Mientras los perros de la guerra ladran, mienten y roban, la caravana Rusia-China se pasea por las rutas en construcción del Nuevo Sistema Mundo Euroasiático (NSME). El viaje comenzó silenciosamente a principios del Siglo XXI. Un año después de la Declaración de la Independencia Euroasiática en febrero del 2022, poco antes de comenzar a girar el NSME con el primer golpe en Ucrania, el 2023 ha sido el Año de la Consolidación de la Unión Simbiótica de China y Rusia. Una unión que fue descrita por The Saker y este portal lo destacó como uno de los ejes fundamentales y multidisciplinario en la construcción de un NSM —como Immanuel Wallestein anticipó, hace tres décadas, que debía de suceder tras la caída del Viejo Sistema Mundo liderado por el Imperio del Mal. Ahora, en el siguiente artículo, el analista geopolítico Pepe Escobar nos detalla cómo se está edificando ese NSM vía La Ruta Cuántica.
Por Pepe Escobar
El 2023 puede definirse para la posteridad como el Año de la Asociación Estratégica Rusia-China. Esta maravilla de maravillas podría fácilmente entonarse bajo una canción de —quién más— Stevie Wonder: “Ahí estoy nena / firmado, sellado y entregado, soy tuyo”.
En los primeros 11 meses del 2023, el comercio entre Rusia y China superó los 200,000 millones de dólares; no esperaban lograrlo hasta 2024.
Ahora seguramente esa es una asociación “Bajo un Surco”. Una vez más firmado, sellado y entregado durante la visita de una gran delegación rusa a Pekín la semana pasada, encabezada por el Primer Ministro Mijaíl Mishustin, quien se reunió con el presidente chino Xi Jinping, y volvió a revisar y mejorar todo el espectro de la amplia asociación y cooperación estratégica, completada con una serie de nuevos proyectos conjuntos importantes.
“El año del despertar geopolítico”
Simultáneamente, en el frente del Gran Juego 2.0, todo lo que necesita ser reafirmado fue tocado por el Ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov, en una entrevista detallada a Dimitri Simes, en su programa de El Gran Juego.
Añádase a esto el desglose cuidadosamente estructurado y escrito por el jefe del SVR (Servicio de Inteligencia Extranjero, de la Federación Rusa) Sergey Naryshkin, definiendo el 2024 como “El año del despertar geopolítico”, y después de la próxima y cósmica humillación de la OTAN en las estepas de Donbass, se le ocurre la formulación clave: En el 2024, el mundo árabe seguirá siendo el principal espacio en la lucha por el establecimiento de un nuevo orden.
El vencedor geopolítico de 2023
Enfrentado a tal afinamiento geopolítico tan detallado, no es de extrañar que la reacción imperial fue una apoplejía “larga y tortuosa”, según Naryshkin, explicando por qué el Presidente Putin resultó ser el vencedor geopolítico de 2023, seduciendo a vastas franjas del mundo árabe y del Sur Global, solidificando los BRICS junto a China, e impulsando a la UE —así como al Hegemón— a un vacío negro propio.
Putin incluso se permitió, la mitad en broma, ofrecer el apoyo ruso para la potencial anexión de 404 regiones fronterizas de Ucrania, una vez anexadas por Stalin, para finalmente ser devueltos a los antiguos propietarios Polonia, Hungría y Rumania. Agregó que está 100% seguro de que esto es lo que quieren los residentes de esas fronteras aún ucranianas.
Decía que si eso sucediera, tendríamos a Transcarpatia de vuelta a Hungría; Galicia y Volyn de vuelta a Polonia; y Bukovina de vuelta a Rumanía. ¿Puedes sentir la conmoción en Budapest, Varsovia y Bucarest?
Luego existe la posibilidad de que el Hegemón ordene a los punks junior de la OTAN acosar a los petroleros rusos en el Mar Báltico y “aislar” a St. Petersburgo. Huelga decir que la respuesta rusa sería simplemente causar un apagón de los Centros de Comando y Control (el hackeo podría ser suficiente); quemar todo el espectro electrónico; y bloquear la entrada al Báltico corriendo un ejercicio de “Libertad de Navegación para que todos se familiarice con el nuevo surco.
La simbiosis China-Rusia del Lejano Oriente
Una de las características más impresionantes de la asociación expandida Rusia-China, es lo que se está planeando para la provincia nororiental china de Heilongjiang.
La idea es convertirlo en un centro de desarrollo económico, científico y de defensa nacional, centrado en la capital provincial Harbin, completada con una nueva y amplia Zona Económica Especial (ZEE).
