Rumores de guerra: Washington está buscando pelea

Por Philip M. Giraldi*
Es deprimente observar cómo Estados Unidos se ha convertido en el imperio del mal. Habiendo servido en el Ejército de EE.UU. durante la Guerra de Vietnam y luego en la Agencia Central de Inteligencia durante la segunda mitad de la Guerra Fría, tuve un punto de vista interno de cómo una política de seguridad nacional, esencialmente pragmática, se estaba transformando poco a poco en una doctrina bipartidista que se convirtió en un dictado sobre el dominio sine qua non global de Washington.
Desafortunadamente, cuando la Unión Soviética colapsó, la oportunidad de terminar de una vez por todas la confrontación nuclear bipolar, que amenazaba con la aniquilación global, se desperdició cuando el presidente Bill Clinton optó por humillar y utilizar a la OTAN (en los Balcanes) para contener a una Rusia ya desmoralizada y efectivamente sin líderes.

El nuevo grito de guerra tras el 11-S
El excepcionalismo estadounidense se convirtió en el grito de batalla de un gobierno federal cada vez más despistado, así como de un público engañado por los medios de comunicación. Cuando llegó el 11 de septiembre, el país estaba listo para atacar al resto del mundo. El presidente George W. Bush gruñó que “hay un nuevo sheriff en la ciudad y ustedes están con nosotros o contra nosotros”. Empezó en Afganistán y luego Irak; y, en un espíritu bipartidista, los demócratas fueron por Libia y luego intentaron apoderarse de Siria.
En su manifestación actual, uno encuentra a un EE.UU. que amenaza a Irán casi semanalmente y rompe los acuerdos de control de armas con Rusia, al tiempo que mantiene los despliegues de las fuerzas estadounidenses en Siria, Irak, Afganistán, Somalia y lugares como Mali. Dispersas en todo el mundo se encuentran 800 bases militares estadounidenses, mientras que los principales enemigos de Washington, como Rusia y China, tienen, respectivamente, uno y ninguno.

Una fuerza hostil e impredecible
Nunca antes en mi vida EE.UU. ha sido tan beligerante, y eso a pesar del hecho de que no hay un solo enemigo o combinación de enemigos que realmente amenacen al territorio de EE.UU. o a un interés vital. Venezuela está siendo amenazada con invasión porque, principalmente, está en el hemisferio occidental y, por lo tanto, está sujeta a la autoridad proconsular de Washington. El miércoles pasado, el vicepresidente Mike Pence le dijo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que la Casa Blanca sacará del poder al presidente venezolano Nicolás Maduro, preferiblemente con diplomacia y sanciones, pero “todas las opciones están sobre la mesa”. Pence advirtió que Rusia y otros amigos de Maduro deben irse ahora o enfrentar las consecuencias.
El desarrollo de Estados Unidos como una fuerza hostil y algo impredecible no ha pasado desapercibido. Rusia ha aceptado que la guerra está llegando sin importar lo que haga al tratar con Trump y está mejorando sus fuerzas militares. Según algunas estimaciones, su ejército está mejor equipado y más preparado para el combate que el de EE.UU., que gasta casi diez veces más en “defensa”.
Irán también está mejorando sus capacidades defensivas, que son formidables. Ahora que Washington se ha retirado del acuerdo nuclear con Irán, ha impuesto una serie de sanciones cada vez más punitivas al país y, más recientemente, ha declarado que parte del ejército iraní es una “organización terrorista extranjera” y, por lo tanto, está sujeta a ataques. Para las fuerzas estadounidenses está claro que, en cualquier momento, la guerra será el próximo paso. En tres semanas, Estados Unidos buscará imponer una prohibición global de cualquier compra de petróleo iraní. Varios países, incluido el aliado nominal de Estados Unidos, Turquía, han dicho que ignorarán la prohibición y que será interesante ver qué hará la Marina de los EE.UU. para hacerla cumplir. O lo que Irán hará para romper el bloqueo.

El peligroso Congreso de EE.UU.
Pero incluso teniendo en cuenta todas las terribles decisiones que se toman en la Casa Blanca, hay una organización que es mucho más demente y posiblemente más peligrosa. Ese es el Congreso de Estados Unidos, que es, como es lógico, un cuerpo legislativo que es visto positivamente por solo el 18 por ciento del pueblo estadounidense.
Un proyecto de ley actual, originalmente titulado “Ley de Defensa de la Seguridad Estadounidense contra la Agresión del Kremlin (DASKA) 2019”, está numerado S-1189, fue presentado en el Senado y “…requerirá que el Secretario de Estado determine si la Federación de Rusia debe ser designada como patrocinadora estatal del terrorismo y si las entidades armadas patrocinadas por Rusia en Ucrania, deben ser designadas como organizaciones terroristas extranjeras”. El proyecto de ley es patrocinado por el senador republicano Cory Gardner, de Colorado, y es copatrocinado por el demócrata Robert Menéndez, de Nueva Jersey.
La versión actual del proyecto de ley se presentó el 11 de abril y de ninguna manera está claro qué tipo de apoyo podría tener en realidad, pero el hecho de que realmente haya surgido debería ser molesto para cualquiera que crea que se encuentra entre los mejores intereses por evitar enfrentamientos militares directos entre Estados Unidos y Rusia.

