Una bala y dos víctimas: Biden y Trump

Foto: AP

La Gran Cábala armó la “Operación Milagro” para asegurar el triunfo del candidato republicano y de paso deshacerse de su rival demócrata. A Donald lo harán responsable del descalabro que ellos generaron con sus guerras inútiles. El magnate de bienes raíces gobernará un país en caída libre.

Por Alexandr Mondragón y Wilder Buleje
“Sacrificar el ciruelo por el melocotonero” y luego “Aprovechar la oportunidad para llevarse un cordero”, son dos de las 36 estrategias chinas conocidas en Occidente. Y, al parecer, la Gran Cábala y el Estado Profundo lo están aplicando al pie de la letra.
¿Qué significa todo esto? Que hay que estar preparados para todo en la existencia. Así, aunque hay ciertas cosas que son muy valiosas y es difícil renunciar a ellas por los beneficios que proveen, hay situaciones en se deben tomar decisiones drásticas y perderlas, no porque es inevitable sino porque sabes cómo funciona la existencia. La vida son ciclos y, en consecuencia, existe la posibilidad de volver a la cúspide.

El gran juego de la Gran Cábala
Así, en el mundo real, si no estás dispuesto a renunciar a nada, es probable que lo pierdas todo. Es por eso que, en medio de un juego hipercomplejo donde siempre hay nuevas oportunidades, uno debe estar preparado para sacrificar una pieza y, en medio de la conmoción, recuperar lo que se ha sacrificado y mucho más. Este es el gran juego que la Gran Cábala lo sabe y lo practica muy bien. Después de todo los presidentes pasan pero el Estado Profundo ha permanecido inmutable —como ya lo había advertido hace más de seis décadas el presidente Ike Eisenhower.
La Gran Cábala (GC) puede estar llevando a cabo esa estrategia: Sacrificar el control de La Casa Blanca —el ciruelo—para cederlo temporalmente a Donald Trump, incluso elevando su ego a la categoría de “Designado por Dios” y, eventualmente, tomar el control de la situación —el melocotonero— para desatar una gran conmoción. La GC tiene el poder para hacerlo, y solo entonces volver a llevarse el cordero.

Una Terapia del Shock
¿Cómo lo pueden hacer? A través de una Terapia del Shock donde el culpable sea, precisamente, el hombre de la oreja parchada.
Las interminables filas en los supermercados por productos ausentes de los anaqueles, un gran desplome en Wall Street donde, como sucedió en 2008, millones de estadounidenses verán esfumarse sus fondos de pensiones, y luego una Gran Depresión causada por un Evento Cisne Negro —un acontecimiento inesperado y raro que tiene consecuencias graves y generalizadas, que a menudo se padecen mucho después de su ocurrencia—, todo esto y más serán las señales definitivas de la caída del gigante del norte. La rodada del Primer al Tercer Mundo, del 90% de la población estadounidense, causará dolor y rabia. Hasta los más escépticos admitirán que los vaticinios más adversos apenas reflejan la calamidad que empiezan a padecer.

El “Camarada” Trump
Mientras tras tanto, al otro lado del planeta, bajo el liderazgo de Xi Jinping, China celebra su ascenso al pináculo del Nuevo Sistema Mundo Euroasiático. Los efectos de esa irrupción traspasan las fronteras de Asia y llegan en oleadas hasta Europa Occidental. El “camarada” Trump, consciente o inconscientemente, cumplirá con una misión impostergable: la destrucción de su propio país, como reza irónicamente un meme en la red social Weibo, mientras la Casa Blanca hará malabares para mantener unidos a sus 52 estados. El aislamiento de Donald Trump en su segundo mandato será proverbial.

Dos pájaros de un solo tiro
Para entender ese futuro próximo hay que retroceder al 13 de julio del 2024, el día en el cual una bala disparada desde 150 metros le rasgó la oreja derecha (hasta ahora no se ha visto una foto en primer plano de la presunta herida en sí) al ahora candidato republicano, en un acto de campaña en Butler, Pensilvania, que lo elevó como un héroe de Iwo Jima 2.0, para que la gente lo aúpe como un “enviado de Dios” y se olvide de que es un sentenciado por la justicia ordinaria, y así asegurarle el triunfo para las elecciones del 5 de noviembre. Pero hay más.
Aunque suene bastante surrealista, el balazo no fue para matar al aspirante republicano sino para liquidar la candidatura del demócrata Joe Biden, como parte de maquiavélico plan a largo plazo en el cual, de rebote, asesinarán políticamente a Trump, cuando llegue a la Casa Blanca. Es decir dos pájaros de un solo tiro y, más ponzoñoso aún, preparar el escenario para una gran conmoción, a través de una Terapia del Shock, y “reordenar” la calamidad que venga después de una Gran Depresión.

