megaciudad entera en enero, People dijo que “solo China puede hacer eso. Luego vimos medidas igualmente drásticas en varios países democráticos. Creo que dice algo sobre nuestra confianza en las soluciones médicas. Hoy, esperamos poder desarrollar medicamentos y vacunas contra diferentes enfermedades de una manera que no lo hicimos en el pasado.

La prisa por desarrollar las vacunas para el COVID-19 que alteran los genes, también está acelerando la fusión de los gemelos de la farmacología-biotecnología. El lucrativo sector biofarmacéutico es ahora el segmento de más rápido crecimiento de la industria farmacéutica mundial, representa actualmente el 20% del mercado mundial y muestra una tasa de crecimiento anual que es más del doble que la de la industria farmacéutica convencional. Y las vacunas COVID-19 están ayudando a rescatar los débiles resultados de algunas compañías biofarmacéuticas. En el 2017, por ejemplo, Moderna estaba luchando por “mantener a flote su promesa descarada de reinventar la medicina”, después de que una terapia experimental, con la que contaba, resultó demasiado insegura para ser probada en humanos. Y ahora en el 2020, cuando “las malas noticias sobre el coronavirus son buenas noticias para las acciones de Moderna”. Otras compañías biofarmacéuticas que anteriormente estaban contra las cuerdas, también están preparadas para obtener ganancias récord con el COVID-19.
A medida que la industria biofarmacéutica persigue su carrera sin restricciones, ni ética médica, orientados solamente hacia la olla de oro del COVID-19, el público debe tomar una mirada crítica a los desincentivos de la industria para considerar la seguridad (en primer lugar) y también tomar una posición firme contra la horrible perspectiva de la vacuna obligatoria contra el coronavirus. De lo contrario, es probable que las vacunas COVID-19 genéticamente modificadas comiencen a alterar permanentemente los genes, desencadenando la autoinmunidad y sirviendo como el catalizador de otras lesiones o muertes por vacunas. Y peor aún —libres de cualquier responsabilidad legal— sin que ninguno de los actores comerciales o gubernamentales responsables tengan ninguna preocupación.

Fuente: https://childrenshealthdefense.org/news/vaccine-safety/covid-19-the-spearpoint-for-rolling-out-a-new-era-of-high-risk-genetically-engineered-vaccines/
Traducción: A. Mondragón

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