La guerra como un asunto bipartidista
En un comunicado de prensa de Gardner, quien durante mucho tiempo ha estado presionando para que Rusia aparezca como un patrocinador estatal del terrorismo, una versión del proyecto de ley, presentado en febrero, se describe como una “…legislación general [que] busca aumentar la presión económica, política y diplomática sobre la Federación de Rusia, en respuesta a la interferencia de Rusia en los procesos democráticos en el extranjero, la influencia maligna en Siria y la agresión contra Ucrania, incluso en el estrecho de Kerch. La legislación establece una respuesta política integral para posicionar mejor al gobierno de EE.UU. para abordar la agresión del Kremlin, mediante la creación de nuevas oficinas de políticas sobre defensa cibernética y coordinación de sanciones. El proyecto de ley defiende a la OTAN e impide que el presidente saque a Estados Unidos de la Alianza sin una votación en el Senado. También aumenta la presión de las sanciones sobre Moscú, por su interferencia en los procesos democráticos en el extranjero y la agresión continua contra Ucrania”.
La versión de febrero del proyecto de ley incluía a Menéndez, a la demócrata Jeanne Shaheen de New Hampshire, al demócrata Ben Cardin de Maryland y a la republicana Lindsey Graham de Carolina del Sur, como copatrocinadores, lo que sugiere que provocar una guerra es un asunto verdaderamente bipartidista en el Washington de hoy.

En defensa de “nuestro orden mundial global”
Cada senador copatrocinador contribuyó con un comentario personal al comunicado de prensa. Gardner observó que “la Rusia de Putin es un régimen ilegal, que está empeñado en socavar el derecho internacional y destruir el orden mundial liberal liderado por Estados Unidos”. Menéndez señaló que “la parálisis voluntaria del presidente Trump ante la agresión del Kremlin ha llegado a un punto de ebullición en el Congreso”, mientras que Graham agregó que “nuestro objetivo es cambiar el statu quo e imponer sanciones y medidas significativas contra la Rusia de Putin. Él debería cesar y desistir de entrometerse en el proceso electoral de los EE.UU., detener los ataques cibernéticos en la infraestructura de los EE. UU., retirar a Rusia de Ucrania y detener los esfuerzos para crear el caos en Siria”. Cardin contribuyó al decir que “El Congreso continúa liderando la defensa de la seguridad nacional de EE.UU., contra la continua agresión de Rusia a las instituciones democráticas en el país y en el extranjero”, y Shaheen observó que “esta legislación se basa en los esfuerzos anteriores en el Congreso, para responsabilizar a Rusia por su comportamiento belicoso contra Estados Unidos y su determinación de desestabilizar nuestro orden mundial global”.

Ignorancia de los senadores revelada
El comentario del Senado es, por supuesto, muy exagerado y, a veces, completamente falso con respecto a lo que está sucediendo en el mundo, pero revela cuan ignorante pueden ser y con qué frecuencia lo son estos legisladores estadounidenses. Los senadores también ignoran el hecho de que la designación de las presuntas fuerzas sustitutas del Kremlin como “organizaciones terroristas extranjeras”, es equivalente a una declaración de guerra contra ellos por parte del ejército de EE.UU., mientras que llamar hipócritamente a Rusia como un estado patrocinador del terrorismo es lo suficientemente malo, como demostrablemente falso. Pero el daño real proviene de la existencia del propio proyecto de ley. Solidificará el apoyo para los partidarios de la línea dura en ambos lados, garantizando que no habrá acercamiento entre Washington y Moscú en el futuro inmediato, lo cual es totalmente malo para todos los involucrados. Queda por determinar si se puede caracterizar como una consecuencia no intencionada de la toma de decisiones imprudentes o quizás algo más siniestras que involucre un congreso y un gobierno profundamente corruptos.

*Philip M. Giraldi, Ph.D., es Director Ejecutivo del Consejo para el Interés Nacional.

Texto original: https://www.strategic-culture.org/news/2019/04/18/rumors-war-washington-is-looking-for-fight.html
Traducción: A. Mondragón

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