Una profecía ¿de la CIA?
¿Y por qué entrevemos este perverso plan?
Primero. Este atentado fue anunciado el 14 marzo de 2024 por el pastor Brandon Biggs, durante una entrevista en el programa “Descubre la Iglesia del Pastor Steve Cioccolanti”. Incluso reveló con precisión que una bala impactaría en la oreja de Trump. Pero no fue un mensaje del cielo, todo apunta a la Compañía más conocida del planeta.

Segundo. Un francotirador del Ejército Peruano señaló que la distancia entre el tirador y el objetivo (unos 150 metros) resultaba “muy manejable, incluso con un arma de mediano alcance y mira telescópica era posible acertar sobre cualquier parte de rostro, incluso herirle en la ceja”. Para la realidad estadounidense, con un fusil sofisticado y un tirador experto, o incluso con un rifle manejado automáticamente con la Inteligencia Artificial, no había forma de errar el tiro.

Eliminando al “lobo solitario”
Tercero. El anuncio del atentado estaba garantizado. Siempre y cuando el candidato Trump se ubicara en un rango no mayor de 200 metros, y contar con una ventajosa posición de disparo. El Servicio Secreto haría su parte al victimar al presunto “lobo solitario” y allanar la salida para el equipo encargado del tiro de precisión.

Dos fotos dramáticas
Cuarto. La foto Iwo Jima 2.0. Como se aprecia en la imagen que ilustra este artículo —y que podría ganar el premio el Word Press Photo— Trump se parecía a la clásica estatua en Washington DC de los marines estadounidenses, izando la bandera estadounidense en Iwo Jima en la Segunda Guerra Mundial. En la foto puede verse una bandera estadounidense directamente sobre la cabeza de Trump. Sorprendentemente dramático que ni compuesta podía haber sido hecha mejor, o al menos sí con la Inteligencia Artificial. Es más, esa foto ya está grabada en la psiquis profunda de los estadounidenses, para convertir a Trump en un héroe y patriota. Y será clave en la manipulación del Ministerio de la Propaganda de los Republicanos. Pero también hay un detalle críptico, en la foto donde está Trump la bandera está casi invertida; una bandera izada boca abajo tiene un significado que sobrepasa y anula el significado principal de la bandera, de lo que representa, para convertirse en una llamada de atención, y dar un mensaje al receptor con un significado. ¿Cuál es el mensaje? ¿Una futura caída de Trump?


También hay otra foto, como se ve arriba, la de una supuesta bala que pasa a un costado de Trump. The New York Times habló con el agente especial retirado del FBI Michael Harrigan, que confirmó que la imagen posiblemente muestra una bala en plena trayectoria. Añadió que, teniendo en cuenta la velocidad que alcanza un proyectil y las características técnicas de las cámaras usadas habitualmente por los fotógrafos profesionales, “captar una bala en una trayectoria lateral como la vista en esa foto es una oportunidad entre un millón y casi imposible de capturar incluso si uno supiera que la bala venía”. ¿Otra foto compuesta por la IA?

Lo impensable es lo que sucede
Quinto ¿Cómo el pastor Bigss recibió el mensaje? Es una pregunta que solo él puede responder y en este caso en particular lo deja en situación de riesgo absoluto —porque no fue Dios el mensajero. El religioso es un cabo suelto de enorme sensibilidad.
En el mundo de las operaciones encubiertas de los servicios de inteligencia, lo más impensable para el sentido común es lo que suele suceder en la vida real. Por esta razón, nadie puede creer que esto se hizo para beneficiar a Trump. Y eso es así porque solo se miran los hechos inmediatos, más no lo que hay en el futuro, a corto y largo plazo, en las mentes más maquiavélicas del sistema.

