Joe Biden: la primera víctima del día 13

Tal como lo advertimos, a velocidad de un tiro de gracia, el candidato demócrata renunció a su reelección. Ahora viene el proceso para asegurar el triunfo del republicano Donald Trump. Solo entonces, la Gran Cábala (GC) y el Estado Profundo lo cocinará a fuego lento y lo culpará del cataclismo inevitable que sufrirá Estados Unidos en el reordenamiento del Sistema-Mundo, bajo la batuta del Gran Mandarín.

Por Wilder Buleje y Alexandr Mondragón
La primera baja luego del atentado contra Donald Trump cobró su primera víctima política, tal como lo habíamos advertido el pasado jueves 17. El presidente Joe Biden renunció a su candidatura para tentar la reelección y pidió a los demócratas que Kamala Harris, su vicepresidenta, sea considerada para encabezar la fórmula que derrote a los republicanos. Esa petición, sin embargo, no cambiará el rumbo trazado por los True Masters.
La respuesta de Biden ha sido veloz, luego de negativas consistentes en los días precedentes y posteriores al espectáculo mediático tramado en Pensilvania por los operadores del Estado Profundo —expertos en estas actividades desde hace unas 7 décadas. ¿Qué le hizo cambiar de opinión tan repentinamente al experimentado Joe? Esa es la pregunta que no tendrá respuesta oficial, aunque para nosotros es un despido y no una renuncia.

Una jugada maestra
La GC lo sacrificó como una pieza valiosa —en apariencia— para convencer a Donald Trump que su victoria no solo es inevitable, sino también hacerle creer que es el “Designado por Dios” y que, presuntamente, “Hará Grande a América” otra vez. Sueños de opio. La GC, el poder fáctico que controla a la gran potencia, está integrada por los verdaderos dueños del país, que provienen de antiguas familias de banqueros e industriales de Europa, Estados Unidos y Canadá, y es la que ha regido los destinos de EE.UU. desde que en 1913 fundó la Reserva Federal (FED), para tomar el control económico, financiero y político del país. Desde entonces, son ellos los monarcas del Imperio. Los presidentes son un simbolismo fabricado para que el populacho crea que hay una “democracia” y aquel que desobedezca a la GC tendrá un destino como el de John F. Kennedy

El día 13 como símbolo
Lo sorprendente en este caso es la inmediatez del anuncio de Biden. Que estaba liquidado para la contienda contra Trump era una verdad gigantesca, luego del debate público que sostuvieron semanas atrás. El atentado contra el republicano en una actividad de campaña electoral, el sábado 13 —el número es otra señal de los símbolos que deja la GC para marcar su línea, “Aquel que tenga oídos, que sepa escuchar”— con groseras “fallas” del servicio secreto para garantizar la seguridad del candidato y evitar bajas civiles, fue el tiro de gracia para la carrera del demócrata para seguir en la Casa Blanca. Otro simbolismo más. El tiro real solo fue una señal de que la GC iba a liquidar a alguien —y ese no era Trump, sino la penosa candidatura de Uncle Joe.

Un plan maquiavélico
La velocidad de la toma de decisión de Biden puede interpretarse como la urgencia de la GC para allanar el camino de Trump a la presidencia de Estados Unidos por segunda vez. Aunque no lo están haciendo como un favor. Todo lo contrario. Como si fuera un plan elaborado por Maquiavelo, usando las milenarias estrategias chinas, le están tirando una alfombra roja, bajo la cual hay un campo minado como el preludio a un Averno Dantesco, con un cataclismo económico, social y político de Escala 8.0. Luego lo culparán de la debacle que la GC ya adelantó en la película Guerra Civil, donde, como una alegoría cruel, anticipan cuál será el final de “El Aprendiz”.

Al borde de un precipicio
La salida de Biden no es la única señal de que EE.UU. —o mejor dicho el 90% de su población— está al borde de un precipicio. Ya hemos visto algunos barrancos. Ocurre, por ejemplo, en un contexto bien agitado, que el sistema cibernético y digital puede ser quebrado en cualquier momento: Los piratas informáticos han estado muy activos. Hace unas semanas hackearon el sistema de los concesionarios de ventas de autos en gran parte de EE.UU.; luego robaron los datos de los clientes de AT&T, una de las grandes empresas de telecomunicación de Estados Unidos; y después causaron un apagón informático que impactó el corazón de Microsoft con graves efectos en todo el mundo, aunque ellos digan que fue una “falla interna” —admitir que Microsoft fue hackeado por piratas foráneos, con la 6G o quién sabe si la 7G y usando supercomputadoras cuánticas, sería una humillación monumental. Bill Gates hubiera perdido, quien sabe, el 30% o 40% de su riqueza de papel en Wall Street.
Cómo escribió Paul Craig Roberts: “Nos preocupa el ‘calentamiento global’. Nos preocupa la promesa de Bill Gates de una década de pandemias. Nos preocupa que Trump nos venda a Rusia. Deberíamos preocuparnos de que la revolución digital acabe con una existencia funcional para la humanidad”. Si leemos cuidadosamente esta advertencia, es factible prever que, desde el otro lado del mundo, provienen señales de lo que puede suceder a una escala mayor, como un preludio a un cambio tectónico en el eje del Sistema-Mundo.