El vector clave es que este mega-hub, también coordinaría el desarrollo del inmenso Lejano Oriente ruso. Así se debatió en detalle en el Foro Económico del Este de Vladivostok, el pasado mes de septiembre.
Un acuerdo sorprendente
En un arreglo único y sorprendente, los chinos pueden ser permitidos a gestionar las latitudes seleccionadas del Lejano Oriente ruso durante los próximos 100 años.
Como detalló el analista Thomas Polin, con sede en Hong Kong, Pekín está presupuestando nada menos que 10 billones de yuanes (1.4 billones de dólares) para todo el asunto. La mitad sería absorbida por Harbin. El plan llegará al Congreso Nacional del Pueblo en marzo próximo, y se espera que sea aprobado. Ya ha sido aprobado por la cámara baja de la Duma en Moscú.
Las ramificaciones son alucinantes. Teníamos a Harbin elevado al estatus de ciudad administrada directamente, al igual que Pekín, Shanghái, Tianjin y Chongqing. Y sobre todo se establecerá en Harbin un Comité de Gestión sino-ruso para supervisar todo el proyecto.
Una pléyade de entidades
Las mejores universidades chinas de alto vuelo —incluida la Universidad de Pekín— trasladarían sus campus principales a Harbin. Las universidades de Defensa Nacional y Tecnología de Defensa Nacional se fusionarían con la Universidad de Ingeniería Harbin, para formar una nueva entidad enfocada en las industrias de defensa. Los institutos de investigación de alta tecnología y las empresas de Beijing, Shanghái y Shenzhen también se mudarían a Harbin.
El Banco Popular de China establecería su sede para el norte de China en Harbin, completa con los mercados de operaciones comerciales y futuros de materias primas.
A los residentes de Heilongjiang se les permitiría viajar de ida y vuelta a las regiones designadas del Lejano Oriente ruso sin visado. El nuevo Heilongjiang SEZ tendría su propia zona aduanera y sin impuestos de importación.
Una amplia integración de Eurasia
Es el mismo espíritu que impulsa los corredores de conectividad de la BRI (la Iniciativa de la Franja y la Ruta, o las Nuevas Rutas de la Seda) y el Corredor Internacional de Transporte Sur del Norte (INSTC). La lógica subyacente es una integración más amplia de Eurasia.
En la reciente reunión del Astana Club en Kazajistán, el investigador Damjan Krnjevic-Miskovic, director de Investigación de Políticas de la Universidad ADA en Bakú, hizo una excelente presentación sobre los corredores de conectividad.
Se refirió, por ejemplo, a la reunión de C5+1 (cinco países “stan” de Asia Central más China) reunida hace tres meses en Dushanbé a la que se unió el presidente de Azerbaiyán Aliyev: eso se traduce como la integración Asia Central-Cáucaso.
Miskovic está prestando la debida atención a todo lo que está evolucionando en lo que él define, correctamente, como la región de la Ruta de la Seda. Interconectando el Euroatlántico con Asia-Pacífico e interconectando Asia Occidental, el sur de Asia y Eurasia en general.
Estratégicamente, por supuesto, esa es la bisagra geopolítica donde la OTAN choca con la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), y donde la BRI se conecta con Turquía y el territorio de la UE. En términos prácticos, Rusia-China saben exactamente lo que hay que hacer para impulsar la conectividad económica y las relaciones “sinérgicas” en todo este amplio espectro.
La Guerra de Corredores Económicos se calienta
La fragmentación de la economía global ya está polarizando la expansión de los BRICS + 10 (a partir del 1 de enero, bajo la presidencia rusa, y sin coquetear con la Argentina) y la contracción del G7.
El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Andrey Rudenko, una mano clave de Asia, ha reafirmado una vez más que el impulso clave para la Asociación de la Gran Eurasia (una política rusa oficial) es conectar a la Unión Económica de Eurasia (EAEU) con la BRI.
A medida que Rusia desarrolla un equilibrio cuidadosamente calibrado entre China e India, la misma campaña se aplica al desarrollo del INSTC, donde Rusia-Irán-India son los principales socios, y Azerbaiyán también está obligado a convertirse en un actor crucial.
Añádase a esto los, enormemente mejorados, lazos rusos con Corea del Norte, Mongolia, Pakistán (un miembro de la BRI y SCO) y ASEAN (excepto Singapur occidentalizado).
La BRI, cuando se trata de lo bueno, está sobre un tren bala. Acaba de llegar a Moscú, Astaná y Almaty durante tres semanas, y fue posible confirmar con varias fuentes que los trenes en todos los corredores de conectividad están llenos hasta la emulación; a través del tren Transiberiano; a través de Astana hasta Minsk; y a través de Almaty a Uzbekistán.