¿Qué motivo tiene la Gran Cábala?
Ahora vayamos al núcleo de este asunto. ¿Por qué motivo la Gran Cábala —el poder fáctico que controla Estados Unidos— favorecería al aspirante Donald Trump ante un presidente en ejercicio como Joe Biden?
La razón principal es porque necesitan a Trump como el chivo expiatorio para el próximo descalabro de la otrora nación indispensable, como sucedió el 11-S. Nada ocurre por casualidad, desde el Estado Profundo y la GC todo está planificado hasta el mínimo detalle. Y lo sabemos por Edward Bernays quien los describió sucintamente en su libro “Propaganda”, de 1928, como: “Aquellos que manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder gobernante de nuestro país… Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran parte por hombres de los que nunca hemos oído hablar”.

Recordando el 11-S
En el caso del 11-S las pruebas de que fue un trabajo interno son abundantes y no de los “chivos expiatorios” —los Talibanes y Saddam Hussein, que nada tuvo que ver con el atentado. Así la conmovedora destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, que sensibilizó en lo más profundo la psiquis del estadounidense promedio que luego clamaba venganza, sirvió para encubrir la inminente caída de Wall Street de las inversiones “.com”. También otorgó la excusa perfecta para las “guerras contra el terrorismo” en el Medio Oriente, para privatizar los multitrillonarios negocios del Pentágono y acelerar la desindustrialización de EE.UU.; además para aupar la economía parasitaria de Wall Street, como lo ha descrito el economista Michael Hudson.
Empero, esas movidas tuvieron consecuencias. Convirtieron a EE.UU. en una economía de servicios, dependiente de las importaciones —que por entonces no era ningún problema porque ellos tenían la Moneda-Mundo, controlaban el sistema financiero global, así como la cadena de fabricación y producción global. Pero casi un cuarto de siglo después la historia es totalmente diferente.

El crimen perfecto
Hoy en día la posición de EE.UU. como sede del Imperio Hegemon, está bastante resquebrajada. Sus territorios de dominación se han reducido a casi un tercio del planeta. Más grave aún, la supervivencia de su población depende en gran medida de las importaciones y, como ya lo han anticipado varios expertos, basados en múltiples datos económicos, están al borde de una Gran Depresión. Solo falta el detonante final y ese será Trump.
Y será así porque, dentro de la arquitectura del sistema de gobierno estadounidense por más de un siglo y medio, cuando ocurren las grandes catástrofes los grandes culpables tienen nombre propio e incluso al propio pueblo —cuando ocurrió la Gran Recesión del 2008, se culpó a los propietarios de casas por haberlas adquirido “irresponsablemente”, mientras que los grandes bancos, que fueron los verdaderos culpable al vender las “hipotecas basura”, no solo salieron bien librados con un multibillonario rescate y sin que ninguno de sus ejecutivos fuera a la cárcel, y cuando el gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, lo quiso hacer, le tendieron una trampa de faldas y fue obligado a renunciar—, pero jamás se señala al sistema fallido, ni la estructura de la Gran Cábala, como tampoco a los integrantes del Estado Profundo. El crimen perfecto.

El maquiavélico plan
En este contexto, el plan es aupar momentáneamente a Donald Trump y así poder endosarle a él y al Partido Republicano, la responsabilidad de haber desatado la Gran Depresión. Es decir, todas las evidencias posibles para cargarle el peso muerto del empobrecimiento general que padecerán los estadounidenses en los próximos cuatro años.
El magnate de bienes raíces no podrá disfrutar la victoria sobre Biden o quien lo reemplace como candidato demócrata. Apenas se siente en la Oficina Oval, es factible que una avalancha de problemas, y un caos generalizado, sepulten su popularidad y menoscaben su mandato. Él será el agujero negro de la política, que desviará la atención de la pérdida de la hegemonía mundial de la potencia americana y el ascenso del dúo China-Rusia en la conducción del Nuevo Sistema Mundo Euroasiático.