Un momento trascendental en la historia
Recordemos. La presente crisis mundial corresponde a un periodo especial de la historia humana, como lo hemos explicado en este portal en los últimos 5 años. No es una crisis coyuntural. Es el inicio de un proceso de transformación estructural que se produce luego de 500 años, que comenzó con el Saqueo del Nuevo Mundo y afianzó la supremacía anglosajona en el dominio del Sistema-Mundo —los últimos 80 años bajo mando estadounidense, después de destruir a Europa, Rusia, Japón y China con la II Guerra Mundial, maquinada por la GC desde Wall Street—.
¿Cómo sabemos que corresponde al surgimiento de un Nuevo Sistema Mundo? Fue el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein quien, desde finales de la década de los 1990’s, precisó que el mundo estaba en pleno proceso de cambio y predijo el fin del Sistema Mundo Occidental al cual seguirá un “periodo caótico”, hasta que aparezca el nuevo Hegemón en el eje de un Nuevo Sistema Mundo. Ese nuevo Hegemón es China, en alianza con Rusia, que, como lo dijimos en el 2022, adelantó el Nuevo Sistema Mundo Euroasiático pateando a Occidente en Ucrania —dos años después de que la GC trató de desestabilizar al mundo con la pandemia del Covid, pero que solo desnudó su dependencia de la cadena de producción dominada por China.

Trump el “chivo expiatorio”
¿Y qué tiene que ver Trump en todo esto, se preguntarán con toda razón? Bueno, como acá hay ganadores y perdedores, entonces quienes están cediendo sus posiciones a China y Rusia no quieren aparecer en la foto histórica de los culpables. En su lugar —como es la práctica usual de la GC, quiere endilgarles la culpa a otros— están colocando a Donald y al partido republicano —como los “tontos útiles”— para que aparezcan como los grandes responsables de esa derrota.
Donald Trump carece de formación política y peor aún geopolítica, no tiene antecedentes como miembro del Capitolio (Congreso) o como integrante del cuadro de jerarcas del Partido Republicano. Durante su primer mandato (2017-2020) llegó al Salón Oval en virtud a sus cualidades como empresario de éxito (principalmente en bienes raíces) y sus capacidades mediáticas (el impacto al frente de El Aprendiz dejó huella profunda en la psiquis de los televidentes-votantes estadounidenses).

Las tropelías de Trump
Las decisiones que adoptó durante su mandato fueron discutidas y polémicas. La pandemia del Covid 19 desnudó aún más sus debilidades, y las fragilidades de Estados Unidos como supuesta Superpotencia. También evidenció una discreta administración. Sus pasos en el concierto mundial debilitaron las posiciones de Estados Unidos en el planeta, porque nunca tuvo un plan geopolítico y menos aún geoeconómico, lo que permitió que la influencia china y rusa creciera aún más en todo el Sur Global —con la estrategia de las Nuevas Rutas de la Seda— para lo cual EE.UU. no tuvo, ni previó, ningún contrapeso, por la sencilla razón de que está desindustrializada y no puede competir a esa escala con China.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también sufrió el embate de Trump y provocó un desapego de Europa Occidental. Y aunque luego obedeció a Biden en la Guerra en Ucrania, ahora quieren librarse de esa pesada carga que, para variar, está degradando a Europa a ser un semi-periferia del Sistema-Mundo, luego de haber compartido el core. Por eso la ofensiva lanzada por Rusia para evitar que Ucrania se integre a ese espacio militar continúa sin prisa, pero sin pausa.

La derrota de la GC
En este escenario, la GC, tras los continuos errores del Estado Profundo —la burocracia que planea y ejecuta las órdenes de la GC, que no supo renovar sus obsoletos libros de jugadas—, perdió grandes porciones de capacidad negociadora ante los Nuevos Mandarines y los condenó a una derrota en el corto y mediano plazo. Ahora que Trump regresa a La Casa Blanca, sus gruesos yerros gubernamentales serán expuestos como los detonantes del cataclismo que se avecina y, después de que Trump sea purgado del poder, la GC reordenará la casa —del caos nace el nuevo orden.

El Hitler de los inmigrantes
No está demás señalar que la entrada de los migrantes latinoamericanos a Estados Unidos, cruzando la frontera Sur por miles cada día, incluso desde el primer gobierno de Trump, nunca fue tan benévola como en la actualidad. ¿Por qué? ¿Alguna mente maquiavélica pretende usar esa masiva presencia como uno de los factores del futuro descalabro o la recomposición demográfica del país? Esos migrantes servirán como carne de cañón para el gran conflicto que está por desatarse y que el propio Trump anunció a través de su plan de una deportación masiva. ¿Se imaginan los campos de concentración masiva de inmigrantes indocumentados? La comparación con Hitler será el bocadillo de todos los días.