Cooperación en el Ártico
La directora de programas del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, Yulia Melnikova, añade que “Moscú puede y debe integrarse más activamente en las operaciones de tránsito a lo largo de la ruta China de Mongolia y Rusia, y acelerar la armonización de los estándares entre la UEA y China. Por no hablar de invertir más en la cooperación Rusia-China en el Ártico”.
Es allí donde entra el presidente Putin, en una reunión de los Ferrocarriles Rusos, desvelando un ambicioso plan masivo de expansión de infraestructura de 10 años, que abarca nuevos ferrocarriles y mejor la conectividad con Asia —desde el Pacífico hasta el Ártico.
La economía rusa ha girado definitivamente hacia Asia, responsable del 70% de la facturación comercial en medio de las sanciones demenciales de occidente.
Así que lo que está en el menú por delante es todo, desde la modernización del Transiberiano y el establecimiento de un importante centro logístico en los Urales y Siberia, hasta la mejora de la infraestructura portuaria en los mares Azov, Negro y Caspio y un tránsito de carga INSTC más rápido entre Murmansk y Mumbai.
Severo golpe al Canal de Suez
Putin, una vez más, casi como una idea posterior, comentó recientemente que el comercio a través del Canal de Suez ya no se puede considerarse más cómo efectivo, en comparación con la Ruta del Mar del Norte de Rusia. Con un único y agudo movimiento geopolítico, el yemení Ansarullah ha hecho que todo el mundo lo vea.
El desarrollo ruso de la Ruta del Mar del Norte se ejecuta en total sinergia con la campaña china para desarrollar la etapa ártica de la BRI. En el frente petrolero, los envíos rusos a China a través de su costa ártica tardan solo 35 días: 10 días menos que vía el Canal de Suez.
Danila Krylov, investigadora del Departamento de Oriente Medio y de Asia postsoviética en el Instituto de Información Científica sobre Ciencias Sociales de la Academia Rusa de Ciencias, ofrece una visión directa:
“Veo el hecho de que los estadounidenses se están involucrando en Yemen, como parte de un gran juego [escenario]; hay más que un simple deseo de castigar a los hutíes o a Irán, ya que es más probable que esté impulsado por un deseo de impedir la monopolización del mercado y obstaculizar las entregas de exportación chinas a Europa. Los americanos necesitan un Canal de Suez operativo y un corredor entre la India y Europa, mientras que los chinos no lo quieren porque estos son dos competidores directos”.
No es que los chinos no lo quieran: con la Ruta del Mar del Norte en marcha, no la necesitan.
Tú nos confiscas, todos nos confiscamos
En resumen: en la Guerra de Corredores Económicos en curso, cada vez más refractiva, la iniciativa la tienen Rusia y China.
En la desesperación, y no más que una víctima del pollo sin cabeza en la Guerra de Corredores Económicos, los vasallos europeos del Hegemón están recurriendo a torcer el libro de jugadas de Follow the Money.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha definido la congelación de activos rusos, no sólo privados, sino también estatales, como un puro y simple robo por parte de la UE. Ahora el Ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, está dejando muy claro que Moscú reaccionará simétricamente al posible uso de los activos rusos congelados.
Parafraseando a Lavrov: usted nos confisca, nosotros le confiscamos. Todos nos confiscamos.
Las repercusiones serán cataclísmicas para el Hegemón. Ninguna nación del Sur Global, fuera de la OTAN, estará “alentada” a aparcar sus monedas/reservas extranjeras en los sistemas financieros de Occidente, bajo la amenaza de ser confiscadas en un abrir y cerrar de ojos. Eso puede llevar a todo el Sur Global abandonar, en un instante, el sistema financiero internacional liderado por Estados Unidos y uniéndose a una alternativa liderada por China y Rusia.
Estrategias en todos los frentes
La asociación estratégica entre pares Rusia-China ya está desafiando directamente, y en todos los frentes, el “orden internacional basado en las reglas” del Hegemón —mejorando sus esferas históricas de influencia y, al mismo tiempo, desarrollando activamente vastos corredores de conectividad interconectados, sin pasar por dicho “orden”. Eso impide, en la medida de lo posible, una Guerra Caliente directa contra el Hegemón.
O para parafrasear una popular frase —Nota del Traductor: endilgada al Quijote de la Mancha, pero que tal vez sea una elaboración extraída de una obra de Goethe— “Mientras los perros de la guerra ladran, mienten y roban, nosotros seguimos avanzando”, dicen desde la caravana del tren bala de Rusia y China.
Fuente: https://strategic-culture.su/news/2023/12/26/russia-china-are-on-a-roll/
Leave a Reply