Una trampa de hace medio siglo
Trump ha prometido una guerra comercial con China y el intento de atraer a Rusia con una paz en Ucrania, pero va directamente a una trampa de Putin. Muy similar a la de los chinos hacia fines de los 70’s y principios de los 80’s, cuando Mao hizo creer a Henry Kissinger que China sería un aliado de EE.UU. abriéndole sus puertas al capitalismo estadounidense y concediéndole preferencias, en un momento en que China y Rusia, por entonces la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), tenían graves diferencias. Entonces, China abrió las puertas desde finales de los 1980’s, mientras la URSS comenzaba a implosionar hasta llegar a su desaparición en 1991. En ese momento EE.UU. celebró el fin de la historia y pensó que la conquista de Rusia sería cuestión de tiempo, pero no sabían que poco tiempo después China y Rusia dieron los primeros pasos para crear una “alianza simbiótica” que ahora es formidable. Medio siglo después el truco está en marcha, esta vez orquestado desde Moscú y Beijing.

Una sucesión de eventos
Entonces, cuando Trump comience con sus tropelías, iniciando con una guerra comercial con China, comenzarán múltiples eventos: la deuda estratosférica estallará en sus manos y eventualmente comenzarán los primeros signos de la ya anticipada Gran Depresión. Su desapego a la OTAN lo separará de la Unión Europea. Rusia aprovechará para firmar un acuerdo de paz ventajoso con Ucrania, irónicamente a instancias de Trump. China volverá a un ritmo de crecimiento cercano a los dos dígitos. Y la madre de todas las claves del abastecimiento mundial: las rutas de transporte marítimo sufrirán severos cambios de mano. Los nuevos emperadores de la logística de los productos esenciales para la vida humana priorizarán el intercambio con el Sur Global. La importancia de los BRICS quedará en evidencia cuando los embarques privilegien destinos antes olvidados y prescindan del dólar para sellar los acuerdos comerciales.

Los poderes fácticos del 1%
El alud de consecuencias de perder la preeminencia en el concierto mundial será inmanejable para la nueva administración. Los poderes fácticos –el 1%, servidos por el 9% y a quienes no les importa el 90%– dejarán en la orfandad a Trump y sus secretarios de gobierno. La Reserva Federal –que es un conglomerado de bancos privados de la Gran Cábala– le mostrará su cara más fea y los jefes del complejo industrial militar le darán la espalda.
Las arterias financieras de Wall Street exhibirán ateroesclerosis múltiple. Extrañarán las inyecciones de liquidez del opio de Afganistán; el suero de billetes de la cocaína de Colombia, Perú y Bolivia; cuanta falta le hará el chorro de petróleo y compra de la deuda estadounidense por parte de Arabia Saudita –que acabó con el contrato de los petrodólares que estuvo vigente desde mediados de los 1970’s–, para mantener el valor del dólar; tampoco los aliviará el gas natural licuado porque Europa regresará al abastecimiento ruso de menor costo.

Otra epidemia global
Cuando finalice el conflicto entre Rusia y Ucrania no habrá a quién venderle armas y la industria del complejo militar entrará en fase catatónica. Además, la ayuda otorgada a los ucranios por cerca de 200 mil millones no tendrá retorno y se convertirá en impagable. Tampoco habrá la opción de cobrarse en tierras o con una ocupación real. Los rusos mandarán ahí por un largo periodo de tiempo.
Por esa y otras razones –sin descartar otra epidemia global, como ya lo advirtió un ex jefe de los Centros de Control de Enfermedades de EE.UU.– Trump caminará entre ruinas y escombros. La maquinita de billetes ya no estará disponible, y si lo hace solo creará una hiperinflación al estilo de la que le impuso a Venezuela –el Karma existe. El estado se paralizará cuando el Capitolio deje de elevar el techo de la deuda. El caos del divisionismo será el último mármol en la lápida del gigante del norte. La amenaza de una guerra civil será el colofón del cuento de hadas sin final feliz. Los únicos indemnes a todo esto será el 1% y parcialmente sus acólitos del 9%.

En las puertas del infierno
El balazo que le rozó la oreja a Donald Trump y que le permitió consolidar su triunfo en las elecciones de noviembre de 2024, no fue una manifestación divina, aunque un pastor cristiano esté de por medio. Solo fue una operación trabajada con anticipación para facilitarle el triunfo electoral y al mismo tiempo abrirle de par en par las puertas del infierno.
Al fin Pirro podrá descansar en paz. Donald Trump lo reemplazará en los tiempos por venir por haber alcanzado un triunfo tan predecible como inútil.

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