La GC en su propia burbuja
La GC puede mudarse a la región que quiera. No tienen preferencia regional ni afectos patrióticos —desde hace décadas “se han elevado en una burbuja, sobre el resto de los demás”, escribió en los 1980’s Jean Braudillard. Ellos solo son utilitaristas. Tienen presencia en donde puedan succionar grandes volúmenes de dinero, para tener “ganancias infinitas” como lo dijo Wallerstein. Bueno, ese factor ya no lo recuperarán —porque China, a través de un magistral plan geoeconómico de Economía-Mundo, está llevando a su redil al Sur Global, el 70% de la población del planeta— y por eso están al borde de la crispación.
La GC sometió a Estados Unidos con dos mecanismos muy efectivos. Primero, a través del sistema monetario, bancario y financiero. La Fed, un cartel de bancos privados, tiene el monopolio del manejo del dólar desde 1913. Segundo, mediante los servicios de seguridad. La Central de Inteligencia Americana (CIA), mediante Ley de Seguridad Nacional de 1947, adquirió preeminencia sobre las fuerzas armadas y el complejo militar industrial.

Negociando con el Gran Mandarín
Todo ese constructo está por volar en mil pedazos. Cuanto más alejados de ese acontecimiento mejor, habrán pensado los de la GC. Sobre la marcha pensaron en sus bolsillos y todo lo atesorado. Entonces buscaron los interlocutores más apropiados para salvar sus cuantiosas fortunas. Es decir, negociar con los nuevos Mandarines. Ya no bajo términos de imposición, como cuando ellos tuvieron la sartén por el mango, sino bajo las condiciones del beneficio mutuo —ganar-ganar como dicen los chinos, a quienes no les importa lo mediato, ellos no piensan en décadas o siglos.
En realidad los chinos piensan en eras —como podemos discernir de las frases de Chuang Tze: “Un pequeño saber no puede equipararse a uno grande. Ni una corta vida a una larga existencia. ¿Cómo se sabe que esto es así? El hongo que sólo vive una mañana desconoce el ciclo de la luna. La cigarra de verano nada sabe de primaveras ni de otoños. Así son las pequeñas existencias. Al sur del estado de Chu vive la tortuga Min Ling cuyo otoño es de quinientos años, de quinientos años también su primavera. En la remota antigüedad había un cedro cuyo otoño duró ocho mil años, y ocho mil años también su primavera. Así son las largas existencias. Como Pengzu conocido por su longevidad, y al que en vano desearíamos imitar”— de modo que es plausible prever que los chinos, a sabiendas que la GC puede desaparecer en unas 2 generaciones más, están planeando la hegemonía global en lo que resta del siglo y varios siglos más “Bajo un solo cielo”.

Recordando a un patriota
¿Cómo llegaron a este momento? Ya lo hemos contado en notas anteriores que sería menester que se lean o relean. Desde 2017 hemos sostenido este desenlace. Al cabo de siete años ya hemos llegado al punto culminante de esta historia, de la cual todos somos testigos privilegiados.
Solo queda rendirle en esta hora un homenaje póstumo al patriota americano injusta e inútilmente postergado, el coronel US Air Leroy Fletcher Prouty, uno de los más conspicuos integrantes de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos. Él, en su libro “The Secret Team”, advirtió en la década de 1970 los monumentales errores que se estaban gestando en el core del Estado Profundo y que acabaría con su país. En vez de darle tribuna y discernir sus advertencias, lo silenciaron. Desaparecieron la primera edición de su libro como en las épocas de Torquemada. En vez de mantenerlo en el aparato del estado lo licenciaron.

Leyendo a John Halford Mackinder
Ahora —y en verdad, al menos desde hace dos décadas— ya es muy tarde para remediar el estropicio que el coronel Leroy Fletcher advirtió en su libro. Los adversarios, China en particular, lo leyeron, tradujeron, analizaron y —aunado a su milenaria sabiduría, perspicacia y, sobre todo, a su enorme paciencia— esperaron y, con la advertencia y el halago de John Halford Mackinder en 1904, se prepararon por más de un siglo para el gran contragolpe. Se impusieron en su momento, engañando totalmente al adversario, cobrándose la “revancha de la pólvora”.
Los chinos inventaron la pólvora alrededor del siglo IX de nuestra era. Siete siglos después Occidente la utilizó como un arma de guerra para conquistar el Nuevo Mundo y establecer los cimientos de la Primera Globalización. Luego de cinco siglos adicionales Occidente sentó las bases de la cibernética, que abrió el camino hacia una nueva dimensión para establecer los nuevos dominios del mundo. Sin embargo, he aquí la gran ironía de la historia. Cuando se suponía que la Gran Cábala Occidental había comenzado la Cuarta Revolución Industrial para iniciar una nueva Primavera Kondratiev, ha sido China que, acelerando la nueva tecnología, ha dado el Gran Salto para dejar atrás a Occidente y ahora pasará a comandar el Nuevo Sistema Mundo. Los enemigos de Leroy, por su parte, quedarán como unos vulgares traidores a la patria. La justicia tarda, pero llega.

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